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La saliva, testigo de la evolución del ser humano frente a otros primates
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TIENE CARACTERÍSTICAS ESPECÍFICAS

La saliva, testigo de la evolución del ser humano frente a otros primates

Una dieta humana diferente ha proporcionado que tengamos una saliva diferente a la de otros simios

Foto: Muestra de saliva. Foto: REUTERS/Michaela Rehle
Muestra de saliva. Foto: REUTERS/Michaela Rehle

Comer carne y alimentos cocinados podrían haber ayudado al ser humano a distanciarse en la evolución de los grandes simios de los que provenimos. La prueba está en nuestra saliva, según una investigación de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos).

Esta investigación defiende que una dieta humana diferente, resultado de comer más carne, de cocinar los alimentos y de la agricultura, ha proporcionado que tengamos una saliva diferente a la de otros primates, lo que nos ha dado una ventaja evolutiva.

Respecto a éstos, la saliva humana es más acusa y contiene una mezcla diferente de proteínas. "Ya sabíamos que las adaptaciones evolutivas a una dieta específica para el ser humano han dado lugar a cambios obvios en las mandíbulas y los dientes, así como en el microbioma oral (los microorganismos que viven en nuestra boca). Nuestro hallazgo ahora abre la posibilidad de que las diferencias dietéticas y las presiones patógenas también hayan dado forma a una saliva distinta en los seres humanos", ha señalado a Phys.org Stefan Ruhl, investigador principal y profesor de Biología Oral en la Escuela de Medicina Dental de la Universidad de Buffalo.

Más acuosa

La saliva es una secreción corporal crucial en los seres humanos. Este líquido ayuda a digerir los alimentos, protege el esmalte dental, controla los microbios en la boca y forma una primera línea de defensa contra los patógenos. La saliva también juega un papel importante en el habla y el gusto.

Una saliva más acuosa era una ventaja, ya que permitía tragar alimentos de manera más rápida

El proteoma salival, la variedad de miles de proteínas de nuestra saliva, puede ser la clave dentro de estas diferencias evolutivas. Por eso, los investigadores compararon las proteínas salivales de los humanos con las de los gorilas, los chimpancés y los macacos.

Después de su análisis, se determinó que la saliva humana es más acuosa que la de los simios y que contiene menos de la mitad de las proteínas presentes en las salivas de chimpancés, gorilas y macacos.

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GRAFCAT1619. BARCELONA, 28 06 2019.- Un chimpancé se refrigera con un zumo de frutas congelado en el Zoo de Barcelona. Los animales del Zoo de Barcelona combaten la ola de calor con la ayuda de fruta congelada, acceso a zonas interiores y agua más

No obstante, la saliva humana es más hábil para descomponer el almidón, modificar la grasa y detectar sabores clave en la dieta humana, gracias a la presencia de una serie de enzimas específicos. Todas las proteínas principales detectadas en la saliva humana también estaban presentes en la saliva de los simios, sin embargo, se encontraron diferencias drásticas en la cantidad y estructura de las mismas.

Enfrentar la enfermedad

Una saliva más acuosa era una ventaja, ya que permitía tragar alimentos de manera más rápida, apoyado en que estaban cocinados, ayudaba a una digestión más rápida de los alimentos secos en la boca y facilitaba la deglución.

"El desafío es descifrar los fundamentos genéticos de estos cambios y entender los mecanismos que los causaron"

"También podía ser ventajoso mantener la boca húmeda en ambientes áridos similares a la sabana, donde los primeros humanos evolucionaron, o podía ser importante para facilitar el habla humana y la vocalización. Por supuesto, esas posibilidades siguen siendo especulativas", ha indicado Supaporn 'Nina' Thamadilok, también involucrado en la investigación.

"El desafío es descifrar los fundamentos genéticos de estos cambios y entender los mecanismos evolutivos que los causaron. Para algunos de los genes, tenemos alguna idea, para la mayoría de los otros, sin embargo, todavía tenemos que averiguarlo", han reconocido los investigadores.

Foto: Reconstrucción de cráneo y de la apariencia de Pliobates cataloniae. / Marta Palmero (Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont)

También se encontraron diferencias entre la saliva de los humanos y la de los grandes simios en las proteínas implicadas en la defensa contra la enfermedad. La saliva de los chimpancés, gorilas y macacos poseía mayores cantidades de proteína secretoras parótidas, mientras que la saliva humana y la de los chimpancés contenían niveles más altos de componentes secretores de inmunoglobulina que la saliva de gorila. Cada una de estas proteínas juega un papel importante en la defensa contra los patógenos.

"Además de la dieta, la presión patógena es otra fuerza motriz importante para la adaptación evolutiva", ha indicado Ruhl, que ha remarcado la necesidad de una mayor investigación en este campo para averiguar cuanta importancia ha tenido la saliva en el proceso evolutivo del ser humano.

Comer carne y alimentos cocinados podrían haber ayudado al ser humano a distanciarse en la evolución de los grandes simios de los que provenimos. La prueba está en nuestra saliva, según una investigación de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos).

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