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Trump ha entregado TikTok a sus aliados: estos son sus nuevos 'guardianes'
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PRIMERO FUE X, AHORA ES TIKTOK

Trump ha entregado TikTok a sus aliados: estos son sus nuevos 'guardianes'

Con la compra de TikTok por parte de inversores estadounidenses, Trump tiene la oportunidad de sumar un nuevo altavoz a su ya consolidado ecosistema mediático: la plataforma que más influye a los jóvenes

Foto: El presidente de EEUU, Donald Trump, recibe a Larry Ellison, fundador de Oracle, y a Rupert Murdoch, principal accionista de Fox News. (Reuters/Elizabeth Frantz)
El presidente de EEUU, Donald Trump, recibe a Larry Ellison, fundador de Oracle, y a Rupert Murdoch, principal accionista de Fox News. (Reuters/Elizabeth Frantz)

Si alguien le hubiese dicho hace apenas unos años que la aplicación que nació con vídeos de adolescentes bailando y haciendo retos virales como tragarse pastillas de jabón acabaría en el centro de una de las mayores disputas tecnológicas y geopolíticas entre Estados Unidos y China, probablemente habría sonado a broma. Y, sin embargo, aquí estamos. Después de meses de negociaciones, cuatro prórrogas y amenazas de veto, Washington y Pekín han cerrado un acuerdo que garantiza que TikTok seguirá funcionando en EEUU. Eso sí, bajo un nuevo esquema de propiedad que cambia por completo quién controla el futuro de la red social más influyente entre los jóvenes.

El futuro de TikTok ha estado en el limbo en Estados Unidos desde abril de 2024. Ahora, la solución que finalmente se ha encontrado pasa por crear una nueva entidad estadounidense que gestionará TikTok en el país. ByteDance reducirá su participación a menos del 20%, mientras que un consorcio de nuevos inversores se hará con el 80%. Trump y Xi Jinping anunciaron la semana pasada que habían alcanzado un principio de acuerdo tras una conversación telefónica y ahora el presidente estadounidense ha firmado una orden ejecutiva que aprueba y valora el acuerdo en 14.000 millones de dólares. Aún no se han revelado todos los detalles, pero sí se han mencionado los nombres de los nuevos 'guardianes' de TikTok, los inversores que van a supervisar la aplicación más popular entre las nuevas generaciones.

Entre ellos destacan Larry Ellison, cofundador de Oracle, que además tendrá un papel central al encargarse de la seguridad del algoritmo y los datos; Michael Dell, fundador de Dell Technologies; y Rupert y Lachlan Murdoch, dueños del conglomerado mediático que posee Fox. También continuarán en el accionariado inversores que ya estaban dentro de ByteDance, como Jeff Yass, cofundador del fondo Susquehanna, y William Ford, CEO del fondo General Atlantic, además de capital procedente del fondo emiratí con sede en Abu Dabi, MGX, y del estadounidense Silver Lake. Otros nombres que sonaban al principio, como el fondo Blackstone o el inversor Andreessen Horowitz, han quedado descartados. En palabras del propio Trump, se trata de un grupo de inversores "muy prominentes" que aportará una "tremenda cantidad de dinero".

Además, cada uno de estos actores mantiene vínculos más o menos directos con Trump y su entorno político. Larry Ellison ha mostrado en varias ocasiones simpatía hacia el presidente, organizando incluso eventos de recaudación de fondos en su apoyo. Michael Dell, aunque de forma más discreta, ha cultivado buenas relaciones con la administración republicana por el interés de su compañía en materia fiscal y regulatoria. Formó parte del American Manufacturing Council, creado por Trump en 2017, para asesorarlo en política industrial y económica. En el caso de Rupert y Lachlan Murdoch, su conexión es evidente: Fox News fue durante todo el mandato de Trump su principal plataforma mediática, y continúa siendo un altavoz clave de su discurso. General Atlantic y Susquehanna, por su parte, mantienen un perfil más financiero, pero su permanencia en el accionariado asegura continuidad de capital y confianza en la viabilidad del proyecto bajo el paraguas político que representa Trump.

