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El rastreador que luchó contra ETA y ahora tiene a raya el covid en un pueblo de Granada
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UN PLAN PUESTO EN MARCHA EN MARZO

El rastreador que luchó contra ETA y ahora tiene a raya el covid en un pueblo de Granada

El jefe de la Policía Local de Íllora, con 25 años de carrera en la Guardia Civil, puso en marzo en marcha un método de rastreo propio que consiguió que en la localidad solo se hayan dado seis contagios

Foto: Antonio Cobos, a la derecha, posa junto con otro agente de la Policía Local. (Cedida)
Antonio Cobos, a la derecha, posa junto con otro agente de la Policía Local. (Cedida)

El pasado 12 de marzo, unos días antes de que Pedro Sánchez decretase un estado de alarma que cada vez tiene más difícil estirar, Antonio Cobos recibió una misión inédita en toda su carrera. Tenía que ponerse a rastrear posibles contagios de coronavirus en Íllora, un municipio granadino de poco más de 10.000 habitantes. Cobos, jefe de la Policía Local del pueblo desde hace tres años, se puso manos a la obra. "Por la mañana, constituimos el comité de seguimiento que había sido recomendado por la Federación Española de Municipios y Provincias. Esa misma tarde, ya teníamos localizada a la que llamamos la paciente uno, que se había contagiado un par de semanas antes en un viaje a Madrid, donde fue a ver el musical de Anastasia".

Foto: Manuel Méndez, en el estudio central de la Buena Onda Radio. (Cedida)

Así echó a rodar el engrasado mecanismo de rastreo que puso en marcha el ayuntamiento, que formó rápidamente un grupo de trabajo con el alcalde, el jefe de la Policía Local, la dirección del centro médico así como el jefe de Protección Civil de la zona. La estrategia evitó que la pandemia campase a sus anchas. Pasados casi dos meses y medio desde entonces, solo han tenido seis casos confirmados por PCR —todos han recibido el alta— y ningún muerto. Solo 0,58 contagios por cada millar de habitantes. "Aquí, seguro que ha pasado como en toda España. Seguro que hay gente que lo ha pasado en el confinamiento, pero como los centros médicos estaban saturados las primeras semanas, no se pudo chequear eso", comenta Cobos a El Confidencial por teléfono.

Investigación policial contra el covid

Muchas semanas antes de que España empezase a hablar de la necesidad de rastreadores y aplicaciones móviles para mantener a raya el covid-19 en la llamada 'nueva normalidad', este hombre de 45 años ya había diseñado un sistema para hacer lo propio en este pueblo. "Básicamente, lo que hemos hecho ha sido adaptar las técnicas de investigación policial como puede ser un crimen o un robo a una situación así", relata.

Nunca se había enfrentado a una emergencia sanitaria de esta naturaleza, pero lo cierto es que su experiencia le ha servido en un momento así. Desde los 17 años, es Guardia Civil. Hace tres, pidió una excedencia para ocupar su actual puesto. Entre 2000 y 2006 sirvió en la Brigada de Información de la Benemérita en el cuartel de Intxaurrondo (San Sebastián), lo que le llevó a participar en acciones y operaciones de la lucha contra la banda terrorista ETA. "Me tocó trabajar en casos y atentados en toda la provincia. Técnicas que usábamos entonces, para localizar testigos, por ejemplo, se han aplicado ahora", añade. "Todo sirve cuando tienes que enfrentar una situación de tensión así".

Cobos, en excedencia desde hace tres años, sirvió en Intxaurrondo en la Brigada de Información

Lo importante no es solo saber quién se ha contagiado. "Hay que saber dónde, cuándo y cómo. Si lo hicieron dentro o fuera del pueblo. Cuando sabes eso, ya puedes pasar al con quién", explica. Salvo uno, el resto de los contagios son importados. Cuando detectaron el primero, la mujer que viajó a Madrid a ver un musical, rastrearon su entorno. Decidieron, junto con las autoridades médicas, que un total de 16 personas debían aislarse durante dos semanas. Eran compañeros de trabajo y sus respectivas familias. Luego vinieron otros casos, como el de sanitarios que trabajan en la capital de la provincia o dos ancianos que viajaron a Benidorm en un viaje organizado junto a otros jubilados. "Al final, han sido más de 200 personas las que han tenido que guardar la cuarentena".

Hasta tres llamadas al día

Al principio, realizaba tres llamadas cada día. "De los ocho agentes municipales, solo estaba yo con este asunto de control. Por tema de recursos y por salvaguardar mejor la información y cumplir con las leyes de protección de datos. Eran conversaciones para chequear que estaban cumpliendo y también para ver cómo se encontraban", añade. Cuando el grupo fue más grande, tuvo que reducir el número de contactos. "Les llamaba una vez. Iba variando la hora y el momento, para que no fuese previsible".

placeholder Vista aérea de Íllora. (EC)
Vista aérea de Íllora. (EC)

En general, todos han cumplido. "Alguna vez llamabas y les decías que te pasasen con su mujer o su hijo y te decían que estaba en el baño. Decías que daba igual, que te esperabas y te acababan reconociendo que habían salido con el niño a dar una vuelta a la manzana. Pues claro, ahí mandabas la patrulla para que les avisase". Solo han tenido que multar a una persona por saltarse el confinamiento. "Y porque ha reincidido". Las propuestas de sanción a la gente por romper las condiciones del estado de alarma apenas son de medio centenar en todo este tiempo. "Nada significativo".

