"Hay corrupción, endogamia y nepotismo": hablan los marginados de la ciencia española
Las irregularidades en universidades y centros de investigación se reflejan especialmente en el amaño de plazas. Los perjudicados buscan asesoramiento en nuevas plataformas
"En las universidades se busca la sumisión más que la excelencia a la hora de seleccionar al personal docente e investigador", denuncia con rotundidad en declaraciones a Teknautas Jorge Lirola Delgado, profesor e investigador de la Universidad de Almería y portavoz de la Asociación para la Transparencia Universitaria (ATU Spain).
Desde 2012 esta organización se ha convertido en el referente de los profesores e investigadores que se ven relegados en universidades y centros de investigación. Según muchos de ellos, denunciar malas praxis, situaciones de precariedad, endogamia y nepotismo conduce irremediablemente al ostracismo.
"El amaño de plazas es la norma"
El escándalo de las irregularidades en los másteres de la Universidad Rey Juan Carlos es un caso extremo fruto de fallos en los sistemas de control tanto internos como externos y "no se puede extrapolar a toda la universidad pública", reconoce la ATU. No obstante, "en menor medida" las malas prácticas están ampliamente extendidas y llenan de obstáculos a veces insalvables la ya de por sí complicada carrera investigadora en España.
"La perversión de los sistemas de acceso a la función pública hace que entren, generalmente, los mediocres en lugar de los más cualificados", apunta Lirola, "el amaño de plazas no es la excepción, sino la norma". El último episodio que ha saltado a los medios de comunicación es el de la condena de un juez a la Universidad Complutense de Madrid por las irregularidades a la hora de adjudicar una plaza de ética, pero desde 2006 la Plataforma Contra la Corrupción y el Acoso en la Universidad Pública, antecedente de la ATU, ha contabilizado cientos de casos.
Plazas "con bicho"
En la práctica, la endogamia impide que la movilidad y la captación de talento de fuera de los centros que convocan las plazas. No hay distinción entre promoción interna y puestos de nueva creación, así que estos últimos se diseñan a medida de los que ya están dentro. Es lo que llaman "plazas con bicho" y "todas las convocatorias son así", según algunos afectados.
Para asegurarse de que un puesto solo puede ser ocupado por la persona previamente elegida, el truco está en pedir como requisito un "triple perfil": tener experiencia docente en una asignatura concreta de grado, en otra de máster y, además, una determinada línea de investigación muy específica.
Y si todo eso no es suficiente, siempre se puede hacer una pequeña trampa extra. Moisés García Arencibia se presentó a una plaza de profesor ayudante doctor en Biología Celular en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En esta ocasión parece que el destinatario era "una persona que lleva toda la vida allí y que trabajaba como técnico". Lo habitual. "Yo me presentaba por ver qué tal valoraban mi currículum para cuando saliera una plaza en mi área. Para mi sorpresa, quedé bastante bien", comenta.
Arbitrariedad y ausencia de autorregulación
Sin embargo, observó un error en la baremación: "Vi que me habían puesto tres puntos menos porque cambiaron mis dos licenciaturas de sitio: la que presenté como requisito la pusieron como mérito y viceversa. Tras las oportunas reclamaciones les llevé a juicio y en diciembre pasado la jueza me dio la razón. Ahora estoy pendiente del recurso que tanto el que ocupa ahora la plaza como la universidad han presentado ante el Tribunal Superior de Justicia de Canarias".
"En la baremación suele estar la arbitrariedad", confirman en la ATU. Frente a estos casos, deberían funcionar los mecanismos de autorregulación de las universidades, pero no lo hacen. "Como los nombran los rectores, son juez y parte, así que al final hay una excesiva judicialización, empujan a quien reclama a denunciar porque no hay otra solución", explican. Para colmo, "los sindicatos mayoritarios se inhiben".
Simulando horas
A Alfonso Diestro, doctor en Pedagogía, los tribunales le reconocieron la categoría jurídica de "indefinido no fijo" después de ser ayudante y ayudante doctor en la UNED durante casi ocho años. La LOU establece un máximo de 60 horas de docencia por año a los ayudantes, pero llegó a las 166,5 y en asignaturas troncales y actividades permanentes reservadas para otras categorías laborales.