La Casa Blanca insiste en que el control será total: seis de los siete asientos en la nueva junta directiva estarán ocupados por estadounidenses, y el algoritmo (el corazón de la aplicación que hace que te aparezca un vídeo y no otro cuando haces scroll) estará supervisado desde EEUU. "No queremos que TikTok sea utilizado como herramienta de propaganda por ningún gobierno extranjero. Queremos asegurarnos de que nuestros inversores tomen estas decisiones basándose en lo que beneficia a su negocio", ha dicho el vicepresidente J.D. Vance mientras Trump firmaba la orden ejecutiva en el Despacho Oval.

Oracle, que ya se encarga de ofrecer los servicios en la nube para TikTok y gestiona los datos de los usuarios de EEUU, será el encargado de replicar el sistema de recomendación en territorio estadounidense, alquilando la tecnología a ByteDance, pero sin que la compañía china tenga acceso a los datos. La exportación del algoritmo, esa salsa secreta que China lleva años negándose a regalar, se desbloquea ahora gracias a una licencia especial que permite entrenar al sistema localmente con datos de usuarios estadounidenses.

placeholder Larry Ellison, fundador y presidente de Oracle. (Reuters)
Larry Ellison, fundador y presidente de Oracle. (Reuters)

"Oracle operará en colaboración con el gobierno de Estados Unidos para garantizar la seguridad y la protección de los datos en toda la plataforma TikTok, desde la revisión del código fuente hasta el reentrenamiento del algoritmo y el desarrollo e implementación de aplicaciones", han señalado portavoces de la Casa Blanca. Es decir, que una vez finalizado el acuerdo, la aplicación TikTok dejará de estar disponible en EEUU y los usuarios deberán migrar a una nueva plataforma que, según fuentes familiarizadas con el asunto, ya han estado desarrollando durante este tiempo de negociaciones.

Trump, además, ha puesto su sello personal a la operación: Estados Unidos cobrará una "comisión exorbitante" de los inversores por concretar el acuerdo. Un movimiento que recuerda a otras maniobras recientes de su administración, como la adquisición del 10% de Intel y U.S. Steel, o la intención de cobrar porcentajes a empresas como Nvidia a cambio de licencias de exportación. El presidente lo explicó a su manera: "Estados Unidos está recibiendo una enorme comisión, yo la llamo comisión extra, solo por cerrar el acuerdo".

Foto: larry-ellison-tecnoligarca-trump-oracle-nube-ia

El proceso ha sido largo y tortuoso. El año pasado, el Congreso dio luz verde a una ley que prohíbe las "aplicaciones controladas por adversarios extranjeros" en las tiendas como Apple Store y Google Play. El motivo era que el Gobierno y sus legisladores acusan a ByteDance, su matriz, de estar vinculada al régimen chino, algo que la empresa niega. Pero la disposición ha recibido un gran apoyo bipartidista en un contexto de incertidumbre sobre la seguridad nacional y la vigilancia. Todo eso puso a la compañía en una encrucijada: vender la aplicación o ver su final en EEUU. Esta no era una decisión fácil. Hay que tener en cuenta que, con 170 millones de usuarios en Estados Unidos, la aplicación no solo es un fenómeno cultural: su huella económica es colosal, con una contribución de 24.200 millones de dólares al PIB, más de 224.000 puestos de trabajo asociados y miles de pequeñas y medianas empresas que dependen de su publicidad.

El giro de guion llegó de la mano de Donald Trump. El mismo que en su primer mandato había intentado vetar la aplicación, se convirtió, en apenas un año, en su defensor más ferviente, pidiendo a la Justicia una "resolución política". Ese cambio de opinión sobre la plataforma no es aleatorio. Y entre los motivos se encuentra que TikTok le ofreció una forma de llegar a los jóvenes votantes masculinos durante las elecciones y que uno de sus mayores donantes, Jeff Yass (dio 47 millones a los republicanos), es también un importante inversor en ByteDance (posee una participación del 15%).

