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Ese médico que va a operarte trabajó ayer 16 horas entre la pública y la privada. ¿Relajado?
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EL PLURIEMPLEO EN SANIDAD, A FONDO

Ese médico que va a operarte trabajó ayer 16 horas entre la pública y la privada. ¿Relajado?

La sanidad es hoy en día la locomotora del pluriempleo en España con más de 104.000 profesionales. Las sociedades médicas presionan para seguir ejerciendo con libertad. Pero, y los pacientes ¿qué?

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En 2015, un cardiólogo inglés llamado John Dean protagonizó una polémica internacional a raíz del artículo que publicó en el 'British Medical Journal' donde decía que no era ético para un médico compatibilizar trabajos en la sanidad pública y la privada.

Dean no hablaba de oídas sino de su propia experiencia: "Como un católico caído en desgracia y apartado del sacerdocio, me he convertido en un apóstata".

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Este médico comenzó pensando que un sobresueldo no le vendría mal. “Necesitaba renovar la casa, educar a mis hijos y demás”. Dean estaba seguro de que podía mantener separados su trabajo en el National Health Service (NHS) con su actividad en un hospital privado. Veía a los pacientes por la tarde y programaba operaciones en su tiempo libre.

"El hecho inescapable es que el dinero estaba en la raíz de todo", reflexionaba el cardiólogo. "No era tanto ganarse la vida como ganarse unos ingresos". Pronto los conflictos comenzaron a brotar. Lo que en la pública resultaba un test innecesario y en la privada era algo rutinario le provocaba una disonancia cognitiva. "También, la práctica privada crea el incentivo perverso de incrementar tus listas de espera del NHS, después de todo, cuanto más largas sean, más pacientes acumulará la privada", añadía Dean.

placeholder El cardiólogo británico John Dean. (National Health Action Party)
El cardiólogo británico John Dean. (National Health Action Party)

"¿Es, a pesar de todo, de una crasa hipocresía por mi parte sentarme en el montón de dinero que he ganado y pretender seguir teniendo altura moral? Puede ser, pero ojalá nunca lo hubiera hecho. Quizá habría sido más fácil si no se me hubiese permitido. Quizá quienes mandan en la Sanidad deberían trazar una línea intransferible entre la medicina pública y la privada, y decir a los médicos que elijan, que no pueden trabajar a ambos lados de la frontera".

A diferencia de Reino Unido, en España apenas hay debate pese a que los sistemas sanitarios de ambos países son muy parecidos y este conflicto se da también en nuestro país. Sin ir más lejos, Alberto Forteza, el cirujano que operó hace poco al rey Juan Carlos de Borbón, es jefe de servicio de Cirugía Cardiovascular en el Hospital Puerta de Hierro (público) y, al mismo tiempo, del Hospital Quirón (privado) donde se intervino al monarca.

Las asociaciones, sindicatos o sociedades del ramo en España son mayoritariamente partidarias de permitir a los médicos ejercer libremente donde y cuando quieran. La Organización Médica Colegial o la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos tildan de anacrónica la Ley 53/1984 que regula las incompatibilidades del personal al servicio de las Administraciones Públicas y dice, básicamente, que trabajar en el sector público "será incompatible con el ejercicio de cualquier cargo, profesión o actividad, público o privado, que pueda impedir o menoscabar el estricto cumplimiento de sus deberes o comprometer su imparcialidad o independencia".

A diferencia de Reino Unido, en España apenas existe este debate, pese a que los sistemas sanitarios de ambos países son similares

Desde entonces, las administraciones públicas han tratado de bordear estas limitaciones para, principalmente, paliar el déficit de facultativos permitiéndoles hacer horas extra en otros centros de su competencia. Para ello jugaron la baza del interés público, una brecha legal de la Ley de Incompatibilidades del 84.

El resultado, 35 años más tarde, es un país donde casi la mitad de los médicos tienen más de un trabajo, algunos por precariedad y otros por complementar su retribución. El número de facultativos jóvenes que se marchan al extranjero (en busca de mejores condiciones) aumenta cada año mientras el sistema público de salud no tiene manos suficientes para atender la demanda de pacientes, las listas de espera se alargan y muchos servicios de urgencias o atención primaria tienen que cerrar en verano.