Oficialmente, Diestro no alcanzaba las horas mínimas de docencia cuando en realidad las había superado ampliamente
A la hora de acreditarse como profesor titular, oficialmente no alcanzaba las horas mínimas de docencia cuando en realidad las había superado ampliamente. "Sigo sin certificado de docencia porque me niego a que se simulen las horas. Yo he denunciado, pero hay muchos casos iguales y pocos lo hacen", afirma. El problema es que "denunciar no es corporativo, te pone en el disparadero, te aliena de la organización y te hacen pagar peajes". Tanto que le despidieron y puso otra denuncia por acoso laboral.
¿Adiós a la investigación?
Después de año y medio de calvario ahora está a la espera de la sentencia firme del Supremo, ya que la universidad siempre recurre a pesar de que la jurisprudencia reciente no le es favorable. En cualquier caso, un parón así es mortal en el mundo de la ciencia, así que "casi han acabado con mi carrera académica, porque ya no pertenezco a un grupo de investigación, no imparto docencia y es muy complicado publicar en revistas científicas al no tener filiación. En cualquier caso, seguiremos luchando, no pienso renunciar".
Por eso, es uno de los impulsores de Investigadores en Paro, una nueva plataforma que se sitúa en "las trincheras de la Universidad, la Ciencia y la Investigación", por ese orden, para formar la palabra UCI y dejar bien claro que el sistema necesita cuidados intensivos: "Queremos aportar algo al cambio, estamos cansados de declaraciones vacuas y grandilocuentes".
Más difícil de denunciar
De hecho, "el sistema está podrido hasta las entrañas", afirma el físico Álvaro Peralta, otro de los responsables de esta iniciativa. En su opinión —también habla por experiencia propia tras pasar por uno de los centros que forman el mapa de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares (ICTS)— las situaciones de precariedad y abusos en el mundo académico y científico son más difíciles de denunciar que en otros ámbitos. "Hay corrupción, endogamia y nepotismo; abundan los caciques y también hay mucho miedo, pero la solidaridad entre compañeros no existe porque el que se mueve no sale en la foto", comenta.
"Hay corrupción, endogamia y nepotismo; abundan los caciques y también hay mucho miedo, pero la solidaridad entre compañeros no existe"
Tras investigar en varios lugares de Europa, este sevillano considera que en otros países "hay una vigilancia más importante de lo que se hace con el dinero público". El caso de Fernando Serranía, despedido del CSIC después de filtrar información sobre irregularidades en un proyecto, tal y como contó Teknautas, demuestra que las malas praxis no son exclusivas de las universidades.
El "mapeo de malas praxis" de Investigadores en Paro pretende recopilar todo tipo de incidencias: desde oposiciones anuladas por reservar todas las plazas para interinos a contratos ilegales en centros de investigación. Es el primer paso para que algo cambie.
Unión y asesoramiento
Tras la evidencia de que "no son casos aislados" y que "cada vez hay más gente que denuncia", profesores e investigadores han comenzado a crear comunidad y compartir información. "No somos abogados ni sindicatos, pero podemos informar acerca de qué pasos hay que dar y a quién se puede acudir, porque estos procesos son difíciles y costosos", comenta.
La ATU atiende peticiones, las estudia y asesora. "Somos un actor social más que responde ante los fallos de la universidad pública, exigimos la rendición de cuentas académica y científica", aseguran.
Estos movimientos, centrados en la denuncia de la corrupción, se suman a otras plataformas ya clásicas, que suelen focalizar sus reivindicaciones en los problemas de los jóvenes investigadores, como la Federación de Jóvenes Investigadores (FJI/Precarios) y Ciencia con Futuro.
El reto de la nueva Ley de Universidades
Ante la nueva Ley de Universidades que anuncia el Gobierno, quienes ya han sido expulsados del sistema o no han podido integrarse ante el colapso de los últimos años se muestran muy escépticos. "Se han hecho las cosas mal y se ha castigado a la ciencia en la universidad. Ahora habrá borrón y cuenta nueva, probablemente definirán nuevas categorías y procesos de promoción, pero el sistema nuevo no será capaz de reabsorber a los que ya no están", opina Alfonso Diestro.
"En las universidades se busca la sumisión más que la excelencia a la hora de seleccionar al personal docente e investigador", denuncia con rotundidad en declaraciones a Teknautas Jorge Lirola Delgado, profesor e investigador de la Universidad de Almería y portavoz de la Asociación para la Transparencia Universitaria (ATU Spain).
- Las universidades españolas que quieren apuntarse al ‘boom’ emprendedor de Oxford Lucía Caballero
- El vacile de la universidad española: estos 23 premios Nobel nunca serían catedráticos Antonio Villarreal
- Así cazan “cerebritos” en las universidades multinacionales como Amazon y Airbus Víctor Romero. Valencia