"Tengo un lugar especial en mi corazón para TikTok, porque gané entre los jóvenes por 34 puntos", dijo en una ocasión. "Hay quienes dicen que TikTok tiene algo que ver con eso", añadió. Según su equipo legal, Trump es "uno de los usuarios más poderosos, prolíficos e influyentes de las redes sociales de la historia, en consonancia con sus 14,7 millones de seguidores en TikTok, lo que le permite evaluar su importancia como un medio único para la libertad de expresión".

Siguiendo el mismo camino que X

Lo que está en juego no es solo el control de una aplicación. TikTok se ha convertido en un activo estratégico de primer orden, una palanca electoral para Trump. Elon Musk ya demostró lo que ocurre cuando una plataforma global cae en manos de alguien con ciertos intereses políticos: X, antes Twitter, pasó en apenas dos años de ser la 'plaza digital del pueblo' a convertirse en un altavoz de la derecha estadounidense, con algoritmos que favorecen voces conservadoras, campañas de desinformación y un ecosistema que margina progresivamente a los medios tradicionales.

En abril de 2022, días después de que Elon Musk ofreciera comprar la aplicación, el multimillonario prometió que, bajo su dirección, la plataforma no tomaría partido en política. "Para que Twitter se gane la confianza del público, debe ser políticamente neutral, molestar por igual a la extrema derecha y a la extrema izquierda". No ha funcionado así. El fundador de Tesla lleva meses utilizándola como un látigo político. Ante sus casi 200 millones de seguidores, apoyó a Trump y atacó a gobiernos europeos. Hace unos meses afirmaba que "solo la AfD puede salvar Alemania" o que "Reino Unido se está convirtiendo en la Unión Soviética". Esta retórica está teniendo su eco en la sociedad. Mientras tanto, gran parte de la comunidad ha abandonado Twitter para usar otras plataformas, como Threads o Bluesky, desplazando la base de usuarios aún más hacia la derecha.

placeholder El presidente de EEUU, Donald Trump, junto al CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk. (Reuters)
El presidente de EEUU, Donald Trump, junto al CEO de Tesla y SpaceX, Elon Musk. (Reuters)

"El entorno informativo en X se está volviendo cada vez más oligárquico cuando se trata de unas pocas cuentas que controlan el suministro de noticias", explicaba Mert Bayar, investigador del Centro para un Público Informado de la Universidad de Washington. Y cuando las noticias involucran a Trump, dice, un puñado de cuentas de derecha tienden a dominar. Gita Johar, profesora de negocios en la Escuela de Negocios de Columbia, descubrió que hubo un cambio claro en la interacción en la aplicación después de que Musk la comprara: la interacción aumentó para los medios de derecha, se mantuvo estable para los medios de izquierda y disminuyó para los medios de verificación de datos.

El paralelismo con TikTok es inevitable. Mientras Musk consolidaba a X como bastión de sus ideas, Trump ahora mueve sus fichas para controlar la red social de la juventud. Si X ya se ha convertido en una cámara de resonancia para teorías conspirativas, el desembarco de los Murdoch y Ellison, gran donante del movimiento MAGA, augura un futuro similar: un algoritmo que, aunque rebautizado como “estadounidense”, puede terminar amplificando un discurso más radical. Las consecuencias de este cambio no son menores. Para los votantes más jóvenes, es la principal ventana al mundo digital. Y para Trump, es la oportunidad de sumar un nuevo altavoz a su ya consolidado ecosistema mediático. Lo que en un principio era solo una aplicación de bailes virales y tendencias absurdas, se ha transformado en un instrumento de poder político y social brutal.

Si alguien le hubiese dicho hace apenas unos años que la aplicación que nació con vídeos de adolescentes bailando y haciendo retos virales como tragarse pastillas de jabón acabaría en el centro de una de las mayores disputas tecnológicas y geopolíticas entre Estados Unidos y China, probablemente habría sonado a broma. Y, sin embargo, aquí estamos. Después de meses de negociaciones, cuatro prórrogas y amenazas de veto, Washington y Pekín han cerrado un acuerdo que garantiza que TikTok seguirá funcionando en EEUU. Eso sí, bajo un nuevo esquema de propiedad que cambia por completo quién controla el futuro de la red social más influyente entre los jóvenes.

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