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Más de la mitad de los nuevos positivos en España son asintomáticos: ¿el covid que viene?
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En Aragón, la cifra llega al 80%

Más de la mitad de los nuevos positivos en España son asintomáticos: ¿el covid que viene?

La llegada de ómicron y el impacto de las vacunas han hecho que muchos hayan visto en esta sexta ola el momento de cambiar la forma de leer la pandemia. Y este dato puede ser clave

Foto: Personal sanitario realiza test de antígenos en saliva en la Casa da Xuventude, en Ourense. (EFE/Brais Lorenzo)
Personal sanitario realiza test de antígenos en saliva en la Casa da Xuventude, en Ourense. (EFE/Brais Lorenzo)

¿Es ómicron más leve que el resto de variantes del SARS-CoV-2? ¿Están funcionando las vacunas? ¿Hace falta poner más restricciones, o mejor ir relajando? Todas estas dudas y los diferentes datos que se han ido dando sobre la evolución del virus han convertido la llamada sexta ola del covid en nuestro país en la de un debate que rompe con los anteriores: el del final de la pandemia. Se empieza a hablar abiertamente de cómo será el futuro o cuándo se podrá dar un portazo a las medidas. Y en esa lucha, en algunos casos más que polarizada, hay un dato que no paran de lanzarse y que puede marcar el futuro: el de los asintomáticos.

Desde el principio de la epidemia, allá por marzo de 2020, su nombre ha marcado el devenir del covid y se ha ganado un sillón en nuestro vocabulario. Se hicieron, y se hacen, decenas de estudios sobre su impacto en la dispersión del virus, sobre cómo pasaban la enfermedad, se hablaba sobre cómo habían sido clave para que el virus saltara de continente en continente evitando los cortafuegos y ha sido una figura clave del negacionismo por el uso de un concepto que también algunos expertos han tildado de inexacto. Y ahora, con esta última ola, su nombre ha vuelto a la primera línea, en EEUU les han rebajado las cuarentena y su porcentaje sobre el total de contagios detectados está en máximos en nuestro país desde que hay registros. ¿Significa esto que cada vez la enfermedad es más leve y la pandemia se acaba? Bueno, nada es tan sencillo, pero su análisis sí puede ayudar a vislumbrar el futuro.

Foto: Foto: iStock. Opinión

El dato de asintomáticos no es una información que España proporcione de forma diaria, al igual que tampoco lo hacen la mayoría de las regiones (solo Aragón lo ofrece de forma diaria desde el verano de 2020), pero sí que aparece en los informes que ofrece el Instituto Carlos III, y su evolución es llamativa. Desde mayo, el ISCIII ofrece el porcentaje de presencia de síntomas entre todos los casos reportados por las comunidades en las últimas tres semanas antes de la publicación (antes de esa fecha, lo hacía acumulado desde casi el inicio de la pandemia, en mayo de 2020, lo que hace más difícil su análisis). En esa evolución, la última semana de diciembre se ha convertido en la del porcentaje de sintomáticos más bajo de la serie. Solo un 43% de los contagiados tuvo síntomas de la enfermedad, el único instante en el que esa cifra bajó del 50% desde que en julio se quedase en un 49% en el pico de la quinta ola.

Un dato más que llamativo y que crece si vemos lo que dice Aragón. Allí, el Departamento de Sanidad ofrece este porcentaje a diario detallando cuántos de todos los positivos notificados son asintomáticos, y esta semana el número llegó al 80%. No ha bajado en el último mes del 70%. La cifra, unida a la subida moderada de hospitalizaciones y muertes pese al crecimiento exponencial de los casos, puede despertar el optimismo apuntalando las ideas de que el virus es cada vez más leve y las vacunas funcionan, pero los expertos piden mucha más prudencia. ¿La razón? Este dato puede esconder muchas más casuísticas.

Así lo explica el epidemiólogo veterinario aragonés de la Universidad de Zaragoza Ignacio de Blas Giral (que sigue desde el principio la evolución de la pandemia y suele analizar todos los datos ofrecidos en su cuenta de Twitter). Para este experto, es un dato importante y muy práctico para analizar la situación de la epidemia, pero leído en solitario puede llevar a equivocación. "Estos datos suelen incluir presintomáticos o gente que se apunta en este listado, pero que en realidad tiene síntomas leves porque no está claro qué dolores son los que marcan la diferencia. Es un término un tanto complejo, pero está claro que es útil su análisis, sobre todo si se ve de forma contraria, no contando los asintomáticos, sino sacando el número de sintomáticos que hay cada día. Es muy posible que no en demasiado tiempo sea el número a tener en cuenta para comparar y analizar".

El caso de Aragón

La región aragonesa es el mejor ejemplo en España para ver el caso de los asintomáticos. Pese a que en los análisis del ISCIII se incluyen los datos recogidos por todas las regiones, solo su departamento de sanidad lo hace diariamente. Aunque, como indica De Blas, es un dato a tomar con cuidado debido a que no es exacto, ya puede haber casos que en realidad sean presintomáticos y su categorización depende en muchos casos de lo que cada uno considera como síntomas. "Hay que sumarlo a otros datos, por ejemplo, otra información que da el departamento es el número de casos detectados entre los contactos de un positivo. Andan por un 25%, y muchos de esos casos es bastante fácil que sean asintomáticos en el momento de la prueba. Eso hay que tenerlo en cuenta".

