Rodney Brooks, fundador de iRobot: "No te acerques a menos de 3 metros de un robot humanoide"

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Rodney Brooks, considerado uno de los mayores expertos en robótica del mundo y fundador de iRobot, ha lanzado una advertencia que pone en entredicho el entusiasmo actual por los robots humanoides. Según el creador de los famosos aspiradores Roomba, la tecnología aún no es lo bastante segura como para convivir con estas máquinas sin riesgo físico.

El ingeniero australiano, profesor emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha publicado un análisis técnico en el que recomienda no acercarse a menos de 3 metros de un robot humanoide a tamaño real. “Mi consejo a la gente es que no se acerque a menos de tres metros de un robot humanoide”, advierte Brooks, quien argumenta que los modelos actuales acumulan una gran cantidad de energía cinética al caminar, lo que puede causar accidentes graves si se produce una caída o un golpe involuntario.

El experto señala que, hasta que no se desarrollen mecanismos más estables y sistemas de control seguros, estos robots no podrán obtener la certificación necesaria para trabajar en lugares donde haya personas. La manipulación física y la interacción directa continúan siendo desafíos pendientes en la robótica moderna.

El espejismo de la inteligencia visual

Brooks también critica la tendencia de algunas empresas tecnológicas, como Tesla o Figure AI, que entrenan a sus robots a partir de vídeos grabados por humanos. Estas grabaciones muestran tareas cotidianas (como doblar ropa o mover objetos) que luego son imitadas por los sistemas de inteligencia artificial. Sin embargo, el investigador sostiene que este método ignora un elemento esencial para la destreza robótica: el sentido del tacto.

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El también cofundador de Rethink Robotics recuerda que la mano humana dispone de miles de mecanorreceptores y una compleja red neuronal dedicada a la percepción táctil. Sin esta información sensorial, los robots no pueden alcanzar la precisión y adaptabilidad del movimiento humano. “La verdadera destreza no se aprende mirando, sino sintiendo”, apunta el especialista.

La física como límite de la robótica

El investigador advierte de que el problema no reside únicamente en el software, sino en las propias leyes físicas. Los robots humanoides actuales emplean motores eléctricos muy potentes y algoritmos como el Zero Moment Point (ZMP) para mantener el equilibrio. Aunque estos sistemas funcionan la mayor parte del tiempo, generan altos niveles de energía que pueden liberar una fuerza peligrosa si el robot pierde la estabilidad.

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Brooks explica que, al duplicar el tamaño de un robot, su masa y su energía se multiplican por ocho. Esto significa que una caída de un modelo a escala humana puede producir un impacto considerable, capaz de provocar lesiones graves a una persona que se encuentre cerca. Por ello, insiste en mantener siempre una distancia prudencial de tres metros.

A pesar del entusiasmo del sector, Brooks duda de que los robots humanoides actuales lleguen pronto a convivir con personas. Cree que las máquinas del futuro se alejarán del ideal antropomórfico para adoptar diseños más prácticos: robots con ruedas en lugar de pies, sensores distribuidos por el cuerpo o cámaras situadas en el torso o las manos. Según el experto, el término “humanoide” acabará refiriéndose a cualquier máquina que realice tareas humanas, aunque no tenga apariencia de persona.