Dos semanas con el iPhone Air: mejor de lo esperado, pero un experimento al fin y al cabo
Casi nadie había pedido ni la ligereza extrema ni la delgadez sorprendente del último teléfono de Apple. Pero sorprende. Un ejercicio mayúsculo de ingeniería que conlleva algunas renuncias para los que apuesten por él
Se llama vaquilla resabiada a aquella que ya ha visto mucho mundo y que no entra al trapo tan fácilmente después de haber sido toreada o mareada en varias ocasiones. Con los que llevamos años probando tecnología nos pasa lo mismo. Es mucho más difícil impresionarnos de primeras, arrancar un ‘wow’ nada más ver un nuevo aparato. Y menos cuando se trata de un teléfono móvil.
Pero he de confesar que con el último iPhone Air me he llevado una sorpresa desde el primer instante. Sostenerlo entre manos impresiona, por la ligereza y la delgadez que los de Cupertino han conseguido con esta propuesta.
Este es el primer capítulo, según indican las filtraciones, de una hoja de ruta con la que la multinacional pretende transformar el smartphone más conocido del planeta. Las siguientes paradas serán un plegable, en 2026; y el iPhone del 20 aniversario.
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Pero ya tocará hablar de eso. Hoy toca hablar del rumoreado iPhone Air, con el que he pasado dos semanas. Se ha hablado hasta la saciedad del teléfono desde su presentación y su lanzamiento. Se sabe cuál es su principal virtud. También se sabe que para lograr esa virtud han tenido que introducir renuncias en la idea que tenemos de un terminal de mil y pico euros.
Por ejemplo, solo tenemos una cámara. Solo tenemos un altavoz. El motor para la vibración es mucho más sencillo. Y no tenemos una bandeja que tengamos que abrir con un pinchito de metal para meter una SIM. Aquí solo hay la opción de configurarlo con eSIM. Particularmente no me ha generado ningún problema y he podido transferir mi número sin mayores contratiempos. Aunque la mayoría de operadoras en España ofrecen este servicio, es recomendable chequearlo antes de lanzarse a comprar este modelo.
¿Os acordáis de la turra generalizada que han dado los fabricantes de móviles desde 2023 con el titanio? Pues bien. El titanio solo sobrevive ahora en el iPhone Air. El modelo estándar sigue combinando el aluminio con el cristal templado, mientras que el Pro descarta ese material para cambiarlo por un cuerpo únicamente cocinado con aluminio. El motivo del cambio de ingredientes es para una mejor gestión del calor.
Este móvil monta cristal templado y los marcos son de titanio. Se maneja extremadamente bien con una sola mano a pesar de tener uno de esos paneles mayúsculos que son la norma en la industria a día de hoy. Son 6,5 pulgadas de diagonal y bordes ínfimos, porque el panel OLED ocupa prácticamente el 90% de la parte frontal. Tenemos la isla dinámica y en su interior, toda la mecánica necesaria para utilizar Face ID así como la nueva cámara de selfie capaz de sacar una foto en vertical u horizontal sin necesidad de girar el móvil que ya hemos visto tanto en el iPhone 17 como en los 17 Pro.
La pantalla es marca de la casa. Cuenta con una tasa de refresco variable entre 1 y 120Hz, sus colores son vivos y la definición más que suficiente para disfrutar de cualquier contenido. El brillo máximo es de 3.000 nits, lo que, combinado con el tratamiento antirrreflejos, hace que utilizarlo en exteriores, en la inmensa mayoría de los casos, no sea ningún problema. Son contadas las ocasiones que he tenido que ladear el móvil o tapar la pantalla con la mano. La respuesta táctil también es rápida y efectiva, aunque como decía, la vibración no se siente tan firme y contudente como en otros modelos.
A pesar de la delgadez no hay ‘renuncias’ en los controles físicos. Aquí está el botón de acción en el lado izquierdo y, en el derecho, el botón de control cámara. Por supuesto, hay protección IP68 y la nueva capa Ceramic Shield contra arañazos y roturas. Cabe recordar en este punto que el cristal templado aguanta mejor el peso del día a día que los elementos metálicos, así que es lógico que Apple haya optado por este material.
El iPhone Air. (M. McLoughlin)
La funda aquí es un asunto delicado. ¿La razón? Porque si se le calza una cubierta cualquiera se pierde una de las principales ventajas del formato: la delgadez. En mi caso he optado por un accesorio que recubre los marcos del teléfono, donde el grosor no se convierte en un lastre. Es más, con esta funda puesta he seguido llevándome impulsivamente la mano al bolsillo para chequear que realmente el teléfono estaba ahí y no me lo había dejado en ningún lado. ¿Se siente robusto? Yo particularmente lo he sentido como un diseño resistente. ¿Aguantaría que te sentases sobre él si lo llevas en el bolsillo trasero? Es probable. Pero nunca recomendaría hacer esta prueba ni con este ni con móviles más gruesos.
