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¿Me puedo relajar si ya estoy vacunado? Por qué es pronto para recuperar la vida normal
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LA LUCHA CONTRA EL COVID

¿Me puedo relajar si ya estoy vacunado? Por qué es pronto para recuperar la vida normal

La inmunización avanza y, si hemos recibido la inyección, la tentación de relajarse es potente. ¿Podemos hacerlo?

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Aunque de forma más lenta de lo deseable, la vacunación avanza poco a poco en España. Ya se han administrado 3,5 millones de dosis y 1,2 millones de personas ya han recibido la pauta completa. Muchos ancianos, trabajadores de residencias, profesionales sanitarios y otros colectivos vulnerables o expuestos pueden respirar un poco más tranquilos. Sin embargo, eso no significa que los vacunados puedan relajarse con respecto a las medidas contra el covid. Tanto por razones egoístas como de responsabilidad social, la mascarilla y el distanciamiento social deben seguir acompañándonos los próximos meses estemos o no vacunados.

El epidemiólogo y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas, lo tiene claro: "Ninguna relajación a pesar de estar vacunado, hay que mantener estrictamente las normas". Como sociedad, deberíamos comportarnos de forma unitaria; como grupo, "hasta que veamos que desciende claramente el número de casos graves y hay más dificultades para los contagios porque un porcentaje amplio de la ciudadanía está protegida".

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Hasta entonces, habría que evitar distinciones en las medidas a aplicar de vacunados y no vacunados, tanto por razones prácticas como por responsabilidad social. "Si empezamos a ver gente vacunada saltándose las normas que han caracterizado nuestra vida hasta este momento habrá quien llegue a pensar que ya está vacunada sin estarlo", comenta el experto. "La vacuna ha llegado pero el microorganismo sigue ahí. Hemos protegido a un sector todavía muy pequeño de la ciudadanía. Es cierto que son los más vulnerables, los que más ingresan en hospital y en UCI y los que más fallecen, así que el estrés sobre el sistema sanitario debería empezar a disminuir en un determinado periodo de tiempo, pero no está todo el pescado vendido", advierte. "Seguimos en pandemia y sería grave y peligroso tener gestos que inciten a pensar que lo hemos superado", añade.

¿Y si no evita la transmisión?

La principal razón para mantener la prudencia es la posibilidad de que la vacuna no evite la transmisión del virus. "Hoy sabemos que protege frente a la enfermedad, pero no si protege frente a la infección", destaca el experto. Esto quiere decir que "si estoy vacunado y contacto con el virus, no enfermo; pero es posible que me infecte y transmita el problema a otro". Los expertos distinguen entre sufrir la enfermedad, los síntomas del covid, y tener la infección. Aunque no se manifieste la patología, como se sabe por los casos asintomáticos, puede que el virus se esté replicando en el aparato respiratorio superior de una persona y, por consiguiente, pueda transmitirse a sus contactos.

¿Por qué no se sabe si las vacunas cortan la transmisión? Sencillamente, porque los objetivos de los ensayos clínicos eran analizar la protección de estos fármacos frente a la enfermedad (leve, moderada o grave) y los fallecimientos que provoca. Solo la de AstraZeneca incluyó un estudio secundario sobre infección, es decir, sobre personas que contraen el virus y no enferman, pero sí pueden transmitir el virus. Los resultados salieron a luz hace unas semanas en un 'preprint' de la revista 'The Lancet' que incluía otras cuestiones de la fase 3 de los ensayos clínicos. Los autores sugerían que la transmisión se reducía un 67% tras la primera dosis, pero esa conclusión no estuvo exenta de críticas y, en todo caso, el artículo está pendiente de revisión. "Es muy complicado estudiar eso, hay ensayos en marcha y tendremos resultados en unos meses, pero a día de hoy no sabemos cuál es el impacto de la vacunación en la transmisión del virus", apunta el experto en vacunas José Antonio Navarro Alonso, que también es miembro de la AEV.

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Foto: EFE.

En Israel, que ya ha conseguido inmunizar a la mayoría de su población, comienza a haber datos reales pero "muy preliminares" acerca del efecto de las vacunas de Pfizer y BioNTech en la transmisión. "A partir del día 14 después de recibir la primera dosis, la carga viral es mucho más baja", pero el verdadero estudio que sirva de referencia para afirmar que la vacunación corta la transmisión "está por aparecer", opina el vacunólogo. En su opinión, la "prueba de oro" podrían ser los ensayos del Reino Unido con voluntarios a los que se inoculará el coronavirus.

"Sabemos que los vacunados no van a llegar al hospital, pero pueden padecer covid leve o moderado y contagiar", resume Salvador Peiró, especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valencia (Fisabio). Aun así, es probable que la capacidad de contagio de una persona vacunada sea mucho menor, porque tendría cargas virales menores.

Razones para la prudencia

En cualquier caso, hay que tener en cuenta que las vacunas no tienen una eficacia del 100% en la prevención de la enfermedad, sino que está entre el 62% y el 95%, según los diferentes ensayos clínicos que realizaron las ya disponibles. Por lo tanto, "la vacunación no supone una garantía absoluta de que no puedan contraer la enfermedad", advierte Navarro Alonso. La efectividad real podría ser "incluso menor" si se incluyen factores como las personas inmunodeprimidas por medicación o comorbilidades. Aun así, hace pocos días se conocieron los primeros datos de efectividad real en Israel –en este caso, ya revisados y publicados en una revista de prestigio, 'The New England Journal of Medicine', NEJM– y las cifras son casi calcadas a las que ofrecían los ensayos clínicos, con un 94% de protección frente a la enfermedad sintomática.

