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Investigadores españoles dan un gran paso para detectar enfermedades a través de la saliva
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ESTUDIO ESPAÑOL PIONERO

Investigadores españoles dan un gran paso para detectar enfermedades a través de la saliva

Una investigación pionera muestra que el conjunto de microorganismos orales de los españoles se puede vincular con patologías, edades y entornos concretos

Foto: Recogida de muestras de saliva en colegios. (Cedida)
Recogida de muestras de saliva en colegios. (Cedida)

Los microorganismos son parte de nosotros. De hecho, se calcula que nuestro cuerpo alberga más bacterias que células, unos 39 billones. Por eso, la salud no depende estrictamente de lo que le sucede al tejido puramente humano, sino también del conjunto de microbios que nos acompañan, llamado microbioma. Su ayuda es indispensable para hacer la digestión o para que el sistema inmunitario funcione correctamente, entre otras funciones. Sin embargo, queda mucho por estudiar y muchas maneras de explotar ese conocimiento.

Un estudio que acaba de publicar el Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona analiza el microbioma oral de los españoles y consigue datos pioneros que, según los investigadores, marcan un hito para desarrollar futuros test de saliva que podrían aportar tantos datos como los análisis de sangre o de orina que se realizan en la actualidad de forma rutinaria. Publicado hace unos días en la revista científica 'npj Biofilms and Microbiomes', del Grupo Nature, el artículo encuentra grandes diferencias entre las bacterias bucales de diferentes grupos de personas relacionadas con su edad, su entorno, su ubicación geográfica e incluso las enfermedades que padecen. Por eso, puede sentar las bases de nuevas formas de diagnóstico.

Foto: Nuestros microbios podrían ser determinantes a la hora de determinar futuras enfermedades

Uno de los descubrimientos más llamativos del estudio es que la diversidad de este microbioma oral cambia radicalmente con la edad, algo que no se había documentado hasta ahora. En líneas generales, los más jóvenes y los más mayores tienen una gran variedad de microorganismos, mientras que las personas de mediana edad tienen un microbioma oral más reducido, más homogéneo y estable. “En adolescentes, encontramos muchas especies diferentes de bacterias, pero que suelen ser comunes en la boca. Sin embargo, en gente de más de 60 años hay un gran número de especies raras, es decir, de microorganismos que no son muy habituales”, explica a Teknautas Toni Gabaldón, investigador responsable del proyecto, que en la actualidad trabaja en el Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y en el Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS). Mientras que en la etapa adolescente esa variedad tiene que ver con cambios hormonales, en edades avanzadas podría asociarse al “declive del sistema inmunitario”, explica el experto, de manera que “especies oportunistas” aprovecharían para colonizar la cavidad bucal.

Algunos de estos microorganismos están relacionados con la aparición de problemas orales como la periodontitis, pero en realidad la investigación consigue relacionar la composición bacteriana que se puede encontrar en un análisis de saliva con muchas otras patologías más allá de las bucales. Llama la atención, por ejemplo, que las personas que tienen fibrosis quística (enfermedad que provoca la acumulación de moco espeso en pulmones, tubo digestivo y otras partes del cuerpo) o las que tienen síndrome de Down comparten entre ellas un microbioma similar. “Es el estudio que reúne un número más grande de muestras con estas características y vimos que en ambos casos tienen un microbioma oral muy característico y diferente al resto de la población, con menor biodiversidad”, destaca el investigador.

placeholder Procesan las muestras en el CRG. (Cedida)
Procesan las muestras en el CRG. (Cedida)

En cada caso, hay explicaciones concretas. Por ejemplo, la fibrosis quística deriva de una mutación genética que afecta al contenido de iones en las mucosas, lo que a su vez provoca cambios en el microbioma de la mucosa oral. Con respecto al síndrome de Down, el sistema inmunitario presenta características específicas y la morfología de la boca es diferente, con dientes más pequeños y separados y flujos de salivación distintos. Todas estas características son determinantes para la composición del conjunto de microorganismos de la boca. En realidad, “no consideramos que sean microbiomas problemáticos, sino que están adaptados a las condiciones específicas de estas personas, lo que repercute en algunas particularidades”, explica el experto. Por ejemplo, se sabe que las personas con fibrosis quística suelen tener menos caries y, gracias a esta investigación, esto podría relacionarse con un microbioma oral diferente al común. También los fumadores tienen un microbioma oral específico, en este caso, no definido por causas genéticas sino por un hábito de vida.

