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El preocupante fallo de la vacuna rusa: el adenovirus que utiliza provoca infecciones
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El preocupante fallo de la vacuna rusa: el adenovirus que utiliza provoca infecciones

Brasil detiene la importación del producto del Instituto Gamaleya al sospechar que el virus que emplea la vacuna Sputnik V puede replicarse en el cuerpo humano, algo que niegan los rusos

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Denostada al principio por la falta de transparencia que acompañaba a la propaganda nacionalista de Putin, rehabilitada después por la publicación de buenos resultados científicos y utilizada más tarde como arma geopolítica de la diplomacia de Rusia, la vacuna Sputnik V no deja de llamar la atención. Su carrera parece una montaña rusa, con una de cal y una de arena, y ahora vuelve a estar en entredicho. Brasil ha rechazado su importación alegando un dato sorprendente: el adenovirus que utiliza esta vacuna no es inofensivo, sino que tendría capacidad para replicarse y, por lo tanto, de provocar una infección. El Instituto Gamaleya, responsable del desarrollo de este producto, lo niega.

La polémica deja en el aire muchísimas dudas. Decenas de países están administrando ya este fármaco (de hecho, 64 han aprobado su uso, según las cuentas del fondo de inversión directa ruso) y hasta ahora ninguno había dado la voz de alarma. ¿Es posible que nadie detectara el fallo hasta que la agencia reguladora sanitaria de Brasil, Anvisa, se ha puesto a examinarla? ¿Es un defecto puntual en una serie de lotes? ¿Cómo han podido equivocarse los científicos rusos en una de las claves de su vacuna? ¿O es la supervisión brasileña la que ha fallado? Cualquier explicación resulta chocante y casi incomprensible para los expertos.

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Para entender el problema, hay que recordar cómo está diseñada la inmunización con Sputnik V. La idea es muy parecida a la de AstraZeneca y Janssen, vacunas que ya se administran en España, y a la de la china CanSino: utilizar un adenovirus como vehículo para hacer llegar a las células humanas las instrucciones genéticas para producir la proteína S del SARS-COV-2. De esa manera, el sistema inmunitario reconocerá al coronavirus si la persona se infecta y reaccionará. La diferencia es el tipo de adenovirus que lleva cada una. La vacuna rusa es la única que utiliza dos vectores distintos, ambos adenovirus humanos. El que se aplica en la primera dosis es el adenovirus 26 (Ad26) y el de la segunda, el adenovirus 5 (Ad5).

Lo que comparten todas estas vacunas es la idea de eliminar partes del genoma original del adenovirus para que no pueda replicarse en el organismo humano y, por lo tanto, causar una infección. En concreto, la forma más común de hacerlo es eliminar un gen llamado E1. Los adenovirus son virus implicados en los resfriados comunes, una buena manera de hacer llegar el antígeno a las células humanas sin riesgo, sobre todo si es imposible que el patógeno se reproduzca en el cuerpo y cause enfermedad.

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“Por definición, puedes tener vacunas con vectores virales replicativos o no replicativos”, explica a Teknautas el presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI), Marcos López Hoyos, “pero todas las de adenovirus desarrolladas contra el covid están clasificadas como no replicantes”. El problema es que la agencia brasileña “está diciendo que con esta vacuna el adenovirus sí puede infectar las células humanas y producir el resfriado correspondiente”. La buena noticia es que los resfriados que provoca el Ad5 (los brasileños encuentran el problema solo en la segunda dosis) son de los más comunes e inofensivos, hasta el punto de que “muchas veces se comportan como una enfermedad asintomática, ni te enteras”. Por lo tanto, la mejor noticia para los millones de personas que se han vacunado con Sputnik V es que muy probablemente este fallo, si ha existido, será insignificante para ellos.

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Foto: Reuters.

Entonces, ¿qué problema puede tener esa leve infección a través de la vacuna del covid? “Aparte de producir esos resfriados es posible que el resultado de la vacunación sea inducir inmunidad frente al adenovirus y que eso reste eficacia a la vacuna frente al SARS-CoV-2”. De momento, la información disponible sobre esta polémica es “muy preliminar, todo son suposiciones y es demasiado pronto para tener una opinión formada”, destaca el presidente de la SEI, pero técnicamente se habría vendido una cosa y se estaría ofreciendo otra. Lo peor es que en alguna fase del proceso se habrían cometido errores y esto es una pésima noticia para las vacunas de adenovirus, ya lastradas por los trombos extremadamente raros de AstraZeneca y Janssen.

El foco, en la fabricación

Algunos expertos, como el químico especializado en farmacología Derek Lowe. En su blog de la revista 'Science Translational Medicine', especulan con la posibilidad de que el adenovirus haya recuperado la capacidad de replicarse en la fase de producción. Es decir, que haya vuelto a incorporar el gen E1 que le han eliminado a partir de los cultivos celulares que se utilizan para producir el virus en grandes cantidades, puesto que será un componente esencial de millones de dosis de la vacuna.