Las patrullas no solo iban a dar un toque de atención. Muchas veces se han ocupado de llevar la compra, medicamentos y otras cosas que necesitasen. "Hay que pensar que muchas de estas personas eran de avanzada edad, estaban solas, que sus hijos no viven en el pueblo", añade. También organizó, en colaboración con una imprenta local, una acción para los más pequeños, imprimiendo y repartiendo maquetas de coches de la policía, ambulancias y camiones de bomberos para que pudiesen entretenerse en casa.

Bajas falsas, al descubierto

placeholder Antonio Salazar, alcalde de Íllora. (Foto cedida)
Antonio Salazar, alcalde de Íllora. (Foto cedida)

Su trabajo también ha servido para localizar alguna pillería con la excusa del coronavirus. "Entre las muchos avisos que hemos recibido de los vecinos, que han sido de muchísima ayuda, tuvimos una que nos alertaba de alguien que decía que había sido diagnosticado de coronavirus y que andaba moviéndose por el pueblo", comenta. Se trataba de un camionero. Contactaron con su empresa y desde allí les explicaron que estaba guardando la baja por consejo médico después de, supuestamente, presentar síntomas. "Cuando le interrogamos, nos contaba que el médico era amigo suyo. No concretaba. Finalmente, se derrumbó y confesó que no estaba enfermo ni nada. Vamos, que era una baja fraudulenta", añade.

"Su papel y su experiencia han sido fundamentales, como lo han sido los de Amelia Jiménez, directora del centro de salud. Hemos echado muchas horas", cuenta Antonio Salazar, alcalde de la localidad. "La premisa, desde que recibimos el aviso de la Federación Española de Municipio el 12 de marzo, era que mejor pecar de ser excesivamente cautos que quedarse cortos", recuerda. Entre otras cosas, han evitado que haya ningún caso en alguna de las dos residencias que hay en Íllora. "Aunque en el núcleo central del pueblo la edad media es menor, en las pedanías sí que hay gente de grupos de riesgo y había que estar muy atentos ahí. En este punto, cabe decir que tanto la Policía Local como los trabajadores sociales han hecho un trabajo enorme y se ha podido atender a todo el mundo".

Una estrategia conjunta

Salazar recuerda que, aunque de la sensación contraria, el coronavirus no se ha ido. "Aquí hasta que no haya vacuna o medicamento eficaz no le vamos a dar tregua", cuenta. Además de seguir con el rastreo de casos, van a seguir con medidas de desinfección y reparto de material de protección. "De la limpieza de las zonas más transitadas día a día, como son las entradas de los supermercados, la del centro médico, las escuelas que están siendo utilizadas para repartir comidas a los que más lo necesitan, se han ocupado los operarios municipales. Sin embargo, hemos contado con la ayuda tanto de la UME como de la Legión para desinfectar las residencias", cuenta.

placeholder Foto: Reuters.
Foto: Reuters.

Obviamente, la estrategia no solo es dar con los casos positivos y aislarlos. Los test también han jugado un papel importante. "Parece que hay una carrera para ver qué ayuntamiento en España reparte más mascarillas o hace más pruebas. Aquí se han hecho test a los trabajadores médicos, a los agentes, a las asistentes sociales... y a todos aquellos que se consideraba necesario hacerlo desde el centro de salud", comenta el alcalde. Como en todos lados, no siempre ha sido fácil acceder a ese material. "Aquí se nos han ofrecido empresas de todo tipo y, claro, hay que ir probándolo antes de adquirir nada. Todo con precaución, como hemos hecho desde el principio y seguiremos haciendo hasta que salgamos de esta".

El pasado 12 de marzo, unos días antes de que Pedro Sánchez decretase un estado de alarma que cada vez tiene más difícil estirar, Antonio Cobos recibió una misión inédita en toda su carrera. Tenía que ponerse a rastrear posibles contagios de coronavirus en Íllora, un municipio granadino de poco más de 10.000 habitantes. Cobos, jefe de la Policía Local del pueblo desde hace tres años, se puso manos a la obra. "Por la mañana, constituimos el comité de seguimiento que había sido recomendado por la Federación Española de Municipios y Provincias. Esa misma tarde, ya teníamos localizada a la que llamamos la paciente uno, que se había contagiado un par de semanas antes en un viaje a Madrid, donde fue a ver el musical de Anastasia".

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