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España obliga a su equipo a pagar de su bolsillo el viaje a las Olimpiadas Matemáticas
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una cantera de grandes matemáticos mundiales

España obliga a su equipo a pagar de su bolsillo el viaje a las Olimpiadas Matemáticas

Los estudiantes de secundaria que representan a nuestro país perdieron durante la crisis el apoyo económico del ministerio para asistir a este evento internacional. Tampoco era tanta pasta

Foto: El equipo español en la Olimpiada Matemática Internacional (Montaje: EC)
El equipo español en la Olimpiada Matemática Internacional (Montaje: EC)

No les salen las cuentas a los seis jóvenes matemáticos que representarán a España en la Olimpiada Internacional de Matemática que se inagura hoy en Cluj-Napoca, la capital histórica de la región de Transilvania. A diferencia de otros países, que desde el Gobierno sufragan los gastos para estimular la participación y asistencia a este evento, el equipo español —formado por seis estudiantes de secundaria y dos profesores-tutores que les acompañan— ha tenido que autofinanciarse el pasaje y el alojamiento para asistir al campeonato mundial, en el que tratarán de conseguir para nuestro país la primera medalla de oro de la historia.

Foto: (Foto: EFE)

"Es muy triste", dice a Teknautas María Gaspar, profesora en la Universidad Complutense y jefa de la delegación española en las Olimpiadas de Rumanía. "España, aunque entonces no participaba, lleva desde 1964 becando a aquellos estudiantes más dotados para las matemáticas para asistir a las Olimpiadas". Años más tarde, ya entrados en democracia, el asunto se resolvió mediante un duradero convenio, hasta que llegó la crisis. "Cada año íbamos perdiendo un poquito, hasta que este año no nos han dado ni un céntimo".

¿Cómo han logrado sufragar el viaje, entonces? "Hemos tenido la suerte de que este año sea en Rumanía, que los vuelos son más baratos, si hubiese sido en Río de Janeiro como el año pasado..." explica la tutora de los brillantes adolescentes españoles. Tienen que andar buscando empresas que les patrocinen. En este caso, la que les financia parte del viaje es Bluetab, una consultora tecnológica de mediano tamaño con sede en Madrid. "Hemos tenido una suerte enorme", reconoce Gaspar. "A veces a nosotros esto nos cuesta dinero, pero a los que no les tiene que costar es a los chicos".

El coste de enviar a estas ocho personas a competir a las Olimpiadas durante dos semanas suele estar entre los 35.000 y 40.000 euros.

La Real Sociedad Matemática Española no es la única que tiene este problema. Tras hablar con el ministerio el pasado marzo, tanto ellos como los físicos y los químicos llevan meses esperando ver en su cuenta corriente algo de empatía, pero los meses corrían y hubo que comprar los billetes de avión. Por suerte para ellos, las Olimpiadas de Física son en Lisboa y las de Química en Praga. "Nos quedamos a dos velas, pero al menos este año hemos podido afrontarlo, igual el año que viene no".

Una cantera de genios

El evento, que se celebra cada año desde 1959 en una ciudad distinta del globo, reúne hasta el 14 de julio a equipos de hasta seis estudiantes de secundaria procedentes de 110 países. Existe una correlación muy alta entre quienes ganan medallas aquí a una edad temprana y quienes luego se alzan con una Medalla Fields, la máxima distinción que un matemático puede recibir. Maryam Mirzakhani, la primera mujer en hacerlo, ganó medallas de oro en las OIM siendo una adolescente más de Teherán, sin haberse enrolado aún en la carrera de Matemáticas de la Universidad Tecnológica Sharif. Terence Tao, que la obtuvo cuatro años antes, también arrasó en estas olimpiadas... a la precoz edad de 12 años.

placeholder Terence Tao, primero por la izquierda, recogiendo en 2014 el Breakthrough Prize en el Centro Ames de la NASA (Reuters)
Terence Tao, primero por la izquierda, recogiendo en 2014 el Breakthrough Prize en el Centro Ames de la NASA (Reuters)

"Es llamativo porque hizo los mismos problemas que otros estudiantes como los nórdicos, que tienen un bachillerato muy largo e igual tenían ya 19 años cuando acudieron", explica Gaspar. Nuestros representantes en Rumanía, estudiantes de 2º de Bachillerato, tienen ahora 17 y 18 años; estarán en la Olimpiada Internacional tras haber obtenido medallas de oro en la edición española de la competición, que se celebró a mediados de marzo en Jaén. Hasta allí llegaron tras anteriores rondas, donde los estudiantes tuvieron que demostrar ser los mejores a nivel provincial e incluso local.