El iPhone Air nace gracias a dos de las cosas en las que Apple ha destacado y mucho con el paso de los años. Por una parte el diseño pero también en la ingeniería. Este móvil es un pequeño milagro técnico. Tuvimos la oportunidad en El Confidencial de charlar en Múnich con John Ternus, el favorito para suceder a Tim Cook al frente de la compañía.
Y este ejecutivo nos explicó que la electrónica del dispositivo se había empujado hacia arriba para apelotonarla en la parte superior del terminal. Así que debajo del módulo de cámara se esconde la cámara, pero también muchas otras piezas como chips de comunicación o el procesador, la RAM y el almacenamiento interno.
Toda la electrónica en un dedo
Apple ha optado por poner el A19 Pro a los mandos de este teléfono. Pero este procesador no es exactamente el mismo que el de los iPhone 17 Pro, ya que tiene un módulo menos para la GPU. A pesar de ello, es un cerebro con pedigrí que ha sido regado con 12 gigas de memoria RAM. Una pareja de baile que consigue un rendimiento muy fluido en todas las acciones cotidianas que se pueden hacer con un móvil o para utilizar las todavía algo limitadas funciones e IA. La gestión del calor en estos escenarios es bastante buena. Es decir, no me he tenido que preocupar al usarlo a diario.
El iPhone Air. (M. Mc.)
Aquí no hay cámara de vapor para ayudar a la refrigeración del terminal cuando uno se pasa de revoluciones. Eso queda de nuevo para los modelos más premium. Eso sí, solo lo he echado en falta cuando he pretendido grabar en 4K durante mucho tiempo o he intentado darle a juegos exigentes. Pero vamos, si tu intención es utilizar este tipo de entretenimiento o estar capturando clips a máxima calidad la mayoría de días mi recomendación es que te rasques el bolsillo y te vayas a los Pro. El almacenamiento base es de 256GB, aunque hay versiones de 512GB y de 1TB. En la parte de las conexiones inalámbricas, contamos con Wifi 7 y Bluetooth 6.0.
En este punto es importante señalar que el iPhone Air es el primero que cuenta tanto con el chip N1 como con el módem C1X diseñados por la propia Apple y que han repercutido en la eficiencia energética de este modelo. "Sin ellos, hubiese sido imposible hacer este teléfono", confesó Ternus en el encuentro al que asistimos.
El sistema operativo es iOS 26, que destaca por haber cambiado el lenguaje de diseño e incluye novedades visuales (unas transparencias que no convencen a todos) así como reorganización y cambios en algunas apps. El iPhone Air es compatible con la tecnología UWB de segunda generación (la que permite buscar y guiarte hasta los AirPods y otros accesorios cuando no los tienes a mano) así como la conexión satelital para cuando no tienes cobertura.
La autonomía, todo va de eso
Aunque la cámara es un melón interesante que abrir, la principal preocupación en torno a este terminal es el de la batería y la autonomía que es capaz de ofrecer. Hacer un teléfono de 5,6 milímetros de grosor no sale gratis. Aunque se habían rumoreado cifras mucho menores, al parecer Apple ha conseguido meter una pila de más de 3.100 mAh. Está lejos de las marcas que ofrecen los móviles al uso y por supuesto muy lejos de los 5.000 mAh que se han popularizado en la gama alta como marca estándar. Para saber si encaja contigo este terminal o te vas a acabar arrepintiendo de dejarte llevar por los cantos de sirena de un diseño slim fit, tienes que ser capaz de entender lo que significa uso medio o moderado. Si realmente ese es tu perfil, puede que vivas sin angustias y llegues al final de la jornada. Eso sí, no te vas a librar de cargarlo todas las noches.
El iPhone Air. (M. McLoughlin)
Yo soy un usuario digamos intensito y me he quedado, en mis mejores días, a un pasito de las 5 horas de pantalla. La única manera que he tenido de librarme de la tiranía de cargarlo un rato a media tarde antes de irme de la oficina, ha sido la batería externa que Apple ha diseñado para este terminal. Eso sí, este accesorio, que dispara la autonomía hasta unas 8 horas de pantalla, encarece la factura del terminal 115 euros. Por ese precio, recomendaría a la mayoría de personas que diese el salto a la gama Pro o que optase por un iPhone 17 de mayor capacidad. Este caso recuerda bastante al del malogrado iPhone mini.
Aunque para la mayoría de personas era un amor imposible, hubo gente de mi alrededor que lo convirtió en su terminal principal y llegaba al final del día sin agobios. La buena noticia es que en media hora, con un cable y un cargador adecuado, se puede llegar al 50% de la batería gracias a la compatibilidad con carga del 20W.
