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La guerra de salarios de Altman y Zuckerberg que puede contagiar a España (y cómo evitarla)
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un problema viejo, ¿pero más grave?

La guerra de salarios de Altman y Zuckerberg que puede contagiar a España (y cómo evitarla)

El CEO de Meta está intentando birlar talento a OpenAI tirando de chequera. La IA ha reactivado la guerra más salvaje por el personal cualificado y esto puede generar un efecto dominó que afecte a las startups en este lado del Atlántico

Foto: Mark Zuckerberg, CEO de Meta. (Reuters/M. Orbegozo)
Mark Zuckerberg, CEO de Meta. (Reuters/M. Orbegozo)
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Sam Altman anda a la gresca, una vez más, con un magnate de las redes sociales. Pero no es Elon Musk el que está buscando las cosquillas al mandamás de OpenAI como suele ocurrir. Es Mark Zuckerberg el que ha abierto un nuevo frente de batalla. El CEO de Meta quiere que la empresa lleve la voz cantante en todo lo que se refiere a la inteligencia artificial y está dispuesto a rascarse el bolsillo para lograrlo.

Hace un par de semanas se conocía que la multinacional iba a pagar 14.900 millones de dólares por el 49% de ScaleAI y así poder incorporar a su fundador, Alexandr Wang, al equipo de dirección. Por si fuera poco tener a Yann LeCun, uno de los investigadores top en este campo junto a Demis Hassabis (Google) y Mustafá Suleyman (Microsoft), ahora la empresa antes conocida como Facebook suma a una de las personalidades clave de la industria de la IA. Wang estará al frente de un laboratorio que tiene como misión avanzar hacia esa tierra prometida conocida como inteligencia artificial general.

Ni siquiera el intento de fichar a Ilya Sutskever, cofundador de OpenAI y una pieza clave en la rebelión interna que vivió la startup, ha sido lo que ha desatado el enfrentamiento con Altman.

Foto: Un ingeniero programa desde un ordenador en su apartamento. (Pexels)

Como si fuera Florentino Pérez en los tiempos de los galácticos, Zuckerberg está intentando fichar a los mejores cerebros detrás de desarrollos como ChatGPT, poniendo sobre la mesa bonus de contratación por valor de 100 millones de dólares como cantos de sirena. "Lo que Meta está haciendo les llevará a problemas culturales muy profundos", afirmó el CEO de OpenAI sobre esta estrategia, que fue el que reveló estas prácticas en una entrevista en un pódcast.

"Han entrado a robarnos"

El directivo aseguró que había perdido la cuenta de todas las veces que habían intentado pescar talento entre su plantilla y que, al no lograrlo, el gigante de las redes sociales había tenido "que bajar el listón". "Sentimos que han entrado en casa a robarnos algo", escribió Mark Cheng, director de investigación de OpenAI, en un memorando enviado a la plantilla al que ha tenido acceso Wired. En el texto, Cheng decía que él y Altman están trabajando "las 24 horas del día para hablar" con los que han sido tentados. "Hemos sido más proactivos que nunca. Estamos repensando la compensación y buscando formas creativas de reconocer y recompensar a los mejores talentos".

Más allá de lo morboso del pique, lo que revela este episodio es que Silicon Valley está viviendo una nueva guerra por el talento. Una guerra que había entrado en punto muerto después de la pandemia, cuando las grandes tecnológicas decidieron apretar el cinturón tras años de excesos en materia laboral. No hay que olvidar que, en la meca mundial de la tecnología, incluso se ha llegado a contratar a determinados perfiles simplemente para que no acabasen en la competencia.

placeholder Sam Altman, CEO de OpenAI. (Reuters)
Sam Altman, CEO de OpenAI. (Reuters)

En esta ocasión, los perfiles más codiciados son los de los ingenieros con experiencia en IA. Hay profesionales, sí, pero no los suficientes como para cubrir toda la demanda que se ha generado. Porque las tecnológicas andan a la caza, pero también muchos otros sectores como la banca o la energía.

Eso ha derivado en que las empresas más pudientes no hayan dudado en ofrecer salarios más propios de futbolistas de pata negra. El Financial Times recogía datos de algunos de los principales reclutadores que hablaban de cómo se habían incrementado los salarios en los últimos ejercicios.

Los sueldos en inteligencia artificial se han salido del gráfico. Lo que en 2022 eran ya cifras mareantes —entre 400.000 y 900.000 dólares anuales para investigadores de nivel medio o alto— se ha convertido ahora en un rango que arranca en medio millón y puede dispararse hasta los dos millones en las grandes tecnológicas.

Meta, generosa con el talonario, llega a ofrecer hasta 3,2 millones a sus mejores perfiles, según datos de Levels. OpenAI no sube tanto el techo, pero tiene un salario medio más alto, lo que deja entrever que el ingeniero tipo en la casa de ChatGPT cobra más que en Menlo Park. El contraste con los sueldos de un ingeniero de software sénior sin experiencia en IA es claro: su base suele moverse entre 180.000 y 220.000 dólares. Nada mal, salvo que lo compares con el nuevo oro del sector.

