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¿Tercera dosis de Pfizer 9 meses después? Ahora mismo eso "no tiene ni pies ni cabeza"
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Se basa en datos y evidencias mínimas

¿Tercera dosis de Pfizer 9 meses después? Ahora mismo eso "no tiene ni pies ni cabeza"

Millones de españoles vacunados con Comirnaty están pendientes de la posible dosis de refuerzo anunciada, pero de momento no hay datos suficientes para ver si será necesaria

Foto: Foto: EFE.
Foto: EFE.

No hay dos sin tres. Ese fue el mensaje del cofundador de la empresa alemana BioNTech Ugur Sahin cuando el pasado miércoles mantuvo un encuentro con los corresponsales extranjeros acreditados en Alemania. La vacuna Comirnaty, que su compañía ha desarrollado en colaboración con Pfizer, requiere dos dosis, pero la caída de los anticuerpos que han observado en las personas inmunizadas tan solo medio año después de la segunda, aconsejaría una revacunación “entre nueve meses y un año” después.

Si se confirma, sería una magnífica noticia para estas farmacéuticas, que nos cobran 15,5 euros por cada dosis a los europeos. Quizá no tanto para los vacunados que pensaban que ya estaban inmunizados. España ha recibido ya casi 12 millones de dosis de esta vacuna, de las que se han administrado 10,6 millones. Casi siete millones de españoles han recibido al menos el primer pinchazo y 3,7 millones ya tienen la pauta completa. ¿Tendrán que ir pensando en el tercer pinchazo? No tan deprisa.

Foto: Una mujer recibe la segunda dosis de la vacuna Pfizer. (EFE)

Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI) se muestra contundente ante un anuncio tan prematuro: “No tiene ni pies ni cabeza”, afirma en declaraciones a Teknautas. “Se basa en un dato mínimo, que el porcentaje de protección se reduce del 95% al 91%”, dice en relación con las explicaciones del propio Sahin, pero en su opinión esta información es insuficiente como para aventurar cuándo será necesario poner una tercera dosis. Además de ser un descenso “absolutamente normal”, es imposible saber si esa tendencia a la baja va a ser lineal o no. Aunque los expertos sospechan “que van a ir cayendo los anticuerpos y que probablemente la eficacia clínica descenderá, no hay nada publicado”.

“Es muy pronto, no hay datos ni indicios”, coincide el presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas. “De momento, sabemos que a los seis meses se sigue manteniendo una importante respuesta protectora. ¿Cuánto más va a durar? No lo sabemos todavía”, añade. Cabe esperar que con el paso del tiempo se vayan obteniendo esa información, pero “ahora mismo nos faltan evidencias”, insiste el experto.

De hecho, la vacuna que sí tiene datos publicados y revisados por pares es su competidora, Moderna, que también utiliza la tecnología de ARN mensajero para hacer que el organismo fabrique la proteína S del virus y, por lo tanto, esté preparado para la infección. Un artículo publicado a comienzos de abril en la prestigiosa revista 'The New England Journal of Medicine' (NEJM) indica que los anticuerpos se mantienen a los seis meses de la segunda dosis, con lo que parece contradecir a Sahin. Los datos corresponden a una investigación de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU basados en 33 voluntarios que recibieron la vacuna en los ensayos clínicos y los autores apuntan que es necesario hacer un seguimiento antes de tomar la decisión de revacunar.

placeholder Ugur Sahin, cofundador de BioNTech. Foto: EFE.
Ugur Sahin, cofundador de BioNTech. Foto: EFE.

“Nosotros también lo estamos estudiando”, dice López Hoyos, pero la vacunación en España comenzó a finales de diciembre, de manera que las primeras personas que recibieron la pauta completa llevan poco más de tres meses inmunizadas, así que es imposible sacar conclusiones a largo plazo sobre las variaciones que pueden haber experimentado sus niveles de anticuerpos. “Hay que darle tiempo al tiempo”, concluye el experto.

En relación con este seguimiento, “mucha gente intenta constatar que la vacuna le ha generado una respuesta protectora, pero eso en estos momentos es absolutamente innecesario”, advierte García Rojas en referencia a las personas que se realizan un test de anticuerpos tras recibir sus dosis. “Únicamente tendría sentido en el campo de la investigación”, apunta, pero no sirve en el aspecto individual (que puede llevar a confusión) ni para sacar conclusiones poblacionales. “Cada vez vacunaremos a más gente y veremos el impacto que tiene para que la pandemia vaya remitiendo. Ese será el verdadero análisis”, dice.

"No hemos visto qué células de memoria tienen los vacunados y eso es fundamental"

Por otra parte, los inmunólogos siempre recuerdan que la protección que ofrecen las vacunas no está basada solo en los anticuerpos, sino que también hay una inmunidad celular, aunque es más difícil de medir. “No hemos visto qué células de memoria tienen los vacunados y eso es fundamental”, comenta el presidente de la SEI. El sistema inmunitario también produce células T, que identifican y destruyen las células infectadas y que, a su vez, producen más anticuerpos.

De esta cuestión se ha hablado mucho en relación con las variantes del SARS-CoV-2 que están demostrando cierta capacidad para esquivar a los anticuerpos generados por las vacunas. Diversos especialistas explicaron en 'Nature' hace semanas que las células T podrían ofrecer una importante protección en esos casos. Sin embargo, el cofundador de BioNTech no mencionó esta cuestión.

