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Aparecen las primeras evidencias de anfibios con veneno en la boca
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CECILIAS: NO SON SERPIENTES, NO SON GUSANOS

Aparecen las primeras evidencias de anfibios con veneno en la boca

Las culebritas anilladas tienen pequeñas glándulas llenas de líquido en la mandíbula superior e inferior

Foto: Un espécimen de Siphonops annulatus. Foto: Wikipedia
Un espécimen de Siphonops annulatus. Foto: Wikipedia

El veneno no es solo cosa de insectos ni serpientes, científicos estadounidenses y brasileños han encontrado la primera evidencia conocida de glándulas de veneno oral en anfibios.

"Pensamos en los anfibios (ranas, sapos y similares) como básicamente inofensivos", explica Edmund 'Butch' Brodie, Jr, profesor emérito del departamento de Biología de la Universidad Estatal de Utah (Estados Unidos). "Sabemos que varios anfibios almacenan secreciones venenosas y desagradables en su pielpara disuadir a los depredadores. Pero aprender que al menos uno puede infligir una lesión por su boca es extraordinario".

Foto: Extraen en australia veneno de una serpiente capaz de matar a 100 personas. Foto: EFE Australian Reptile Park

Brodie y sus colegas de la Universidad Estatal de Utah y del Instituto Butantan (Brasil) descubrieron esas glándulas orales venenosas en una familia de cecilias, criaturas parecidas a serpientes y gusanos relacionadas con ranas y salamandras. Sin ser serpientes ni gusanos, las cecilias se encuentran en los climas tropicales de África, Asia y América. Algunos son acuáticos y otros, como la culebrita anillada (Siphonops annulatus) estudiada por el equipo de Brodie, viven en madrigueras de su propia creación.

No solo a través de la piel

En 2018, el equipo ya había descubierto que esta especie secretaba sustancias a través de las glándulas de la piel en ambos extremos de su cuerpo, similar al de una serpiente. Emite un lubricante parecido a las mucosas que le permite sumergirse rápidamente bajo tierra para escapar de los depredadores. En la cola, la culebrita anillada tiene glándulas armadas con una toxina, que actúa como la última línea de defensa química, bloqueando el túnel que excavan para evitar a sus depredadores.

"Estas glándulas orales se desarrollan a partir del tejido dental, el mismo origen que encontramos en las glándulas venenosas de los reptiles"

"Lo que no sabíamos es que estas culebritas anilladas tienen pequeñas glándulas llenas de líquido en la mandíbula superior e inferior, con largos conductos que se abren en la base de cada uno de sus dientes en forma de cuchara", afirma Brodie en declaraciones citadas por SciTechDaily.

Los investigadores descubrieron que el origen del veneno de una y otra parte era diferente. "Las glándulas cutáneas venenosas se forman a partir de la epidermis, pero estas glándulas orales se desarrollan a partir del tejido dental, y este es el mismo origen de desarrollo que encontramos en las glándulas venenosas de los reptiles", explica Pedro Luiz Mailho-Fontana, del Instituto Butantan.

Los investigadores, que publican sus hallazgos en la revista científica 'iScience', suponen que las cecilias, equipadas sin extremidades y con una boca para cazar, activan sus glándulas orales cuando muerden a sus presas, como gusanos, termitas, ranas y lagartos.

El equipo aún no conoce la composición bioquímica del fluido que contienen las glándulas orales, aunque sospechan que pueden haber evolucionado en las cecilias antes que en las serpientes.

El veneno no es solo cosa de insectos ni serpientes, científicos estadounidenses y brasileños han encontrado la primera evidencia conocida de glándulas de veneno oral en anfibios.

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