Tim Rogers, sobre buscar empleo en la era de la IA: "No se conforma con quitarnos el trabajo. También evita que consigamos otros"
El periodista ha expuesto su propio caso en un artículo publicado en Slate. Asegura que el sistema de contratación "está roto" y que no se atisba una solución inmediata
El periodista ha expuesto su propio caso (Reuters/Dado Ruvic/LinkedIn/Tim Rogers)
La búsqueda de empleo con inteligencia artificial se ha transformado en un proceso cada vez más complejo y deshumanizado. Tim Rogers, periodista especializado en tecnología y con varios premios en su haber, denuncia en un artículo publicado en Slate.com que los algoritmos están colapsando el mercado laboral, impidiendo que muchos candidatos consigan siquiera ser vistos por una persona real durante los procesos de selección. Entre ellos, él mismo.
Según explica Rogers, los sistemas de selección actuales dependen de herramientas automáticas que clasifican, puntúan y descartan currículos sin mediación humana. Lo que antes era un proceso ágil, se ha convertido en una red burocrática digital donde las solicitudes quedan atrapadas en plataformas saturadas por textos generados con inteligencia artificial.
Do you think finding a job is impossible? Blame the bots. slate.trib.al/AJ0VjGS
“El sistema de empleo está roto”, asegura el periodista, que confiesa haber enviado más de un centenar de solicitudes sin recibir apenas respuesta. Los programas de gestión de candidatos, conocidos como ATS, fueron diseñados para agilizar la selección, pero ahora se ven desbordados por el volumen de contenido automatizado que reciben a diario. El resultado, dice, es un entorno donde “la calidad se pierde entre miles de documentos generados por máquinas”.
Un mercado laboral colapsado por la automatización
Las cifras confirman esta tendencia. Un estudio reciente revela que el 85% de los profesionales tarda más de nueve meses en encontrar empleo, mientras que la mayoría debe enviar cientos de candidaturas antes de lograr una entrevista. Plataformas como LinkedIn o Indeed registran tasas de respuesta inferiores al 5%, reflejando un panorama laboral saturado por la automatización.
Rogers también advierte sobre el auge de servicios que prometen “solucionar” el problema con más inteligencia artificial. Estas herramientas generan cartas de presentación y currículos personalizados, aplicando automáticamente a decenas de ofertas. Sin embargo, el periodista considera que esta práctica solo agrava el problema: “Nos venden la idea de que la IA puede arreglar el desastre que ella misma ha creado”.
El valor de lo humano en la era digital
Pese a la frustración, el autor mantiene que el contacto personal sigue siendo la vía más eficaz para lograr una entrevista. “Las pocas oportunidades que he conseguido no vinieron de los algoritmos, sino de las personas”, reconoce. Por ello, defiende la necesidad de recuperar la interacción directa y el factor humano como elemento clave en la contratación.
El periodista recuerda que las herramientas tecnológicas deben servir como apoyo, no como sustituto del criterio humano. En su opinión, la dependencia excesiva de los sistemas automáticos ha generado un círculo vicioso donde las máquinas escriben currículos y otras máquinas los evalúan, reduciendo el proceso laboral a una simulación algorítmica.
Durante su búsqueda, Rogers experimentó de primera mano los fallos de los modelos generativos. En una ocasión pidió a ChatGPT redactar una carta de presentación y un currículo adaptado a una oferta concreta. El resultado le sorprendió: “El texto era coherente, pero no era mío”. En otro intento, el sistema inventó estudios universitarios y cargos que nunca había ocupado. “Era como mirar una versión alternativa de mi vida, construida por un robot”, comenta.
La búsqueda de empleo con inteligencia artificial se ha transformado en un proceso cada vez más complejo y deshumanizado. Tim Rogers, periodista especializado en tecnología y con varios premios en su haber, denuncia en un artículo publicado en Slate.com que los algoritmos están colapsando el mercado laboral, impidiendo que muchos candidatos consigan siquiera ser vistos por una persona real durante los procesos de selección. Entre ellos, él mismo.