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El ingeniero que te explica por qué Rusia es el Nokia de la energía
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¿Y ESPAÑA?

El ingeniero que te explica por qué Rusia es el Nokia de la energía

Alfredo García, conocido como @OperadorNuclear, publica el libro 'Geoestrategia de la bombilla' para explicar las complejas relaciones entre energía y geopolítica

Foto: Alfredo García, con su nuevo libro. (White Dragon Productions)
Alfredo García, con su nuevo libro. (White Dragon Productions)

Mucha gente no sabrá quién es Alfredo García Fernández, pero sí @OperadorNuclear. Ingeniero técnico de Telecomunicaciones y licenciado en Comunicación Audiovisual, trabaja en la central nuclear de Ascó (Tarragona) con las licencias de operador y supervisor que otorga el Consejo de Seguridad Nuclear. La divulgación científica le ha convertido desde hace años en un personaje popular, primero en Twitter y después en diversos eventos y medios, donde no deja de defender que la energía nuclear debe tener un papel esencial en el llamado mix energético si queremos tener un sistema con garantías, sostenible y capaz de frenar el cambio climático. No es de extrañar, porque en los últimos tiempos el debate nuclear ha vuelto con fuerza y este experto se expresa con claridad y contundencia, sin rehuir la polémica. El título de su primer libro, publicado en 2020, sintetiza su mensaje: La energía nuclear salvará el mundo.

Sin embargo, nunca nos había preocupado tanto el suministro energético como este año. La guerra de Ucrania y sus consecuencias nos han revelado hasta qué punto somos vulnerables, una situación que según @OperadorNuclear ha reforzado todas sus tesis: que es necesario diversificar las fuentes y reducir tanto el consumo de combustibles fósiles (especialmente, de gas natural) como nuestra dependencia de países poco fiables. Por eso, ahora publica un segundo libro que aborda la relación entre energía y geopolítica mundial. Esa obra sale a la venta este miércoles con el título de Geoestrategia de la bombilla (Editorial Península) y deja algunas ideas reveladoras, por ejemplo, que precisamente Rusia puede convertirse en “el Nokia de la energía”.

placeholder Alfredo García. (White Dragon Productions)
Alfredo García. (White Dragon Productions)

La metáfora hace referencia al famoso fabricante de móviles finlandés, que acaparaba el 40% del mercado en 2007 y que se hundió estrepitosamente con la revolución tecnológica de los teléfonos inteligentes. “Rusia tiene una enorme dependencia de la venta de hidrocarburos, petróleo y gas natural, e incluso del carbón”, explica Alfredo García en declaraciones a Teknautas. “Como consecuencia de la guerra, va a tener problemas para exportar gas, pero también su energía nuclear, porque es el país que más centrales está construyendo fuera de sus fronteras. Si no hace reformas radicales, será el claro perdedor de la transición energética”, pronostica.

El panorama internacional también permite vislumbrar un ganador o, al menos, un país que parte con una gran ventaja. “China es el mayor productor de tierras raras y otros minerales necesarios para la transición energética, tanto con fuentes renovables como con energía nuclear, porque son necesarios para construir toda la electrónica que utilizamos. Si no provienen de China, están procesados allí y, si no, los extraen de África”, destaca el experto. Al mismo tiempo, el gigante asiático está apostando por una gigantesca transición energética que incluye “todos los tipos de energía, incluso siguen construyendo algunas centrales de gas y carbón, pero su objetivo es reducir su consumo”. En 2060 su mix energético podría estar compuesto por una cantidad muy reducida de combustibles fósiles y un enorme porcentaje de energías limpias con: carbón (3%), petróleo (8%), gas natural (3%), hidráulica 15%), eólica (24%), solar (23%), biomasa (5%) y nuclear (19%).

placeholder El autor con el libro. (White Dragon Productions)
El autor con el libro. (White Dragon Productions)

Entretanto, Europa se ha enredado en una definición de “taxonomía verde” que incluye no solo a las renovables, sino también a la nuclear y al gas, a pesar de que esta última forma de energía genera muchas emisiones. ¿Nos estamos haciendo trampas a nosotros mismos? La idea era determinar “qué actividades económicas nos van a permitir hacer una transición energética sin daño significativo a la salud de las personas y al medio ambiente”, recuerda el autor. La Comisión Europea encargó al Joint Research Centre (JRC o Centro Común de Investigación, que realiza una labor de asesoramiento) que evaluara la energía nuclear con los mismos criterios que se habían utilizado previamente para las renovables. “El resultado es que cumplía con todos los requisitos de sobra”, recuerda Alfredo García. Sin embargo, “Alemania y otros socios pidieron en un anexo incluir el gas porque lo necesitaban para realizar su transición energética, entre otras cosas porque los alemanes habían cerrado 14 de sus 17 reactores y los estaban sustituyendo por gas ruso”. El paquete tenía que votarse de forma conjunta, así que el resultado fue positivo para las dos tecnologías. El problema es que “una tiene respaldo científico y la otra, solo un respaldo político, esencialmente, de Alemania”.

