Silicon Valley tiene un nuevo plan de dominación mundial, y pasa por el anticristo
En los últimos días, el magnate de Palantir y cofundador de PayPal ha estado dando unos talleres secretos sobre la llegada de Satanás. ¿Por qué deberíamos preocuparnos?
El magnate cofundador de PayPal, Peter Thiel, en un discurso en Ohio. (Reuters/Jonathan Ernst)
Escatología es una palabra que frecuentemente usamos para referirnos a algo que nos resulta asqueroso, generalmente lo relacionado con los desechos. Pero, en realidad, viene a designar en su sentido más literal "el pensamiento del final de los tiempos". De algún modo, haciendo un símil con los dos usos de la palabra, no hay nada más asqueroso que pensar en la muerte, más aún, en la muerte de toda la humanidad. Y de esto los grandes magnates tecnológicos van sobrados.
Este complejo mesiánico de Thiel no es caprichoso ni baladí, y tiene sus causas y consecuencias directas en la política estadounidense. Declaraciones incendiarias y completamente fuera de rosca, como la de que los inmigrantes se comen a los gatos, realizada por Donald Trump en Ohio hace unos meses, son el resultado de esta obsesión escatológica que a día de hoy tiene la administración Trump por influencia directa de Silicon Valley y sus popes tecnólogicos, entre ellos Peter Thiel. O incluso, la guerra de Palestina. Así lo argumenta Émil P. Torres, uno de los filósofos más puestos en este pensamiento escatológico de las élites, en su blog Real Time Apocalypse.
La tendencia a buscar un chivo expiatorio de Estados Unidos tanto fuera como dentro de sus fronteras no solo obedece a la necesidad de unir a la sociedad frente a un enemigo común, sino también a algo más profundo. La máxima influencia intelectual del vicepresidente J. D. Vance es René Girard, un filósofo francés y su teoría de la mimesis, según la cual, todos los mitos fundacionales de las naciones, los pueblos o los estados apelan a un pasado remoto de violencia que se ha olvidado contra un enemigo común. Ahora mismo, existe un enfrentamiento dialéctico entre los seguidores de Girard. En un reportaje de la revista Wired, muchos de ellos han alzado la voz contra la mala e interesada interpretación que está haciendo Vance de sus teorías.
Lo que antes en este lado del mundo podría ser fruto de una mente fantástica o perturbada, como es el hecho de obcecarse con la venida del Anticristo, hablar de la eterna lucha del bien contra el mal... etcétera, ahora es el Tema (con mayúscula) no solo dentro de los cenáculos de los poderosos, sino también en la propia sociedad estadounidense.
"Según algunas encuestas recientes, el 41% de los estadounidenses creen que el final de los tiempos o la segunda venida de Jesús llegará durante su vida", afirma sin rodeos Antonio Diéguez, doctor en Filosofía por la Universidad de Málaga, en conversación telefónica con este diario. "Eso a mí me pone los pelos de punta, porque quiere decir que una gran parte de la población tiene un fuerte arraigo a esa mentalidad escatológica. Este es un discurso que aquí en Europa suena a friki total, pero a ellos les funciona".
"La interpretación de la profecía bíblica que Thiel promueve es que nos enfrentamos a dos enemigos: el Anticristo y el Armagedón"
El filósofo malagueño, que conoce a la perfección todo lo relacionado con las teorías de este grupo de magnates a los que Thiel pertenece (entre ellos los defensores del largoplacismo radical, el altruismo eficaz o el aceleracionismo), no duda en afirmar que las élites tecnológicas de Silicon Valley están impulsando una "Ilustración oscura" que rechaza por completo los dogmas de la ciencia y de la globalización.
Por esto mismo, el Anticristo de Peter Thiel no es una figura demoníaca como la de la Biblia, sino una fuerza supranacional que prometería una paz y seguridad duraderas. Algo que también coincide con el rechazo manifiesto que siente Donald Trump a organismos internacionales como la ONU. El Anticristo de Thiel, en este sentido, sería un organismo global cuya misión sería regular la economía, el desarrollo tecnológico o la industria de los estados soberanos.
