Hay gente ganando millones apostando a eventos futuros. Y los Trump están detrás
Desde que el hijo mayor del presidente de EEUU se ha convertido en inversor y consejero de las plataformas rivales Kalshi y Polymarket, el mercado de las apuestas de eventos futuros vive un 'boom' sin precedentes
Donald Trump Jr. y Eric Trump posan para fotografías afuera del edificio Nasdaq en Nueva York, EEUU. (Reuters/Eduardo Muñoz)
Por
Albert Sanchis
En 2018, en una cafetería del MIT, dos estudiantes comenzaron a divagar sobre una idea de proyecto que podría revolucionar Wall Street con tecnología. La premisa sonaba utópica, pero tenía cierta lógica: si en la Bolsa se podía cubrir el riesgo del trigo o del euro, ¿por qué no hacerlo con algo mucho más incierto, como el resultado de unas elecciones, la previsión meteorológica o incluso quién ganaría los Óscar? Tarek Mansour y Luana Lopes Lara se obsesionaron con esa pregunta y, siete años después, son los reyes de Kalshi, un negocio que mueve miles de millones de euros. Esta plataforma, junto a su gran rival, Polymarket, no solo han seducido a fondos de Silicon Valley y magnates de Wall Street con rondas de inversión que ya elevan sus valoraciones hasta los 9.000 millones de dólares. También han convertido a miles de estadounidenses en apostadores del futuro. Y en el centro de esa fiebre aparece un apellido: Trump.
El hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., se ha convertido en consejero de ambas plataformas rivales, Kalshi y Polymarket, mientras que antiguos funcionarios de la administración han ocupado puestos clave en su desarrollo y regulación. El nuevo negocio de especular con los eventos que ocurrirán en el futuro vive un 'boom' y no sólo es un instrumento financiero más, sino una herramienta política y social impulsada por la propia Casa Blanca. Pero para entender cómo se ha llegado hasta aquí, es esencial empezar por el principio y por qué todo esto le puede interesar a alguien como Trump.
"Muchas de las operaciones de trading corrientes ya están basadas en la opinión de los inversores de lo que pueda pasar. Así que pensamos: ‘¿y por qué no les damos la opción de invertir directamente en esos eventos?’. Contactamos con 50 o 60 abogados y todos nos dijeron lo mismo: que ni de coña esto iba a ser regulado", contaba Mansour en el podcast EO. Apostar al resultado de unas elecciones era ilegal en Estados Unidos desde hacía más de un siglo, y no había precedentes de que una autoridad reguladora aceptara algo así. Pero el escepticismo no detuvo a Mansour. Este ingeniero formado en el MIT, con años de experiencia en Goldman Sachs y Citadel Securities, llevaba años fascinado con lo que él considera el "santo grial" de Wall Street: un mercado online donde literalmente todo pudiera convertirse en un contrato, en una inversión.
Tarek Mansour, CEO y cofundador de Kalshi. (Reddit)
Ese proyecto, que parecía condenado al destierro, se llama hoy Kalshi y se ha convertido en la primera plataforma autorizada por la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos (CFTC) para negociar contratos de eventos. Y lo que era un experimento minoritario, se ha disparado en un fenómeno cultural que mueve más de 1.300 millones de dólares cada mes. Kalshi no está sola. La rivalidad más directa llegó desde el mundo cripto. Polymarket, fundada por el emprendedor Shayne Coplan, ha seguido un camino muy diferente, operando con contratos inteligentes y descentralizados en la red blockchain y moviendo miles de millones de dólares en apuestas que van desde cotilleos de famosos hasta si cierto cantante pop anunciará gira mundial.
El sistema de ambas es simple: los usuarios compran acciones de "sí" o "no" sobre un evento. El precio sube o baja según la demanda y cada acción ganadora se paga a un dólar. Una acción a 25 centavos implica que el mercado asigna un 25% de probabilidades a que ocurra. La plataforma cobra comisiones por cada contrato y por depósitos y retiros, lo que le permite generar ingresos a la antigua usanza, aunque su verdadero atractivo está en otra parte: los contratos creados en Kalshi son exclusivos, no se pueden negociar fuera de su ecosistema. Ese detalle convierte cada mercado en un corralito rentable que obliga a los usuarios a quedarse dentro. Además, la startup no solo atrae a los especuladores directamente en su sitio web y aplicación móvil, sino que también ofrece sus mercados a brokers como Robinhood o Webull, lo que aporta más liquidez y escala.
Lo interesante es que estos precios se mueven al ritmo de los titulares y las encuestas, convirtiendo a Kalshi y Polymarket en termómetros colectivos, pero también en instrumentos que pueden influir en la percepción pública. Los defensores insisten en que esto tiene un valor real: cuando hay dinero en juego, la gente predice con más precisión que cuando responde a una encuesta gratuita. De hecho, en 2024 los mercados de predicción anticiparon con más exactitud la victoria de Trump que muchas encuestas tradicionales. "Queremos construir el mercado comercial más grande del planeta", señala su CEO.
