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La vuelta al cole más cuestionada: qué deben hacer niños y profesores frente a ómicron
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SIN NUEVAS NORMAS

La vuelta al cole más cuestionada: qué deben hacer niños y profesores frente a ómicron

Las comunidades autónomas y el Gobierno no tomarán grandes medidas, pero los expertos abogan al menos por acelerar la vacunación y ser más estrictos con las normas en las aulas

Foto: Vuelta al cole. (EFE/Enric Fontcuberta)
Vuelta al cole. (EFE/Enric Fontcuberta)
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Los alumnos de todas las etapas educativas volverán a clase en régimen de presencialidad a partir del próximo lunes 10 de enero, en toda España, según han acordado este martes Gobierno y comunidades autónomas. La decisión se ha adoptado en la reunión que han mantenido el Consejo Interterritorial de Salud, la Sectorial de Educación y la Conferencia General de Política Universitaria en el Palacio de la Moncloa.

La pandemia nos condena a cuestionar una y otra vez muchas decisiones sociales y económicas. Incluso cuando lo hemos hecho bien en olas anteriores, nuevas circunstancias parecen poner todo patas arriba de nuevo. Con una variante más transmisible y marcando récords de contagios, no es de extrañar que mucha gente se pregunte si es conveniente volver a abrir las aulas la semana que viene o sería mejor esperar a que bajara la curva.

De hecho, en los últimos días lectivos antes de las vacaciones navideñas, con la incidencia disparada en la población general, se pusieron en cuarentena 5.433 aulas en toda España. Aunque son muchas, esta cifra registrada entre el 15 y el 22 de diciembre representa un 1,3% del total y se queda algo por debajo de la que se llegó a registrar en septiembre, con el inicio del curso escolar y una incidencia en la población general que también era elevada. Sin embargo, después de tres semanas de convivencia familiar, el regreso puede causar estragos.

Foto: Vista de la calle Preciados (Madrid) la víspera de Navidad. (EFE/Juanjo Martín)

Los expertos consideran inconcebible que alguien pudiera proponer un retraso en el inicio de las clases y, en cambio, no se haya cerrado el ocio nocturno en la mayoría de las comunidades. Para el regreso a las aulas de forma presencial a partir del lunes 10, las medidas se mantienen sin grandes cambios: uso obligatorio de la mascarilla, también en los patios; ventilación cruzada, distancia social e inicidir en la vacunación. No obstante, el encuentro entre el Gobierno y los representantes autonómicos “es importante porque acabamos diciembre con muchos brotes e infecciones”, recuerda en declaraciones a Teknautas Quique Bassat, pediatra y epidemiólogo del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).

“Habrá que ver cuántos niños llegan ahora con covid”, apunta el epidemiólogo Joan Carles March, experto de la Escuela Andaluza de Salud Pública, “pero la realidad es que hasta ahora los niños se han contagiado poco entre ellos, lo más habitual es que se contagien fuera del colegio”. A lo largo del primer trimestre del curso escolar, la mayor parte de los casos venía de fuera, no se infectaban en clase, pero “hay que tener en cuenta que estábamos con la variante delta y ahora tendremos ómicron, más contagiosa, un elemento que añade riesgo”.

Un proceso de vacunación mejorable

Un elemento clave puede ser acelerar la vacunación de los menores de 12 años. La administración de dosis entre los cinco y los 11 años comenzó a mitad de diciembre y el 26,8% ya tiene la primera. Sin embargo, llaman la atención las diferencias entre comunidades: Asturias está a la cabeza, con un 37,5%, mientras que en Baleares solo se ha vacunado el 13,5%. “La vacunación va lenta”, advierte Bassat. Incluso hay padres que aún dudan: “Mi consejo es que pregunten a su alrededor para quedarse tranquilos, porque no hay efectos secundarios”.

placeholder Un niño se vacuna. (EFE)
Un niño se vacuna. (EFE)

El experto considera que es necesario recordar que la vacunación, además de evitar la enfermedad grave, también disminuye el riesgo de infección, aunque con ómicron esa efectividad se haya visto reducida. Del mismo modo, cree que se están enviando otros mensajes confusos, como la idea de que ahora la enfermedad es más leve, algo aún no demostrado y que, en todo caso, probablemente sea producto, precisamente, de la protección de las vacunas. Con todo, “algunas familias piensan que vacunar a los niños no es necesario, cuando la realidad es que todavía hay un riesgo y las vacunas son más beneficiosas que perjudiciales en todas las edades”.

