Es noticia
A la calle en Navidad: el chanchullo de Montoro que se cargará a 100 científicos 'top'
  1. Tecnología
  2. Ciencia
CNIO y CNIC, los más perjudicados

A la calle en Navidad: el chanchullo de Montoro que se cargará a 100 científicos 'top'

Casi 100 de los mejores investigadores en cáncer o corazón están en vilo ante la disposición adicional 34 de los PGE 2017, que cancelará el contrato de muchos científicos de referencia

Foto: Los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).
Los investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO).

¿En qué otro país un centenar de los investigadores más brillantes en áreas tan sensibles como cáncer o cardiología, tras haber logrado durante años financiación para proyectos y publicaciones en las revistas más prestigiosas del mundo, estarían en vilo ante la posibilidad de perder sus puestos de trabajo por un ridículo galimatías legal que impide tanto prorrogar el contrato a trabajadores 'temporales' como contratar a indefinidos sin que nadie haya podido ofrecerles una solución cuando falta apenas un mes para que todo se derrumbe?

Anna González-Neira, jefa de unidad del Laboratorio de Genotipado Humano en el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), es una de los investigadores que se encuentran en esta situación, pese a llevar más de una década en el centro. "Nuestra unidad lleva desde 2004 y actualmente, con esta situación, se desmantelaría", explica González-Neira a Teknautas. "Hay cuatro personas más, que llevan ocho y 12 años trabajando en el centro, por tanto esto no se resolvería contratando a otras personas nuevas, aunque tengas la financiación, porque necesitarías darles otra vez todos los años de formación, muy especializada, que este trabajo requiere".

Foto: Manuel de León, fundador y exdirector del Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT).

En resumen, pese al carácter temporal de muchos de los contratos, quienes los ostentan ocupan funciones de carácter estructural, tanto en el CNIO como en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), que se encuentran en la misma situación pese a estar reconocidos con el distintivo Severo Ochoa como dos de los centros científicos más reputados del país.

Si nadie hace nada, el 31 de diciembre el CNIO habrá perdido a 66 investigadores y el CSIC, a 30, y en 2018 la sangría de recursos humanos proseguiría, según indica una carta que 75 jefes de unidad de ambos centros han remitido al presidente Mariano Rajoy y a la ministra Fátima Báñez (entre otros cargos del Gobierno) y a la que ha tenido acceso Teknautas.

placeholder Carta remitida a altos cargos del Gobierno por los científicos de CNIO y CNIC.
Carta remitida a altos cargos del Gobierno por los científicos de CNIO y CNIC.

El reloj comenzó a contar para ellos el pasado mes de julio, tras la aprobación tardía de los Presupuestos Generales del Estado. En ellos, se incluía la disposición adicional trigésimo cuarta, 388 palabras destinadas, en principio, a evitar la concatenación de contratos temporales: "Velarán para evitar cualquier tipo de irregularidad en la contratación laboral temporal que pueda dar lugar a la conversión de un contrato temporal en indefinido no fijo".

Sin embargo, como informaba 'Materia' el pasado mes de septiembre, el remedio pasó a ser enfermedad para instituciones como CNIO y CNIC, gestionadas a través de fundaciones públicas y con métodos de contratación más parecidos a los de los centros de investigación internacionales con los que aspiran a competir.

Una situación peculiar

Por ejemplo, cuando el cardiólogo Valentín Fuster tomó las riendas del CNIC, sustituyó los contratos indefinidos por otros revisables cada cinco años. Como contó a este periodista hace dos años Valentín Andrés, encargado de dirigir la investigación básica en el centro, "a diferencia de las universidades, aquí no somos funcionarios, a los cinco años se te evalúa y en ese momento, o promocionas a un nivel superior o dejas de trabajar en el CNIC".

placeholder El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé (i), junto al doctor Valentín Fuster. (EFE)
El presidente de la Fundación La Caixa, Isidre Fainé (i), junto al doctor Valentín Fuster. (EFE)

Puede ser un sistema ideal para impulsar la competitividad científica, pero no contaba con que las normas de contratación en la ciencia española, que oscilan entre el funcionariado extremo y la precariedad en todas sus formas, chirrían con el artículo 15.5 del Estatuto de los Trabajadores. Esta norma obliga a las empresas a hacer indefinidos a aquellos empleados que hayan estado contratados como temporales 24 de los últimos 30 meses.

En el pasado, el CNIO se vio obligado a aplicar un 'plan de viabilidad' durante la crisis, que se tradujo en 31 bajas voluntarias. Ahora, sin embargo, no se trata de un problema económico. "En la mayoría de los casos, la financiación existe pero la ley que ha surgido en los PGE nos impide contratar: cuando estos contratos finalicen, no podremos renovar y por tanto se 'discontinuará' nuestra relación laboral con el centro".

Carta de auxilio

Cuando quedan cinco semanas para que esta situación se consume y ambos centros pierdan de un plumazo una quinta parte de su talento científico, 75 investigadores principales han lanzado este grito de auxilio epistolar. No es solo por los puestos de trabajo de ellos o sus colaboradores, que también, sino por el funcionamiento de estos centros.

Giovanna Roncador, responsable de unidad de anticuerpos monoclonales en el CNIO, llegó a tener a cinco personas en su unidad, la quinta de ellas contratada gracias a un proyecto. "A una de mis técnicos, una persona valiosa y muy bien formada durante ocho años, no se le ha podido renovar", explica la italiana, que ya tuvo que prescindir de dos técnicos más en el ERE. "Me he encontrado en una situación en la que quedo yo sola con un técnico, lo que nos impedirá desarrollar varios de los experimentos que teníamos programados", explica Roncador, cuya unidad se dedica a crear herramientas para mejorar el estudio diagnóstico del cáncer.

