Sam Altman, CEO de OpenAI, sobre las estafas con IA: "Estoy muy nervioso. La crisis de fraude es inminente"
El máximo responsable de la compañía creadora de ChatGPT ha hablado ante la Reserva Federal acerca de los riesgos de la IA. Asegura que podría afectar a los gobiernos
Sam Altman, durante la entrevista en la Reserva Federal (Reuters/Ken Cedeno)
Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, ha advertido sobre el impacto que puede tener el uso indebido de la inteligencia artificial en el ámbito del fraude. En su intervención ante la Reserva Federal, expresó su inquietud por la facilidad con la que estas tecnologías permiten imitar la voz humana y suplantar identidades en sistemas que aún utilizan la biometría de voz como medida de seguridad.
“Algo que me aterra es que, al parecer, todavía hay instituciones financieras que aceptan la huella de voz como autenticación para mover grandes cantidades de dinero”, declaró Altman. Para el empresario, estos mecanismos han quedado obsoletos frente a los rápidos avances de la IA y representan una vulnerabilidad crítica para el sistema financiero.
Peligro real para la seguridad y la privacidad
El directivo de OpenAI calificó la situación como una “crisis de fraude inminente” y avisó de que los ataques no se limitarán a simples llamadas telefónicas. Según Altman, pronto se podrán generar videollamadas completamente realistas mediante IA, lo que dificultará aún más la verificación de la identidad en entornos digitales.
“Estoy muy nervioso porque tenemos una crisis de fraude inminente y significativa”, afirmó el creador de ChatGPT. Los temores del empresario coinciden con diversas alertas lanzadas por el FBI, que ha investigado intentos de fraude utilizando voces clonadas por inteligencia artificial. Uno de los casos más recientes implicó la suplantación de la voz del senador Marco Rubio, utilizada para contactar con varios responsables políticos y diplomáticos.
Preocupación ante el avance de la superinteligencia
Más allá del fraude cotidiano, Altman planteó un escenario mucho más grave: la posible creación de una IA superinteligente con capacidad para causar daños masivos, como ataques a infraestructuras críticas o la fabricación de armas biológicas. “Lo que me quita el sueño es que actores maliciosos desarrollen este tipo de IA antes de que podamos defendernos”, afirmó.
El director ejecutivo ha reiterado en varias ocasiones que el desarrollo de inteligencia artificial podría superar las capacidades humanas a lo largo de la próxima década. Este riesgo, según Altman, exige un equilibrio entre la innovación y la implementación de mecanismos de protección eficaces, especialmente en un contexto de competencia geopolítica con potencias como China.
Como respuesta parcial a este desafío, Altman mencionó su apoyo a The Orb, un dispositivo desarrollado por Tools for Humanity que busca autenticar identidades humanas en entornos digitales. Esta tecnología pretende convertirse en una solución eficaz frente a los riesgos crecientes de suplantación y manipulación digital.
Sam Altman, consejero delegado de OpenAI, ha advertido sobre el impacto que puede tener el uso indebido de la inteligencia artificial en el ámbito del fraude. En su intervención ante la Reserva Federal, expresó su inquietud por la facilidad con la que estas tecnologías permiten imitar la voz humana y suplantar identidades en sistemas que aún utilizan la biometría de voz como medida de seguridad.