Desde El Confidencial, hemos intentado preguntar al Gobierno de Aragón por su forma de contabilizar los positivos asintomáticos, pero no hemos recibido respuesta al cierre de este artículo. Por otro lado, cogiendo el histórico de las estadísticas ofrecidas, es posible analizar las diferencias en los porcentajes por cada ola. Desde la vivida en noviembre de 2020, la más dura en Aragón en lo que a muertos se refiere, el número de sintomáticos ha caído ola tras ola. Del 38% del pico de esa tercera ola al 20% actual. Y también llaman la atención el resto de indicadores. A pesar de que la incidencia acumulada ahora es el doble o el triple que en olas pasadas, el número de ingresados en UCI solo está por encima del pico de la quinta, la vivida el pasado verano.

Si todos estos datos van cada vez más a mejor, ¿es hora de cambiar la manera de leer la pandemia? Para De Blas no es raro que se plantee este debate, sobre todo viendo que las cuarentenas se reducen y el rastreo prácticamente se borra del mapa, pero no hay que perder la perspectiva. "Obviamente, son datos que van a mejor, pero si mantienes la IA tan alta es seguro que vas a tener más casos. Es más, jugando con los porcentajes de asintomáticos y los casos notificados, es fácil ver que el número de sintomáticos es el más alto de la serie. Vale, un 80% del total notificado es asintomático, pero el 20% restante es bastante más alto que lo reportado en las últimas olas. Por eso lo importante para el sistema no es solo que los sintomáticos bajen, es que los sintomáticos no se conviertan en hospitalizados. Y es ahí donde las vacunas de momento parecen funcionar, en evitar la enfermedad grave".

"Hay que tener claro que contabilizar asintomáticos solo tiene sentido si vas a seguir apostando por el rastreo, las cuarentenas y demás medidas, porque el objetivo es cortar la transmisión, que esos asintomáticos, que no van a necesitar atención médica, no contagien a otros que sí. Pero si no es así, no tiene sentido seguirlos a rajatabla y sí centrarse en los que sí tienen síntomas y en el impacto hospitalario. Es más, no sería raro que en poco tiempo, si se acaba del todo con el rastreo, los asintomáticos vayan reduciéndose. El sistema no da para mucho más y tampoco vale de mucho dedicar esfuerzos a contarlos cuando la transmisión es generalizada".

El eterno debate del asintomático

Lo cierto es que el término 'asintomático' siempre ha suscitado problemas en el estudio de la pandemia. Desde su aparición en 2020, muchos expertos incluso han pedido que se usasen mejor otros términos que no llevasen a error. ¿La razón? Muchos de esos asintomáticos en realidad pueden ser enfermos leves, con cuadros que acaban dándose por libres de efectos. "Cosas como el malestar general son muy difíciles de medir", señala De Blas.

Algunos, como el epidemiólogo australiano Gideon Meyerowitz-Katz, ya sugerían en 2020 que se utilizara más el concepto 'muy leve'. "El desafío aquí es, creo, que el término 'asintomático' es heterogéneo. A veces incluye literalmente cualquier problema posible, pero a menudo se limita a 'síntomas conocidos de covid-19". Todo esto también ha traído de cabeza a los científicos que estudiando cómo se dispersó el virus han llevado a cabo investigaciones que mostraban el peligro de subestimar a los asintomáticos. Uno de esos estudios, publicado en mayo de 2021, demostraba que el 9% de todos los infectados con covid tenía altísimas cargas virales, y de ese 9% un tercio tenía pocos o ningún síntoma, por lo que el peligro de contagiar a muchas personas sin que nadie lo detectase era mucho mayor.

El debate también ha llegado a las instituciones españolas. Hace solo unos días, el director del ISCIII dejaba una declaración en una rueda de prensa asegurando que el concepto enfermo asintomático es un oxímoron: "Hay personas que tienen el virus y no la enfermedad y personas que tienen el virus y la enfermedad", apuntaba. Y como recordaban otros expertos, con las vacunas esa cifra de asintomáticos puede crecer y evitar que la transmisión sea detectada.

Un momento difícil en el que De Blas apuesta por ser claros, aunque lleve su tiempo. "No sé cuándo se hará, pero si se acortan cuarentenas, si se quita el rastreo, todo nos lleva a incluir la enfermedad dentro de las endémicas y cambiar de estrategia. Y para eso ya el seguimiento de asintomáticos generalizado pierde el sentido, porque no buscas cortar cadenas y ahogar al virus".

¿Es ómicron más leve que el resto de variantes del SARS-CoV-2? ¿Están funcionando las vacunas? ¿Hace falta poner más restricciones, o mejor ir relajando? Todas estas dudas y los diferentes datos que se han ido dando sobre la evolución del virus han convertido la llamada sexta ola del covid en nuestro país en la de un debate que rompe con los anteriores: el del final de la pandemia. Se empieza a hablar abiertamente de cómo será el futuro o cuándo se podrá dar un portazo a las medidas. Y en esa lucha, en algunos casos más que polarizada, hay un dato que no paran de lanzarse y que puede marcar el futuro: el de los asintomáticos.

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