El trueno que suena con fuerza: el socio más inesperado para revivir la artillería española
La artillería española está en vías de renovar su material, la pregunta es, ¿con qué? Y aquí la industria nacional está buscando alianzas en las latitudes más insospechadas
La artillería, lo hemos dicho en estas páginas, había vivido en el olvido demasiados años. Y ahora que todo parecía encarrilado, de repente el plan vuelve a estar abierto. Tal vez demasiado abierto. Tenemos claro, que no es poco, que se abandona la artillería pesada remolcada, que hay que reemplazar los más que veteranos obuses M-109 de cadenas y que hay que recuperar la artillería lanzacohetes. La cuestión es, ¿con qué? Y aquí la industria española está buscando alianzas en las latitudes más insospechadas. Vayamos por partes.
Para sustituir los obuses remolcados SIAC de 155 mm, se busca un sistema autopropulsado con piezas de igual calibre, pero sobre plataforma de ruedas. Para modernizar la capacidad de artillería ATP (autopropulsada) de cadenas, que es la que apoya a las brigadas acorazadas, se necesita un nuevo material que también se está buscando. Y para la artillería lanzacohetes ya se había lanzado un ambicioso programa denominado SILAM (sistema lanzacohetes de alta movilidad). Todas, medidas acertadas. Pero las buenas noticias acaban aquí.
Renovar material de grado militar no es abrir un catálogo, elegir modelo y sacar la cartera. Hay numerosos condicionantes que, simplificando, podemos resumir en tres: operativos, industriales y políticos. Aunque orden de prioridades debería ser ese, muchas veces es el inverso. Y han sido cuestiones políticas las que han marcado la pauta en el SILAM, uno de los programas estrella de la industria nacional de defensa.
La llamada desconexión con Israel supone una importante traba para un proyecto que ya estaba en marcha, como para muchos otros aspectos clave de la defensa española, como explicamos aquí. Ya sabemos, entonces, que el material israelí no va a ser. Y da la sensación que se prefiere evitar lo estadounidense. Aunque en este caso para unas cosas sí nos vale y para otras, de ninguna manera. Sobran ejemplos de lo uno y de lo otro. Pero hoy no toca hablar del lanzacohetes, por muy importante que sea.
Pieza ATP K9. Detrás el vehículo de municionamiento K10 reabasteciendo de proyectiles. (Norwegian AF)
También hay otros condicionantes que tienen un elemento político, pero más razonable. Lo es, por ejemplo, que a la hora de adquirir material se busque primar la fabricación nacional o negociar compensaciones industriales y transferencia de tecnología cuando haya que buscar suministrador extranjero.
A esto se suma el ángulo industrial. El Gobierno está apostando por Indra como "campeón nacional" lo que, consecuentemente, iba a generar fricciones en el seno de la industria de defensa. Una de las más notorias es el enfrentamiento entre Indra y General Dynamics European Land System (GDELS)/Santa Bárbara Sistemas tras el fallido intento de compra de la cotizada española. Ahora veremos a ambas compañías competir por cada contrato, con productos y, quizás, con acciones legales.
La otra es la negociación de Indra para adquirir EM&E. Una operación que, de forma fría y aséptica, tiene mucho sentido industrial y encaja en los planes de la firma semipública, que busca empresas que le aporten "tangibles", es decir, capacidad de fabricación. Pero el hecho de que el presidente de Indra, Ángel Escribano, sea también el propietario (la familia, en realidad) de la compañía ha generado una encendida polémica.
Todo esto tiene sus consecuencias.
Alternativas sobre la mesa
En este clímax competitivo, GDELS parece dispuesta a ir a por todas. En Feindef, la pasada Feria de Defensa española, presentó como plato fuerte dos propuestas para la artillería: el Piraña 10x10 y el Némesis. El primero es una solución de ruedas con plataforma blindada de Piraña 10x10 y módulo de artillería AGM (Artillery Gun Module) de 155 mm. Este módulo es de KNDS Alemania, la parte germana del consorcio francoalemán. Para artillería de cadenas, el Némesis es un desarrollo sobre su plataforma ASCOD con el mismo módulo de 155 mm. El módulo de artillería gustaba en el seno del Ejército, aunque se mostraban escépticos respecto a ambas soluciones.
Némesis, propuesta de GDELS sobre plataforma ASCOD con módulo AGM. (GDELS)
Por un lado, el Piraña 10x10 es demasiado grande y pesado. Para la solución de ruedas presenta más inconvenientes que ventajas al ser más caro que un modelo equivalente sobre plataforma camión (solución que el Ejército prefiere). Además, su mejor nivel de protección no se ve como algo necesario si va a haber un sistema para cadenas. El Némesis, por otra parte, no se percibe como la mejor alternativa, pues para la solución cadenas había (hasta ahora) un candidato favorito. Se trata del alemán Panzerhaubitze 2000, un modelo muy avanzado (del que ya les dimos los detalles) y con cierta comunalidad con la familia Leopardo.
Sin embargo, como consecuencia de esas pugnas entre empresas, unido a movimientos de alianzas industriales en los que Indra estaría trabajando a toda velocidad, parece que las opciones de la filial norteamericana se desdibujan. No solo eso. Frente a la alternativa de la pieza ATP alemana y sus múltiples ventajas, ha vuelto a surgir, y con mucha fuerza, la posibilidad de que el modelo elegido al final sea el K9 Thunder coreano.
