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Polémica por una bacteria: de pieza clave para el maíz transgénico a provocar diarrea
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Polémica por una bacteria: de pieza clave para el maíz transgénico a provocar diarrea

El 28 de julio de 2012, tres de los cinco miembros de una familia alemana enfermaron después de la cena. Aquellos que empezaron a sentir vómitos

Foto:  Protestas de Greenpeace en contra del maíz transgénico (Reuters)
Protestas de Greenpeace en contra del maíz transgénico (Reuters)

El 28 de julio de 2012, tres de los cinco miembros de una familia alemana enfermaron después de la cena. Aquellos que empezaron a sentir vómitos y diarrea tenían una cosa en común: eran los únicos que habían probado la ensalada.

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Los análisis de laboratorio revelaron que la bolsa de ensalada, comprada el mismo día en que fue consumida, contenía una cantidad alarmante de la bacteria 'Bacillus thurigiensis', también conocida como Bt.

Aunque es un pariente cercano del 'Bacillus anthracis', el agente que causa el ántrax, el Bt ha sido acogido desde hace décadas como un patógeno muy útil para la agricultura, y en los últimos años, para la industria biotecnológica. En 1996, el primer maíz Bt fue aprobado para su uso en Europa. Dos años más tarde, Syngenta plantó en España la primera tanda de su maíz Bt-176 resistente al temible taladro del maíz, una oruga que horada las mazorcas y los tallos para alimentarse y resulta devastadora para los agricultores .

El Bt es capaz de producir una proteína, llamada Cry, que es tóxica para el taladro del maíz -al entrar en contacto con la sustancia, el sistema digestivo de la oruga se cristaliza y ésta no vuelve a alimentarse hasta morir- por lo que el maíz transgénico Bt toma del genoma de la bacteria los elementos suficientes como para generar la misma toxina anti-taladro.

La asociación con la diarrea

Hasta el episodio de la ensalada, nunca se había puesto en duda la seguridad del Bt, pero el incidente dio pie a que, a petición de la Comisión Europea, la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) revisara todas las evidencias disponibles sobre la bacteria durante casi cuatro años de trabajo. El informe, que se publicó a finales de julio de 2016, asociaba tanto al Bt como a su pariente cercano, el 'Bacillus cereus' a una palabra capaz de golpear toda una industria, y más si es alimentaria: la diarrea.

El Bt, o sus genes, no sólo es empleado en el maíz transgénico, sino que compone la base de algunos de los pesticidas biológicos más populares. En la ensalada alemana que dio pie a todo se encontraron restos del insecticida XenTari.

placeholder Una mazorca de maíz en una plantación en Indiana, Estados Unidos (Reuters)
Una mazorca de maíz en una plantación en Indiana, Estados Unidos (Reuters)

Sin embargo, ahora un nuevo trabajo, publicado en la revista FEMS Microbiology Ecology, rechaza de plano las conclusiones que a la EFSA le llevó cuatro años tomar. Uno de sus autores, Ben Raymond, profesor de ecología microbiana en la Universidad de Exeter, ha atacado con dureza el informe de la agencia: lo califica de "mala representación de la evidencia" y cuyos hallazgos son "potencialmente muy peligrosos" tanto para la horticultura como para la industria biotecnológica.

"Los biopesticidas microbianos basados en el Bt son ampliamente reconocidos como uno de los insecticidas más seguros y menos dañinos para el medio ambiente", continúa el científico británico, que insiste: "Contrariamente a los resultados de la EFSA, una examinación crítica de los datos disponibles no proporciona evidencia sólida alguna de que el Bt cause diarrea".

El estudio insiste ya desde el propio título que el Bt es "el insecticida microbiano más seguro y exitoso disponible para la humanidad" y ataca a la EFSA por "crear ambigüedad donde no hacía ninguna falta, en un producto que lleva 70 años usándose con seguridad". Por si cabe la sospecha ante el fervor de los autores (el otro es el entomólogo Brian Federici, de la Universidad de California) por este pesticida, ambos declaran no tener conflictos de interés.

¿Puede un solo estudio desacreditar años de trabajo?

Lo cierto es que el nuevo trabajo no está pasando desapercibido.

"Somos conscientes del estudio que acaba de publicarse en FEMS Microbiology Ecology", reconoce a este periódico un portavoz de la EFSA, "sin embargo, no estamos en posición de comentarlo en este momento, dado que nuestros científicos necesitan un tiempo adecuado para evaluar todos los puntos científicos que han sido señalados por los autores del citado artículo".

Desde la agencia europea añaden que ofrecerán a los críticos una respuesta "a su debido tiempo, la cual será públicamente accesible".

Mientras llega esa respuesta, no olviden poner la lechuga bajo el grifo antes de consumirla.

El 28 de julio de 2012, tres de los cinco miembros de una familia alemana enfermaron después de la cena. Aquellos que empezaron a sentir vómitos y diarrea tenían una cosa en común: eran los únicos que habían probado la ensalada.

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