He probado el iPhone 17 y el iPhone 17 Pro: buen año para renovar, malo para elegir

Es probable que ninguno de los que estén leyendo estas líneas en este momento necesite razones para comprar o no un iPhone. A estas alturas de la película, esto es como lo de ser de dulce o de salado. Se sabe. Así que aquí no vas a encontrar argumentos para romper la fe ciega que llevas profesando durante años a la marca de la manzana, ni tampoco para que le des una oportunidad a sus dispositivos tras años de odio visceral y puyas de barra de bar.

Pero si perteneces al primer grupo y para ti tu smartphone siempre es sinónimo de i Phone, es más que posible que cuando llegue el otoño tengas la misma pregunta: si es momento de cambiar ese móvil que compraste hace 3, 4 o 5 años o todavía merece la pena estirar el chicle. Y una vez resuelta esa duda, llega la otra: ¿por qué modelo apostar? He estado probando tanto el iPhone 17 como el iPhone 17 Pro desde poco después de su presentación y hasta el día de hoy. También el iPhone Air, pero ese análisis merece un apartado aparte por lo particular y novedoso de la apuesta.

Después de mi experiencia, que ahora detallaré, la conclusión a la que he llegado es que es buen año para dar el cambiazo y renovar ese teléfono. Obviamente, si te has comprado un i Phone hace 12, 24 o incluso 36 meses, este mensaje no es para ti. La otra conclusión es que también es un año en el que decantarse por un modelo u otro no es fácil.

El iPhone 17 ha recibido unos ajustes ampliamente demandados que le han hecho subir muchos enteros en lo que respecta a la calidad-precio, mientras que los Pro, los pata negra, han renovado su imagen, han mejorado sus cámaras, incrementado su autonomía… en fin, han redondeado una propuesta que ya estaba, por así decirlo, muy redondeada. Si hablamos del diseño, el iPhone 17 ha mantenido la propuesta de los últimos años. Viene con la isla dinámica en la parte frontal y la cámara doble colocada en vertical. El botón de acción y el de control de cámara vuelven a estar incluidos un año más. El cristal es la norma para la parte trasera y el aluminio para el chasis. El único cambio notable es que han ganado algo de pantalla (pasa de 6,1 a 6,3 pulgadas) sin que esto haya repercutido demasiado en sus medidas.

El iPhone 17 Pro ha sufrido un importante lavado de cara. O de espalda, porque es donde se concentran los cambios. Era algo necesario después de varios años manteniendo un aspecto prácticamente clónico. En líneas generales, me he encontrado con que a la gente le gustaba el cambio, pero es cierto que otros, los menos, han criticado el enorme módulo de cámara y el acabado en dos tonalidades de la parte trasera.

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A otros les gustaban las formas, pero no les convencía el acabado naranja de la unidad de pruebas. Para gustos, los colores, ¿no? A mí, particularmente, me convence tanto el nuevo diseño como el color. Estoy convencido de que han conseguido lo que persigue: que se sepa que es el último iPhone. Llevo muchos años probando todos los otoños las novedades de Apple, y nunca tantas personas me habían preguntado como este año si era el nuevo iPhone.

Después de 2 años de titanio...¡ALUMINIO!

Más allá del nuevo aspecto, la clave está en el material escogido para construir el modelo Pro. Después de dos años vendiendo las virtudes del titanio, este fabuloso material ha quedado reservado para el iPhone Air. El mejor terminal de Apple ahora está hecho de aluminio. La razón: la capacidad para disipar mejor el calor. Y lo consigue, gracias también a una cámara de vapor que ayuda a este fin. A diferencia de las dos últimas ediciones del iPhone Pro, con el iPhone 17 Pro Max no me he encontrado ningún episodio en el que la temperatura del teléfono alcanzase un nivel preocupante. Bien por la manzana en este sentido.

Eso sí, el aluminio ha dado pie a la gran polémica de este año: el scratch gate. En los primeros días aparecieron muchísimos vídeos y fotos denunciando que el terminal se rayaba con extremada facilidad, incluso los que estaban expuestos en las tiendas oficiales. La compañía salió al paso diciendo que no eran arañazos, sino restos de las gomas de los expositores magnéticos, y que los había sustituido. La pregunta en este punto: ¿se me ha rayado mi unidad de prueba? No. Y es cierto que en algún momento me encontré alguna marca en el módulo de cámara (la única parte que no cubre la funda) que me dio pie a pensar que sí. Pero bastó limpiarlo con un paño para borrar ese rastro.

