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La sequía extrema en Texas obliga a tratar aguas fecales para consumo humano
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YA USAN LA MAYOR PLANTA DESALINIZADORA MUNDIAL

La sequía extrema en Texas obliga a tratar aguas fecales para consumo humano

Será la primera gran ciudad que introduzca esta técnica que podría aportar, en sólo diez años, el 6 por ciento del agua que se consume en la zona

Foto: El Río Bravo podría llegar a desaparecer por la "excepcional" sequía
El Río Bravo podría llegar a desaparecer por la "excepcional" sequía

La ciudad fronteriza de El Paso tiene casi 700.000 habitantes censados, una población acostumbrada a la dureza del clima ya que viven en mitad del desierto de Chihuahua. Los días de calor sofocante a lo largo del año se cuentan por decenas y la lluvia brilla por su ausencia. Ahora, el cambio climático está provocando un nuevo quebradero de cabeza para las autoridades de esta ciudad de Texas: se quedan sin agua potable.

El Paso está a punto de convertirse en la primera gran ciudad de Estados Unidos que tiene que tratar las aguas fecales para poder utilizarlas para el consumo humano. El cuarto informe nacional del gobierno norteamericano sobre el cambio climático prevé que las temperaturas aumenten en los próximos años y que la sequía sea cada vez mayor en esta zona del país.

Foto: Trump, en uno de sus mítines por Estados Unidos (Reuters/Joshua Roberts)

Eso provocará que el agua que los habitantes de El Paso consiguen del Río Bravo (o Río Grande) no sea suficiente. Actualmente este mítico río americano proporciona la mitad del agua que se consume en la ciudad, pero esa cifra descenderá con la sequía.

Los científicos han sido capaces de poner cifras al clima en la región desde hace 500 años y han concluido que cuanto más suben las temperaturas, menos agua llega al Río Bravo procedente de la nieve y el deshielo. Sólo desde 1958, la cantidad de nieve que llega al agua procedente de las montañas ha descendido en una cuarta parte, en gran parte por culpa de la temperatura que evapora el agua. Y ese fenómeno se repite en otros puntos del suroeste del país.

A la búsqueda de alternativas

El ejemplo más claro de lo que está pasando se da en el embalse de ‘Elephant Butte Reservoir’, en Nuevo México. Los edificios que sirvieron de oficinas durante su construcción quedaron sepultados por el agua poco después, pero ahora son miradores a un escenario casi desértico: apenas está al 3 ó 4 por ciento de su capacidad.

placeholder Uno de los lagos de Texas afectados por la sequía (EFE/Larry W. Smith)
Uno de los lagos de Texas afectados por la sequía (EFE/Larry W. Smith)

En El Paso están acostumbrados a pensar en alternativas para conseguir agua porque desde 1989 están avisados de que tendrían problemas de abastecimiento a partir de 2020. Y puede que la fecha estuviera puesta con una enorme exactitud. Ed Archuleta, director de políticas del agua en El Paso, reconoce a la CNN que sabía que tenían que frenar la extracción de agua del acuífero. Pero hizo algo mucho más importante.

Como si fuera un visionario, pidió fondos para crear una planta desalinizadora y construyó la más grande del mundo. Según los expertos, debajo del acuífero hay millones de litros de agua salada que se podrán utilizar para el consumo humano tras pasar por esa planta. Tanta que los habitantes de El Paso podrían beber de esa agua durante los próximos 20.000 años. Pero no es suficiente, la planta no es tan rápida potabilizando el agua salada.

Algunas poblaciones de California, Arizona y Colorado ya tratan las aguas fecales para consumo humano

El siguiente paso es beber aguas residuales tratadas. Ya se están construyendo las infraestructuras que permitirán hacer el círculo completo del agua y que se recicle de nuevo para consumo humano. Se estima que desde que las aguas tratadas sean devueltas al acuífero, tardarán 5 años en filtrarse al subsuelo para volver a ser consumidas con los niveles de potabilidad necesarios.

Esta agua se usará también para el riego de campos y se espera que para el año 2030, el consumo de agua de los habitantes de El Paso proceda al menos en un 10 por ciento de la planta desalinizadora y en un 6 por ciento de aguas residuales tratadas. Mientras tanto, El Paso sigue buscando nuevas fuentes de agua.

La ciudad fronteriza de El Paso tiene casi 700.000 habitantes censados, una población acostumbrada a la dureza del clima ya que viven en mitad del desierto de Chihuahua. Los días de calor sofocante a lo largo del año se cuentan por decenas y la lluvia brilla por su ausencia. Ahora, el cambio climático está provocando un nuevo quebradero de cabeza para las autoridades de esta ciudad de Texas: se quedan sin agua potable.

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