Cheques de muchos ceros en medio de la escasez

Pero, ¿quién está en condición de firmar esos cheques? Las grandes tecnológicas, que no tienen reparos en gastar más recursos de lo estrictamente necesario para ganar esta carrera. Algo que encarece el mercado y que amenaza con provocar un efecto dominó donde las más perjudicadas pueden ser las startups de este lado del Atlántico, con menos recursos financieros para esta puja por el talento. El rotativo británico recogía declaraciones del fundador de Hugging Face, una plataforma open source de inteligencia artificial, que resumía perfectamente la situación. "Por el precio que pagas por un ingeniero en el Área de la Bahía (de San Francisco) tienes entre tres y cuatro personas del mismo nivel en Europa", explicaba Thomas Wolf a este respecto.

El problema no es nuevo. Desde hace años se ha hablado de los problemas existentes para fichar personal cualificado en España y el resto de Europa y competir con el atractivo y las condiciones que ofrecen las grandes tecnológicas.

"Siempre que me dicen que tengo que conocer a tal empresa, contesto que mejor me presenten a candidatos, que es lo que me falta", bromeaba Marina Zaliznyak, una ‘cazatalento’ especializada en ‘startups’ y sector tecnológico, en una entrevista con este diario.

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(Reuters/Isabel Infantes)

La cuestión es que, si más compañías siguen el ejemplo de Hugging Face, se puede profundizar en una situación en la que pueden salir perdiendo, una vez más, las startups españolas y europeas. Y así dificultar la aparición y desarrollo de alternativas europeas para competir con los avances estadounidenses o chinos en este campo.

Son varias las figuras que han alertado de esta situación. "Tenemos muy buenas universidades, de los mejores investigadores del mundo y están todos investigando y creando empresas en Estados Unidos", alertaba en una reciente entrevista Joaquín Cuenca, CEO de Freepik, la plataforma malagueña que se ha convertido en uno de los referentes a nivel español y europeo en todo lo que tiene que ver con la IA.

Un estudio firmado por AWS y Access Partnership reflejaba que si bien 7 de cada 10 de las empresas encuestadas tienen interés en encontrar perfiles relacionados con esta tecnología en España, solo el 20% lo logra.

Foto: Mark Zuckerberg, CEO y fundador de Meta. (Reuters)

"Un perfil relacionado con IA siempre ha sido caro. Pero ahora que hay escasez más", afirma David Villalón, CEO y cofundador de Maisa.AI, una empresa española dedicada a la automatización de procesos agénticos que recientemente ha sido destacada en el prestigioso informe Hype Cycle de Gartner sobre inteligencia artificial, algo que no había conseguido aún ninguna startup patria. La diferencia con la inteligencia artificial generativa, que puede fallar en silencio, es que ellos permiten auditar todo el proceso.

Villalón, cuya empresa tiene algo más de año y medio, ya cuenta con más de 30 empleados a su cargo y espera cerrar el año con unos 50 o 55 para cubrir el acelerado crecimiento que están experimentando.

placeholder Manuel Romero y David Villalón, fundadores de Maisa.AI. (Cedida)
Manuel Romero y David Villalón, fundadores de Maisa.AI. (Cedida)

"Tenemos la suerte de que en Europa, en este momento, no somos tantos los que requerimos estos perfiles en este momento", argumenta. Este emprendedor explica que aunque "los salarios para este tipo de investigadores" son bastante más grandes que lo habitual "pero la situación no es tan exagerada como en EEUU". "Eso a día de hoy, porque prevemos que pronto se va a producir una ola que dispare la demanda y encarezca", remata.

Este empresario explica que en los últimos meses ellos han afrontado un proceso para captar talento de calidad para la empresa. "La clave es no esperar a que alguien venga con el talonario para reaccionar, sino prepararte para esa situación", defiende Villalón, que defiende que aunque la compensación "es un factor importante" hay herramientas para competir en este sentido.

"Un perfil relacionado con la IA siempre ha sido caro. Ahora con la escasez más, pero no como en está pasando en Estados Unidos"

Entre los recursos que lista están las participaciones como las phantom shares, que ayudan a que el empleado se sienta partícipe del proyecto que está creciendo y lo sientan como suyo. "El punto de la cultura de empresa es importante. Sentir que formas parte de la semilla que está creciendo, que abracen y construyan la forma de trabajar, que tengan espacio y desarrollo personal. Todo eso es una gran forma de fidelizarlos… Alguien que está a gusto no va a mirar en otra parte y también estás bien preparado para retenerlo cuando llamen a su puerta", concluye. Villalón, en el caso de España, pone en valor también el entorno. "Como en casa en ningún sitio se dice, ¿no? Nosotros tenemos la sede en Valencia, que ha sido destacada varias veces en este sentido y es una de las ciudades top a nivel europeo en lo que se refiere a retención de talento por la calidad de vida", sentencia.

Sam Altman anda a la gresca, una vez más, con un magnate de las redes sociales. Pero no es Elon Musk el que está buscando las cosquillas al mandamás de OpenAI como suele ocurrir. Es Mark Zuckerberg el que ha abierto un nuevo frente de batalla. El CEO de Meta quiere que la empresa lleve la voz cantante en todo lo que se refiere a la inteligencia artificial y está dispuesto a rascarse el bolsillo para lograrlo.

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