El aluminio es más sensible a los arañazos que el cristal templado, aunque es más resistente a la caídas. La funda es más imprescindible este año

Estoy convencido de que mi iPhone haya resistido los arañazos es que he tenido puesta la funda. El aluminio es más sensible a los rayones que el cristal templado del iPhone 17. Ofrece otras virtudes, sí, como la mayor resistencia a las caídas o la mejor disipación del calor. Pero esa es su punto débil. De todas formas, tras años probando móviles, puedo afirmar una cosa: cualquier teléfono, sea cual sea su precio, es susceptible de coleccionar marcas si no se protege adecuadamente.

Sobre el exterior de los iPhone, poco que comentar. Seguimos teniendo el botón de acción y el control de cámara que ya vimos hace un año. Seguimos teniendo protección IP68 para proteger el terminal de líquidos y del polvo. Y seguimos teniendo bandeja SIM, cosa que ha desaparecido en el iPhone Air. Ojalá este cambio llegue pronto, porque eso será sinónimo de mayor batería al prescindir de ese componente.

El iPhone 17 ha crecido hasta las 6,3 pulgadas, igualando en tamaño al iPhone 17 Pro compacto. Los que quieren un móvil grande y dudan entre estos dos modelos, tienen una única opción: el iPhone Pro Max de 6,9 pulgadas, porque el iPhone Plus ha sido fulminado del catálogo.

La buena noticia (o mala, si eres indeciso y buscas razones evidentes para decantarte por un modelo u otro) es que la calidad de la pantalla es exactamente la misma en cualquiera de los modelos. Se trata de un panel OLED LPTO con tasa de refresco adaptativa entre 1Hz y 120Hz y hasta 3.000 nits. Todos ellos tienen recubrimiento antirreflejos. Poco que decir aquí: los iPhone Pro tenían, si no la más puntera, una de las pantallas más equilibradas y satisfactorias que se pueden tener en un móvil, y este año no es una excepción. Es de aplaudir que los de Cupertino la hayan llevado al modelo base. Bajo el capó también encontramos muchas similitudes, pero también algunas diferencias clave. La más básica es el procesador: el i Phone 17 utiliza el A19 y el iPhone 17 Pro y la versión Max utilizan el A19 Pro, un chip que juega en otra liga. Más núcleos de GPU, más velocidad, mejor gestión del calor y, en definitiva, más músculo para lo que importa: juegos, edición y todo lo que huela a inteligencia artificial (aunque la compañía esté algo retrasada, también hay funciones). Además, ese "Pro" no es solo marketing: abre la puerta a funciones que el modelo normal ni huele, como la grabación en Pro

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Res o la edición avanzada de vídeo en tiempo real. En resumen: el A19 está pensado para el día a día, priorizando la batería y la estabilidad de la experiencia de un usuario de a pie, mientras que el A19 Pro apunta a los que quieren exprimir cada euro de su teléfono como si fuera un pequeño ordenador de bolsillo.

Aunque Apple no lo revela oficialmente, esto también se refleja en la RAM: el A19 Pro cuenta con 12 GB de RAM, el A19 con 8 GB. A pesar de que pueda parecer un mundo, en el día a día, desde el punto de vista de un usuario estándar, no hay diferencias notables. Otra cosa es que estés pensando darle un uso profesional a la cámara o convertir tu iPhone en una consola de juegos (basta con conectarlo a una pantalla externa). Ahí, el A19 Pro es un ingrediente esencial.

En el almacenamiento también hay buenas noticias… si estás pensando en el iPhone 17. No ha subido de precio y, sin embargo, Apple ha doblado el almacenamiento de la versión básica, pasando de 128 a 256 GB. Lo de la pantalla podría ser una sorpresa, pero que los californianos hayan tenido la mano tan suelta en este punto sí que ha sido, al menos para mí, una sorpresa mayúscula. Este detalle será clave para que muchas personas que suelen apostar por la versión básica se animen a renovarlo.

En lo que respecta a la batería, he tenido sensaciones bastante distintas con los modelos que probé. El iPhone 17 Pro Max ha sido el rey absoluto: en mis pruebas más intensas, me ha aguantado más de 13 horas de uso real sin pestañear, y en el día a día lo habitual ha sido llegar sin problema a los dos días completos.