¿España dará marcha atrás?

¿Qué ocurre en España? Algo muy similar. Cumpliendo con lo que pedía la Comisión Europea, el Gobierno envió en 2019 su Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, en el que explica su intención de cerrar cuatro reactores nucleares en esta década (de hecho, la idea es apagar todos antes de 2035). “Aunque no lo dice claramente el texto, viendo los datos está muy claro que pretenden sustituir nuclear por gas natural”, lamenta el ingeniero. Cuando se elaboró ese documento “los precios del gas aún eran baratos, pero ahora estamos en la situación en la que estamos”.

placeholder Central nuclear de Ascó. (EFE)
Central nuclear de Ascó. (EFE)

Los países parecen dividirse entre los que apuestan por la nuclear como compañera de las renovables y los que lo hacen por el gas. “Noruega, con poco consumo y una alta producción con hidroeléctricas, no necesita centrales nucleares”, reconoce Alfredo García, “pero sin salir de Escandinavia tenemos a Suecia, que también tiene saltos de agua, pero menos, y más consumo, así que va a construir más reactores nucleares”. Ocurre lo mismo en Finlandia. “En estos países hay un gran consenso social y político en que renovables y nuclear son la solución. Yo propongo lo mismo para España, no tenemos tanta agua pero sí mucho sol y viento. El problema es que son energías variables, no podemos garantizar el suministro constantemente. Por eso, creo que no debemos cerrar los reactores actuales y sí plantearnos construir algunos reactores más que nos permitan ir prescindiendo del gas natural”, comenta.

Para saber cuántos nuevos reactores serían necesarios harían falta estudios rigurosos. ¿Su apuesta? “En una estimación inicial, creo que duplicando el parque nuclear que tenemos seríamos capaces de prescindir del gas natural salvo días muy especiales en los que coincidieran varias paradas de recarga”, explica. En cualquier caso, “no necesitamos un parque nuclear como el de Francia, ni mucho menos”.

Según argumenta en el libro, no hacerlo así puede convertirse en “un error geoestratégico considerable” con repercusiones económicas y climáticas en el que solo parecen estar cayendo España, Alemania y Bélgica. “A nivel mundial, es evidente que hay un resurgimiento de la energía nuclear, con nuevos proyectos y nuevas alianzas. Ya se están construyendo 60 reactores en todo el mundo” y los proyectos se multiplican. Aunque las eléctricas aceptaron el plan gubernamental para acabar con la energía nuclear en nuestro país, “en mi opinión, lo hicieron porque no estaban satisfechas con la fiscalidad, ya que tienen que pagar impuestos duplicados”, asegura.

placeholder Energía eólica. (EFE)
Energía eólica. (EFE)

Sin embargo, apostar por la nuclear también implica una importante dependencia del exterior, según han señalado reiteradamente los críticos con esta energía en los últimos meses. “Sí, dicen que dependemos de Rusia, porque el 30% del uranio nos viene de allí, pero la gran ventaja es que el mercado está muy diversificado. El país con más reservas identificadas es Australia y Canadá acaba de reabrir una mina que tiene más capacidad de producción que toda Rusia. Hay muchas formas de conseguir uranio y de países fiables desde el punto de vista económico”, afirma el experto. Además, “España tiene uranio en varios lugares, especialmente en Salamanca”, pero también “tenemos una ley que prohíbe específicamente su explotación. A veces, los que critican que dependemos del exterior son políticos que han votado para que se prohíba esa extracción en España; creo que es una contradicción”, argumenta.

En este país, el debate político parece haberse reducido a que la izquierda está en contra y la derecha, a favor. “Los partidos buscan los temas más conflictivos y se posicionan en función de lo que creen que les va a proporcionar más votos. Eso ha ocurrido siempre. En el caso de España la izquierda se posicionó en contra, pero es un tema artificial, porque cuando la izquierda ha gobernado en Francia ha apostado por la energía nuclear. Incluso Cuba empezó a construir dos reactores nucleares. En Finlandia hay un gran consenso social a favor y el último partido en incorporarse han sido los verdes. En su último congreso han reconocido que la energía nuclear es necesaria y sostenible”, comenta @OperadorNuclear.

