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Científicos españoles alertan ante una 2ª ola de contagios: hay que hacer test masivos
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Medidas correctas pero insuficientes

Científicos españoles alertan ante una 2ª ola de contagios: hay que hacer test masivos

Basados en cálculos matemáticos, investigadores españoles recomiendan "abrir el grifo poco a poco" y realizar pruebas diagnósticas de forma generalizada tras el confinamiento

Foto: Un control de temperatura. (EFE)
Un control de temperatura. (EFE)

Una epidemia no termina cuando deja de haber infectados, sino cuando deja de haber personas susceptibles de serlo. Ese momento llega por el mecanismo de inmunidad de rebaño —cuando se infecta y se cura la mayor parte de la población, volviéndose inmune— o cortando las cadenas de transmisión. La primera opción es inviable en este momento porque el número de infectados tendría que llegar a ser del 70% o del 80%, así que muchos científicos le dan vueltas a la posibilidad de optimizar la segunda. Las medidas de confinamiento que estamos sufriendo lo logran en parte, porque se reduce el contacto entre las personas. La pregunta ahora es hasta cuándo hay que mantenerlas para que sean efectivas y qué habrá que hacer después.

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Un estudio internacional basado en modelos matemáticos, que tiene en cuenta datos de transmisión epidemiológica y de movimientos reales de personas, permite analizar la efectividad de las medidas y plantea posibles escenarios tras la cuarentena. Esta investigación, publicada en abierto (bajo licencia Creative Commons para que pueda ser utilizada por otros expertos y autoridades) es obra de la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad de Zaragoza, la Fundación ISI de Italia y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). Los resultados plantean la necesidad de que el confinamiento se prolongue varias semanas más y que, posteriormente, se tomen nuevas decisiones para mantener controlada la situación. Si no es así, los contagios volverán a dispararse.

Foto: Un paciente de coronavirus, en Italia. (EFE)

"Las medidas que se están tomando son correctas, pero no son suficientes si queremos evitar un segundo brote que también pueda ser más o menos importante", advierte, en declaraciones a Teknautas, Yamir Moreno, físico teórico, coautor del estudio y responsable del Grupo de Redes y Sistemas Complejos (COSNET) del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza.

placeholder Los servicios de urgencias este jueves en el hospital Infanta Leonor, en Madrid. (EFE)
Los servicios de urgencias este jueves en el hospital Infanta Leonor, en Madrid. (EFE)

El repunte de casos tras el confinamiento será casi inevitable. "Sale en todos los escenarios que simulamos, solo cuando aplicamos condiciones muy restrictivas vemos una baja probabilidad, pero en todos las demás es muy alta". Volver a conectar las cadenas de transmisión y sin haber alcanzado la inmunidad de grupo es, en cierto modo "volver a la casilla de salida", pero esta vez con una curva de contagios "menos intensa y un pico más pequeño". El escenario se puede parecer al de hace algunas semanas, con un número de infectados más manejable y algunas medidas de contención. En cualquier caso, la clave para manejarlo es "abrir el grifo poco a poco".

Cuando volvamos a abrir escuelas y restaurantes el virus seguirá ahí. Estamos comprando tiempo y hay que utilizarlo para prepararnos para la 2ª fase

El estudio confirma que el aislamiento social retrasa el pico de la epidemia. "En algún momento vamos a aplanar la curva. Con estas medidas draconianas estamos reduciendo el impacto, pero cuando volvamos a abrir escuelas y restaurantes el virus seguirá ahí y resurgirá salvo que haya una solución farmacéutica, una vacuna o una cura. Estamos comprando tiempo y lo que hay que hacer es utilizarlo para prepararnos para la segunda fase", apunta Esteban Moro, investigador del Departamento de Matemáticas de la Universidad Carlos III que en la actualidad se encuentra en EEUU como profesor visitante del MIT.

El modelo que ha desarrollado junto a sus colegas utiliza un sistema denominado SEIR que se usa para calcular la propagación de epidemias junto con información real de movilidad en Boston, proporcionada por una empresa americana. "Nos dan acceso a datos agregados y anónimos de cómo la gente se mueve en las áreas urbanas. Con eso, nosotros podemos reconstruir la matriz de contactos, cuál es la exposición que tiene cada persona a otras dentro de la ciudad", explica.

placeholder Varios clientes guardan cola para entrar en un supermercado de Badalona (Barcelona). (EFE)
Varios clientes guardan cola para entrar en un supermercado de Badalona (Barcelona). (EFE)

La idea inicial era hacer un modelo de la expansión de la gripe, pero la irrupción del Covid-19 les hizo cambiar de planes. "No pretendemos realizar predicciones, sino observar el impacto de políticas públicas sobre la epidemia y entender qué efecto tienen las diferentes estrategias", asegura.

¿Cuánto tiempo debemos estar en casa?

Por supuesto, uno de los factores más determinantes del éxito es el tiempo de prolongación del confinamiento. Si la medida durase 10 días, el efecto sería casi nulo, según han calculado los investigadores. Los resultados comienzan a ser significativos una vez que se alcanzan los 30 días de aislamiento social, pero lo ideal sería llegar al menos a 60.