Una época "zombi"
"Se oponen a los ideales de la Ilustración, a la libertad, la igualdad y la fraternidad", explica Diéguez. "Lo que quieren es una vuelta a una especie de feudalismo, en este caso tecnológico, en el que haya monarcas absolutos (grandes empresarios) que controlarían de manera no democrática la gestión del planeta. Para ellos, los ideales de la Ilustración son un enemigo a batir, y con ello también la regulación europea para frenar la inteligencia artificial".
El anticristo para Thiel, por tanto, es el estancamiento social y tecnológico. El periódico LeGrand Continent ha publicado parte de esos talleres sobre esta figura bíblica, al parecer filtrados por Kshitij Kulkarni, un ingeniero informático que trabaja para una start-up de blockchain. Solo un teólogo podría descifrar los delirios mesiánicos de Thiel, pero lo que está claro es que están basados en las teorías de Girard. Según el magnate, al término de su vida el filósofo le confesó que el Apocalipsis no llegaría en una época de conflictos, sino en una época "zombi" en la que no ocurriría gran cosa.
"El provincialismo, el aistencialismo y la burocracia han degradado la ciencia al rango de institución sociópata", afirmaba Thiel en una conferencia de 2023 en Washington. "Este paso del mundo de las bombas atómicas al mundo de los bits puede considerarse un desplazamiento hacia la interioridad, una pérdida de interés por el mundo exterior en favor de mundos interiores o virtuales".
"Los baby boomers y la generación X fueron las últimas generaciones que pudieron desear sin complejos cosas como coches deportivos, casas de lujo y riqueza", proseguía el cofundador de PayPal. "Los millennials deben conformarse con marihuana, Netflix y redes sociales. En las décadas siguientes, las generaciones más jóvenes pasarán más tiempo encerradas en el metaverso, en sus sótanos jugando a videojuegos, practicando yoga o meditando en exceso, y se volcarán con la psicología, la parapsicología, las drogas psicodélicas y la psicofarmacología cuando su estilo de vida sedado les proporcione poca alegría".
Thiel busca un "enfrentamiento apocalíptico para proteger el paraíso que ocurrirá con el desarrollo descontrolado de tecnologías avanzadas"
En junio de este mismo año, Thiel confesaba al periodista Ross Douthat del New York Times en un podcast que estaba desilusionado con el segundo mandato de Donald Trump. Cuando su contertulio le pregunta si se arrepiente de haberle apoyado en su día, él saca a la luz una conversación que tuvo con Elon Musk: "Le dije: 'Si Trump no gana, me iré del país'. Y Elon me respondió: 'No hay sitio al que ir'."
"Eso fue en 2024, el año en el que Elon dejó de creer en Marte no solo como un proyecto tecnológico y científico, sino también político", proseguía Thiel. "Se suponía que trataba de construir una alternativa. Y en ese momento, Elon creyó que si por fin iba a Marte, el gobierno socialista de Estados Unidos y la IA 'woke' le seguirían hasta allí". En esta conversación entre los dos magnates se pueden observar los puntos que unen al largoplacismo radical con la Ilustración oscura, y cómo Donald Trump es la única figura política que puede salvaguardar las ambiciones desmedidas de desarrollo tecnológico de los dos empresarios. En resumen: es mejor un populismo neoconservador que agite el avispero a una alternativa política sensata.
"Para los largoplacistas convencidos como Musk la prioridad son las vidas futuras, ya que creen que van a ser muchas más que las actuales", asevera Diéguez. "Ellos prefieren gastar dinero en las miles de millones de vidas humanas que habitarán en los próximos 100.000 años a salvaguardar los 8.000 millones que hay en la actualidad. Entonces, su prioridad máxima es evitar que surja una superinteligencia artificial destructiva para ellos", afirma, citando el libroPrecipicio, de Toby Ord, otro de los intelectuales ligados al movimiento largoplacista.
"Esta obsesión está sirviendo de caldo de cultivo para que estos dirigentes de Silicon Valley crean que está en sus manos el destino final de la humanidad, la salvación o su destrucción completa", recalca el filósofo español. Esto coincide con la ya mencionada entrada del blog del filósofo Émil P. Torres, cuando afirma que uno de los mayores peligros es dejar en manos de estos empresarios la creación de esa superinteligencia alineada con sus valores, avisando del peligro de que puedan modificar el contenido genético de la humanidad para crear una nueva especie "posthumana" que se extienda más allá de la Tierra.
