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¿Adiós al coronavirus con el calor? Por qué nadie sabe qué pasará al llegar la primavera
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A LA ESPERA DEL AUMENTO DE TEMPERATURA

¿Adiós al coronavirus con el calor? Por qué nadie sabe qué pasará al llegar la primavera

Desde que Trump lanzó su hipótesis, mucho se ha debatido acerca de esto. Aunque los virus respiratorios suelen ser estacionales, los expertos dicen que hay más factores en esta ecuación

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"Mucha gente piensa que se va a ir en abril con el calor”, decía Donald Trump hablando del coronavirus cuando la situación comenzaba a ponerse seria, hace menos de tres semanas. El presidente de Estados Unidos, en su estilo habitual, parecía estar haciendo un comentario superficial en un acto en la Casa Blanca, despreciando un problema grave, como si estuviera hablando del cambio climático. Sin embargo, esta vez su apreciación parecía tener bastante sentido: los virus respiratorios suelen estar muy ligados al invierno, así que es posible que estas afirmaciones no fueran simple palabrería, sino que estuvieran respaldadas por un buen asesor científico.

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Desde entonces esta posibilidad se ha sumado a la lista de argumentos antipánico: es posible que Covid-19 tenga un comportamiento estacional y que, al igual que sucede con la gripe común, comience a remitir con la llegada de la primavera al hemisferio norte (en el sur apenas hay algunos casos aislados).

Sin embargo, por el momento apenas hay hechos ni argumentos que puedan confirmar que será así. “Con este virus no hay datos, existe algún estudio in vitro que sugiere que ante altas temperaturas se inactiva en parte, pero ese no es el único factor que importa”, explica a Teknautas Jesús Rodríguez Baño, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Universitario Virgen Macarena de Sevilla y presidente de la Sociedad Europea de Microbiología e Infecciosas.

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Foto: Reuters.

Existen 39 especies de coronavirus, de las que siete son patógenas en humanos, incluida la nueva, pero en su mayoría no acusan más que leves resfriados. Esos “sí se han convertido en estacionales, es decir, que causan infecciones que tienen mucha más frecuencia en invierno”, apunta el experto. Sin embargo, el virus de Wuhan se parece mucho al que causó la epidemia de SARS entre 2002 y 2003 –de hecho, nombre técnico ha pasado a ser SARS-CoV-2 tras denominarse al principio 2019-nCoV– y “el SARS no tuvo un claro comportamiento estacional”, advierte Rodríguez Baño.

El SARS no desapareció por el calor

Aunque la desaparición de la epidemia coincidió con el avance del año 2003 y, por lo tanto, con la subida progresiva de las temperaturas, los análisis coinciden en que fueron las medidas de contención, con medidas como el aislamiento de los enfermos, lo que acabó con la expansión del virus. Aunque se ha comprobado que otros coronavirus sí son sensibles a la subida de temperaturas, “en ningún caso les afecta tanto como al virus de la gripe común”, señala Rodríguez Baño.

Marc Lipsitch, profesor de epidemiología de la Harvard School of Public Health, considera que pensar que el SARS-CoV-2 evolucionará como los coronavirus que provocan los resfriados leves no es más que mera especulación, ya que los virus que han estado circulando durante mucho tiempo “se comportan de manera diferente que se introducen recientemente en la población”, asegura en un artículo difundido por su universidad.

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Foto: Reuters.

En concreto, los nuevos virus tienen una ventaja de que ningún individuo de la población es inmune a ellos, con lo cual pueden infectar a todo el mundo, mientas que los de la gripe tienen que mutar de año a otro para seguir haciéndolo.

En el caso de la gripe, la combinación de frío y ambiente seco propia de los inviernos de los países de clima templado son factores importantes. La humedad no es favorable para los virus respiratorios, aunque eso no quiere decir que sea un factor decisivo, puesto que también afectan a las zonas tropicales, según el experto.

Comportamiento humano

El comportamiento humano relacionado con las temperaturas también podría afectar mucho a la transmisión del virus. En ese sentido, Lipsitch considera que tampoco se puede ser muy optimista, ya que en gripes y resfriados los niños suelen ser una pieza clave de la cadena de transmisión y el hecho de que en invierno permanezcan en la escuela y salgan poco al exterior probablemente tiene cierta incidencia en que mantengan los virus en circulación, al contagiarse entre ellos y a sus familias.

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Foto: Efe.

Así, los virus desaparecen con el buen tiempo, pero sobre todo en los meses que no hay colegio. En cambio, se ha comprobado que el Covid-19 apenas afecta a los menores, con lo cual no se puede esperar un efecto similar.

Entonces, ¿la llegada de los meses más calurosos no frenará el nuevo coronavirus? “Nos vendría bien que fuera así y es posible que ocurra, pero no es seguro”, comenta Rodríguez Baño. “No es una cuestión de alcanzar una temperatura concreta, sino más bien de alcanzar un número de días en los que el clima vaya cambiando y de la humedad”, apunta. No obstante, ni la epidemia del SARS ni la del MERS, que en 2012 afectó sobre todo a la península de Arabia y sigue provocando algunos brotes a pesar del clima cálido de esta región, sirven como referencia para pensar que esto pueda ocurrir.

Datos para el optimismo

Otros expertos lo consideran más probable. “Es un virus de ARN y los que tienen envoltura, como ocurre en este caso, normalmente son más sensibles a los cambios ambientales”, explica Raúl Rivas, investigador del Grupo de Interacciones Microbianas de la Universidad de Salamanca, que se muestra más optimista en este sentido. “En principio, por nuestra experiencia, la subida de temperatura incidiría en la tasa de contagios porque afecta a la permanencia del virus sobre superficies o en el ambiente en general”, apunta.

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Foto: Efe.

En su opinión, estando ya a las puertas de marzo, los datos de nuevos contagios en China, que tienden a ir a la baja desde hace días, podrían estar relacionados con este fenómeno. “A todos los virus les afecta la temperatura”, asegura. En el caso de los virus de la gripe, “la humedad por debajo del 20% favorece la dispersión y el frío los estabiliza, por eso las epidemias de gripe estacional ocurren en invierno. Es decir, no enfermas porque haga frío, sino por el agente infeccioso. No tenemos claro si este coronavirus va a tener ese comportamiento, hay cosas que ya estamos viendo que no son como suponíamos, pero podría ser”, añade.

Sea como sea, recuerda Rivas, el reto actual sigue siendo, precisamente, que no siga circulando y no tengamos que llegar a decir que es “estacional” en el sentido de que vuelva todos los años con el invierno, como la gripe. “No queremos que se establezca como una epidemia más, pero no es un virus especialmente agresivo ni especialmente resistente. No es de los peores virus que podría afectarnos, el ébola es bestial”, comenta.

"Mucha gente piensa que se va a ir en abril con el calor”, decía Donald Trump hablando del coronavirus cuando la situación comenzaba a ponerse seria, hace menos de tres semanas. El presidente de Estados Unidos, en su estilo habitual, parecía estar haciendo un comentario superficial en un acto en la Casa Blanca, despreciando un problema grave, como si estuviera hablando del cambio climático. Sin embargo, esta vez su apreciación parecía tener bastante sentido: los virus respiratorios suelen estar muy ligados al invierno, así que es posible que estas afirmaciones no fueran simple palabrería, sino que estuvieran respaldadas por un buen asesor científico.

Microbiología Síndrome respiratorio agudo severo (SARS)
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