A pesar de todo, observa un cambio de tendencia. “Hasta hace poco, estar a favor de la nuclear restaba votos y estar en contra sumaba. Estoy observando que ahora comienza a ser al revés, porque oponerse es ir contra el progreso y en contra de lo que vemos en el resto del mundo. Mi opinión es que el cierre de las nucleares se va a revisar y no habrá más remedio que aceptar que las centrales tendrán que seguir funcionando al menos 10 años más, y probablemente 20”, vaticina. Según Alfredo García, esta ampliación no estaría reñida con la seguridad. “Existe experiencia en ese sentido, EEUU ya ha concedido licencias por 60 y 80 años. Se trata de renovar equipos y realizar revisiones periódicas, todo está documentado y procedimentado”, añade.

placeholder Transporte de gas. (EFE)
Transporte de gas. (EFE)

De acuerdo con su planteamiento de que todas las soluciones son necesarias y, a pesar de que no trata este tema en el libro porque ya estaba escrito cuando surgió la noticia, cree que el proyecto BarMar, la tubería marítima que unirá Barcelona y Marsella, es una buena idea. “Todo lo que sea favorecer las interconexiones energéticas es positivo y más entre países vecinos que se llevan bien. Veremos si luego se utiliza para pasar hidrógeno verde, como anuncian, y no solo gas, como está previsto al inicio”, apunta. No obstante, incluso para producir hidrógeno convendría tener el respaldo de la energía nuclear, según explica en Geoestrategia de la bombilla (el llamado hidrógeno rosa).

Una cuestión de marketing

Dentro de su faceta de divulgador científico, el experto de la central de Ascó ha reflexionado sobre la percepción que tiene la sociedad de todas estas cuestiones y considera que, en gran parte, hay un problema de marketing. El adjetivo natural tras la palabra gas tiene su influencia. “Hay tecnologías simpáticas y antipáticas. El hidrógeno y las renovables nos caen a todos muy bien, pero cuando hablamos de captura de CO₂ suena muy mal, tiene un nombre feo y no le gusta a la gente, a pesar de que la Agencia Internacional de la Energía dice que es necesaria para la transición energética, almacenando el dióxido de carbono en los pozos de petróleo y gas que quedan vacíos, por ejemplo, o reconvirtiéndolo en otras sustancias”, afirma.

Foto: Los reactores de sal son más pequeños y seguros que los tradicionales. (Core Power)

En el caso específico de la energía nuclear, “el problema es que muchas veces se comparan tecnologías de épocas diferentes o tecnologías diferentes de la misma época”, asegura. “Cuando me hablan de Chernóbil​ me están comparando un reactor cuyo diseño se basa en tecnología de los años 40 pensada para producir plutonio y hacer bombas atómicas, con un diseño posterior, los reactores de los años 70 que tenemos en España, que están diseñados específicamente para producir electricidad y cuya principal premisa es que la seguridad es lo primero”, destaca.

En realidad, los reactores ya instalados han ido mejorando sus medidas de seguridad, unas medidas que ya están incorporadas en los de cuarta generación, “que además tienen la ventaja de que son capaces de reciclar residuos radiactivos, con lo cual, solucionamos otro problema”, apunta. Asimismo, comienzan a implantarse reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés), que son reactores nucleares avanzados pero de una menor potencia. En definitiva, la tecnología ya es completamente distinta, pero “la gente sigue teniendo miedo a cosas que pasaron hace 40 o 50 años”.

¿Y si en lugar de buscar cómo producir más energía optamos por consumir menos? ¿El decrecimiento es posible? “En mi opinión, es totalmente utópico y nefasto. Y lo más grave es que nos olvidamos de los países que no tienen el nivel de vida que tenemos en Europa. Pedimos que decrezca la energía mundial cuando hay países que no han tenido oportunidad de crecer”, advierte. El escenario más realista es que el consumo energético mundial se va a duplicar en apenas 20 o 30 años. “Es inevitable, porque muchos países quieren mejorar su calidad de vida, un anhelo totalmente respetable y, además, necesario”, opina. Por nuestra parte, “reducir el consumo para vivir como viven ellos tampoco parece una opción”. No obstante, una cuestión muy distinta es la eficiencia energética: “Debemos reducir nuestro consumo por la vía de optimizar los recursos que tenemos en cada momento”.

Mucha gente no sabrá quién es Alfredo García Fernández, pero sí @OperadorNuclear. Ingeniero técnico de Telecomunicaciones y licenciado en Comunicación Audiovisual, trabaja en la central nuclear de Ascó (Tarragona) con las licencias de operador y supervisor que otorga el Consejo de Seguridad Nuclear. La divulgación científica le ha convertido desde hace años en un personaje popular, primero en Twitter y después en diversos eventos y medios, donde no deja de defender que la energía nuclear debe tener un papel esencial en el llamado mix energético si queremos tener un sistema con garantías, sostenible y capaz de frenar el cambio climático. No es de extrañar, porque en los últimos tiempos el debate nuclear ha vuelto con fuerza y este experto se expresa con claridad y contundencia, sin rehuir la polémica. El título de su primer libro, publicado en 2020, sintetiza su mensaje: La energía nuclear salvará el mundo.

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