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UK recula en su loca idea contra el Covid-19, pero ni los científicos se ponen de acuerdo
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¿Hay varias formas de combatir la pandemia?

UK recula en su loca idea contra el Covid-19, pero ni los científicos se ponen de acuerdo

Los asesores del ‘premier’ de UK apostaron por dejar que la inmunidad de grupo frenara la epidemia. Johnson ha reculado a medias y ahora ni los epidemiólogos tienen claro el camino

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(Foto: Reuters)

Aunque hayas visto que en Reino Unido siguen más o menos como si nada con el tema del coronavirus, no es que el Brexit haya evitado que el virus llegue al país, sino que su estrategia para combatirlo se desvía bastante de las estrictas medidas de sus colegas europeos. Al menos hasta ahora. Un informe del Imperial College de Londres publicado el pasado lunes advertía de que las relajadas propuestas anunciadas inicialmente por el ‘premier’ Boris Johnson no evitarían la muerte de 250.000 personas en el país, así que el Gobierno británico ha modificado su postura en las últimas horas.

Ahora aconseja evitar todo contacto social no esencial, intentar trabajar desde casa y abstenerse de frecuentar pubs, restaurantes, teatros y eventos sociales. En las últimas horas, se han comenzado incluso a cerrar colegios. Sin embargo, de momento no se apunta al confinamiento completo ni al cierre obligatorio de locales. Pero esto ya es un gran cambio, porque hasta este giro, la polémica estrategia británica implicaba tan solo la posibilidad de aislar a los mayores de 70 años, pedir a quien tuviera síntomas que se quedara en casa y solicitar a todo el mundo que se lavara las manos con frecuencia. Este plan tan relajado evidencia que no existe una sola estrategia contra la epidemia y cada una tiene defensores y detractores entre los expertos.

Foto: Un hombre, comprando en un supermercado en Reino Unido. (EFE)

La mayoría de los países ya han admitido que es imposible contener el virus, así que tratan de 'aplastar la curva': evitar que una rápida expansión del SARS-CoV-2 provoque un pico de infecciones con miles de casos graves que colapsen los sistemas sanitarios. Esa es la estrategia de España, de Italia o de China, que han paralizado su funcionamiento normal para detener los contagios. Por el contrario, el Gobierno británico ha asumido que el combate contra el Covid-19 es a largo plazo y su análisis implica que probablemente la sociedad se cansará y dejará de aplicar medidas radicales, tras las cuales el virus volverá con fuerza, probablemente el próximo invierno.

placeholder Patrick Vallance, a la derecha de Boris Johnson. (Reuters)
Patrick Vallance, a la derecha de Boris Johnson. (Reuters)

Por eso, Boris Johnson y sus asesores apostaron por intentar proteger a las personas susceptibles de sufrir los peores efectos de la enfermedad mientras la mayor parte de la población se iba contagiando y, por lo tanto, se inmunizaba, a pesar de ser conscientes de que esta vía tiene importantes costes. Hasta este martes, el número oficial de contagiados era de 1.950 casos confirmados, pero el consejero científico del ‘premier’ Boris Johnson, Patrick Vallance, ha admitido que la cifra real podría situarse en torno a los 55.000 y que su objetivo final es que mueran menos de 20.000 personas por esta epidemia.

“No quieren pararlo todo, sino aislar a los vulnerables, tratando de que la enfermedad vaya avanzando entre los demás para que haya un gran número de personas que adquieran la infección y se interrumpa la transmisión entre la población”, explica a Teknautas Ildefonso Hernández, miembro de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas). Es una apuesta por inmunizar a una gran parte de la sociedad que, en teoría, no corre riesgos: las personas jóvenes sin otras patologías. “Así lograrían que el virus se transmitiese mucho menos, porque si estás rodeado de personas que ya no son susceptibles de enfermar, nadie te lo puede contagiar”, apunta el experto.

Sin embargo, la idea desató una lluvia de críticas por parte de muchos epidemiólogos, que creen que la estrategia hace aguas por todas partes. Por ejemplo, argumentan que no sirve de nada aislar solo a las personas con síntomas cuando se ha demostrado que el virus se puede transmitir antes de sufrirlos. También dicen que no está claro qué clase de inmunidad puede dejar la enfermedad a largo plazo. Hasta los sociólogos critican que se dé por supuesto que la población se cansaría de las medidas restrictivas y que no las cumpliría, puesto que no hay evidencias científicas para afirmar algo así.

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(Foto: Reuters)

No obstante, la parte más polémica de todas ha sido la de lograr la 'inmunidad de grupo', dejando que gran parte de la sociedad se infecte. Este concepto se utiliza en el campo de las vacunas: cuando la mayor parte de los miembros de una comunidad están protegidos, no solo evitan sufrir la enfermedad en sus carnes sino que tampoco la transmiten. Trasladar esa idea a la posibilidad de dejar que el coronavirus circule esperando que el escenario futuro sea más favorable resulta un disparate para muchos. El asesor Patrick Vallance ha admitido que tendría que contagiarse el 60% de los británicos para conseguir parar la epidemia por esa vía.

Sin embargo, otros expertos consideran que esta forma de exponer la estrategia británica es un tremendo error de comunicación y que, en realidad, la idea va mucho más allá. Graham Medley, experto de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, asegura en declaraciones a 'The Atlantic' que el verdadero objetivo del Reino Unido es el mismo que el de otros países, frenar la curva escalonando la aparición de infecciones, y que la inmunidad de grupo sería un efecto secundario beneficioso a largo plazo.

