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La NASA lanza con éxito el James Webb, el mayor telescopio espacial de la historia
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¿Qué ocurrió tras el Big Bang?

La NASA lanza con éxito el James Webb, el mayor telescopio espacial de la historia

Conseguido. Se acaba de lanzar el telescopio espacial James Webb tras décadas de trabajo conjunto con la ESA y la Agencia Espacial Canadiense. El telescopio intentará descubrir más detalles sobre el origen del universo

Foto: El telescopio espacial James Webb durante el despegar. (Reuters)
El telescopio espacial James Webb durante el despegar. (Reuters)

La NASA lo ha logrado. La agencia espacial estadounidense ha lanzado con éxito el telescopio espacial James Webb, el mayor jamás construido. El lanzamiento se produjo desde el Puerto Espacial Europeo de Kourou, ubicado en la Guayana Francesa. El telescopio ha iniciado su andadura a bordo del cohete europeo Ariane 5, en la que ya es probablemente la colaboración de mayor éxito entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense. Ahora, el James Webb tiene por delante la misión espacial más compleja e importante de las últimas décadas: descubrir cómo fue realmente el origen del universo.

El James Webb, con una masa de 6.500 kilogramos en Tierra –algo más de la mitad que el Hubble– se ha lanzado encapsulado en el interior del Ariane 5, donde ocupa unos 5 metros de diámetro. Tardará en llegar a su destino cerca de un mes, ya que orbitará alrededor del Sol a cerca de 1,6 millones de kilómetros de distancia de la Tierra, en el punto Lagrange 2, convirtiéndose en el objeto en órbita más lejano hasta el momento. Por contextualizar, la Luna está cuatro veces más cerca y Hubble orbita a poco más de 500 kilómetros sobre la Tierra.

Foto: Concepto de reactor nuclear. (NASA)

Esa distancia imposibilita que pueda tener reparaciones físicas, algo que explica las numerosas pruebas para garantizar que todo está en orden y que su vida útil sea de una década. Las posibilidades de que algo salga mal están más que presentes y pueden representar un fracaso estrepitoso. "No sería realista si no estuviera nervioso", ha reconocido Thomas Zurbuchen, jefe de ciencia de la NASA. "Esta es una misión compleja. No hay forma de hacerla sencilla".

placeholder Sala de control del lanzamiento. (Reuters)
Sala de control del lanzamiento. (Reuters)

Se trata de un proyecto cuyo objetivo es nada menos que responder a algunos de los grandes enigmas cósmicos, como el origen del universo, su evolución histórica o las características de determinados exoplanetas. Todo se resume en la pregunta que suele repetir John Mather, científico jefe de este proyecto y Nobel de física: "¿Cómo hemos llegado hasta aquí desde el Big Bang?". Una cuestión tan crucial que explica la gran inversión que hay detrás de Webb y sus vaivenes.

Es el proyecto más arriesgado desde Apolo y, de hecho, ha tomado el nombre del que fue el segundo administrador de la NASA –el cargo más alto de la institución–, James Webb, que ocupó el cargo entre 1961 y 1968. Fue en ese periodo cuando se desarrolló aquella iniciativa y, de hecho, era el máximo responsable cuando se produjo el accidente que acabó con la vida de tres astronautas en 1967. Dejó el cargo nueve meses después de que aquella iniciativa diera su mayor fruto: la llegada de los humanos a la Luna.

Cuando llegue a su destino, el James Webb comenzará a desplegarse mediante control remoto. Se estima que tardará, más o menos, medio año en obtener sus primeras imágenes. Su misión es aprovechar la luz infrarroja generada por el movimiento constante de los cuerpos celestes para enviarla al módulo de instrumentos científicos que la analizarán. Se trata de una señal que no llega a la Tierra en buenas condiciones, ya que la atmósfera la tiene en su mayoría, y motivo por el que hace treinta años se empezaron a usar los telescopios espaciales.

Webb conseguirá ir más allá gracias a su sistema de espejos llamado Optical Telescope Element, formado por uno primario y otro secundario. El primero está formado por 18 piezas hexagonales hechas de berilio, un material fuerte pero ligero y resistente a altas temperaturas. Para que pueda recoger la luz, se han recubierto de una capa muy fina de oro y, en conjunto, tendrá un tamaño de seis metros.

placeholder El telescopio James Webb desplegado. (Reuters)
El telescopio James Webb desplegado. (Reuters)

El Optical Telescope Element, la gran joya del proyecto, estará protegido por un parasol que tendrá un tamaño de 21 metros de ancho por 14 de alto y 10 de profundo. Es decir, si se mira de frente, similar a una pista de tenis. Esta parte, concebida como escudo térmico, está formada por cinco hojas de un material sintético (kapton) que se ha cubierto de aluminio y silicona, de forma que el telescopio se pueda mantener a una temperatura muy baja y, así, permitir que se detecten señales débiles de luz. En la parte más externa –la que da al Sol–, podrá alcanzar los 80 ºC, mientras que en la interna, a tan solo unos centímetros, unos 230 bajo cero.

Ha costado tantos quebraderos de cabeza lanzar el telescopio que casi dan al traste con el proyecto. Con un presupuesto inicial de 5.000 millones de dólares, los sobrecostes han hecho que acabe duplicando esa cantidad, convirtiéndose en la iniciativa con mayor factura en la historia de la NASA después del viaje a la Luna. En concreto, han aportado algo más de 10.000 millones, mientras que sus socios han invertido una quinta parte del montante.

El acontecimiento supone la llegada de una nueva generación de observatorio espacial mucho más potente que el Hubble, que dará el relevo a este nuevo aparato, aunque ambos trabajarán juntos durante unos años. Cabe recordar que el Hubble se puso en órbita en 1990 y fue el primero en ofrecer imágenes con alta resolución del universo.

placeholder El cohete Ariane 5, a bordo del cual se ha lanzado el telescopio James Webb. (Reuters)
El cohete Ariane 5, a bordo del cual se ha lanzado el telescopio James Webb. (Reuters)

Cuatro años después, ya comenzó a concebirse el James Webb, que ha ido sufriendo una serie de retrasos –el estreno inicial estaba previsto para 2007– que se han sucedido hasta el mes de lanzamiento. Primero fueron problemas técnicos –en 2005 necesitó un rediseño– o de sobrecoste, que llegaron a plantear que se diera carpetazo al proyecto.

Finalmente, el telescopio se acabó de construir en 2016, pero desde entonces ha ido pasando por un exhaustivo proceso de pruebas que han ido sumando nuevas demoras. De hecho, desde 2018 la fecha de puesta en órbita se ha ido posponiendo de año en año y la pandemia volvió a ralentizar la puesta en marcha. Ahora, por fin, ya se encuentra rumbo a su punto de órbita en el espacio para llegar donde ningún otro aparato construido por el hombre ha llegado.

La NASA lo ha logrado. La agencia espacial estadounidense ha lanzado con éxito el telescopio espacial James Webb, el mayor jamás construido. El lanzamiento se produjo desde el Puerto Espacial Europeo de Kourou, ubicado en la Guayana Francesa. El telescopio ha iniciado su andadura a bordo del cohete europeo Ariane 5, en la que ya es probablemente la colaboración de mayor éxito entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense. Ahora, el James Webb tiene por delante la misión espacial más compleja e importante de las últimas décadas: descubrir cómo fue realmente el origen del universo.

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