El otro 'agujero' de la Seguridad Social: los edificios públicos más ineficientes son suyos
En el otro lado se encuentran los edificios dependientes de Hacienda. Es como si Cristóbal Montoro hubiese dispuesto que en sus dominios ni un euro fuese malgastado en electricidad
Si quieren ver una metáfora perfecta de los últimos años de Gobierno en nuestro país, echen un vistazo a los datos sobre consumo energético de los edificios públicos que recoge el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) en sus informes anuales. Las más eficientes energéticamente resultan ser los edificios dependientes de Hacienda, como las oficinas de la Agencia Tributaria.
Es casi como si Cristóbal Montoro —los últimos datos son de 2016— hubiese ordenado revisar cada puerta y cada ventana para no gastar un euro de más en calefacción o aire acondicionado. Por el contrario, quienes más pérdidas están ocasionando al erario público en este sentido son los edificios de la Seguridad Social, cuya hucha parece tener otras grietas además de la provocada por las pensiones.
Concretamente, de los 39 edificios públicos con la peor certificación energética (G) 15 pertenecen a la Seguridad Social, un número que se ampliaría hasta los 22 si incluimos los de Empleo, que técnicamente recaen en el mismo ministerio. Es decir, más de la mitad pertenecen a la cartera que hoy ostenta la ministra Magdalena Valerio.
Aunque hay algunas oficinas o centro de atención de la SS en el top de edificios menos eficientes, como las de Zafra (Badajoz), Medina del Campo (Valladolid) o Puigcerdá (Girona), el gran talón de aquiles de Fátima Báñez y ahora Valerio para reducir el gasto es principalmente informático. Los Centros de Procesamiento de Datos (CPD) de la Seguridad Social y del Servicio Público de Empleo Estatal son los grandes sumideros de electricidad y, por ende, generadores de emisiones.
El gran talón de aquiles de Báñez y ahora Valerio para reducir el gasto es principalmente informático: los Centros de Procesamiento de Datos (CPD)
Desde 2013, Europa obliga a sus estados miembros a enviar un plan nacional de eficiencia energética cada tres años para cumplir con la Directiva 27/2012. En el último informe anual, remitido en la pasada primavera, se apreciaba cómo nuestro país aún tiene mucho por hacer en esta materia. De los 11 millones de metros cuadrados repartidos por los centenares de edificios propiedad del Estado —para la Directiva sólo cuentan aquellos con más de 250 metros cuadrados— algo más de nueve millones no llegan a los requisitos mínimos de eficiencia.
Es decir, un 84% de la superficie de los edificios que pertenecen al gobierno central y sus ministerios son energéticamente ineficientes. En sus explicaciones, Energía alega haber ido cumpliendo con esa "función ejemplarizante de los edificios de los organismos públicos" que exige Bruselas: renovar cada año un 3% de la superficie que no reúne los requisitos mínimos. En el primer periodo a fiscalizar, de 2014 a 2017, España cumplió al 105% estos objetivos.
Pero la eficiencia energética, como veremos a continuación, va por barrios.
Seguramente estarán acostumbrados a los certificados de eficiencia energética, dado que son obligatorios desde hace años y muy habituales en los procesos de compra o alquiler de viviendas. Hay siete calificaciones que van de la A (más eficiente) hasta la G. La buena noticia es que uno de cada tres edificios ministeriales (32%) entran en las dos primeras categorías, pero aún hay un 11% que no han acometido las reformas necesarias en sus instalaciones como para pasar de las categorías E y G.
De estos edificios ineficientes, la mayoría pertenecen al Ministerio de Empleo y Seguridad Social.
Además de la certificación energética, otra forma de ver el gasto energético de un inmueble público son los kilowatios/hora por cada metro cuadrado de edificio, la medida definitiva en términos absolutos.
¿Quiénes gastan más?
En una oficina, el consumo varía continuamente, no sólo de estación a estación sino entre semana. Algunos estudios señalan que los lunes y los jueves son los días en los que se produce un mayor gasto de energía, mientras que el viernes suele ser cuando menor es, exceptuando los fines de semana, cuando el consumo se reduce a la mitad.
Por supuesto, el verano y el invierno, con su aire acondicionado y su calefacción, la factura de electricidad o gas aumenta. En general, las oficinas suelen consumir entre 50 y 140 kilovatios/hora por metro cuadrado. Para el resto de edificios, el consumo medio anual suele estar en torno a 100.
Tomada esta referencia, apliquémosla a los edificios públicos pertenecientes a los distintos ministerios. La media (97,7 kWh/m2) sale prácticamente clavada.
Sin embargo, las diferencias entre ministerios son notables. El gasto energético de los edificios dependientes de Justicia, que incluyen, además de los juzgados las sedes de la Abogacía General del Estado o el Consejo General del Poder Judicial duplica la media (204,7 kWh/m2) del resto de organismos públicos y del consumo habitual en un edificio español.
Como en el caso de las certificaciones energéticas, aquí también se produce esa metáfora de la que hablábamos al principio. Un Ministerio de Economía más expansivo en el gasto y otro de Hacienda centrado en evitar el despilfarro.
El premio al más eficiente recaería en Exteriores, aunque tiene truco dado que este ministerio tiene la mayor parte de sus inmuebles... en el extranjero. A la lista de inmuebles catalogados energéticamente sólo aporta tres: el Palacio de Santa Cruz, la Escuela Diplomática y un local de 600 m2 en la calle Marqués Viudo de Pontejos, a escasos 100 metros del ministerio y donde se ubica la Subdirección General de Obras e Inmuebles en el Exterior.
Fomento es otro de los ministerios ecológicamente ejemplares, y eso que cuenta con docenas de edificios repartidos por toda la geografía nacional, desde delegaciones del Instituto Geográfico Nacional a Carreteras del Estado o la Dirección General de la Marina Mercante. El consumo promedio del Ministerio de Fomento —que comparte sede con el de Empleo y Seguridad Social en el icónico edificio construido por Secundino Zuazo Ugalde junto a la Castellana— es de menos de 40 kWh/m2.
Este periódico se ha puesto en contacto con el IDAE para conocer el punto de vista de los técnicos encargados de estos planes de eficiencia energética, pero desafortunadamente todos resultaron estar de vacaciones durante el mes de agosto. Volveremos a intentar recabar su conocimiento privilegiado del asunto el próximo mes de septiembre.
Si quieren ver una metáfora perfecta de los últimos años de Gobierno en nuestro país, echen un vistazo a los datos sobre consumo energético de los edificios públicos que recoge el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) en sus informes anuales. Las más eficientes energéticamente resultan ser los edificios dependientes de Hacienda, como las oficinas de la Agencia Tributaria.
- El último multazo de Europa saca a relucir el bochorno del canon de depuración andaluz Isabel Morillo Antonio Villarreal
- Los kits 'low cost' para convertir tu coche al hidrógeno que te pueden dejar sin vehículo Aroa Fernández
- Ventilador o aire acondicionado: ¿qué chupa más en tu factura de la luz? Verónica García