De hecho, “hay cierta diferencia entre lo que dicen que van a hacer y lo que están haciendo”, apunta Ildefonso Hernández. “Están planificando los servicios sanitarios para tener suficiente personal y suministros para afrontar casos graves, lo que iría en consonancia con su plan, pero, además, me da la impresión de que al final van a llevar a cabo más medidas de distanciamiento social de lo que han dicho”, comenta.

Una exigencia muy grande para el sistema

En cualquier caso, “ahí hay un riesgo”, advierte el portavoz de la Sespas, “en España hemos visto que con medidas de contención y algunas de mitigación es difícil controlar la enfermedad”, explica. El motivo es que tiene un número básico de reproducción (R0) muy elevado, es decir, que cada paciente infecta a varios más. En concreto, esa cifra “se mueve entre dos y tres, mientras que en la gripe ese número es de uno o 1,5”. Eso hace más difícil impedir una gran explosión de la enfermedad y, sobre todo, “implica una exigencia muy grande a los servicios de salud, incluyendo camas de UCI”.

Si el Reino Unido o cualquier país que trate de aplicar su estrategia inicial puede salir más o menos airoso con esta estrategia, “dependerá de las capacidades que tenga en cada momento para adaptar los recursos a las necesidades que se vayan produciendo. Si se desbordan, se pueden producir situaciones en las que habrá que elegir a quién se trata, y son disyuntivas éticas muy difíciles cuyas consecuencias serán muertes identificables”.

Según este experto, que también es catedrático de Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández de Elche, esa estrategia habría sido mucho más difícil de asumir en un país como España. “Es muy difícil que los responsables políticos asuman ciertos riesgos que pueden dar lugar a daños personales que se pueden identificar y trazar. Es una decisión que puede tener unas repercusiones y alguien puede pensar que lo que le ha ocurrido se puede vincular directamente con esa decisión. Creo que aquí no sería viable”, asegura.

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(Foto: Reuters)

Probablemente, algunos países que aún ven el problema con cierta distancia porque no han registrado casos o aún tienen muy pocos se pregunten cuál de las dos vías es la más acertada. “Depende de los servicios sanitarios. Tanto España como el Reino Unido tienen un sistema nacional de salud con bastante capacidad. De hecho, nosotros tenemos algunos de los mejores indicadores de calidad del mundo, pero en países que están lejos de estos estándares las medidas de prevención poblacional deben ser aún de mayor intensidad, porque tienen que conseguir tener una curva mucho más baja”, asegura.

En su opinión, el resto de países del mundo tiene que entender que antes o después el coronavirus llegará a todos los sitios. “La idea es que llegue con la menor intensidad, a ser posible más atenuado que en Madrid, porque con este estrés y los cambios en la organización de los servicios sanitarios, corremos el riesgo de no poder atender otros problemas”, afirma.

¿Una idea para nuestra vuelta a la normalidad?

Miguel Hernán, epidemiólogo español de la Universidad de Harvard, cree que los modelos más recientes, incluyendo el del Imperial College, “sugieren que la estrategia original hubiera resultado en una demanda de cuidados intensivos que habría desbordado la capacidad de Reino Unido”. De hecho, “una estrategia basada en confinamiento estratificado aplicado a personas mayores de 70 anos, como inicialmente se sugirió en Reino Unido, probablemente llevaría al caos de los servicios sanitarios en cualquier país”.

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(Foto: Reuters)

Por el contrario, no descarta que ese modelo sea una fórmula viable para después de las medidas de confinamiento más duras. Si se levanta completamente el bloqueo de un día para otro, se corre el riesgo de volver al escenario anterior, con muchos muertos o a una nueva espiral de confinamientos que, en su opinión, no sería social ni económicamente sostenible. Así que aplicar un confinamiento estratificado “es una posibilidad que deberíamos barajar”. Sin embargo, “aun no hay suficiente información para determinar si esta estrategia sería efectiva y segura”.

Más tarde, pensando en el largo plazo, es posible que no haya que preocuparse por este tipo de estrategias, sobre todo si los avances científicos consiguen una protección efectiva para la población. “Una vacuna lo cambiaría todo radicalmente, sería la solución ideal, pero no es realista esperarla antes de 18 meses. Mientras tanto, queda mucho trabajo por hacer para decidir los siguientes pasos”, apunta.

Para Ildefonso Hernández, la estrategia de vuelta a la normalidad tendrá mucho que ver con la inmunidad que se haya generado y la posibilidad de evaluarla. “Tenemos que saber cuánta gente se ha infectado realmente o no, y ese dato todavía no lo tenemos. Habrá un momento en que podamos ver por test serológicos, en sangre, si ha habido muchas personas que hayan contraído la infección sin darse cuenta. Si hay mucha gente que ha pasado la enfermedad y tiene anticuerpos efectivos, es decir, que impiden que se vuelva a infectar, todo será más fácil, porque eso querrá decir que hay inmunidad de grupo, muchas personas que no van a transmitir la enfermedad”, destaca.

Aunque hayas visto que en Reino Unido siguen más o menos como si nada con el tema del coronavirus, no es que el Brexit haya evitado que el virus llegue al país, sino que su estrategia para combatirlo se desvía bastante de las estrictas medidas de sus colegas europeos. Al menos hasta ahora. Un informe del Imperial College de Londres publicado el pasado lunes advertía de que las relajadas propuestas anunciadas inicialmente por el ‘premier’ Boris Johnson no evitarían la muerte de 250.000 personas en el país, así que el Gobierno británico ha modificado su postura en las últimas horas.

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