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El español que descubrió a un troglodita en esta cueva de Turkmenistán con queso añejo
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El español que descubrió a un troglodita en esta cueva de Turkmenistán con queso añejo

El zoólogo Albert Sendra, uno de los mayores expertos mundiales en dipluros, acudió a la llamada de dos científicos para hacer un extraordinario descubrimiento en Asia Central

Foto: La cueva de Kaptarhana, donde sucede esta historia (Aleksandr Degtyarev)
La cueva de Kaptarhana, donde sucede esta historia (Aleksandr Degtyarev)

Un día al biólogo Alberto Sendra le llegó una curiosa petición de dos investigadores extranjeros, el esloveno Boris Sket y el búlgaro Pavel Stoev. Su destino, una vez aceptó, estaba en la remota cueva de Kaptarhana, al este de Turkmenistán. "Tenían un proyecto para estudiar la biodiversidad de esta zona de Asia Central y la cuestión es que, como por desgracia no hay otro especialista en el mundo que trabaje con este pequeño grupo de dipluros, pues me llamaron a mí", explica a Teknautas desde Copenhague, donde este conservador de la colección de entomología del Museo Valenciano de Historia Natural se encuentra haciendo una residencia.

Foto: Viales con fagos (George Eliava Institute)

La aventura de Sendra y sus compañeros terminó en el descubrimiento de una nueva especie de insecto, bautizada como 'Turkmenocampa mirabilis' que además inaugura un género desconocido. "Fue una sorpresa porque realmente no se conocía nada en este área", dice Sendra. "Este conjunto de países de Asia Central, Turkmenistán y todos los de alrededor, están muy poco explorados desde el punto de vista zoológico, pero aún así esto fue una sorpresa porque forma una especie que no tiene parangón en el resto del mundo".

placeholder Un ejemplar de la familia Campodeidae (Alberto Sendra)
Un ejemplar de la familia Campodeidae (Alberto Sendra)

La descripción de la nueva especie aparece esta semana en la revista Subterranean Biology.

"Estamos trabajando con ecosistemas a los que no se le da demasiada importancia, pero la mayor parte de la vida se desarrolla justo aquí, a unos pocos metros de profundidad", dice el biólogo, "entre otras cosas, el 95% del agua que bebemos y usamos para la agricultura procede del medio subterráneo, con lo cual, el ambiente que vive y sobrevive ahí abajo es de un gran interés ecológico".

El misterio ecológico de Asia Central

No es la primera vez que Sendra viaja por países lejanos para encontrar especies hasta entonces desconocidas. En una expedición anterior, con científicos españoles y rusos, se adentró en la cueva georgiana de Krúbera-Voronya, en el Cáucaso Occidental, para estudiar la biodiversidad en la llamada "cueva más profunda de la Tierra", aunque el zoólogo aclara jocoso que recientemente ha perdido este título "por tres o cuatro metros".

"En estos casos es muy difícil recoger material: en expediciones como la que hicimos al Cáucaso cuentas con un par de oportunidades para hacerlo", dice Sendra. Entrar a según qué cuevas ya supone un riesgo. "Luego dentro, colocas una serie de trampas para recoger muestras y te cae lo que te cae, no son expediciones que cuenten con un gran equipo y el tiempo ahí dentro es muy limitado".

Con el queso creas un restaurante para los animales, que van ahí a comer o a alimentarse de aquellos que se acercan a comerse el queso

¿Qué tipo de trampas emplearon para cazar a esta nueva especie en su hábitat natural? Como habrán deducido del titular de esta pieza, unos buenos trozos de queso oloroso. "En realidad creas una especie de restaurante para los animales, que o bien van ahí a comer o para alimentarse de aquellos que se acercan a comerse la materia orgánica", explica Sendra. Luego se coloca una trampa de caída o 'pitfall trap' y hala, a recoger especies nunca antes descritas.

placeholder Una trampa de caída para recoger insectos (BBC)
Una trampa de caída para recoger insectos (BBC)

Un troglodita, dice el diccionario, es todo aquel ser que vive en cavernas, ya sea un neandertal o un insecto pálido, sin ojos y de unos pocos centímetros de longitud como el 'Turkmenocampa mirabilis'. El país donde se ubica la cueva de Kaptarhana ha sido desde su separación de la URSS un estado presidencialista (o dictadura, como prefieran llamarlo) y de hecho, Sket y Stoev, los espeleobiólogos que contactaron con Sendra, han sido las primeras personas en acceder a la cueva en los últimos 43 años.

Ahora estos investigadores creen que el descubrimiento del dipluro puede ser sólo el principio: "Mientras muchos espeleobiologos consideran pobre la fauna terrestre de las cuevas de Asia central, lugares como Kaptarhana pueden dar la vuelta al tablero proporcionándonos nuevos conocimientos sobre la riqueza de biodiversidad, la historia evolutiva, la formación o el funcionamiento de ecosistemas subterráneos en esta parte de el mundo", resumen Stoev.

Sendra, por su parte, también mira hacia adelante, pero en otra dirección: "Ha sido un proyecto puntual", explica a este periódico, "en lo próximo que estoy trabajando es en un nuevo subgénero que ha aparecido en una cueva de Alemania".

Un día al biólogo Alberto Sendra le llegó una curiosa petición de dos investigadores extranjeros, el esloveno Boris Sket y el búlgaro Pavel Stoev. Su destino, una vez aceptó, estaba en la remota cueva de Kaptarhana, al este de Turkmenistán. "Tenían un proyecto para estudiar la biodiversidad de esta zona de Asia Central y la cuestión es que, como por desgracia no hay otro especialista en el mundo que trabaje con este pequeño grupo de dipluros, pues me llamaron a mí", explica a Teknautas desde Copenhague, donde este conservador de la colección de entomología del Museo Valenciano de Historia Natural se encuentra haciendo una residencia.

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