Otro problema con respecto a las vacunas en el ámbito escolar es que muchos profesores aún no tienen la tercera dosis, sobre todo teniendo en cuanta que recibieron las dos primeras de AstraZeneca, que presenta peores datos que las vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna), especialmente frente a ómicron y frente al contagio, que apenas impiden en el caso de esta nueva variante. “La dosis de refuerzo para el profesorado es una necesidad y tendría que haber sido una medida prioritaria que habría minimizado los efectos en las escuelas, pero ya llega tarde”, apunta March.

Qué medidas reforzar

Bassat considera que es necesario reforzar la pedagogía alrededor de las medidas que han funcionado durante la pandemia, tanto en las propias escuelas como en las familias. “Es importante que no envíen a los niños al colegio con síntomas. Creo que ese fue uno de los errores que se cometieron en diciembre”, afirma. De hecho, en el curso anterior, “cuando había un enfermo, se quedaba en casa de manera estricta y hasta que no se demostraba que no tenía covid no volvía”. En cambio, ahora “todos los padres nos hemos resignado a que si un niño tiene mocos, vaya igual al colegio, pero esto implica que cuando suben los casos, es más difícil que no haya transmisión en el interior de las clases”. March coincide en que habría que intentar no enviar a los niños al colegio si tienen algún tipo de síntoma. Sin embargo, considera que “también hay que tener en cuenta los problemas adicionales de conciliación” que plantea esa decisión.

placeholder Niños camino del colegio. (EFE)
Niños camino del colegio. (EFE)

En general, el experto del ISGlobal considera que “no hace falta aplicar nuevas medidas”, pero sí “ser rigurosos en la aplicación de las que ya estaban implementadas, porque nos hemos relajado mucho”. En ese sentido, “si nos damos una vuelta por una escuela, la mitad de los niños lleva la mascarilla por debajo de la nariz, la ventilación que se hacía de manera rutinaria y regular ya se toma más a la ligera y las medidas para evitar aglomeraciones tampoco se cumplen igual”. En su opinión, es totalmente comprensible que la fatiga con respecto a las medidas, tanto de alumnos como de profesores, haya llevado a una interpretación más laxa de las normas, como ha ocurrido en los últimos meses en otros contextos.

El hecho de que ómicron se contagie con mayor facilidad no implica que las medidas conocidas dejen de funcionar. La renovación frecuente de la mascarilla y su correcto ajuste es una de las normas en las que, según los expertos, habría que insistir, porque ya era clave para evitar los contagios y lo sigue siendo, por muy transmisible que sea la nueva variante. “Delta ya lo era más que alfa y el curso empezó en septiembre incluso con más niños por grupo y no pasó nada. Lo importante es recuperar las normas que funcionaban. Añadir cosas nuevas sin hacer bien las que ya estaban propuestas no ayudaría mucho”, afirma Bassat.

Otras estrategias que habían sido más importantes al comienzo de la pandemia en el contexto escolar, como el refuerzo del profesorado para mejorar la proporción de estudiantes por docente, se dan por descartadas a estas alturas del curso, ya que precisamente el pasado mes de septiembre se cambió la ratio alumnos-profesor con respecto al curso 2020-2021. “Es la medida más cara, implica contratación y tiene un coste muy elevado”, reconoce Bassat. Por eso resulta impensable que ninguna comunidad vaya a reforzar plantillas en pleno mes de enero.

Foto: Ilustración: Irene de Pablo.
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March considera que merecería la pena hacer un esfuerzo en varios frentes. Por una parte, “lo ideal es que haya medidores de CO₂ y filtros HEPA” para mejorar la calidad del aire en las clases, instrumentos que utilizan algunas comunidades para complementar la ventilación natural, pero no todas. Por otra parte, “si tuviéramos más facilidad para realizar pruebas, también podríamos plantear que se le haga un test de antígenos a cualquier niño que esté algo resfriado”. No obstante, “estoy convencido de que no se hará”.

A pesar de que las comunidades no tomen medidas importantes antes de la vuelta al cole, los expertos consideran que no hay motivo para alarmarse. “En otras olas ni siquiera hemos tenido vacunas para los niños y, después de los periodos vacacionales, el regreso a las aulas ha traído un cierto orden. Los niños están más controlados en el contexto escolar que fuera de él, porque se infectan más fácilmente en sus casas o con otros contactos”, recuerda el epidemiólogo del ISGlobal, “creo que ahora pasará lo mismo”.

Los alumnos de todas las etapas educativas volverán a clase en régimen de presencialidad a partir del próximo lunes 10 de enero, en toda España, según han acordado este martes Gobierno y comunidades autónomas. La decisión se ha adoptado en la reunión que han mantenido el Consejo Interterritorial de Salud, la Sectorial de Educación y la Conferencia General de Política Universitaria en el Palacio de la Moncloa.

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