Greta Thunberg es un agente del Anticristo
"La interpretación particular de la profecía bíblica que Thiel promueve es la siguiente: nos enfrentamos a dos enemigos: el Anticristo y el Armagedón", asevera Torres en su blog. "El primero es un gobierno mundial con altos impuestos. Thiel ve a Greta Thunberg como un agente del Anticristo precisamente porque aboga por regulaciones globales dirigidas a reducir las emisiones de carbono. Usa la amenaza del Armagedón (una catástrofe a escala global o un desastre existencial) como pretexto para establecer un gobierno mundial. Para Thiel, nuestra tarea escatológica es recorrer el estrecho camino entre el Armagedón y el Anticristo: evitar una catástrofe real mientras resistimos el impulso de lograrlo mediante un gobierno local".
Torres avisa del peligro de que la escatología termine por impregnar a una gran mayoría de la sociedad estadounidense, ya que hay mucha diferencia entre ser una mera "activista climática molesta" a ser "un agente del Anticristo". Así se derrota a la ideología: usando la pura escatología. Thiel busca crear un "enfrentamiento apocalíptico para proteger, preservar y crear el paraíso que imagina que ocurrirá mediante del desarrollo descontrolado de tecnologías avanzadas".
Los dioses del mañana
Este filósofo experto en Silicon Valley hace un repaso de cómo el pensamiento escatológico es el arma definitiva para producir cambios históricos considerables y de un alcance universal. Así sucedió con el cristianismo, el judaísmo y el islam en su día, pero también con el materialismo de Karl Marx. En cuanto metes en el cerebro de las masas la idea de que el fin está cerca y hay que luchar por el paraíso y el futuro de la especie, el pánico se hace presente, generando ideologías, religiones y maneras de pensar que alteran el curso de la historia.
Esto nos hace pensar que el objetivo final de Thiel, Musk o Bezos, entre tantos otros, no solamente pasa por seguir siendo multimillonarios, sino también inmortales, e incluso algo mucho más profundo: entrar en el alma humana, postulándose como los dioses de esa nueva especie posthumana que ha de habitar el futuro.
"El peluquero de tu barrio tiene que lidiar con más regulación que los grandes magnates de la inteligencia artificial"
"Ellos están convencidos de que van a pasar a la historia", opina Diéguez. "Y también de que no van a morir. Jeff Bezos, por ejemplo, ha fundado Altos Labs para encontrar una manera de reconfigurar la genética que evite que los animales mueran. Él mismo tiene la esperanza de aguantar lo suficiente como para ver el volcado de la mente en la máquina. En todo caso, mueran o no, sí tienen claro que van a pasar a la historia como los que propiciaron un cambio de fase desconocido hasta el momento en la historia de la humanidad, y en el que ellos serían los absolutos protagonistas en una nueva era axial".
El mayor impedimento: China
Diéguez concluye que tampoco hay que tomarse del todo en serio el discurso escatológico de Thiel. "Debemos ser muy escépticos porque juega en su propio interés", analiza, "y está muy ideologizado". En su opinión, debemos estar atentos a lo que China quiere hacer, citando el libro del investigador Gary Marcus titulado Frenar a Silicon Valley. Cómo las Big Tech se aprovechan de nosotros(editado en español este mismo año por Shackleton Books).
"El peluquero de tu barrio tiene que lidiar con más regulación que los grandes magnates de la inteligencia artificial, dice Marcus", sentencia Diéguez. "Y eso es del todo injustificable. Que seis personas impongan el futuro de la humanidad al resto a mí me parece muy descabellado. Por ello, creo que a China le interesa llegar a acuerdos con Estados Unidos en lo que se refiere a regular esta tecnología avanzada. En caso contrario, el futuro no sería muy halagüeño".
Escatología es una palabra que frecuentemente usamos para referirnos a algo que nos resulta asqueroso, generalmente lo relacionado con los desechos. Pero, en realidad, viene a designar en su sentido más literal "el pensamiento del final de los tiempos". De algún modo, haciendo un símil con los dos usos de la palabra, no hay nada más asqueroso que pensar en la muerte, más aún, en la muerte de toda la humanidad. Y de esto los grandes magnates tecnológicos van sobrados.