¿Por qué la viruela del mono ahora es más contagiosa? Descubren una de las claves
Un trabajo publicado en 'Nature Medicine' revela que el virus ha cambiado con respecto a las cepas conocidas en África y ahora es más contagiosa. Los científicos analizan qué repercusión puede tener
Llevaba años siendo endémica en varios países de África y con un número de casos relativamente limitado, pero todo cambió a principios de mayo, cuando las autoridades británicas informaron de un brote inusual de viruela del mono. Aunque tenía un origen conocido (el caso índice venía de un viaje a Nigeria), parecía haberse propagado con facilidad a pesar de que no es una enfermedad especialmente contagiosa. A partir de ahí, comenzaron a contabilizarse casos en varios países, especialmente EEUU y Portugal. España no tardó en sumarse a la lista y en colocarse en cabeza en el número de infecciones. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevan el número total de contagios por viruela del mono a 3.300, en 40 países. De ellos, una buena parte corresponden a nuestro país: la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), a día 20 de junio, había contabilizado 520 casos confirmados.
La situación ha llevado a la OMS a plantearse declarar la viruela del mono "emergencia de salud pública de importancia internacional". Causada por un virus del género 'Orthopoxvirus', es menos contagiosa que la famosa viruela que durante siglos amargó a la humanidad y que fue erradicada en 1980. El clado que afecta a África occidental y se ha exportado fuera del continente es el menos virulento, con una letalidad del 1%. No obstante, ¿tiene algo de especial para que se esté expandiendo mucho más de lo que se conocía o su propagación se explica por las circunstancias? Un estudio que acaba de publicar 'Nature Medicine' empieza a ofrecer respuestas.
El trabajo está firmado por investigadores del Instituto Nacional de Saúde Doutor Ricardo Jorge (INSA), que pertenece al sistema nacional de salud de Portugal, uno de los primeros países en identificar casos después del Reino Unido y que en la actualidad acumula casi 300. Tras la secuenciación de muestras de pacientes, han realizado un estudio filogenético, es decir, una investigación que analiza la evolución del microorganismo, y han logrado determinar que la cepa asociada con el brote actual está relacionada con un brote anterior, localizado entre 2018 y 2019 en la zona endémica, pero que se trata de una rama divergente y bien definida, ya que habría acumulado una media de 50 variaciones genéticas. En definitiva, ha mutado y presenta cambios evolutivos recientes.
Si no se trata exactamente del mismo virus que se conocía en África, ¿su comportamiento puede ser diferente? En efecto, los autores de la investigación detectan una “evolución acelerada continua” que, según creen, podría explicar el aumento de la transmisión de esta cepa, aunque esto habría que confirmarlo con estudios funcionales. En cualquier caso, de acuerdo con sus conclusiones, las mutaciones observadas podrían aportar datos fundamentales para entender la adaptación al ser humano de este virus (en 1958 fue detectado en monos y en 1970 se localizó el primer caso en una persona) y para rastrear la dinámica de transmisión y la propagación del brote.
Para los expertos, este trabajo liderado por el portugués João Paulo Gomes resulta especialmente interesante. Los 50 polimorfismos de nucleótido único (SNP, por sus siglas en inglés) que han variado de media frente a la secuencia obtenida hace unos años en Nigeria (y que provocó casos importados en Reino Unido, Israel y Singapur) son reveladores porque los científicos no esperan que un ortopoxvirus alcance un nivel de evolución tan rápido. Por ejemplo, el SARS-CoV-2, que ha provocado la pandemia de covid, es un virus de ARN con una gran capacidad de mutación y eso (además de su amplísima propagación) explica que se hayan detectado tantas variantes en tan poco tiempo. Sin embargo, el de la viruela del mono es un virus de ADN, una molécula mucho más estable.
