El 'gadget' más original de 2025 son estos auriculares. Nada que envidiar a Sony o Bose
La nueva propuesta de Nothing sorprende con auriculares de diadema que combinan diseño transparente y calidad sonora, desafiando a marcas líderes con un precio competitivo e ideas que salen de lo habitual
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Cuando Carl Pei, cofundador en su día de OnePlus, montó Nothing, allá por 2020, dijo que lo hacía, entre otras cosas, para volver a hacer divertida la tecnología. Hay que reconocerle que esta declaración de intenciones tiene algo de sustancia detrás. Desde los que nos dedicamos a seguir las novedades de la electrónica de consumo de forma profesional hasta gran parte de los usuarios de a pie, tenemos en demasiadas ocasiones la misma sensación: la de que todo, o casi todo, es excesivamente previsible y que los tiempos en los que cada pocos meses nos encontrábamos avances notables han quedado atrás.
La propuesta de Pei y Nothing, que escogió instalarse en Londres, fue la de apostar por un diseño muy industrial que, además, destacaba por algo prácticamente único en la industria a día de hoy: los diseños transparentes.
Lo empezaron haciendo con sus auriculares in ear. Siguieron con sus móviles, donde subieron la apuesta llenando la trasera de leds. Y esta semana ha llegado a un nuevo formato: el de los Nothing Headphone (1).
Detrás de este nombre se encuentran sus primeros auriculares supraaurales o, como todo hijo de vecino los llama, auriculares de diadema. Una propuesta que sorprende por dos motivos. El primero, porque se trata de un dispositivo que aspira a competir con prácticamente todos los contendientes del mercado de gran consumo en lo que se refiere al audio.
Sorprende que una empresa que no deja de tener apenas 5 años de edad se presente con algo tan maduro para debutar en este segmento. Y lo que sorprende, evidentemente, es su aspecto. Probablemente sea imposible encontrar un diseño tan original en unos auriculares de diadema a día de hoy.
Es cierto que esa originalidad puede ser un arma de doble filo y generar un rechazo entre los que busquen una opción más sobria y discreta. Pero los que busquen algo que se salga del carril, aquí lo van a encontrar. Los Nothing Headphone (1) están disponibles en dos colores. Uno gris que visualmente es más llamativo porque deja ver los detalles con más claridad. Y uno negro, original igualmente, pero con un toque más sobrio y discreto.
Otra de las cosas que resulta diferente es el formato. Aunque es cierto que cada auricular tiene un detalle circular y transparente, la base es rectangular. Una fórmula diferente a lo que nos tiene acostumbrado la mayoría de fabricantes. La unión con la diadema, que es la pieza que se gira para guardar estos Nothing Headphone (1), es de metal.
La parte superior es de plástico, ajustable, y cuenta con una zona acolchada recubierta del mismo material que las almohadillas. Aunque al sostenerlos en la mano pueda dar la sensación de que van pasados de peso, lo cierto es que luego se sienten muy equilibrados cuando se llevan puestos.
Las almohadillas abrazan perfectamente la oreja entera y no generan fatiga. Obviamente, no son recomendables para hacer ejercicio intenso o para caminar bajo los abrasadores cuarenta grados que estamos sufriendo en varias partes de España, porque hay bastantes probabilidades de que empieces a sudar. Pero esto no es exclusivo de este modelo, sino que pasa, en general, con todos los auriculares de diadema. Si te preocupa el sudor o las salpicaduras, debes saber que tienen protección IP52.
Si hay una pega que hacer en este punto, es la de que no se plieguen completamente. Es algo a lo que muchos renuncian y, particularmente, me parece muy cómodo poder plegarlos y meterlos en el bolsillo de una chaqueta o de un bolso pequeño sin necesidad de tener la funda a mano.
En tiempos de controles táctiles, Nothing ha pasado olímpicamente de esto y ha creado un conjunto de botones físicos que también se salen del guion habitual. El botón de encendido está en uno de los bordes inferiores y es una pestaña que se activa y se desactiva. Hay un botón de bluetooth escondido en la parte inferior. En la cara externa, tenemos un botón que, en caso de que tengamos un teléfono Nothing, servirá para saltar entre nuestras apps de música y audio favoritas. Si tenemos cualquier otro móvil, se utiliza para invocar el asistente inteligente.
Lo realmente interesante es el roller y el paddle. El primero de ellos es un botón sensible a la presión que gira hacia los lados. Y si hacemos esto, subiremos o bajaremos el volumen. Un primer toque rápido nos servirá para activar o pausar la reproducción o contestar llamadas, mientras que un toque prolongado nos permitirá alternar entre la cancelación de ruido o el modo transparencia. El otro control es una pequeña pestaña que se mueve hacia la izquierda o la derecha y permite pasar o retroceder en tu lista de canciones.
