Un meteorito impactó contra la Tierra con la potencia de 10 bombas nucleares
Fue el pasado mes de diciembre en una remota región de Rusia, aunque no se ha sabido hasta ahora: liberó 173 kilotones de energía
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En los años 60, durante la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia repartieron por todo el mundo estaciones de medición de infrasonidos. El objetivo era vigilar al rival en plena escalada armamentística y poder detectar pruebas nucleares que escaparan al oído humano. Aquella red de espionaje sigue en pie, aunque ahora (oficialmente) tiene otros objetivos.
Gracias a esas estaciones hemos conocido que un meteorito impactó contra la Tierra el pasado mes de diciembre provocando una liberación de energía equivalente a 10 bombas nucleares como la que se lanzó sobre Hiroshima. El objeto medía 10 metros de diámetro e impactó en el mar de Bering, muy cerca de la península de Kamchatka y del estrecho que separa Rusia de Alaska, ya en Estados Unidos.
More Dec 18 airburst data from https://t.co/R81dQfvWpZ : object was 10m diameter, mass 1400T and impacted with an energy of 173 kT TNT, roughly 1/3 #Chelyabinsk. Impacts with this energy occur somewhere on Earth every few decades on average. #BeringSeaAirburst @westernu @IMOHQ
— Peter Brown (@pgbrown) 8 de marzo de 2019
Ha sido el científico canadiense Peter Brown quien ha publicado la noticia en Twitter y hace referencia a otro impacto que tuvo lugar seis años atrás. En 2013, otro meteorito cayó sobre la región de Cheliabinsk, situada 2.000 kilómetros al este de Moscú en medio de la Rusia central, pero su impacto fue incluso mayor que el medido ahora: treinta veces la energía desatada por la bomba de Hiroshima.
A 32 kilómetros por segundo
El meteorito atravesó la atmósfera a una velocidad de 32 kilómetros por segundo o, lo que es lo mismo, más de 1.800 kilómetros por minuto. Explotó a una altitud de más de 25 kilómetros y liberó 173 kilotones de energía, aproximadamente un 40 por ciento del meteorito que había caído seis años antes sobre Cheliabinsk.
Some colour views of the #meteor that flew over the North Pacific in December 2018, taken by Japan's #Himawari satellite.
— Simon Proud (@simon_sat) 18 de marzo de 2019
The meteor is really clear here - bright orange fireball against the blue + white background!
Background: https://t.co/r403SQxicZ pic.twitter.com/ctNN8zxsXb
La importancia de este suceso llama la atención ya que la NASA tiene un equipo que trabaja en el denominado ‘programa de observaciones de objetos cercanos a la Tierra’. Se encargan de monitorizar los posibles meteoritos que vayan a impactar contra nuestro planeta, adelantándose a los posibles daños que puedan ocasionar.
El Congreso encargó este programa a la NASA en 2005 con el objetivo de identificar al 90 por ciento de los objetos de más de 140 metros que vayan a colisionar contra la Tierra. Y aunque han conseguido grandes éxitos, siguiendo incluso meteoritos de sólo 3 metros de diámetro desde 8 horas antes de su aparición, no siempre logran su cometido, como en el caso más reciente del mar de Bering.
En los años 60, durante la Guerra Fría, Estados Unidos y Rusia repartieron por todo el mundo estaciones de medición de infrasonidos. El objetivo era vigilar al rival en plena escalada armamentística y poder detectar pruebas nucleares que escaparan al oído humano. Aquella red de espionaje sigue en pie, aunque ahora (oficialmente) tiene otros objetivos.