Un trueno que suena con fuerza
El modelo surcoreano K9 Thunder (Trueno) es una pieza autopropulsada (ATP) de 155 mm diseñada y fabricada por el país asiático. Es un concepto tradicional (al estilo del conocido M109) pero con una avanzada tecnología. De hecho, el diseño venía a sustituir a los K55, que no eran otra cosa que una versión bajo licencia del M109 norteamericano. Para su diseño, los coreanos estudiaron modelos contemporáneos, como el M109 Paladin (en ese entonces, la última y más moderna versión) y el Panzerhaubitze 2000, pero al final el diseño fue muy independiente. Aunque se inspira en detalles (sobre todo del M109), no es una mera copia de ninguno de ellos.
Fue desarrollado por la Agency for Defense Development (ADD) junto a empresas punteras, como Samsung Aerospace (hoy Hanwha) y Kia Motors. De la fabricación se encarga Hanwha y para su diseño se basaron en la doctrina de empleo que para ellos era conocida y que coincide en gran medida con la española, pues ambos han utilizado el M109. Monta un cañón de 155 mm y 52 calibres y cuenta con un motor de 1.000 CV, originalmente una variante de motores alemanes MTU. Ya en los modelos a partir de 2024, va con una versión autóctona del fabricante STX. Teniendo en cuenta que su peso está en torno a las 47 toneladas, su movilidad es significativa.
K9 Thunder del Ejército polaco. (Polish AF)
Quizás lo más interesante de esta pieza resida en su cargador. Se trata de un modelo semiautomático con intervención de cargador humano. Veamos qué significa esto. En las piezas de artillería tradicionales, como los M-109 españoles, el proceso de carga es manual. Por el contrario, otros modelos como el Panzerhaubitze 2000 o el módulo AGM (que en este aspecto son casi iguales) son totalmente automáticos, lo que hace que el proceso completo de disparo se haga sin necesidad de intervención humana.
El cargador del K9 es mixto. Todo lo relativo al manejo de la munición y su introducción en el tubo es automático y el artillero solo supervisa el proceso. La carga propelente se introduce de forma manual o (según las variantes) de forma asistida. Esto permite un proceso de tiro más rápido y seguro al no tener que moverse "a brazo" unos proyectiles que pesan entre 40 y 45 kg. Además, con este tipo de sistema se podría, en caso de fallo o avería de los automatismos, mantener el tiro en modo manual, lo que dada la experiencia de la degradación de los equipos militares en combate supone una gran ventaja.
¿Alemán o coreano?
Si dejamos de lado al Némesis de la filial norteamericana, entre el alemán y el coreano, la decisión no sería fácil. El primero es tecnología punta y automatismo total. Es el que permite mayor cadencia de fuego sostenida y el que lleva más munición a bordo, 60 proyectiles frente a 48 del K9. El alemán también tiene mucha más comunalidad a nivel diseño de barcaza y motor con la familia Leopard, aunque el K9 tiene una filosofía de operación que encaja como un guante con lo que nuestros artilleros llevan décadas haciendo. No en vano se podría casi decir que es un M109A6 Paladin (e incluso un M109A7) pero sin ser americano.
PzH 2000 del ejército lituano. (Lithuanian MoD)
El PzH 2000 supera al coreano en alcance eficaz (más de 60 km frente a unos 55), pero es 10 toneladas más pesado y esto se acaba notando. Quizás lo principal sea el desempeño en condiciones reales. Del obús germano se ha dicho que pecaba de delicado (tanta automatización tiene su precio) y que al ser tan sofisticado, resultaba demasiado exigente en cuanto a mantenimiento y adiestramiento. El K9 tiene fama de duro, con un cargador robusto que se puede operar de forma manual y sus usuarios están muy satisfechos. En cuanto a precios, resulta bastante más barato que el alemán y supone un compromiso muy bueno entre robustez y sofisticación tecnológica.
Si bien al principio la cadena logística podría ser un problema, Indra está en negociaciones con Hanwha y la idea sería una fabricación nacional con transferencia tecnológica, lo que se ve con muy buenos ojos por Defensa por los efectos positivos para nuestra industria. No tiene ninguna comunalidad con el material ahora en servicio en España, pero en Europa ya hay cuatro países que lo tienen en sus filas: Polonia con 218 en servicio y 146 en camino, Noruega con 28 en servicio y 24 adicionales en estudio, Finlandia, 48 en servicio y otros tantos encargados y Estonia, 24 en servicio y 12 previstos. Si a esto le sumamos Rumanía, con contrato firmado para 90 unidades, y Turquía, que dispone de 281 piezas de fabricación local, está claro que no es un producto desconocido.
Superada la barrera sicológica de la "adquisición exótica", sobre todo tras la compra del avión de adiestramiento avanzado turco Hürjet, no hay que descartar que el K9 aparezca como una opción sólida. Serían 128 obuses y aquí sería probablemente necesario adquirir en paralelo el vehículo de municionamiento K10, que permite acompañar al K9 allá donde vaya y reaprovisionarle de munición de una manera rápida y automatizada. Por último, el K9 tiene una arquitectura abierta, lo que permitiría implantar con facilidad todos los sistemas de tiro y mando y control de artillería existentes en España en la actualidad (SIPNAP, TALOS, etc.) y cualquiera que se implementase a futuro. Esperemos que la decisión final no se retrase.
La artillería, lo hemos dicho en estas páginas, había vivido en el olvido demasiados años. Y ahora que todo parecía encarrilado, de repente el plan vuelve a estar abierto. Tal vez demasiado abierto. Tenemos claro, que no es poco, que se abandona la artillería pesada remolcada, que hay que reemplazar los más que veteranos obuses M-109 de cadenas y que hay que recuperar la artillería lanzacohetes. La cuestión es, ¿con qué? Y aquí la industria española está buscando alianzas en las latitudes más insospechadas. Vayamos por partes.