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El sistema, cuando le pillas el truco, es súper cómodo. Les aseguro que yo soy de los que siempre recurrían a sacar el móvil para ajustar el volumen o para pasar una canción. Y en este caso, las veces que he hecho eso se cuentan con los dedos de una mano. Es una solución cómoda y diferente. Así que, en este punto, un sí total a Nothing.
Hasta aquí la parte de diseño, que es el punto realmente distintivo de estos auriculares. Pero, al final, lo importante y lo central aquí es la experiencia sonora. Y aquí solo puedo decir que estos auriculares plantan cara a algunos de los grandes referentes del sector como pueden ser Bose y Sony. Y además, lo hacen a un precio sensiblemente menor, porque llegan al mercado a 290 euros. Puede parecer mucho, pero realmente es una de las propuestas con mejor relación calidad-precio del momento.
Esto es algo que Carl Pei lleva haciendo desde sus tiempos en OnePlus y tiene toda la lógica que hayan ajustado el coste bastante en su entrada en este mercado. No se puede olvidar que el bolsillo es el órgano más sensible de una enorme parte de la población.
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Cuentan con unos drivers dinámicos de 40 mm diseñados a medida que combinan un diafragma niquelado y una suspensión de alta linealidad. Detrás de esta secuencia de componentes se esconde un conjunto que, en la práctica, promete un sonido amplio capaz de servir agudos claros cuando subes el volumen que empasten perfectamente con graves potentes.
Para los más puristas, hay soporte para audio Hi-Res inalámbrico y compatibilidad con LDAC. Está la posibilidad de conectarlo, además de por el puerto USB tipo C, al jack de 3,5 milímetros.
Para probar estos auriculares como se merece, hemos recurrido a una lista ecléctica. Hemos empezado con Sultans of Swing de Dire Straits, ideal para apreciar la separación de instrumentos y el detalle en las guitarras limpias; o con Bad Guy de Billie Eilish, perfecta para poner a prueba los graves y la espacialidad. En español, hemos tirado de clásicos como Mediterráneo de Joan Manuel Serrat, perfecta para entender cómo trata el driver las voces cálidas; mientras que la versión de Madrid, Madrid, Madrid de Ginebras te permite medir cómo se comportan con guitarras más sucias y pop desenfadado.
Columbia de Rosalía, que mezcla mística, electrónica y flamenco con una producción quirúrgica; y Vidalita del Mar de Guitarricadelafuente, donde se nota cada rasgueo y cada respiración.
Si te va el pop internacional, As It Was de Harry Styles o Padam Padam de Kylie Minogue traen producción moderna y estéreos amplios que estos auriculares gestionan perfectamente. Para algo más reciente, prueba The Power of Love en la versión de Damiano David, que exprime la dinámica vocal al límite. Y para cerrar, nada como Bohemian Rhapsody de Queen o Miénteme de Lola Índigo y María Becerra, que combinan cambios de ritmo, capas de producción y estilos que lo exigen todo del hardware.
La percepción que tengo es la de que los Nothing Ear (1) tienen un escenario sonoro versátil y completo. La compañía ha colaborado con KEF, una casa especializada en audio de alta fidelidad con 60 años de experiencia, en la calibración de los auriculares. Y solo se puede decir, que el buen trabajo en el campo sonoro es evidente y se percibe desde el primer uso.
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Si bien, en aspectos como los graves, quizá los mejores Bose o los nuevos Sony pueden llegar a un punto más profundo sin sufrir distorsión alguna, creo que la marca británica ha conseguido una propuesta muy redonda.
Para los que no sean de darle al play y conformarse con el sonido de fábrica, la marca ha preparado un completo ecualizador de ocho bandas, que se controla desde la app Nothing X, disponible tanto para Android como para iOS. Una ovación cerrada en este punto, el de la aplicación, porque es sin lugar a dudas la más avanzada del mercado del audio.
Puedes guardar tus perfiles y crear un QR para compartirlos. Si esto te aturulla mucho, tienes una versión desnatada y más visual e intuitiva del ecualizador, poniendo el acento en los graves, los medios o los agudos. En la app se puede desactivar o activar el modo transparencia, activar la cancelación de ruido activa y fijar el nivel de intensidad (baja, media, alta o adaptativa), encender el audio espacial o el refuerzo de graves (fijando un nivel del 1 al 5). Y si lo tuyo son los juegos, también puedes activar desde la app el modo de baja latencia para tus partidas.
