Donald Trump arremete contra los molinos de viento: "Son como un campo de muerte"
El presidente estadounidense aprovecha su asistencia a un evento para recaudar fondos para sacar a relucir su vieja rivalidad con la energía eólica. Esto es en lo que se equivoca
Y en esto, el presidente de los Estados Unidos asistió la semana pasada a un evento para recaudar fondos organizado por un magnate de los perritos calientes cuando se vio enfrentado de nuevo a uno de sus más ancestrales enemigos, el aerogenerador o molino de viento.
Sus comentarios, recogidos por el periodista del 'Toronto Star' Daniel Dale, no son nuevos sino el último episodio de una lucha, a favor del carbón y en contra de la eólica, en la que Trump lleva enfrascado varios años.
Here's the transcript of Trump's remarks at a New York fundraiser last week about coal and windmills. pic.twitter.com/ADckyr4IET
— Daniel Dale (@ddale8) 19 de agosto de 2018
En el pasado los ha desprestigiado alertando del peligro que suponen para un símbolo de los Estados Unidos como el águila calva, los ha tildado de más peligrosos que el "ficticio cambio climático" e incluso ha llegado a demandar a la Aberdeen Way Wind Farm, una granja eólica cercana a los terrenos de un complejo turístico construido por Trump en esta zona de Escocia hace una década y consistente en un campo de golf con su correspondiente hotel. Tres veces apeló contra los once molinos de viento, sin éxito. "La gente quiere ver el mar, no esos molinos", remarcó.
Esta vez, los argumentos esgrimidos por el presidente norteamericano contra la eólica han sido tres: que mata muchos pájaros, que está fuertemente subsidiada y el clásico: '¿Qué pasa cuando el viento no sopla?' Pasamos a continuación a separar el grano de la paja.
Antes los ha desprestigiado por el peligro que suponen para el águila calva y los ha tildado de más peligrosos que el "ficticio cambio climático"
Las dos últimas aserciones son la de más fácil resolución. Es indudable que la energía eólica ha disfrutado y disfruta de subvenciones en Estados Unidos. Eso sí, también hay que señalar que, incluso durante el mandato de Obama, éstas se han reducido a menos de la mitad: de los 15.500 millones de dólares empleados en 2013 a los 6.700 millones de 2016.
¿Y qué pasa cuando el viento no sopla? Ciertamente sería un problema si un país dependiera solamente de la energía eólica y los generadores estuvieran todos colocados en el mismo sitio. Sin embargo, este no es el caso en ningún país conocido: a más turbinas repartidas en más lugares, mayor estabilidad y posibilidad de conseguir electricidad a diario.
"Matan muchos pájaros"
Mientras según Trump, el carbón como fuente de energía es indestructible desde un punto de vista militar —alucinógeno razonamiento— los molinos de viento pueden ser volados por los aires. "¡Bing! Es el final de ese, si los pájaros no acaban antes con él. Los pájaros podrían acabar con él primero. Matan tantos pájaros. Miras debajo de uno de esos molinos y es como un campo de muerte".
Las estadísticas más fiables al respecto ofrecen una horquilla muy amplia, de entre 20.000 y 570.000 pájaros estampados contra las palas de un aerogenerador cada año en Estados Unidos. Parecen muchísimos, pero no son nada comparados con los más de 200 millones que, según la misma fuente, aniquilan cada año los gatos domésticos y salvajes o los más de 365 millones que fenecen al estrellarse contra un edificio.
Trump es, sin embargo, invulnerable a estos datos. En 2016 dijo al respecto que "el Departamento de Justicia admitió una demanda contra siete compañías petrolíferas de Dakota del Norte por la muerte de 28 aves mientras la administración dio prioridad a la aprobación de proyectos eólicos que matan más de un millón de aves al año".
La realidad, sin embargo, es que las compañías petrolíferas sí que son capaces de cepillarse un millón de aves anualmente: según el Servicio de Fauna y Pesca estadounidense, los residuos de la extracción de petróleo ya se cargan prácticamente esa cantidad de aves, y las centrales térmicas alimentadas por combustibles fósiles contribuirían con otros 14 millones de pájaros muertos.
Y en esto, el presidente de los Estados Unidos asistió la semana pasada a un evento para recaudar fondos organizado por un magnate de los perritos calientes cuando se vio enfrentado de nuevo a uno de sus más ancestrales enemigos, el aerogenerador o molino de viento.