Claves para tomar la decisión

Así que la protección real de la vacuna “yo creo que va a durar más tiempo” –señala López Hoyos– que el previsto por el cofundador de BioNTech. La protección que ofrece la infección natural en el corto plazo es uno de los factores que animan a los expertos a pensar que la defensa que ofrecen las vacunas será más duradera. ¿Cómo y cuándo se decidirá si es necesario revacunar? “Ahora la prioridad es que la mayor parte de la población tenga una primera inmunización, luego ya iremos pensando en el resto”, comenta el experto. En su opinión, la afirmación de Sahin “parece más una noticia empresarial que científica” y es posible que pase un año antes de que haya certezas sobre cómo desciende realmente el número de anticuerpos y de células de memoria.

“Habrá que monitorizar la respuesta inmune a lo largo del tiempo y, en función de los resultados, decidir”, comenta. No obstante, lo más probable es que la actuación varíe en función de los diferentes grupos de edad. Por ejemplo, los ancianos tienen un sistema inmunitario más debilitado, así que la lógica lleva a pensar que tendrían más posibilidades de tener que ser revacunados. Sin embargo, no hay ningún dato real que permita asegurarlo. Lo mismo puede ocurrir con otros colectivos concretos si sufren algún tipo de patología que haga que su inmunidad tenga una menor duración. Por otra parte, existen otros factores que pueden alterar el análisis de la situación. Por ejemplo, ¿qué pasará con los ensayos que combinan una dosis de AstraZeneca y otra de Pfizer?

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Foto: Reuters.

Tampoco está claro cómo debería ser el procedimiento para incorporar oficialmente esa tercera dosis, pero en principio la Agencia Europea de Medicamentos (EMA, por sus siglas en inglés) tendría que volver a revisar las evidencias. “Tendrán que justificar el cambio en la pauta en ficha técnica”, explica Raquel Carnero, consultora de la industria farmacéutica experta en vacunas. Es decir, incluir la necesidad de dosis de recuerdo para quienes reciban Comirnaty.

El factor de las variantes

En cualquier caso, la duración de la respuesta protectora solo es uno de los dos elementos que pueden condicionar la necesidad o no de administrar una nueva dosis de la vacuna, según explica García Rojas. El segundo sería la aparición de nuevas variantes del SARS-CoV-2. “Alguna de ellas puede tener una mayor capacidad de resistencia frente al formato actual de las vacunas”, afirma el presidente de la AEV. Este factor no supondría un problema desde el punto de vista logístico “porque las industrias productoras son capaces de adaptar su producto”. Sin embargo, no se puede descartar el escenario de una nueva vacunación masiva para hacerles frente.

En los últimos días se está hablando mucho de la situación de la India y de la variante B.1.617, detectada allí. Contiene 13 mutaciones, pero las que más preocupan son las denominadas L452R, P681R y E484Q, ya que "podrían afectar a la interacción con el receptor celular o al reconocimiento del virus por los anticuerpos, producidos de forma natural o inducidos por la vacunación", explica Ester Lázaro, investigadora del Centro de Astrobiología (INTA-CSIC) y experta en evolución de los virus. Previamente ya se habían detectado mutaciones en esas mismas posiciones, pero es la primera vez que aparecen reunidas en un mismo virus.

Algunos estudios “sugieren que la variante india podría ser más resistente a los anticuerpos, pero esto no quiere decir que pueda escapar a la protección de las vacunas, ya que la respuesta inmune es mucho más compleja y abarca también diversos tipos de células cuyo efecto sobre este virus aún no se conoce”, dice la experta.

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Foto: Reuters.

No obstante, al margen de las mutaciones del virus, están los factores epidemiológicos que son determinantes para que la variante B.1.617 u otras versiones del SARS-CoV-2 lleguen a ser o no una amenaza. “En España y otras partes del mundo ya hay otras variantes que se transmiten muy bien. Para que esta aumentara de forma significativa tendría que tener alguna ventaja sobre las que están actualmente en circulación y eso, de momento, no lo sabemos. Además, en caso de que esa ventaja existiera, podría no ser relevante en otros países con diferentes circunstancias sociales y sanitarias de las que se dan en India”, destaca Lázaro.

Según García Rojas, si nuevas mutaciones llegan a extenderse y a predominar, cabe pensar que todas las vacunas disponibles hoy en día tendrían que adaptarse. Esto supondría administrar una nueva dosis a la población sea cual sea la marca que hayamos recibido. Sin embargo, en el caso de que las variantes finalmente no supongan una amenaza, ¿habrá que revacunarse o no en función de qué vacuna nos hayamos puesto? Dar una respuesta segura a estas alturas resulta imposible. “Vamos a esperar con tranquilidad”, recomienda.

No hay dos sin tres. Ese fue el mensaje del cofundador de la empresa alemana BioNTech Ugur Sahin cuando el pasado miércoles mantuvo un encuentro con los corresponsales extranjeros acreditados en Alemania. La vacuna Comirnaty, que su compañía ha desarrollado en colaboración con Pfizer, requiere dos dosis, pero la caída de los anticuerpos que han observado en las personas inmunizadas tan solo medio año después de la segunda, aconsejaría una revacunación “entre nueve meses y un año” después.

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