Los expertos también recuerdan que la protección que proporcionan las vacunas no es inmediata, como han demostrado algunos brotes en residencias una vez que a los usuarios se les había administrado la primera e incluso la segunda dosis (aunque esto también tiene que ver con la distinción entre enfermedad y transmisión del virus). El máximo nivel de protección se alcanza entre los siete y los diez días después de la segunda dosis. En teoría, hasta ese momento la persona vacunada sigue siendo vulnerable a la infección suponiendo que contacte con el virus.

La existencia de nuevas variantes del virus también genera cierta inseguridad. Más allá de que puedan ser más transmisibles o no, en algunos casos las mutaciones permiten al SARS-CoV-2 esquivar la protección que ofrecen las vacunas. Así lo apuntan algunos datos, al menos, con respecto a la sudafricana. De hecho, Sudáfrica dejó de vacunar con AstraZeneca. "Puede ser que la protección no sea tan buena como lo es frente a las variantes que han dominado hasta ahora", apunta Navarro Alonso. En paralelo, las farmacéuticas avanzan muy rápido en la adaptación frente a estos cambios. El pasado jueves, Moderna anunció que ya tenía lista su vacuna contra la variante sudafricana.

Cosas ya están cambiando y cambiarán

En cualquier caso, a pesar de todas las precauciones, será inevitable ir relajándose con el avance de la vacunación. El primer ejemplo lo tenemos en las residencias, que ya están permitiendo visitas y salidas. "Los teníamos en un régimen muy duro, casi de cárcel", apunta Peiró, así que en ese ámbito "toca ir balanceando las medidas".

"Ya se está viendo que los pacientes que ingresan en los hospitales no provienen de residencias, porque la efectividad es altísima", apunta Navarro Alonso, "así que se pueden permitir abrir la mano, están protegidos de manera directa". No obstante, esto no quiere decir que pueda haber un "cambio completo" en la vida de estos centros, "tienen que salir con sus mascarillas y todas las pautas establecidas, pero realmente la población con mayor peligro eran ellos y ahora están protegidos, así que pueden recibir a sus familiares y dar paseos".

Salvo en casos puntuales, como el de las residencias, "hasta el momento el porcentaje de vacunados es tan bajo que no vale la pena distinguir mucho entre vacunados y no vacunados", opina el especialista de Fisabio. Sin embargo, "llegarán momentos diferentes". Ese horizonte en el que las cosas pueden empezar a cambiar se situaría en torno al verano. "Más del 80% de los fallecimientos son de personas de más de 65 años, así que no nos hace falta llegar a ese 70% de inmunidad de rebaño para reducir mucho la mortalidad y las hospitalizaciones", apunta. Visitar a padres y abuelos será un poco más seguro para ellos, aunque las generaciones más jóvenes deben ser conscientes de que sus mayores podrían contagiarlos.

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Foto: EFE.

En cualquier caso, "la idea de que los vacunados puedan hacer lo que quieran no es adecuada porque podrían contagiarse, contagiar y expandir el virus aunque ellos no pasen la enfermedad", señala. En ese sentido, muchos epidemiólogos creen que la idea del "pasaporte" para vacunados está fuera de lugar: ahora no tendría sentido, porque hay pocos y en apenas unos meses "nos dará lo mismo, porque la inmunidad será muy amplia y las personas mayores no enfermarán, así que nos preocupará mucho menos que la gente se mueva, con o sin documentación".

Al igual que ha ocurrido con los test, "son intentos de hacer remontar el turismo queriendo hacer pasar por seguras a personas que, en realidad, siguen pudiendo contagiar". De todos modos, "la economía importa, la pobreza y el desempleo también causan problemas de salud", de manera que llegaremos a un punto en el que "no será insensato" meter estos factores en la balanza. Por eso, Peiró augura que próximamente habrá "mucha bronca" sobre las actividades que se deben permitir, ya que "el daño será mucho menor en términos generales".

"Tenemos que ser conscientes de que, tras el confinamiento y otras medidas, cuando hemos vuelto a hacer una vida más normal hemos sufrido olas graves. Después de un año así, yo sería prudente y abogaría por ralentizar cualquier medida que suponga una relajación", señala Navarro Alonso. En su opinión, el análisis de los datos "día a día" es lo que permitirá ir tomando decisiones, pero "poner una fecha a partir de la cual podemos relajarnos un poco a día de hoy es imposible".

Aunque de forma más lenta de lo deseable, la vacunación avanza poco a poco en España. Ya se han administrado 3,5 millones de dosis y 1,2 millones de personas ya han recibido la pauta completa. Muchos ancianos, trabajadores de residencias, profesionales sanitarios y otros colectivos vulnerables o expuestos pueden respirar un poco más tranquilos. Sin embargo, eso no significa que los vacunados puedan relajarse con respecto a las medidas contra el covid. Tanto por razones egoístas como de responsabilidad social, la mascarilla y el distanciamiento social deben seguir acompañándonos los próximos meses estemos o no vacunados.

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