Sobre la cancelación de ruido activa, la marca ha demostrado la buena mano que ya dejó ver en sus auriculares más compactos en el pasado. En este punto, cabe destacar que es capaz de anular hasta 42 decibelios gracias a su sistema de micrófonos. Creo que no es la más puntera del mercado, pero es más que suficiente para hacer más cómodo un viaje en avión o en tren, calmar el murmullo del transporte público camino al trabajo o conseguir silenciar el sonido y las charletas de oficina para concentrarte en una tarea. Con el nivel 5 y el volumen al 50 %, puedes conseguir un aislamiento bastante reseñable. El modo transparencia cumple su función.
Para los que buscan inmersión, el sonido espacial convierte cualquier fuente estéreo en una escena tridimensional y, gracias al seguimiento de cabeza, la sensación de estar dentro de una película o un directo está relativamente bien lograda. Eso sí, puede resultar un pelín artificial al usarlo en contenido que no ha sido mezclado con Atmos.
En autonomía, los Headphone (1) están en la parte alta del rango. Con la cancelación de ruido activada ofrecen hasta 35 horas de reproducción, lo que mejora a los AirPods Max (que rondan las 20 horas) y se acerca bastante a los Dyson OnTrac, aunque estos últimos prometen cifras algo más optimistas en papel. Con el ANC desactivado, Nothing estira la batería hasta las 80 horas, un dato que, más allá del marketing, permite olvidarte del cargador durante varios días de uso real.
En cuanto a la carga rápida, no están a la cabeza, pero cumplen. Con cinco minutos de carga consigues unas 2,4 horas de reproducción con cancelación activa, suficiente para salir del paso si te has despistado. Aquí están algo por debajo de Dyson, que carga más rápido, y al nivel de los AirPods Max, que tampoco destacan especialmente en este aspecto. En conjunto, ofrecen una autonomía sólida y predecible, sin alardes, pero más que suficiente para el uso diario.
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Un par de apuntes extra antes de cerrar el análisis de estos Nothing Headphone (1). El primero es que cuentan con multipunto, lo que permite conectarlos a dos dispositivos al mismo tiempo. El segundo, que en la app también dispones de una opción para hacerlos sonar si no los encuentras. Y, por último, cuentan con emparejamiento rápido tanto en equipos que funcionen con Android como Windows. Como manos libres, cumple. Anula bastante bien los sonidos molestos como puede ser el viento, pero es cierto que la voz, en ciertas ocasiones, se puede sentir como algo enlatada.
Basta con resumir que la incursión de la compañía en este segmento ha sido buena, apostando por una estupenda relación calidad-precio, poniendo el foco en la calidad de sonido y en un diseño diferencial, que algunos amarán y otros rechazarán por ser estridente. Es lo que tiene hacer las cosas de forma diferente.
La cuestión es que, por los 290 euros que cuestan, el mercado ofrece una competencia bastante apretada. Una de las opciones más completas son los JBL Tour One M3, que además de una cancelación de ruido bastante solvente y sonido equilibrado, incluyen un adaptador con jack doble para conectarlos fácilmente a cualquier fuente analógica —desde un sistema de sonido clásico hasta el sistema de entretenimiento de un avión—, algo que Nothing no incluye en la caja.
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También están los Beats Studio Pro, muy enfocados al ecosistema de Apple y con una firma sonora más cargada de graves, pero con mejoras recientes en compatibilidad con Android y soporte para audio sin pérdida por USB-C.
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Otra alternativa sólida son los Sennheiser Momentum 4, que destacan por su batería larguísima —hasta 60 horas con ANC activado— y un sonido más natural, menos coloreado, que suele gustar a quienes priorizan fidelidad por encima de pegada. Y si el presupuesto da un poco más de sí o los encuentras en oferta (como está ocurriendo últimamente), los Bose QuietComfort Ultra siguen siendo una referencia en cancelación de ruido y comodidad, aunque su precio original ronda los 400 €. En ese contexto, los Nothing se posicionan como una opción visualmente distinta, con buen equilibrio entre diseño, sonido y funcionalidades, pero sin dominar claramente en ninguna categoría.
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Cuando Carl Pei, cofundador en su día de OnePlus, montó Nothing, allá por 2020, dijo que lo hacía, entre otras cosas, para volver a hacer divertida la tecnología. Hay que reconocerle que esta declaración de intenciones tiene algo de sustancia detrás. Desde los que nos dedicamos a seguir las novedades de la electrónica de consumo de forma profesional hasta gran parte de los usuarios de a pie, tenemos en demasiadas ocasiones la misma sensación: la de que todo, o casi todo, es excesivamente previsible y que los tiempos en los que cada pocos meses nos encontrábamos avances notables han quedado atrás.