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El 'juergas' de Silicon Valley que está poniendo patas arriba la industria tech con su 'startup'
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LO QUE NO TE CONTARON DE LA BAHÍA

El 'juergas' de Silicon Valley que está poniendo patas arriba la industria tech con su 'startup'

Este empresario de 21 años ha desarrollado una 'startup' millonaria centrada en "IA para hacer trampas". Ha llamado la atención en el sector por sus métodos poco ortodoxos

Foto: Chungin 'Roy' Lee, CEO y cofundador de Cluely. (Cluely)
Chungin 'Roy' Lee, CEO y cofundador de Cluely. (Cluely)

Hace unos días, a las puertas de las oficinas de YCombinator en San Francisco, la principal aceleradora de startups del mundo, se montó una juerga como pocas se han vivido en la Bahía. "La fiesta más legendaria que jamás se haya celebrado", la denominaron algunos usuarios de redes sociales, comparándola con una experiencia similar a la película de adolescentes Project X. El cabecilla detrás era Chungin Lee, también conocido como "Roy" Lee. Un joven ingeniero de tan solo 21 años de edad que está poniendo patas arriba la cultura laboral del epicentro tech con sus salidas de tono. "¡Nuestra aura es demasiado fuerte, AHH!", gritaba Lee mientras la policía trataba de dispersar a la multitud, más de 2.000 personas que se agolpaban en plena calle bloqueando el tráfico. Tras el delirio de la noche anterior, los organizadores salieron a decir que la idea inicial había sido "invitar sólo a amigos de amigos", pero que la situación acabó "descontrolándose muchísimo".

El motivo de la jarana o, al menos, la excusa para movilizar a tanta chavalería a las puertas de la cuna tecnológica no era otro que la startup fundada por Roy Lee y sus colegas, Cluely, había levantado 15 millones de dólares de la firma de inversión a16z, liderada por algunos de los inversores más importantes del país, Marc Andreessen y Ben Horowitz, quienes han ayudado a cimentar imperios como Facebook, Airbnb, Slack, Coinbase, Twitter, y Lyft en el pasado. Una ronda que ahora ha aumentado la valoración de la empresa a nada menos que 120 millones de dólares.

Cluely se lanzó al mercado a principios de este año con el eslogan "Haz trampas en todo". Ofrecen una herramienta para ayudar a la gente a superar entrevistas de trabajo, exámenes, llamadas de ventas o incluso ligues. Básicamente, se trata de una suerte de chatbot que, gracias a una ventana oculta en el navegador que no puede ser vista ni por el entrevistador ni por quien realiza la prueba, puede responder preguntas en la pantalla durante un examen, o puede escuchar lo que pregunta el entrevistador y escribir respuestas lo suficientemente rápido para que el usuario las lea en voz alta y suenen naturales.

En un manifiesto presente en su página web, comparan este invento con la llegada de la calculadora o el corrector ortográfico: "Cuando todos lo hacen, ya no se considera trampa". En su video de lanzamiento se presenta una situación estilo Black Mirror en la que Lee usa un asistente de IA oculto para mentir a una mujer sobre su edad e incluso sus conocimientos de arte durante una cita en un restaurante.

La idea nació después de que a Lee le expulsaran de la Universidad de Columbia tras desarrollar, junto a su mejor amigo Neel Shanmugam (también de 21 años y confundador de Cluely) una versión preliminar de la herramienta que supuestamente era capaz de engañar a LeetCode (el software que la mayoría de empresas y universidades utilizan en sus entrevistas para reclutar a futuros ingenieros). Entonces, siendo simples estudiantes de informática, asumieron que lo que hacían era aceptable según el manual del estudiante de Columbia y lo pusieron a prueba en una entrevista real con el departamento de recursos humanos de Amazon. Pronto se darían cuenta de que habían cometido un gran error.

"Me enviaron una notificación disciplinaria. Al parecer, un ejecutivo de Amazon le había enviado a la universidad una carta que decía algo así como: "Expulsen a ese niñato o no volveremos a contratar a nadie de su universidad". Me dijeron que no compartiera la carta, pero en ese momento tenía dos opciones: quedarme callado y que me enterraran o sacar esto a la luz y luchar. Filtré la carta y se volvió viral. Una semana y media después, estaba en la calle jajajaja", resumía Lee en un post de LinkedIn, donde también ha afirmado haber sido rechazado de YCombinator, la incubadora de startups más grande del mundo. En el vídeo promocional de la fiesta antes comentada, puede vérsele sin camiseta junto a un cartel que reza "rechazado de YCombinator, buscando financiación".

