Es noticia
¿Por qué los gorilas no sufren osteoporosis como nosotros?
  1. Tecnología
  2. Ciencia
ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD JOHNS HOPKINS

¿Por qué los gorilas no sufren osteoporosis como nosotros?

Según los investigadores, la razón podría estar en que estos animales siguen manteniendo los niveles hormonales que ayudan a protegerlos de la pérdida de hueso

Foto: Los huesos de los gorilas envejecen mejor que los nuestros. Foto: EFE EPA Zoltan Balogh
Los huesos de los gorilas envejecen mejor que los nuestros. Foto: EFE EPA Zoltan Balogh

Los gorilas no experimentan osteoporosis, según un estudio de investigadores internacionales liderado por la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos). Este hallazgo podría ofrecer pistas sobre cómo los humanos evolucionaron con las enfermedades relacionadas con la edad.

El estudio, publicado en la revista científica 'Philosophical Translations of the Royal Society B', ha analizado los esqueletos de los gorilas de montaña del Parque Nacional de los Volcanes de Ruanda, que viven en libertad toda su vida.

Foto: Foto: iStock.

Los investigadores señalan que los gorilas que envejecen no experimentan la acelerada pérdida de hueso asociada a la osteoporosis como hacen los humanos.

Sin pérdida de hueso

"La osteoporosis en los humanos es un problema mecánico realmente interesante", explica a Phys.org Christopher Ruff, profesor del Centro de Anatomía Funcional y Evolución de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "En términos de selección natural, no hay ventaja evolutiva en el desarrollo de la pérdida de hueso con el envejecimiento hasta el punto de una posible fractura. Mirando a los parientes cercanos de los humanos en el árbol evolutivo, podemos inferir más sobre los orígenes de esta enfermedad".

"En términos de selección natural, no hay ventaja evolutiva en el desarrollo de la pérdida de hueso con el envejecimiento hasta el punto de una posible fractura"

Ruff y sus colegas examinaron los huesos de 34 gorilas de montaña salvajes, 17 hembras y 17 machos, de edades comprendidas entre los 11 y los 43 años. Esto abarca toda la gama de adultos de la especie. Utilizando un escáner CT especializado, analizaron los huesos de las piernas, brazos y columna vertebral de cada animal (incluyendo el fémur, la tibia, el radio, el cúbito, el húmero y las vértebras lumbares), tomando medidas de la densidad y la geometría de los huesos.

Los investigadores descubrieron algunas características del envejecimiento del esqueleto entre los gorilas que son similares a las observadas en los humanos, como un ensanchamiento general del diámetro de los huesos largos y un adelgazamiento de la pared ósea.

placeholder Un gorila de montaña Foto: EFE/ Marc Hofer
Un gorila de montaña Foto: EFE/ Marc Hofer

Sin embargo, los huesos de los gorilas no mostraron ninguna de las aceleradas pérdidas de mineral óseo asociadas con la osteoporosis relacionada con la edad en los esqueletos humanos. En los humanos, las mujeres tienden a perder densidad mineral ósea más que los hombres. Sin embargo, en los gorilas de montaña, no hubo una diferencia significativa en la densidad ósea o la fuerza general entre los machos y hembras mayores.

División evolutiva

Estas diferencias, dice Ruff, pueden explicarse por el hecho de que los gorilas siguen teniendo descendencia durante toda su vida, manteniendo los niveles hormonales que ayudan a protegerlos de la pérdida de hueso. Los niveles de actividad más altos también pueden ayudar a crecer y luego a mantener los huesos más fuertes.

Basándose en los resultados de su estudio, Ruff y sus colegas tienen la hipótesis de que esta nueva etapa de la vida en los seres humanos surgió después de la división evolutiva entre los humanos y los simios africanos, y que podría ser cuando se originaron algunas de nuestras enfermedades relacionadas con la edad, incluida la osteoporosis.

Los gorilas no experimentan osteoporosis, según un estudio de investigadores internacionales liderado por la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (Estados Unidos). Este hallazgo podría ofrecer pistas sobre cómo los humanos evolucionaron con las enfermedades relacionadas con la edad.

El redactor recomienda