Equipo español en Rumanía

Que no haya ninguna mujer entre los seis no es una rareza. Entre las 36 medallas que se repartieron en Jaén este año fue también imposible ver alguna. "Es lo habitual, igual que a la fase nacional han ido muy pocas chicas porque no han pasado el primer filtro", se lamenta la delegada española. "¿Por qué? Porque en las etapas iniciales se presentan menos chicas, y esto no sólo pasa con nosotros, pasa en todo el mundo", añade Gaspar: "Es muy difícil que haya más de un 10% de chicas aquí".

placeholder La matemática iraní y Medalla Fields Maryam Mirzakhani en una foto de 2014 (Reuters)
La matemática iraní y Medalla Fields Maryam Mirzakhani en una foto de 2014 (Reuters)

Para tratar de reconducir esta situación, desde 2013 se organiza la Olimpiada Europea de Matemáticas para Chicas. "Es un torneo con fecha de caducidad y ojalá que llegue pronto, cuando las chicas pierdan el miedo", resume la profesora.

¿Por qué no hemos ganado oro?

Como en cualquier Olimpiada, aquí hay medallas de oro, plata y bronce para cada una de estas cuatro disciplinas: Álgebra, Geometría, Teoría de Números y Combinatoria. Sin embargo, a diferencia de un evento deportivo no hay fases: todos los participantes se someten a las mismas pruebas al mismo tiempo, y su clasificación final se dirime después de varios días de correcciones por parte de los tutores que acuden al campeonato.

En resumen, puede haber varios ganadores de cada medalla pero ni por esas España ha ganado un oro. ¿Por qué?

Para empezar, el tipo de problemas que se encontrarán en Rumanía son todo lo contrario a los de un examen de selectividad. Aquí dispondrán de dos días de exámenes, tres problemas cada día, 90 minutos por problema. En total, nueve horas de cálculo intenso. "Lo que se propone no son matemáticas curriculares, son más creativas y en principio pueden resolverse con herramientas de matemática elemental, lo que no quiere decir que sean fáciles", explica Gaspar, "probablemente Terence Tao no sabía integrar o hacer cálculo diferencial la primera vez que participó, pero tenía el ingenio suficiente como para abordar, explicar, entender y resolver los problemas".

placeholder Clausura de las Olimpiadas en 2015, celebradas en Tailandia (Wikimedia Commons)
Clausura de las Olimpiadas en 2015, celebradas en Tailandia (Wikimedia Commons)

Un problema del año pasado empezaba así: "Un conejo invisible y un cazador juegan como sigue en el plano euclídeo..." Como en los problemas de trenes, una serie de cláusulas gobiernan los movimientos de la presa y el depredador. El problema pide averiguar si, en el movimiento número mil millones —o dicho más precisamente, diez elevado a nueve— la distancia entre cazador y conejo invisible será menor a 100.

Este tipo de problemas creativos suelen representar un ídem para los españoles. Además, según la delegada del equipo, nuestro país tiene un especial talón de aquiles en la Geometría. Tampoco hemos tenido nunca un matemático mundialmente célebre en el que inspirarnos, con la salvedad quizá del matemático José Echegaray, y porque ganó el Nobel de Literatura. Por ello estas citas son tan importantes: España necesita que alguno de estos chicos (quizá este año, quizá el que viene) rompa el hielo y vuelvan al fin con una medalla de oro que inspire al resto de estudiantes y las instituciones en futuras ediciones.

"Las matemáticas además son algo muy parecido a la música", dice Gaspar, "desde muy jóvenes ya se ve que tienen un don".

No les salen las cuentas a los seis jóvenes matemáticos que representarán a España en la Olimpiada Internacional de Matemática que se inagura hoy en Cluj-Napoca, la capital histórica de la región de Transilvania. A diferencia de otros países, que desde el Gobierno sufragan los gastos para estimular la participación y asistencia a este evento, el equipo español —formado por seis estudiantes de secundaria y dos profesores-tutores que les acompañan— ha tenido que autofinanciarse el pasaje y el alojamiento para asistir al campeonato mundial, en el que tratarán de conseguir para nuestro país la primera medalla de oro de la historia.

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