Con el iPhone 17, que viene con una batería algo más grande y mejor optimizada que la generación pasada, la experiencia también ha sido positiva: unas diez horas y media de uso real que permiten cerrar la jornada con tranquilidad y todavía un poco de margen. El iPhone 17 Pro no lo he usado personalmente, pero según lo que he podido constatar con otros colegas del sector y por pura lógica, se puede hablar de unas diez horas de pantalla. Es decir, se queda un paso por detrás.En resumen, si lo tuyo es exprimir la batería al máximo y olvidarte del cargador durante dos días seguidos, el Pro Max es el que juega en esa liga. El 17 normal, sin llegar tan lejos, también cumple con nota y ofrece suficiente confianza para un uso intensivo.

Una de las cosas que más me ha sorprendido este año es lo rápido que se cargan los iPhone 17. Con el adaptador oficial de 40 W de Apple, el Pro Max alcanza hasta un 50% en apenas 20 minutos, lo que en la práctica significa que incluso si te olvidas de cargarlo por la noche, con un ratito en la mesa de trabajo o en el coche puedes recuperar batería suficiente para varias horas de uso sin dramas. El iPhone 17 y el 17 Pro también se benefician de esta mejora: comparado con la generación anterior, que necesitaba media hora para llegar al 50%, ahora los tiempos son mucho más cómodos y te dan más flexibilidad en el día a día.

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La carga inalámbrica también ha dado un paso adelante: usando un MagSafe potente se pueden alcanzar picos de hasta 29–32 W, aunque lo habitual se queda en unos sólidos 25 W, suficiente para recargar rápido sin tener que enchufar el cable constantemente. Eso sí, para exprimir al máximo la velocidad de carga con cable es importante usar los adaptadores correctos y cables de calidad; de lo contrario, volverás a los ritmos más lentos de siempre. Y aunque el Pro Max tarda un poco más en llegar al 100% por su batería más grande, la combinación de autonomía y carga rápida hace que casi ni lo notes: en situaciones de apuro, esos 20 minutos para medio tanque son un verdadero salvavidas.

Si hay algo que marca la diferencia entre el iPhone 17 y el iPhone 17 Pro Max, ese algo son las cámaras. He pasado días completos probándolas, capturando desde paisajes hasta retratos improvisados, y la sensación que te queda es que, aunque ambos teléfonos han dado un salto importante, la verdadera batalla se juega en el modelo Pro.

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Empecemos por el iPhone 17: su cámara principal es un sensor de 48 MP con píxeles de 1 μm y apertura f/1.6, que permite disparar en 12, 24 o 48 MP según la ocasión. La nitidez es sorprendente y los colores se ven vivos sin caer en la saturación exagerada; incluso en interiores con luz complicada, los algoritmos de procesamiento logran mantener un balance de blancos natural. La ultra gran angular, también de 48 MP y con lente de 13 mm, ha mejorado mucho respecto a generaciones anteriores: menos ruido, más detalle en paisajes y macro, y un ángulo de 120°, que hace que capturar interiores o grupos grandes sea un juego de niños.

Un detalle que me ha sorprendido mucho en ambos modelos es la cámara frontal, que ahora comparte un nuevo sensor cuadrado de 18 MP con Center Stage. Lo curioso de este cambio es que permite hacer selfies verticales u horizontales sin mover el teléfono, simplemente pulsando una opción en pantalla. Parece una chorrada, pero es de esos pequeños cambios que se agradecen con el tiempo; en más de una videollamada o selfie grupal me ahorró el tener que recolocar el teléfono y reencuadrar varias veces, haciendo todo más rápido y natural.

El iPhone 17 Pro Max, en cambio, es otra liga. Su sistema trasero es triple y todos los sensores son de 48 MP: principal Fusion, ultra gran angular Fusion y un teleobjetivo tetraprisma que permite zoom óptico de hasta 4x y un zoom computacional equivalente a una 'calidad óptica' de 8x. Lo he probado a conciencia: el zoom se comporta de manera impresionante tanto en foto como en vídeo, con detalles nítidos y una estabilización que apenas notas. Claro que en Android hay teléfonos con zoom más espectacular, pero aquí Apple juega su carta maestra: no necesita competir contra otras marcas, sino contra sí misma, buscando que los usuarios renueven antes de lo previsto.