Podemos seguir felicitándonos porque algunas encuestas nos señalen como el tercer mejor sistema sanitario del mundo (otras, más recientes, nos bajan al puesto 7º, 9º o incluso al 19º del mundo) o podemos comenzar a debatir qué cosas no funcionan y quiénes son los responsables.

Estas son las cifras

Según el último informe del Ministerio de Trabajo, con datos del 2017, la Sanidad, la Educación y las Actividades Administrativas copan el podio del pluriempleo en España. En concreto, 104.534 trabajadores sanitarios (grupo compuesto en su mayor parte por médicos y enfermeros) tienen más de un trabajo. El número es el más alto desde que se empezó a computar en 2003.

Aunque no existe un registro más concreto, diversos estudios e informes estiman que el número de médicos pluriempleados está alrededor del 40% dependiendo de la especialidad o la región. Según el Instituto Catalán de Salud, menos de la mitad de los médicos colegiados había solicitado hace diez años el complemento de exclusividad, lo que equivale a decir que el 54% tenía un segundo empleo.

Las cosas en las que puede trabajar un médico más allá de la sanidad son muchas. Por ejemplo, el peritaje, la comercialización o promoción de productos, la educación reglada o la divulgación a través de charlas o conferencias. Pero casi cuatro de cada 10 optan por dedicar su tiempo libre a seguir ejerciendo la medicina en otro hospital o consulta privada.

Tras su artículo de opinión en el 'BMJ', John Dean recibió muchísimas réplicas de médicos de todo el mundo. Entre ellas la del neumólogo español Joaquín Lamela, del Hospital Universitario de Orense: "He trabajado en la medicina pública durante 39 años y 31 años en medicina pública y privada, y no estoy de acuerdo con muchas de las afirmaciones realizadas por John Dean".

El comentario era a título personal, pero sirve para ejemplificar la opinión de muchos médicos de nuestro país con respecto a esa exclusividad. "En España, los mejores médicos de los hospitales, en general, son aquellos que también tienen consulta privada", razonaba Lamela. "Anteriormente, estos médicos solían ser jefes de departamento. Últimamente, dado que ser jefe de un servicio hospitalario médico o quirúrgico es casi una condición sine qua non para tener una dedicación exclusiva, estos cargos se otorgan a médicos mediocres".

placeholder Manifestación convocada en 2018 por el colectivo médico a las puertas del Ministerio de Sanidad para recuperar los derechos y el poder adquisitivo perdidos durante la crisis. (EFE)
Manifestación convocada en 2018 por el colectivo médico a las puertas del Ministerio de Sanidad para recuperar los derechos y el poder adquisitivo perdidos durante la crisis. (EFE)

Entre sus motivos para defender el actual 'sistema' es que permite diferenciar el grano de la paja: "Precisamente lo que no existe en los hospitales públicos en España es la competencia entre médicos y eso no es bueno para los pacientes. Los mejores y los peores médicos tienen el mismo salario en los hospitales y esto termina desanimando a los médicos más competentes".

La sanidad privada vendría a compensar a esos 'mejores médicos' empleándoles fuera de su jornada habitual en la pública.

¿Un plan sin fisuras?

Para contrarrestar el atractivo sobresueldo que la sanidad privada ofrecía a los médicos de la sanidad pública, las distintas CCAA optaron por bonificar a sus empleados con un complemento de exclusividad de alrededor de 800 euros. Es decir, si alguien cumple estrictamente su jornada y dedica las tardes a estar con su familia o jugar al pádel recibe esa cantidad en la nómina, pero si opta por trabajar o pasar consulta privada, la pierde.

La medida nunca fue bien vista por los citados colectivos de médicos, que la tachan de "auténtico fracaso" por haber introducido un elemento de desigualdad e injusticia en la masa salarial de los facultativos sin haber llegado a solucionar realmente el problema.