“Hace poco vimos secuencias del virus de pacientes de EEUU que parecían divergir un poco con respecto a las conocidas, pero este artículo lo confirma”, destaca en declaraciones a Teknautas Raúl Rivas González, catedrático de Microbiología de la Universidad de Salamanca. “Todos lo virus mutan y aunque los ortopoxvirus sean virus de ADN, también lo hacen. Aun así es muy llamativo que este tipo de virus tenga tantas mutaciones en tan poco tiempo”, añade. Una posibilidad es que la gran circulación que está teniendo en la actualidad favorezca los cambios. De hecho, en el artículo se considera que podría tener que ver “con las enzimas del sistema inmunitario destinadas a combatir las infecciones virales”. El estudio detecta signos de evolución en curso durante la transmisión de persona a persona dentro de este brote, en concreto en 15 polimorfismos.
Pero, ¿realmente son decisivos estos cambios como para explicar que el brote actual se haya propagado de forma inédita? Aunque los investigadores portugueses apuntan a esa posibilidad, Rivas González considera que hay que ser prudentes al respecto, ya que habría que determinar si las variaciones genéticas observadas provocan cambios en el comportamiento del virus. “Es difícil predecir el efecto que van a tener las mutaciones de esta cepa con respecto a las que circulaban hasta ahora, pero sí que es cierto que algunos cambios deben ser vigilados”, comenta.
A la hora de realizar esa vigilancia, algunas mutaciones pueden ser consideradas de baja prioridad, pero otras serían de media y alta. En ese sentido, hay “mutaciones silenciosas”, es decir, que a la hora de la verdad “no cambian ninguna proteína viral”. Sin embargo, hay otras más significativas. En concreto, el estudio llama la atención sobre la proteína B21, ya que parece que actúa como objetivo de los anticuerpos del organismo infectado. Alguna de las mutaciones de estas esta proteína podrían estar involucradas en la transmisión y, en concreto, en la evasión de la respuesta inmune. No obstante, también podría afectar a la virulencia o a la interacción con los medicamentos antivirales. A partir de ahora, “hay que realizar un seguimiento para analizar el impacto que tendrán estos cambios”.
La investigación publicada en 'Nature Medicine' deja más información valiosa. La secuenciación revela que muy probablemente todos los casos que se han detectado fuera de África en este brote tengan un mismo origen. Sin embargo, es posible que los acontecimientos no se hayan desarrollado tal y como los hemos conocido. Teniendo en cuenta el periodo de incubación, de unas tres semanas, los científicos creen que se puede descartar que el caso detectado en el Reino Unido sea realmente el caso índice, pues no cuadraría con otros pacientes de ese país y de Portugal.
El estudio filogenético publicado ahora completa otras investigaciones sobre esta cepa del virus del mono que han ido apareciendo en las últimas semanas. De hecho, a finales de mayo Instituto de Salud Carlos III ya presentó un primer borrador de secuencia del 100% del virus, logrado a partir de muestras de 23 pacientes. En aquel momento, los científicos españoles ya anticipaban que el microorganismo que circulaba en Europa pertenecía al clado de África occidental, menos virulento que el clado del África central, pero advertían que se trataba de un primer paso para obtener información adicional sobre su comportamiento y comprender mejor su origen, circulación y difusión.
Llevaba años siendo endémica en varios países de África y con un número de casos relativamente limitado, pero todo cambió a principios de mayo, cuando las autoridades británicas informaron de un brote inusual de viruela del mono. Aunque tenía un origen conocido (el caso índice venía de un viaje a Nigeria), parecía haberse propagado con facilidad a pesar de que no es una enfermedad especialmente contagiosa. A partir de ahí, comenzaron a contabilizarse casos en varios países, especialmente EEUU y Portugal. España no tardó en sumarse a la lista y en colocarse en cabeza en el número de infecciones. Los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) elevan el número total de contagios por viruela del mono a 3.300, en 40 países. De ellos, una buena parte corresponden a nuestro país: la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE), a día 20 de junio, había contabilizado 520 casos confirmados.