De hecho, al revisar el informe de la agencia brasileña, salta a la vista que existen dudas sobre la fabricación industrial. “Le piden explicaciones sobre el proceso, porque una cosa es desarrollar la vacuna y otra es la escalabilidad”, comenta López Hoyos. Sin embargo, ese problema es bien conocido, está descrito en la literatura científica y hay mecanismos para evitarlo. ¿Es posible que aun así se les haya escapado a los responsables de la producción?

Lo cierto es que “estas vacunas están diseñadas, precisamente, para que el adenovirus no se pueda replicar, así que sorprende mucho lo que ha pasado”, apunta Jaime Pérez Martín, experto de la Asociación Española de Vacunología (AEV). En su opinión, si fuese un problema generalizado, “los rusos deberían haberlo observado en los ensayos clínicos”. Por eso, considera que es poco verosímil “a no ser que haya habido algún fallo en algún lote”. La autoridad regulatoria brasileña asegura que el problema está en todos los lotes recibidos, pero no se aclara la procedencia, puesto que hay varios puntos de fabricación en el mundo. “Son cosas que pueden pasar, no hay que olvidar lo que le ocurrió a AstraZeneca con la fabricación de las dosis para su ensayo clínico, cuando tenían haber producido dosis enteras y les salieron medias dosis. Esos fallos de calidad pueden existir, aunque, por supuesto, todo depende de los controles que se establezcan”, señala el vacunólogo.

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Foto: EFE.

De hecho, hace semanas Eslovaquia ya mostró sus dudas con respecto a la composición de Sputnik V. Ante la lentitud de la Comisión Europea a la hora de proporcionar viales, tanto este país como su vecino Hungría apostaron por comprar el fármaco ruso a pesar de estar pendiente del visto bueno de la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés). Las primeras dosis llegaron en marzo y el plan era comprar dos millones (el país no llega a 5,5 millones de habitantes), pero la Oficina Nacional de Control del Medicamento frenó en seco el proceso alegando que la composición de la vacuna era diferente a la de la vacuna original, evaluada con éxito en la revista 'The Lancet', que publicó unos resultados de eficacia del 91,6% en los ensayos clínicos.

Según los expertos eslovacos, los lotes que les habían llegado "no tenían las mismas características y propiedades" que la versión conocida de la vacuna. Por eso, a diferencia de Hungría, donde la vacuna se ha administrado de forma masiva, Sputnik V no llegó a los brazos de los ciudadanos de este país. Es más, el primer ministro, Igor Matovic, acabó dimitiendo por haber decidido la compra de la vacuna rusa sin consultar a sus socios del Gobierno.

¿Qué hará la EMA?

“Quizá ese es el motivo por el cual la EMA no acaba de dar el visto bueno”, se aventura a especular López Hoyos, “estarán evaluando esto y posiblemente otras cosas que no sabemos”. Sputnik V está en proceso de 'rolling review' o evaluación continua desde comienzos de marzo, pero aún no ha presentado una solicitud de autorización formal. Desde entonces, parece que el entusiasmo de algunos países europeos por la vacuna rusa se ha ido apagando. No solo se trata de Eslovaquia, sino también de Alemania.

La EMA está teniendo problemas con la visita a los puntos de fabricación”, apunta Pérez Martín. ¿Estará ahí la clave? “Aquí hay un montón de intereses, no es solo ciencia. Cuando Alemania decidió que quería comprar Sputnik V quedaba claro que había intención de aprobarla, porque si un socio potente presiona, las posibilidades son más altas, pero ahora están cambiando de actitud”, comenta. Entre otras cosas, el suministro de vacunas ha mejorado notablemente, especialmente con Pfizer, así que la desesperación de hace semanas ha dado paso a un escenario mucho más optimista.

La carrera de las vacunas del covid tiene mucho de geopolítica, pero sobre todo cuando la vacuna rusa está por medio. Sin muchos miramientos, los responsables de Sputnik V han rechazado las objeciones brasileñas acusando a su agencia reguladora de fabricar 'fake news' por razones políticas. En la misma línea, el ministro de Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, considera que el problema no es científico, sino que está en las presiones de EEUU para evitar el éxito de la vacuna rusa. Sin embargo, todo apunta a que tras este incidente tendrán que presentar mejores argumentos para demostrar su seguridad y su eficacia.

Denostada al principio por la falta de transparencia que acompañaba a la propaganda nacionalista de Putin, rehabilitada después por la publicación de buenos resultados científicos y utilizada más tarde como arma geopolítica de la diplomacia de Rusia, la vacuna Sputnik V no deja de llamar la atención. Su carrera parece una montaña rusa, con una de cal y una de arena, y ahora vuelve a estar en entredicho. Brasil ha rechazado su importación alegando un dato sorprendente: el adenovirus que utiliza esta vacuna no es inofensivo, sino que tendría capacidad para replicarse y, por lo tanto, de provocar una infección. El Instituto Gamaleya, responsable del desarrollo de este producto, lo niega.

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