El estudio incluye otras posibilidades, como los 90 días de reclusión, pero los autores admiten que mantener un país paralizado tres meses no es un escenario realista. "Cuanto más tiempo se mantengan estas medidas, más se baja la curva; es decir, habrá menos casos pero de forma más prolongada y se retrasará la segunda oleada; pero ni el confinamiento total es posible ni sería económicamente sostenible", reconoce Moro.

placeholder Bajo el nombre 'Coronavirus Makers', voluntarios de toda España se han propuesto aplicar la tecnología 3D para fabricar equipos de protección y material sanitario. (EFE)
Bajo el nombre 'Coronavirus Makers', voluntarios de toda España se han propuesto aplicar la tecnología 3D para fabricar equipos de protección y material sanitario. (EFE)

Por eso también es importante analizar cada medida y ver cuáles tienen mayor repercusión a la hora de combinarlas. Así, cerrar solamente las escuelas, como se hizo en algunos lugares de España cuando el panorama empezaba a ponerse serio, tiene un efecto prácticamente nulo, según sus conclusiones, porque la propagación sigue en las casas y en los trabajos. Sin embargo, al unir el cierre de centros de ocio y de trabajo la ralentización de la epidemia ya es notable.

Test masivos y medidas activas

En cualquier caso, "cerrando cosas y luego volviéndolas a abrir no se va a ir la epidemia, nuestro artículo nos dice que esas medidas pasivas no son suficientes", asegura. Y tampoco lo serán para después del confinamiento, sobre todo porque el objetivo seguirá siendo impedir que el coronavirus infecte a la mayor parte de la población a la vez que se recupera la economía.

Así que los investigadores proponen varias estrategias. Por una parte, habría que aislar las personas que tengan síntomas y realizar un seguimiento de sus contactos, medidas que se parecen mucho a las implementadas hace semanas en la fase de contención. Sin embargo, por otra parte, habría que realizar test diagnósticos masivos a la población al estilo de lo que hizo Corea del Sur con resultados bastante buenos.

La idea es desarrollar nuevas "medidas activas" que permitan controlar de verdad la situación. "Hay que salir a buscar a los infectados que mantienen la epidemia circulando en lugar de esperar a que ellos noten los síntomas", propone Yamir Moreno. De hecho cree que sería mejor hacerlo cuanto antes, pero reconoce que en la actual situación de estado de alarma ni se dan las condiciones ni existen los medios para esa tarea.

placeholder Personal sanitario toma muestras a un turista al llegar al aeropuerto Incheon, en Corea del Sur. (Reuters)
Personal sanitario toma muestras a un turista al llegar al aeropuerto Incheon, en Corea del Sur. (Reuters)

Según explica, es la fase en la que está China, que acaba de decidir cerrar sus fronteras. "Se están preparando para evitar la segunda ola, salen a la calle con mascarilla y toman la temperatura en espacios públicos, que no son medidas muy fiables, pero pueden ayudar en esta nueva fase de control", según Yamir.

Estudiar todos los escenarios posibles

Aunque el estudio que sirve para extraer todas estas conclusiones se basa en la movilidad de Boston (ya están haciendo lo mismo con los datos de Nueva York), los autores consideran que se puede extrapolar a cualquier sitio. "El modelo epidemiológico es el mismo, porque el virus se transmite de la misma manera en todas partes, la gran diferencia está en que las medidas se han implementado en diferentes tiempos según cada país", comenta Moro. "Aquí en EEUU todavía tenemos permitido salir a la calle, estamos por detrás de España en las medidas, pero todos vamos hacia lo mismo, medidas de confinamiento total y cerrar los negocios que no sean esenciales".

No obstante, también hay un componente cultural, acerca de cómo se está tomando el confinamiento la población, por eso "también tenemos que mirar los datos reales de movilidad" una vez que las medidas más restrictivas están en marcha. Así que este grupo de expertos sigue analizando todas las variables, día a día, e incorporando lo que va sucediendo.

placeholder Un paciente de coronavirus en un hospital en Milán. (Reuters)
Un paciente de coronavirus en un hospital en Milán. (Reuters)

Por el momento, en España no cuentan con los datos de movilidad reales, aunque podrían proporcionarlos las compañías telefónicas. Además, a medida que se vayan proponiendo o ejecutando nuevas medidas, este equipo las irá incorporando a su modelo. Por ejemplo, "estamos barajando que aquí en EEUU, y probablemente en España, las clases van a estar paradas hasta septiembre", apunta Moro.

Otra posibilidad es que el confinamiento se levante antes en núcleos de población más pequeños que no tengan focos de infección importantes. "Esto va para largo. Después de algunas semanas vendrá una fase menos estresante, pero puede que estemos conviviendo con la epidemia hasta después del verano o incluso más", destaca Yamir Moreno.

Ante tantas posibilidades, su tarea es refinar el modelo y hacerlo "más explicativo", aseguran. "Los modelos epidemiológicos que se están utilizando para el coronavirus ya son bastante sofisticados, pero hay partes que todavía no tenemos", reconocen. "La epidemia afecta a distintos colectivos de manera diferente, por ejemplo, tiene mucha incidencia en la gente mayor, mientras que hay otros colectivos que no desarrollan síntomas. Así que estamos trabajando en cómo puede afectar esto a la evolución".

Una epidemia no termina cuando deja de haber infectados, sino cuando deja de haber personas susceptibles de serlo. Ese momento llega por el mecanismo de inmunidad de rebaño —cuando se infecta y se cura la mayor parte de la población, volviéndose inmune— o cortando las cadenas de transmisión. La primera opción es inviable en este momento porque el número de infectados tendría que llegar a ser del 70% o del 80%, así que muchos científicos le dan vueltas a la posibilidad de optimizar la segunda. Las medidas de confinamiento que estamos sufriendo lo logran en parte, porque se reduce el contacto entre las personas. La pregunta ahora es hasta cuándo hay que mantenerlas para que sean efectivas y qué habrá que hacer después.

Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
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