Pero poco a poco, comunidades como Madrid, Castilla y León, País Vasco, Cantabria, Canarias o Baleares han reducido o eliminado ese complemento para no 'perjudicar' a quienes se pluriemplea. La última en hacerlo ha sido Andalucía, que tras la victoria de Juan Manuel Moreno Bonilla anunció que abonaría el complemento de exclusividad incluso a quienes no la profesan, una reivindicación histórica del Consejo Andaluz de Colegios de Médicos y parte del acuerdo programático entre PP y Cs que costará a la Consejería de Salud unos 50 millones de euros al año. La medida no es vista con buenos ojos por todo el mundo, especialmente en una situación de deficiencias en la prestación sanitaria andaluza que llevó a varios servicios de atención primaria a cerrar en verano por falta de médicos.

placeholder Junio de 2018, miles de personas recorren Sevilla convocadas por 'Justicia por la Sanidad'. (EFE)
Junio de 2018, miles de personas recorren Sevilla convocadas por 'Justicia por la Sanidad'. (EFE)

(Según cuentan a este periódico algunos médicos que ejercen en Andalucía, a día de hoy la medida sigue siendo una promesa electoral, aunque aún no se sabe ya si de las elecciones de diciembre de 2018 o de las de noviembre de 2019).

Los médicos discrepantes

La situación actual es frustrante para casi todas las partes. La sanidad pública no puede pagar a los médicos los sueldos que demandan, por lo que abrió la espita para permitir que pudieran complementarlo por su cuenta. Ahora, sin embargo, la administración carece de la autoridad o las herramientas para evaluar qué hacen los médicos fuera de su jornada en la pública.

placeholder El presidente de la FADSP, Marciano Sánchez Bayle. (EFE)
El presidente de la FADSP, Marciano Sánchez Bayle. (EFE)

"Es un mal sistema", explica a El Confidencial Marciano Sánchez Bayle, antiguo jefe de Pediatría en el Hospital del Niño Jesús de Madrid y hoy presidente de la Federación de Asociaciones en Defensa de la Sanidad Pública. "Nosotros creemos que es muy negativo y hemos defendido siempre la dedicación exclusiva: que los profesionales del sistema público trabajen solo en el sistema público y los del privado solo en el privado".

Igual que el autor de la tribuna del 'BMJ', Sánchez Bayle cree que "se producen con mucha frecuencia problemas de utilización de lo público en beneficio de lo privado, como hablamos de tanta gente, por supuesto hay actitudes de todo tipo, pero en general existe un incentivo perverso".

Y más allá de la motivación económica está el bienestar de los pacientes. "Cuando tienes un horario de trabajo excesivamente largo, la probabilidad de que tengas un error se incrementa de una manera notable", dice Sánchez Bayle, que menciona además conflictos de interés como el incremento en las listas de espera o la derivación de pacientes a la pública para realizarles pruebas concretas que resultan onerosas para las clínicas privadas.

Las dos caras del pluriempleo

Aunque se hable a menudo de los jefes de departamento, el pluriempleo en el sector médico no afecta solo a la clase alta. El suyo es voluntario, pero no el único.

En este aspecto, el pluriempleo en la profesión médica se asemeja a un reloj de arena: cuanto más subes o más bajas, más encuentras. Según la última encuesta del Colegio de Médicos de Barcelona, un 40% de los nuevos colegiados se pluriemplea.

Enrique Gavilán, hoy médico rural en un pueblo al norte de Cáceres, sufrió todas estas adversidades derivadas de los recortes o la precariedad y las ha publicado recientemente en el ensayo 'Cuando ya no puedes más'. El autor explica a este periódico que "en los primeros años tras acabar la carrera y antes de hacer el MIR, estuve trabajando en varias clínicas privadas, simultaneando dos y hasta tres contratos al mismo tiempo".

Aun así, su sueldo no llegaba casi nunca a superar los 1.000 euros al mes.

En los primeros años tras acabar la carrera, estuve simultaneando dos y hasta tres contratos al mismo tiempo

"En mi primer trabajo me pagaban por horas y sin seguridad social, nunca lo olvidaré", recuerda Gavilán, cuyo libro está dedicado al 'burnout' que sufrió durante aquellos años. "Era muy duro, porque a veces salía de un sitio para irme al otro y encadenando varios días de trabajo ininterrumpido".

