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Todos contra Elsevier, el gigante editorial científico que cobra a España 25 'kilos' al año
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frente a los 10 de alemania o los 9 de finlandia

Todos contra Elsevier, el gigante editorial científico que cobra a España 25 'kilos' al año

¿Cuánto gasta nuestro país cada año en suscripciones a revistas científicas? El Confidencial analiza y calcula lo que nuestras universidades y centros pagan al principal editor mundial

Foto: Imagen: EC.
Imagen: EC.

Las revistas científicas tienen el mejor modelo de negocio del mundo: los científicos pagan por publicar artículos (la mayoría generados con dinero público) y revisados gratuitamente por otros científicos, las universidades y otros centros públicos pagan a su vez por la suscripción para poder leer los artículos de sus propios científicos en sus propias bibliotecas... de una forma casi invisible, sin llamar la atención, millones y millones de euros se deslizan cada año desde universidades o centros de investigación a la cuenta de estos grandes grupos editoriales a cambio del acceso a miles de artículos científicos producidos a coste cero para estos editores.

De todos estos grupos, el más odiado ahora mismo es sin duda Elsevier, quizá por ser la mayor editorial de literatura científica del mundo con más de 2.500 revistas, incluidas 'Cell' o 'The Lancet', dos de las más potentes en biología o medicina.

Foto: Portadas de revistas científicas (EC)
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Antonio Villarreal Gráficos: Jesús Escudero

La opacidad de cuánto invierten las instituciones públicas en suscripciones a revistas científicas es máxima. Hasta ahora no había nada publicado al respecto. Sin embargo, registros analizados por Teknautas y la Unidad de Datos de El Confidencial ofrecen una primera estimación: España gasta anualmente unos 25 millones de euros en suscripciones a Elsevier, una cantidad que duplica o triplica el gasto de otros países europeos.

Hasta hace poco, la actividad de esta editorial pasaba desapercibida para el común de los mortales no-científicos pese a facturar 2.600 millones de euros en 2016. Sin embargo, un día vieron su negocio amenazado y decidieron contraatacar.

En junio de 2017 lograron que un tribunal estadounidense condenara a SciHub, un repositorio gratuito de estudios científicos fundado por la desarrolladora kazaja Alexandra Elbakyan, obligándoles a pagar a Elsevier 15 millones de dólares. Ahora, el portal vive abriéndose y cerrándose continuamente y buscando acomodo en la internet profunda o aplicaciones encriptadas como Telegram. En octubre denunciaron —junto con otras editoriales— a la página ResearchGate, una especie de Facebook para científicos donde éstos compartían sus artículos, por infracción del 'copyright'.

Hasta ahí, la cosa se movía en la típica lucha que hay en todas las industrias entre defensores del lucrativo modelo tradicional y quienes defienden un modelo disruptivo, abierto, democrático y accesible. Una lucha francamente desigual donde editoriales como Elsevier han alcanzado tanto poder como para eliminar de la App Store y Google Play una aplicación española llamada NandaNocNic e ideada para su uso profesional entre enfermeras.

Pero el verdadero problema para Elsevier vino cuando los países comenzaron a cuestionarse su particular modelo de negocio. En 2017, Alemania se plantó ante el gigante editorial y se negaron a seguir pagando por sus servicios en los actuales términos. El país teutón ha agrupado a sus 200 instituciones académicas para enfrentarse a las editoriales con una sola voz y perseguir un modelo de 'open access'. De momento les está funcionando.

Pese a que los contratos han expirado y las negociaciones están encalladas, Elsevier se ha negado a cortarles el acceso a sus revistas. Así que llevan un año disfrutando gratis de algo que les costaba, según diversas fuentes, un mínimo de diez millones de euros anuales. "Es difícil para ellos mantener esa imagen de que apoyan la ciencia si nos cortan el acceso", dijo Bernhard Mittermaier, miembro del equipo negociador, al periódico 'Times of Higher Education'.

Elsevier suele negociar país por país con cantidades y condiciones de acceso que nunca son reveladas, aludiendo a un "principio de lealtad" entre las partes. Ha habido incluso casos como el del investigador británico Stuart Lawson, que denunció que la editorial trató de ponerse en contacto con su empleador cuando éste publicó un estudio sobre el gasto de las universidades de su país en suscripciones de revistas científicas.

placeholder Biblioteca de la Universidad de Harvard, que suele gastar 3,5 millones anuales en suscripciones (iStock)
Biblioteca de la Universidad de Harvard, que suele gastar 3,5 millones anuales en suscripciones (iStock)

Sin embargo, el pasado mes de enero dos de estos acuerdos con países hicieron temblar la mesa de negociación: Finlandia firmó con la editorial, a través de su Biblioteca Nacional, un acceso a sus revistas durante tres años a cambio de unos 27 millones de euros. Por otro lado, se supo también que Corea del Sur había negociado con Elsevier un 3,6% de subida en sus tarifas, algo que los alemanes juzgaron "inaceptable".

Si a Alemania le sale bien la jugada, tras ella podrían venir Francia, Rusia y Austria. ¿Y España?

En total, en los últimos cuatro años las instituciones de nuestro país han inyectado a las cuentas del gigante editorial casi 98 millones de euros

En realidad, nuestro país parece estar emprendiendo el camino contrario. El año pasado, Elsevier se garantizó acuerdos más onerosos que nunca antes con instituciones como la Universidad de Murcia (2,5 millones de euros), el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Galicia (10,4 millones) o el Consorci de Serveis Universitaris de Catalunya (19,4 millones). Estos consorcios suelen representar a todas las universidades de la región para alcanzar un acuerdo global con Elsevier. En total, en los últimos cuatro años las instituciones de nuestro país han inyectado a las cuentas del gigante editorial casi 98 millones de euros. Estos datos aparecen recopilados en diferentes fuentes como el Boletín Oficial del Estado o el Portal de Transparencia.

Estos centros suelen contratar, en realidad, paquetes como el Freedom Collection, que garantiza a los científicos acceso ilimitado a casi todas las revistas. Los precios por año suelen estar entre los 299.269 que pagó la Universidad de Alicante en 2016 y el millón de euros que pagó la Universidad de Zaragoza en 2015. Muchas universidades (Miguel Hernández de Elche, La Laguna, Las Palmas de Gran Canaria u Oviedo) que venían formalizando contratos anuales con Elsevier pasaron a realizar en 2017 acuerdos multimillonarios para dos o tres años.

Y no solamente las universidades: el Servicio Vasco de Salud se gasta alrededor de un millón anual en suscripciones a revistas de Elsevier, el CSIC emplea cerca de tres millones de euros al año, el CIEMAT emplea entre 200.000 y 400.000 euros, el consorcio de universidades madrileñas alrededor de 2,5 millones anuales, el Consejo de Seguridad Nuclear, la Comisión Nacional del Mercado de Valores... en resumen, casi el triple de lo negociado por Finlandia o lo que se estima que pagaba Alemania para todos sus centros.

Encuentra todos los acuerdos suscritos entre instituciones científicas o educativas españolas y Elsevier en nuestro buscador:

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Las revistas científicas tienen el mejor modelo de negocio del mundo: los científicos pagan por publicar artículos (la mayoría generados con dinero público) y revisados gratuitamente por otros científicos, las universidades y otros centros públicos pagan a su vez por la suscripción para poder leer los artículos de sus propios científicos en sus propias bibliotecas... de una forma casi invisible, sin llamar la atención, millones y millones de euros se deslizan cada año desde universidades o centros de investigación a la cuenta de estos grandes grupos editoriales a cambio del acceso a miles de artículos científicos producidos a coste cero para estos editores.

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