La cámara principal del Pro Max tiene apertura f/1.78, estabilización de segunda generación y píxeles Quad Pixel de 2,44 μm, lo que se traduce en fotos profesionales, rango dinámico excelente y rendimiento sorprendente en condiciones de poca luz. La ultra gran angular mantiene la apertura f/2.2 y permite macro, y la cámara frontal Center Stage de 18 MP con Dual Capture permite grabar vídeo con ambas cámaras al mismo tiempo: perfecto para vlogs o streaming, algo que he probado en varios clips y que realmente cambia la manera de narrar contenido.

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En mis pruebas, el Pro Max ofrece coherencia y versatilidad, haciendo que cada toma se sienta confiable, sin importar la cámara que uses. Las diferencias entre los modelos no se limitan al hardware: es la experiencia completa, desde la foto rápida hasta la grabación profesional, lo que define la elección. Mientras que el iPhone 17 cumple con creces y mejora significativamente la experiencia respecto a generaciones anteriores, el 17 Pro Max es para quienes buscan exprimir cada píxel, cada detalle en zoom y cada función avanzada de vídeo. Al final del día, después de tantas fotos y vídeos, queda claro que si la cámara es tu prioridad, la decisión de cambiar de modelo puede depender casi exclusivamente de aquí: la diferencia ya no es solo en tamaño de pantalla o materiales, sino en lo que puedes capturar y cómo lo capturas.

Al final, todo se reduce a lo que cada uno espera de su iPhone y cómo se imagina usarlo en los próximos años. Acertar es fácil, escoger este año, no tanto. Si tu prioridad es el equilibrio entre prestaciones, fiabilidad y precio, el iPhone 17 es una opción más que sólida. Con 959 euros, ofrece pantalla de gran calidad, almacenamiento generoso, cámara versátil y autonomía suficiente para un día intenso de uso. No es el modelo más avanzado, pero está pensado para durar y cubrir con creces lo que la mayoría de usuarios necesita, sin complicarse con funciones profesionales que quizá nunca utilicen. En este sentido, el iPhone 17 es una apuesta inteligente: sencilla, potente y con sentido común.

Pero si quieres mirar un poco más allá, los iPhone 17 Pro y Pro Max muestran de manera evidente dónde Apple pone toda la carne en el asador. A partir de 1.319 y 1.469 euros, respectivamente, no solo ofrecen materiales de primera, pantallas impecables y baterías generosas, sino que elevan la experiencia de uso a otro nivel: cámaras profesionales, grabación avanzada, potencia de procesamiento extra para juegos y tareas de IA, y funciones que marcan la diferencia cuando se quiere exprimir el dispositivo hasta sus límites. Los Pro son para quienes no se conforman con "suficiente" y buscan exprimir cada detalle, cada píxel, cada posibilidad que la tecnología ofrece hoy y en el futuro. La diferencia no es solo estética o de tamaño: es la experiencia completa, desde la captura de imagen hasta la edición en tiempo real, pensada para quienes necesitan que su teléfono sea también su estudio, su consola y su herramienta creativa.

Si miramos generaciones anteriores, también hay caminos alternativos. El iPhone 16 sigue siendo compatible con muchas funciones de inteligencia artificial, ofreciendo un excelente rendimiento a un precio algo más contenido. En el caso de los iPhone 15, solo los modelos Pro permiten aprovechar todas las capacidades de la IA, lo que demuestra que no siempre el más reciente es necesariamente el más completo para todos.

Puede que hoy estas diferencias no parezcan cruciales, pero en uno o dos años lo que un teléfono puede hacer marcará una diferencia real. Nadie sabe con exactitud cómo evolucionará la inteligencia artificial o qué aplicaciones y funciones cambiarán nuestro día a día, y esa es precisamente la razón por la que comprar un iPhone siempre implica mirar más allá del presente. Se compra pensando en los próximos años, en mantener un dispositivo relevante, potente y útil mucho tiempo después de la primera semana de uso. En resumen, si buscas un teléfono equilibrado y fiable para el día a día, el iPhone 17 cumple con creces y lo hace sin sobresaltos. Pero si quieres experiencia máxima, prestaciones profesionales y preparar tu dispositivo para todo lo que pueda venir, los iPhone 17 Pro y Pro Max no tienen rival dentro de la familia Apple. Elegir entre ellos es, al final, una decisión sobre cómo quieres vivir tu relación con la tecnología en los próximos años: cómoda y segura, o ambiciosa y sin límites.

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