Su posición difiere también de la de las asociaciones médicas. "Lo lógico es pedir mejores condiciones para no tener que trabajar más horas de las debidas, ante todo está la seguridad del paciente y la salud del trabajador", dice el médico y escritor. "Es un problema cuando un mismo profesional atiende a la misma población por la mañana en el hospital público y por la tarde en la consulta privada, suele provocar desajustes y dilemas éticos constantemente".

Entre ellos, Gavilán cita que "muchas veces, los pacientes que quieren saltarse la lista de espera acuden a la consulta privada del especialista con el reclamo o la expectativa de que éste le gestione la cita en el hospital público y sea visitado antes".

"Solo veo una solución posible: no permitir que un mismo profesional pueda ver a la misma población en consulta pública y privada al mismo tiempo", sentencia.

Cómo se ha llegado a esta situación

Partidarios o detractores de la no exclusividad (es decir, del pluriempleo voluntario) coinciden en señalar el mismo factor como desencadenante de esta situación: el dinero.

"Una retribución escasa en el sistema público, con la crisis, el congelado de los sueldos y una pérdida de poder adquisitivo que hace que mucha gente busque un complemento en el sector privado", dice Sánchez Bayle. Sin embargo, esta cuestión tiene un problema de raíz casi filosófica, porque... ¿cuánto dinero es necesario para desincentivar que un médico quiera ganar más?

Según este informe de salarios médicos publicado por MedScape en 2018, el salario bruto anual medio fue de 53.000 euros (algo más de 4.400 euros al mes), cantidad que se incrementaba notablemente a partir de los 50 años —la mitad de los médicos en España supera ya esa edad— y al ejercer alguna especialidad. Es un sueldo alto en comparación con el salario medio en España (23.646 euros) pero la queja común es que la retribución palidece en comparación con la de sus homólogos de otros países. El mismo trabajo señala también que sólo la mitad de los médicos menores de 45 años alcanzan los 40.000 euros al año. Es pertinente señalar que buena parte de estos sueldos se debe a las guardias.

El seguimiento de estos casos por parte de la Administración es mínimo o inexistente

Según esta fuente, que ha realizado encuestas similares en otros países, en Francia el salario medio son 95.000 euros, en Alemania 120.000 y en Reino Unido alcanza los 129.000 euros. Eso sí, queda la molesta evidencia de que en todos estos países los médicos siguen incurriendo en el pluriempleo público-privado, como demuestra el artículo de John Dean.

El otro factor para haber alcanzado estos niveles de empleabilidad múltiple es "la falta de rigor que tiene la administración a la hora de controlar el trabajo en el sistema público, el seguimiento de estos casos es mínimo o inexistente", de acuerdo con Sánchez Bayle. "En casos como el de Madrid se abandonó totalmente, de hecho, favoreció estas situaciones, al igual que también hay mucha gente que trabaja en lo público y en lo privado y no han pedido la compatibilidad, que es obligatorio", dice. "Lo que sería muy importante es que todas las jefaturas de servicio deban tener dedicación exclusiva, porque esos son los que organizan, y si éstos tienen intereses en el sector privado la cosa no va a ir muy bien".

Dado que es imposible para las administraciones subir el sueldo a todos los médicos del país, la teoría progresista dice que podría empezarse por acotar el pluriempleo de los máximos responsables (subiéndoles, claro está, la retribución) para comenzar a abordar así el problema. ¿Pero cómo de lejos estamos de lograr eso?

Jefes de servicio / empresarios

Francisco Fernández-Avilés es uno de los cardiólogos más respetados de este país. Además de ser el jefe del servicio de esta especialidad en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, Fernández-Avilés ejerce también en la privada, concretamente en el Centro Cardiovascular Madrid del Hospital San Rafael, en la calle Serrano. Además de empleado, el cardiólogo también participa de esta empresa a través de su sociedad patrimonial, Actividades Clínicas de Valladolid.

