Durante la II GM, Kodak intentó crear la mirilla definitiva para rifles: fracasó, pero el resultado es algo que tienes en casa
El objetivo de la compañía era fabricar un material resistente y transparente que mejorase la precisión en disparos de larga distancia. Sin saberlo, consiguió un éxito mucho mayor
Una mirilla con visión nocturna para rifles usada en la II Guerra Mundial (Wikimedia Commons)
Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía Kodak trabajó en un ambicioso proyecto para perfeccionar las mirillas de las armas. El objetivo era fabricar un material transparente y resistente que mejorara la precisión en combate, pero el resultado inesperado fue un descubrimiento químico que acabaría revolucionando la vida cotidiana.
Bajo la dirección del químico Harry Coover, un grupo de investigadores experimentaba con polímeros acrílicos para conseguir lentes de alta calidad. En ese proceso se toparon con los cianoacrilatos, una sustancia que se adhería con rapidez a casi cualquier superficie debido a la humedad del ambiente. Esta característica, que dificultaba su uso en ópticas militares, se convirtió en la clave de un hallazgo con gran potencial.
De un fracaso militar a un producto doméstico
Aunque en un primer momento se descartó su aplicación en armamento, la sustancia volvió a cobrar importancia años más tarde en los laboratorios de Kodak en Tennessee. Allí comprobaron que este compuesto era capaz de funcionar como un adhesivo instantáneo, sin necesidad de calor o presión, ofreciendo una unión sólida y permanente.
El potencial comercial era evidente y en 1958 la compañía registró el producto con el nombre de Eastman 910. Desde ese momento, comenzó a extenderse su uso en diferentes sectores, desde la industria hasta las reparaciones domésticas. Poco a poco, el producto adoptó la denominación popular de Super Glue, bajo la cual alcanzó fama internacional.
Un invento que cambió los hogares
La historia del Super Glue refleja cómo un intento fallido en el campo bélico puede transformarse en un elemento esencial para millones de personas. Lo que nació con fines militares acabó por convertirse en un recurso práctico en cualquier vivienda, capaz de solucionar arreglos sencillos en cuestión de segundos.
Este adhesivo demostró que la innovación impulsada por la urgencia de la guerra podía generar avances de enorme utilidad civil. El Super Glue es, en estos momentos, uno de los inventos más reconocidos del siglo XX, presente en talleres, fábricas y, sobre todo, en los hogares de todo el mundo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la compañía Kodak trabajó en un ambicioso proyecto para perfeccionar las mirillas de las armas. El objetivo era fabricar un material transparente y resistente que mejorara la precisión en combate, pero el resultado inesperado fue un descubrimiento químico que acabaría revolucionando la vida cotidiana.