Quién mueve los hilos de todo esto
No han sido pocos los inversores que han visto un enorme potencial en este sistema. En el tablero de inversores ya desfilan nombres con bastante peso en los círculos de Silicon Valley y Washington. Peter Thiel, fundador de PayPaly cofundador de Palantir, figura clave de la derecha estadounidense, y una de las voces más influyentes del sector tecnológico, invierte a través de su fondo en Polymarket. También el fundador de Ethereum, Vitalik Buterin, o el cofundador de Airbnb, Joe Gebbia. El magnate Thomas Peterffy, dueño de Interactive Brokers, intentó comprar Kalshi en 2021, pero, al ser rechazado, montó su propia plataforma similar, ForecastEx. Lo mismo hizo el fundador de Coinbase, Brian Armstrong, quien también anunció en julio el lanzamiento de la suya. Armstrong ha ido más allá declarando a la CNBC que los mercados de predicción podrían algún día servir como alternativa a The New York Times.
Peter Thiel, fundador de PayPal y capitalista de riesgo. (Reuters)
El hijo mayor del presidente, Donald Trump Jr., se unió a Kalshi como asesor estratégico en enero, cuando Eliezer Mishory, quien se desempeñó como director regulatorio de Kalshi durante cuatro años, fue designado para dirigir el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) y cuando Samantha Schwab, del equipo de desarrollo comercial de Kalshi, se incorporó al Departamento del Tesoro de EEUU como subjefa de gabinete. A finales de agosto, Donald Trump Jr. también invirtió en Polymarket, rival de Kalshi, y se unió a su consejo asesor. Unos días después, Polymarket obtuvo la aprobación de la Comisión de Comercio de Futuros de Materias Primas (CFTC) para su lanzamiento en EEUU.
Que ambas plataformas puedan operar en Estados Unidos y que el primogénito del republicano se haya colado en sus tripas, podríano ser coincidencia. Hay que tener en cuenta que Kalshi apareció oficialmente en julio de 2021, pero su propuesta era tan atrevida que el regulador estadounidense, la CFTC, no tardó en poner la lupa sobre el proyecto. En agosto de 2022 comenzó a estudiar la idea de Kalshi de ofrecer contratos sobre eventos políticos. Pero un año después, en septiembre de 2023, la respuesta fue negativa: la agencia sostuvo que esos mercados podían considerarse simples apuestas y que no respondían al interés público.
Lejos de aceptar el golpe, la compañía contraatacó. En noviembre de ese mismo año demandó al regulador, acusándolo de extralimitarse en sus competencias. El pulso se alargó casi doce meses hasta que, en septiembre de 2024, un tribunal federal dio la razón a Kalshi y abrió la puerta a que pudiera ofrecer contratos sobre elecciones presidenciales. La victoria judicial cambió por completo el destino de la plataforma. Tras obtener autorización, la base de usuarios de Kalshi se multiplicó por diez en menos de un mes. Ahora, bajo el paraguas de los Trump, tanto Kalshi como Polymarket ya estudian cómo colarse en más brokers para ampliar su alcance. El republicano incluso ha nominado recientemente a Brian Quintenz, quien lleva tiempo sentado en la junta directiva de Kalshi, para dirigir la agencia reguladora de la que depende todo, lo que ha levantado ciertas dudas sobre si este movimiento implica un conflicto de intereses.
Actualmente, ambas plataformas siguen envueltas en batallas legales. Siete estados, entre ellos Nevada y Nueva Jersey, han enviado cartas de cese y desistimiento alegando que sus contratos deportivos son, en realidad, apuestas ilegales. La empresa contraatacó argumentando que, al estar autorizada por la CFTC, su marco federal prevalece sobre las leyes estatales. La CFTC, debilitada por recientes renuncias de comisionados y con Quintenz sonando como figura clave, ha dado carpetazo a las investigaciones sobre ambas plataformas.
En 2018, en una cafetería del MIT, dos estudiantes comenzaron a divagar sobre una idea de proyecto que podría revolucionar Wall Street con tecnología. La premisa sonaba utópica, pero tenía cierta lógica: si en la Bolsa se podía cubrir el riesgo del trigo o del euro, ¿por qué no hacerlo con algo mucho más incierto, como el resultado de unas elecciones, la previsión meteorológica o incluso quién ganaría los Óscar? Tarek Mansour y Luana Lopes Lara se obsesionaron con esa pregunta y, siete años después, son los reyes de Kalshi, un negocio que mueve miles de millones de euros. Esta plataforma, junto a su gran rival, Polymarket, no solo han seducido a fondos de Silicon Valley y magnates de Wall Street con rondas de inversión que ya elevan sus valoraciones hasta los 9.000 millones de dólares. También han convertido a miles de estadounidenses en apostadores del futuro. Y en el centro de esa fiebre aparece un apellido: Trump.