"Estamos muy preocupados porque es algo que va a ocurrir dentro de un mes", explica esta bióloga, "además, va a afectar a muchos otros centros aparte de estos dos".

Desde la Secretaría de Estado de I+D+i, explican a este periódico que están "en continuo contacto con los comités de empresa y con las direcciones y gerencias del CNIO y el CNIC para encontrar una solución" y que, en general, están "trabajando para que no tenga que irse ningún investigador de estos centros y también en otras medidas para una mayor estabilización de los investigadores".

placeholder Edificio del CNIO (Foto: EFE)
Edificio del CNIO (Foto: EFE)

¿Cómo hemos llegado hasta aquí?

Hace un mes, el Gobierno trató de evitar esta situación con una modificación exprés (vía Consejo de Ministros) de la Ley de la Ciencia que permitía concatenar contratos en este ámbito. Pero, aunque parezca increíble, solucionar los problemas derivados del texto de una ley con la modificación de otra normativa distinta no siempre suele producir los resultados deseados. Y así ha ocurrido en este caso.

Aunque los principales damnificados han sido CNIO y CNIC, no fue allí donde comenzó todo.

Para cualquier institución científica en España, "los Presupuestos Generales del Estado nunca completan la totalidad de nuestros presupuestos, por ejemplo en el CSIC, esto supone dos terceras partes del presupuesto anual, el tercio restante se completa con proyectos europeos o colaboraciones con entidades privadas", explica a Teknautas Julio Pinto, secretario general de la sección sindical de CCOO en el consejo. "Es decir, que cada año quedamos supeditados a contrataciones fuera de la oferta de empleo público del Estado: desde contratos de obra y servicio a becas de recuperación de cerebros fugados, como las Ramón y Cajal o las Juan de la Cierva".

placeholder El expresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Emilio Lora-Tamayo. (EFE)
El expresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas Emilio Lora-Tamayo. (EFE)

Después de muchos años, la situación en el CSIC ha llegado a un nivel difícil de sostener: unos 4.600 empleados (un 42% de los científicos) del consejo son temporales frente a los más de 7.000 indefinidos. El más longevo de ellos acumulaba, a fecha de 31 de diciembre de 2016, 22 años y nueve meses de antigüedad.

Además, cuenta con una cifra de 331 indefinidos no fijos, precisamente la figura que pretendía evitar la disposición adicional 34. Un 'indefinido no fijo' es una figura creada para alguien que ocupa una plaza que aún no ha sido cubierta por una oferta de empleo público, y es clave para entender cómo hemos llegado hasta aquí.

Las soluciones que se barajan

Según apuntan desde el sindicato, la Justicia ha emitido ya cerca de 800 sentencias favorables a los trabajadores del CSIC. "Para evitar ese chorreo, lo que han hecho los gestores es acotar responsabilidades", explica Pinto. "El presidente Lora-Tamayo y el secretario general Alberto Sereno solicitaron que se incluyesen algunas disposiciones adicionales en los Presupuestos para trasladar la responsabilidad a los investigadores principales de los proyectos".

El presidente Lora-Tamayo y el secretario general Alberto Sereno solicitaron que se incluyesen disposiciones adicionales en los Presupuestos

Actualmente, el texto señala que "las actuaciones irregulares en la presente materia darán lugar a la exigencia de responsabilidades a los titulares" de "los órganos competentes en materia de personal", no a las instituciones, y esto, en investigación científica, señala directamente a los investigadores principales y jefes de unidad. "A partir de ahí, todos los investigadores principales están actuando con cautela, porque ahora quienes pueden ir a la cárcel son ellos", explica Pinto, investigador en el Centro de Ciencias Humanas y Sociales del CSIC.

Esta semana, Francisco Igea, portavoz de Ciudadanos en la comisión de Sanidad del Congreso, ha interpelado al Ejecutivo sobre este asunto, preguntándole qué medidas planea tomar para revertir la situación. Además, denunció que en su grupo no saben "cómo responderá el Gobierno ante todos aquellos trabajadores que han finalizado contrato".

Representantes de CCOO están en la mesa, junto a representantes de la Secretaría de Estado y otros actores, para tratar de reconducir el problema antes de que llegue la Navidad, pero reconocen que no será fácil. Una de las opciones sobre la mesa es crear un "contrato de línea de investigación", un tipo especial vinculado a proyectos y con un duración determinada pero que proporcione al trabajador todos los derechos de un contrato indefinido.

El problema, reconocen desde el sindicato, es que la competencia es totalmente del Ministerio de Hacienda, particularmente refractario a doblar el brazo ante Economía y Competitividad, de quien depende la Secretaría de Estado de I+D+i. "Ellos llegan donde Montoro, pero este les dice que las cosas son así y punto".

¿En qué otro país un centenar de los investigadores más brillantes en áreas tan sensibles como cáncer o cardiología, tras haber logrado durante años financiación para proyectos y publicaciones en las revistas más prestigiosas del mundo, estarían en vilo ante la posibilidad de perder sus puestos de trabajo por un ridículo galimatías legal que impide tanto prorrogar el contrato a trabajadores 'temporales' como contratar a indefinidos sin que nadie haya podido ofrecerles una solución cuando falta apenas un mes para que todo se derrumbe?

Ciencia Presupuestos Generales del Estado