Misión: cambiar el status quo

Con dos portazos y varios rechazos de otras importantes empresas tech bajo el brazo, empieza la verdadera aventura de Lee, quien ya estaba granjeándose cierta reputación en redes por esa actitud rebelde entre la nueva hornada de ingenieros en Silicon Valley. Sus publicaciones se volvían virales y polémicas, todo el mundo quería acercársele. Basta decir que él y su equipo llegaron a vender cajas de condones a 100 dólares con el texto impreso "F*ck Leetcode" y se agotaron. Necesitaban estrategias de marketing diferentes para darse a conocer entre la generación Z y lo estaban consiguiendo con las ideas más locas. La bola de nieve siguió creciendo y creciendo. La empresa contrató a 50 becarios, a los que se les paga suscripciones a apps de citas como premio.

placeholder Chungin 'Roy' Lee, CEO y cofundador de Cluely, junto a su equipo. (Cluely)
Chungin 'Roy' Lee, CEO y cofundador de Cluely, junto a su equipo. (Cluely)

Esa presencia provocativa en redes sociales es precisamente la que les ha ayudado a crear cierta marca. De hecho, la mayoría de su plantilla no se dedica no a la ingeniería, sino a la creación de contenido, con el objetivo de captar a millones de seguidores. "Nuestra principal apuesta es la atención. En algún momento tendremos que bajar el tono, pero creo que ahora mismo la cultura ha cambiado". La startup cree que los negocios se están volviendo más informales y que los canales de marketing tradicionales, como la televisión, ya no son relevantes. "Ya nadie ve televisión y los anuncios han muerto", decía Lee en un podcast. "Lo que sigue vigente es el marketing descerebrado. Esa es la apuesta que hacemos". Ese pensamiento ha hecho que ahora mismo sólo estén contratando candidatos para dos puestos: ingeniero o influencer. "Aquí solo hay dos roles. O desarrollas el producto o lo viralizas", afirmaba Lee. "No hay nadie que no sea un gran ingeniero con menos de 100.000 seguidores", añadía.

Cluely es sólo el último ejemplo de cómo recientemente el capital ha empezado a fluir sin medida hacia el sector de las startups de IA mientras suenan algunas alarmas sobre la viabilidad a largo plazo de muchas empresas emergentes. Un nuevo informe de Silicon Valley Bank (SVB) muestra que la inversión de capital riesgo en empresas de este campo se han disparado y aproximadamente el 40% de toda la inversión captada por fondos se canaliza hasta este sector. "El auge de la IA ha impulsado una ola de startups sobrefinanciadas que aparentan ser prósperas, pero en realidad están huecas comercialmente", afirmaba Tom Glason, CEO de ScaleWise, una firma que ayuda a las empresas a conseguir valoraciones altas. "Estos llamados 'zombiecornios' consiguen grandes rondas de financiación, pero no consiguen generar ingresos sostenibles ni una economía unitaria viable".

Hace una década, el antiguo modelo de Silicon Valley dictaba que las startups debían recaudar enormes sumas de dinero y destinarlas a crecer en tamaño. Las ganancias llegarían más tarde. Hasta entonces, el número de empleados, el número de oficinas y recaudación de fondos eran buenas señales de prosperidad futura. Cuanto más grande, mejor. Pero hoy en día, las historias de éxito de "equipos pequeños" se han convertido en la nueva realidad. Ejemplos encontramos a patadas. Anysphere, la startup que desarrolla el software de programación Cursor, ya ha alcanzado los 100 millones de dólares en ingresos recurrentes anuales en menos de dos años con solo 20 empleados. ElevenLabs, otra empresa de modelos de IA, ha hecho lo mismo con 50 empleados.

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Lee está siguiendo ese camino y dice que una de sus ventajas es que la mayoría del equipo vive y trabaja en el mismo sitio, por lo que el equilibrio entre la vida laboral y personal no debería ser un problema: "Si realmente quieres construir la empresa, necesitas trabajar donde vives. Tu trabajo debería ser tu vida y viceversa. Te despiertas, vas directo al trabajo y te acuestas en el sofá".

También comenta que no tiene que preocuparse por sus empleados porque "todos están de acuerdo con esta locura": "O estamos lo suficientemente locos como para triunfar o estamos lo suficientemente locos como para morir". El sector parece estar virando hacia otras maneras de hacer las cosas y, mientras, está ahí Lee para recordarnos que el status quo puede cambiar cuando menos te lo esperes. Tras la de la otra noche y la posterior redada de la Policía, lo dejó claro en X: "Limpiamos un poco, pero las bebidas siguen ahí, esperando a la próxima fiesta".

Hace unos días, a las puertas de las oficinas de YCombinator en San Francisco, la principal aceleradora de startups del mundo, se montó una juerga como pocas se han vivido en la Bahía. "La fiesta más legendaria que jamás se haya celebrado", la denominaron algunos usuarios de redes sociales, comparándola con una experiencia similar a la película de adolescentes Project X. El cabecilla detrás era Chungin Lee, también conocido como "Roy" Lee. Un joven ingeniero de tan solo 21 años de edad que está poniendo patas arriba la cultura laboral del epicentro tech con sus salidas de tono. "¡Nuestra aura es demasiado fuerte, AHH!", gritaba Lee mientras la policía trataba de dispersar a la multitud, más de 2.000 personas que se agolpaban en plena calle bloqueando el tráfico. Tras el delirio de la noche anterior, los organizadores salieron a decir que la idea inicial había sido "invitar sólo a amigos de amigos", pero que la situación acabó "descontrolándose muchísimo".

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