Su caso es paradigmático de la ausencia de controles con respecto a las posibles incompatibilidades de los jefes de servicio, encargados no solo de atender u operar a los pacientes, coordinar al personal a su cargo o marcar las pautas de actuación. Entre las funciones de un jefe de servicio está también la de coordinar las especificaciones técnicas del concurso que servirán para adjudicar el material médico a los diferentes proveedores. Además de participar en el centro privado donde compagina sus actividades, su sociedad también posee un 26% de Cardiovascular Technical Solutions Spain, una proveedora de tecnología médica especializada —como se deduce de su nombre— en cardiología.

placeholder El jefe de servicio de cardiología del Gregorio Marañón, Francisco Fernández-Avilés. (EFE)
El jefe de servicio de cardiología del Gregorio Marañón, Francisco Fernández-Avilés. (EFE)

En 2015, Cardiovascular Technical Solutions Spain ganó algunos de los contratos de la licitación de sistemas de Cierre Cía, Ductus y CIV Muscular para el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Es decir, el centro empleaba tecnología sanitaria vendida por una empresa de la que el cardiólogo jefe del hospital público madrileño posee acciones. Los tres contratos, cada uno con un valor de 54.106 euros fueron prorrogados en 2017 y 2018.

Aunque la empresa da la impresión de haber perdido prácticamente toda su actividad en la actualidad, sí que ha estado activa en los últimos cuatro años, dado que ha tenido éxito en otras licitaciones de material sanitario. Por ejemplo, en 2018 se le adjudicaron 9.935 euros en ‘stents’ infantiles para el Hospital 12 de Octubre y, meses antes, 2.456 euros en material para hemodinámica. También obtuvieron varios lotes de dispositivos de catéter o de balones de inflado para angioplastia coronaria en el Hospital Ramón y Cajal. El año pasado, la empresa también compitió sin éxito por varios lotes de stents coronarios en licitaciones ofertadas por el Complejo Asistencial Universitario de Salamanca y la Plataforma Logística Sanitaria de Granada, donde logró ganar dos lotes de “endoprótesis coronarias no recubierta con balón premontado” obteniendo la máxima puntuación. Sin embargo, como en el caso de Salamanca, fue eliminada a posteriori del concurso al no haber sido capaz de presentar en tiempo y forma la documentación solicitada "por problemas de suministro del material ofertado".

El centro empleaba tecnología sanitaria vendida por una empresa de la que el cardiólogo jefe del hospital público madrileño poseía acciones

En declaraciones a este periódico, Fernández Avilés reconoce que invirtió en Cardiovascular Technical Solutions Spain porque un amigo le pidió financiación —Carlos Gil Villate, el administrador principal, participa con el cardiólogo en otras aventuras empresariales como Centro Médico de Intervencionismo, donde aparece como administrador mancomunado junto a José Alberto San Román, jefe de servicio de cardiología en el Hospital de Valladolid— pero que nunca ha participado en las actividades de la compañía.

"No pintaba nada ahí", explica a El Confidencial. "Esta compañía se puso en marcha en 2011 y a unos cuantos conocidos nos pidieron ayuda económica para ponerla en marcha y desarrollar una actividad que era fundamentalmente de distribución de productos médicos, con lo que yo nunca he tenido ninguna relación, ni siquiera sé el número de acciones que tenía".

Que no se produjera mal uso de fondos del hospital dependió de la honorabilidad del cardiólogo, no de los controles de la Comunidad de Madrid

Sobre las licitaciones, Fernández-Avilés explica que "los productos, creo recordar, estaban fundamentalmente dirigidos a cardiología infantil y otras especialidades. Yo soy cardiólogo de adultos, por lo que nunca los he utilizado. Nunca ha habido nada del material que yo uso o el que se haya podido licitar en el Marañón. Una vez eso ya estaba en marcha y parecía que iba bien yo me quité en cuanto pude, hace un par de años o incluso más".

En cualquier caso, lo que demuestra este ejemplo es que el hecho de que no se produjera un mal uso de los fondos del hospital dependió exclusivamente de la honorabilidad del cardiólogo y no de los controles de la administración para vigilar posibles casos de incompatibilidad como éste.