Si hay un punto donde el iPhone Air muestra con claridad su carácter de "renuncia calculada", ese es la cámara. Apple ha apostado por un único sensor trasero de 48 megapíxeles tipo Fusion, con apertura f/1.6 y estabilización óptica. En la práctica, eso significa que las fotos diurnas tienen un nivel de detalle sorprendente, una interpretación del color muy natural y un rango dinámico que aguanta bien incluso en escenas complejas. En exteriores luminosos o en retratos con buena luz, el resultado es excelente. Pero, claro, después de acostumbrarnos a los sistemas de cámara triple o cuádruple de otros iPhones, uno no puede evitar sentir que aquí falta algo.
El iPhone Air ofrece un zoom "de calidad óptica" x2, logrado mediante un recorte central del sensor. En el día a día, este modo es útil para retratos o fotos a media distancia: el recorte está bien calculado y el detalle apenas se resiente. Pero no es un teleobjetivo real, y cuando intentas apurar más allá de ese rango, la pérdida de nitidez se hace evidente. Es una solución ingeniosa, pero también un recordatorio de que este teléfono prioriza la estética y la ligereza por encima de la versatilidad fotográfica. No hay ultra gran angular ni modo macro, y eso limita la creatividad para quienes están acostumbrados a jugar con diferentes perspectivas o acercamientos.
En vídeo, el iPhone Air graba en 4K HDR con Dolby Vision y presume de una estabilización notable, incluso sin recurrir a un hardware más pesado. La función "Capture Dual", que permite grabar con la cámara delantera y trasera al mismo tiempo, resulta especialmente útil para creadores de contenido o para quien hace vlogs sin complicarse la vida con accesorios. En mis pruebas, los clips resultaron suaves, con colores fieles y un HDR inteligente que salvó más de una escena complicada. Eso sí, sin el modo Cine avanzado ni un sensor ToF en la frontal, no esperes el mismo desenfoque cinematográfico que en los modelos Pro.
La cámara delantera, elemento compartido con el resto de iPhone 17, también merece mención aparte. Cuenta con el encuadre automático y la opción de hacer fotos en vertical u horizontal solo con pulsar la Pero, igual que en la trasera, hay límites. En escenas nocturnas el ruido aparece con rapidez y la ausencia de estabilizador óptico se nota. En definitiva, la cámara del iPhone Air es un espejo de su propia filosofía: brillante en lo esencial, muy competente para el día a día, pero con concesiones claras que la alejan del terreno profesional que rozan otros modelos.
Si aceptas esas reglas del juego, te recompensará con resultados sólidos y una experiencia ligera, casi etérea, como el propio teléfono. El iPhone Air es probablemente la apuesta más arriesgada de Apple y solo le encajará a un público reducido. Sin embargo, no hay que despreciar en absoluto el trabajo que ha hecho la compañía.La optimización y las ganancias en autonomía conseguidas gracias a cosas como sus chips de comunicación de diseño propio pronto se trasladarán a otros modelos de la gama, lo que puede suponer un impulso a la batería de sus teléfonos más vendidos. Hay que ver cómo evoluciona la gama Air en los próximos años para ver si deja de ser un producto de nicho y acaba arreglando ciertas carencias para tener un público más amplio. De momento, a 1.200 euros es un producto para personas muy concretas. En definitiva, el iPhone Air no es un teléfono para todo el mundo, ni siquiera para la mayoría. Es un prodigio de ingeniería y un ejercicio de diseño que impresiona al primer contacto, pero también evidencia los límites de una filosofía que antepone la forma a la función. Apple ha querido recuperar la capacidad de asombro y, en cierto modo, lo ha logrado; sin embargo, cuando uno vive con el dispositivo a diario, aparecen las sombras: una autonomía justa, una cámara limitada y un precio que no perdona.
La joroba del Air, una compra imprescindible para los que quieren autonomía estándar. (M. McLoughlin)
Quizá el iPhone Air acabe recordándose más como un experimento que como un referente. Un intento de redefinir lo que se le pide a un smartphone a través de la delgadez, que demuestra tanto la ambición de Apple como su tendencia a confundir a veces la innovación con el sacrificio. Si la compañía quiere que esta familia tenga futuro, deberá escuchar más al usuario y menos al diseño industrial. Porque, al final, lo que marca la diferencia no es lo fino que sea un teléfono, sino lo bien que resista el paso del día.
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Se llama vaquilla resabiada a aquella que ya ha visto mucho mundo y que no entra al trapo tan fácilmente después de haber sido toreada o mareada en varias ocasiones. Con los que llevamos años probando tecnología nos pasa lo mismo. Es mucho más difícil impresionarnos de primeras, arrancar un ‘wow’ nada más ver un nuevo aparato. Y menos cuando se trata de un teléfono móvil.