Los resultados publicados forman parte del proyecto científico 'Saca la lengua', del CRG y la Fundación la Caixa, que ha buscado la colaboración ciudadana para poder crear “el primer mapa de los microorganismos que viven en la boca”. En total, el estudio incluyó las muestras de 1.648 personas de toda España entre los siete y los 85 años. Pero ¿qué tenemos exactamente los españoles en la boca? El género de bacterias más común es Streptococcus, el más abundante en casi todas las personas y que puede representar entre un 30% y un 70% del microbioma oral. “Tiene muchísimas especies diferentes y algunas de ellas causan caries”, comenta Gabaldón. Sin embargo, entre los microorganismos bucales no solo hay bacterias, también se encuentran algunos hongos, entre ellos destaca el género Candida, que puede provocar candidiasis oral u otros problemas.

El entorno es clave

Curiosamente, las personas que comparten un mismo entorno tienden a tener un microbioma similar y no parece estar relacionado con los alimentos que ingieren. “Pensamos que no es por la alimentación, porque ese parecido lo encontramos no solo entre quienes habitan una misma casa o son de la misma familia, sino también entre compañeros de clase”, aunque no acudan a un comedor escolar. Esa 'firma' microbiana común se puede hallar independientemente de la edad, entre padres e hijos o hermanos. “Esto sugiere que existe una transmisión entre personas por compartir un mismo espacio, aunque sea por unas horas al día. Es decir, que los microorganismos están presentes en el ambiente, unas personas los van dejando y otras los cogen”, comenta.

placeholder Toni Gabaldón. (Cedida)
Toni Gabaldón. (Cedida)

Al haber realizado el estudio por todo el territorio nacional, los científicos también han podido encontrar algunas diferencias según el lugar de residencia, pero no son muy relevantes. De hecho, en un estudio publicado hace un par de años ya descubrieron que esas variaciones geográficas parecían correlacionarse con la composición de iones del agua, que es muy diferente en distintas regiones de España (aguas duras y aguas blandas). “Algunas especies microbianas dependen de este factor, lo cual tiene sentido porque el agua es un elemento común para personas que viven en la misma zona, bien sea porque se usa para beber, para cocinar o para la higiene bucal”, señala el autor.

Un test sencillo para el futuro

Con todos estos elementos, el objetivo último de esta línea de investigación sería “desarrollar test de saliva que aporten información médica, como ahora sucede con los análisis de sangre o de orina”, destaca Gabaldón. “Veo el futuro ahí, aún nos queda mucho por recorrer, pero la idea es entender qué factores modulan el microbioma oral”, comenta. Si la investigación permite entender el papel que tienen la alimentación, el tabaco, el agua que bebemos o las características propias del sistema inmunitario en la composición del microbioma oral, "a partir de ahí podremos hacer el análisis a la inversa, es decir, observar el microbioma y sacar conclusiones sobre los factores que lo determinan". En definitiva, puede ser un buen sistema para detectar diversas enfermedades, “tanto problemas sistémicos como otros específicos de la salud oral” y anticiparse a ellos.

Foto: Pacientes de alzhéimer. (Reuters).

¿Qué faltaría para conseguir análisis específicos de este tipo? “Este trabajo es muy amplio, nos proporciona un mapa interesante y con bastante información, pero harían falta más datos de poblaciones diferentes, más muestras de las mismas personas y más información sobre ellas”, reconoce el experto, que ya ha dado por finalizado este proyecto, pero que tiene en mente seguir avanzando a través de iniciativas similares. Así, los investigadores dispondrían de una base de datos sólida y podrían usar herramientas de inteligencia artificial para poder comprender mejor las relaciones entre los microorganismos orales y las enfermedades.

El proyecto 'Saca la lengua' es lo que se denomina “ciencia ciudadana”, ya que durante años apeló a la colaboración de personas particulares para poder recoger las muestras. Simplemente, se trataba de tomar una muestra de saliva por medio de un enjuague bucal con una solución que se recogía en un pequeño tubo. “De ahí recogíamos las células y el análisis de ADN de esas células, es una muestra sencilla y fácil de obtener. Por eso pienso que en un futuro podría convertirse en un test que la gente podría hacerse en su propia casa, enviando la muestra”, comenta el investigador.

Los microorganismos son parte de nosotros. De hecho, se calcula que nuestro cuerpo alberga más bacterias que células, unos 39 billones. Por eso, la salud no depende estrictamente de lo que le sucede al tejido puramente humano, sino también del conjunto de microbios que nos acompañan, llamado microbioma. Su ayuda es indispensable para hacer la digestión o para que el sistema inmunitario funcione correctamente, entre otras funciones. Sin embargo, queda mucho por estudiar y muchas maneras de explotar ese conocimiento.

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