El ejemplo no es anecdótico sino sistemático. Entre el resto de jefes de servicio de cardiología de la ciudad de Madrid, sin ir más lejos, no es fácil encontrar alguno que no tenga un empleo adicional. Fernando Arribas Ynsaurriaga, del 12 de Octubre, da clases en la Complutense y es también apoderado en la empresa Ritmo Cor Análisis y Soluciones. José Luis Zamorano Gómez, del Ramón y Cajal, pasa consulta en el Hospital Ruber Internacional del Paseo de la Habana y es administrador de tres empresas: Ecocardio Services, Medical Research Development y Mar Jorjolu, dedicada a la organización de congresos de cardiología. Carlos Macaya, jefe de servicio del Hospital Clínico San Carlos, ejerce también en el hospital privado La Milagrosa, es presidente de la Fundación Médica para la I+D en el Área Cardiovascular o de la Fundación Instituto para la Mejora de la Asistencia Sanitaria, además de administrador de varias empresas como Estudios Cardiovasculares o Consalutem.

placeholder Operación de hernia gigante de estómago realizada en el hospital Ruber Internacional. (EFE)
Operación de hernia gigante de estómago realizada en el hospital Ruber Internacional. (EFE)

Entre los jefes de servicio de cirugía cardiovascular de los centros madrileños ocurre tres cuartas partes de lo mismo. Además del ya citado Alberto Forteza hay otros como Ángel González Pinto, que ejerce tanto en el Gregorio Marañón como en los hospitales HM o Luis Carlos Maroto, que compagina el Clínico San Carlos con La Milagrosa, el Hospital Sanitas La Zarzuela y el MD Anderson Cancer Center.

Lo que en algún momento pudo ser puntual es hoy lo más normal.

¿Puede reconducirse esto?

Durante el último gobierno del PP, el secretario general de Sanidad Javier Castrodeza creó un grupo de trabajo para analizar qué medidas podían ponerse en marcha para atajar el acuciante déficit de profesionales en la sanidad. Algo de relación debieron encontrar entre la alta tasa de pluriempleo y la falta de manos, dado que una de las medidas que salió de aquel documento, la número nueve, planteaba someter a estudio la ampliación de los supuestos de incompatibilidad al personal médico.

En el último Consejo Interterritorial con Dolors Montserrat como ministra decidió también que era conveniente "aplicar criterios más rígidos en las normativas sobre incompatibilidades del personal médico".

placeholder Justo Herrero Gómez, durante la toma de posesión de su cargo. (EFE)
Justo Herrero Gómez, durante la toma de posesión de su cargo. (EFE)

Llegó la moción de censura y con ella Pedro Sánchez al Gobierno y Carmen Montón al Ministerio de Sanidad. El hombre elegido como secretario general fue Justo Herrero que, como Montón, venía de la Consellería de Sanitat valenciana, donde habían tratado de dar alguna solución a este problema de la exclusividad. Sin embargo, la dimisión de la ministra tras la polémica de su máster en la Universidad Rey Juan Carlos y la inestabilidad política dejaron el debate donde estaba.

PREGUNTA. En países como Inglaterra se ha debatido a menudo sobre si la libre competencia de los médicos puede tener detrimentos sobre los pacientes o sobre el sistema público de salud, ¿por qué en España apenas tiene lugar este debate?

RESPUESTA. En España, el tema de la exclusividad del personal facultativo se ha analizado siempre más desde una vertiente retributiva", explica Herrero. "Hay un complemento retributivo por la exclusividad que ha sido piedra angular del análisis y toma de posición, tanto de administraciones públicas como de sindicatos. Durante años, el debate se ha centrado más en esta cuestión básicamente económica y presupuestaria. Y no ha sido analizada desde el punto de vista de los posibles impactos asistenciales. Y todo eso condicionado porque la diferencia retributiva de abonar a todos los facultativos el complemento de productividad supondría un dinero que el sistema sanitario no tenía.

Este debate siempre se ha centrado más en la cuestión económica, no desde el punto de vista de los posibles impactos asistenciales

"No obstante, en los últimos años, se han dado algunos pasos en este sentido", añade el ex secretario general de Sanidad. Frente a la postura de Madrid, o el más reciente gesto de Andalucía, de eliminar la exigencia de que los jefes de servicio ejerzan en exclusividad, comunidades como Murcia, Aragón, Asturias, Extremadura o el País Vasco han incorporado esta exigencia. "Aquí sí que ha primado la valoración ética de lo que supone que un jefe o una jefa de servicio comparta dedicación privada con un puesto que conlleva tomas de decisión importantes dentro del sistema sanitario público", indica Herrero. "Pero incluso esta medida está siendo complicada de aplicar, con quejas desde diferentes ámbitos que alegan que no se van a encontrar profesionales que quieran ser jefes o jefas de servicio si tienen que dejar su actividad privada, salvo que la retribución se les aumente de tal manera que les compense el dinero que dejan de ingresar".

P. ¿Parte del problema está en el poco control que se ha hecho desde las administraciones? Se escucha que hay médicos ejerciendo en pública y privada sin haber renunciado a la exclusividad y otros ejemplos. ¿Harían falta más inspecciones, revisiones o sanciones?

R. La normativa sí que es clara y contundente a la hora de penalizar los comportamientos que incumplen obligaciones laborales como la exclusividad en aquellos casos en que se cobra el complemento de exclusividad: supondría un incumplimiento de la Ley de Incompatibilidades del personal público [afirma Herrero, remitiendo de nuevo a la legislación de 1984]. Los sistemas de información actuales deberían ser capaces de, simplemente cruzando datos, detectar esos incumplimientos. Y por supuesto las consecuencias de los mismos deben ser sancionadas según lo establecido en los respectivos sistemas de régimen disciplinario, donde normalmente esta falta se tipifica como falta muy grave.

Una ideología contra otra

Como ya habrán podido adivinar, el debate de fondo trasciende lo que es la mera gestión eficiente de la sanidad pública. No es solamente técnico sino también ideológico.

Durante los periodos en los que, por la crisis o por decisión de las administraciones, se ralentizan o congelan las Ofertas Públicas de Empleo, la opción laboral privada (como primer o segundo empleo) sube muchos enteros. Es cierto que al mismo tiempo aumentan las tasas de temporalidad o la demanda de mano de obra, pero también que el sector privado compensa la congelación de salarios o el aumento de nóminas que la pública no puede afrontar.

Pero estos sobresueldos, claro está, no están suficientemente controlados. El hecho de que un médico pueda trabajar 16 horas diarias puede resultar aterrador, pero peor es no saber qué ha hecho realmente en esas otras ocho horas. "La palabra 'pluriempleo' no sé si es la más adecuada, no son actividades de ir varias tardes por semana a currar, es más fino, el tema es una firmita en el lugar adecuado o 10 folios de un informe que siempre se encuentra un ratito", dice a El Confidencial un médico empleado en un hospital castellanoleonés que prefiere aparecer en este artículo de forma anónima. "No hace falta ni emplearse".

placeholder No siempre es fácil controlar el origen de esos sobresueldos. (iStock)
No siempre es fácil controlar el origen de esos sobresueldos. (iStock)

La obligación a la industria farmacéutica de declarar sus 'transferencias de valor', es decir, el dinero que ingresan a médicos por diversos conceptos, muestra que, como reveló la Fundación Civio, algunos pueden llegar a ingresar más de 50.000 euros al año de un solo laboratorio. "Las retribuciones, más que a la compra, son a los 'ensayos clínicos', frecuentemente de moléculas ya desarrolladas, dado que se venden, o si no se venden siendo muy laxos en cautela de seguridad", dice este facultativo. "O se premia la información o visado como miembros de comités asesores de las autoridades sanitarias para aprobar el uso y comercialización de esos medicamentos de miles de euros por paciente".

"Si se quiere enfocar de forma constructiva, veo que el grave déficit en nuestro entorno es la ausencia casi total de legislación o protocolos de declaración sistemática a priori de conflictos de interés", concluye.

En España, gestionar los presupuestos de Sanidad se parece mucho a dormir con una manta demasiado corta

En España, gestionar los presupuestos de Sanidad se parece mucho a dormir con una manta demasiado corta. Si tratas de tapar la cabeza, dejas los pies al descubierto. Con la salvedad de que aquí siempre hay alguien dispuesto a repartir calcetines para todos esos pies que quedan desguarnecidos.

En 2015, un cardiólogo inglés llamado John Dean protagonizó una polémica internacional a raíz del artículo que publicó en el 'British Medical Journal' donde decía que no era ético para un médico compatibilizar trabajos en la sanidad pública y la privada.

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