Jamás pensé ver este altavoz fuera de un bar. Lo he metido en casa y es un acierto total
Con un diseño inspirado en salas de conciertos, el LG XBoom Stage 301 ofrece potencia y versatilidad para llenar cualquier espacio con sonido envolvente y efectos de iluminación sincronizados. Lo analizamos a fondo
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El de los altavoces es un mundo tremendamente diverso en el que muchos se sentirán perdidos ante la variedad de marcas y opciones, algunas de ellas clónicas con posibilidades indistinguibles. Es probable que más de uno acabe desbordado y comprando lo primero que se le cruce y que encaje en cosas como precio o diseño. Esto último, lo del aspecto, probablemente no te pase con el LG XBoom Stage 301.
"¿De dónde has sacado esto?", preguntó un amigo cuando lo vio nada más entrar en casa en una esquina del salón apuntando al techo. "¿Qué te vas a montar ahora? ¿Una sala de conciertos?", prosiguió con bastante chufla. El último altavoz de la casa coreana no es lo que te viene a la cabeza cuando piensas en un altavoz para llenar tu casa, tu terraza o tu jardín. Su estética recuerda a esos equipos que hay en pequeñas salas de conciertos.
No solo por sus acabados, sus líneas o la posibilidad de ponerlo y fijarlo en un trípode, sino porque su cuerpo está diseñado para inclinarlo y que apunte hacia arriba. Algo especialmente interesante si estás persiguiendo llenar espacios especialmente altos y jugar con que el sonido rebote en la parte superior de la estancia y hacer que la música se distribuya por la habitación mejor.
Pero que su aspecto exterior no te lleve a equívoco. Lo he metido durante varias semanas en casa y es una opción perfecta para los que buscan algo todoterreno. Algo que te sirva tanto para poner música en el salón o en la cocina mientras cocinas, acompañar a un proyector o moverlo al jardín o la terraza durante una comida o una celebración con amigos o familia de esas que te lías la manta a la cabeza.
Se trata de un altavoz portátil, pero voluminoso. Pesa 6,5 kilazos, así que no pienses que es el típico gadget que puedes echar a la mochila cuando vas a la piscina con amigos. Está pensado para moverse, pero dentro de casa o como mucho llevártelo en el coche a una casa rural o al apartamento de verano.
Funciona tanto enchufado como con batería, ofreciendo una autonomía relativamente buena, tal y como explicaremos más adelante. Tiene resistencia IPX4, lo que hace que pueda aguantar salpicaduras, lo que viene bien si estás utilizándolo en el exterior. Sobre el diseño, nada especialmente reseñable más allá de su particular estética. Aunque lo puedes manejar desde la aplicación del móvil (muy completa e intuitiva), lo cierto es que tiene una selección de controles físicos completa.
No solo para el volumen o controlar la reproducción, sino también para saltar entre los diferentes modos de ecualización. Todos estos botones se encuentran en la parte superior, aunque en la parte trasera del dispositivo tiene los controles para el modo karaoke. Porque este altavoz puede ser el centro de cualquier fiesta.
Con una entrada dedicada se le puede conectar un micrófono o una guitarra. En la parte trasera hay un control para fijar el nivel de reverberación cuando se utilicen estos modos. Desde la app, también hay un modo DJ, que permitirá jugar con la reproducción de la música introduciendo diversos efectos. No tengo especial talento yo para ponerme a los platos, pero seguro que hay algún usuario que sabe sacarle provecho a esta función.
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Otro punto es el de la iluminación. Cuenta con leds en la parte frontal que, sin que el usuario haga nada, se sincronizan con la música desde su primer uso. Si subes o bajas el volumen, tanto con el móvil como con el control físico, aparecerá una barra luminosa en la frontal y se irá rellenando o vaciando para ver el ajuste. Las luces son otra función pensada para dar ambiente a las fiestas. Se pueden apagar, pero no se pueden dejar fijas, cosa que se agradecería para poder dar algo de color al salón o a la habitación sin necesidad de que estén parpadeando al son de la música.
Este altavoz pertenece a la línea de audio que LG creó con will.i.am, el conocido rapero y productor estadounidense. Se trata de un equipo con una potencia de salida notable, con 120W. Debajo del capó cuenta con un sistema de 2.1 canales. Las piezas que se encargan del sonido son un woofer de 6,5 pulgadas. En el caso del rango medio, dos drivers de 2,5 pulgadas. La casa que ha fabricado estos componentes ha sido Peerless.
Para ponerlo a prueba, hemos recurrido a una playlist ecléctica, que incluye desde títulos comerciales hasta clásicos, pasando por reguetón, electrónica, rock y bandas sonoras cinematográficas. Empecé con bad guy de Billie Eilish, que exige bajos definidos y envolventes, y seguí con Espresso de Sabrina Carpenter, donde cada cambio de ritmo pide claridad y pegada.
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También sonó Bohemian Rhapsody de Queen, ideal para comprobar cómo maneja los giros de intensidad, y Miénteme de María Becerra y TINI, perfecta para testear el equilibrio entre subgraves y voces limpias. No faltaron yes, and? de Ariana Grande ni SloMo de Chanel, que convierten cualquier salón en pista de baile si el altavoz responde como debe. El LG XBoom Stage 301 no solo cumple, sino que sorprende con una entrega ágil y bien controlada, incluso cuando se le exige volumen y textura.
También quise ver cómo se comporta en terrenos más exigentes. Le puse la BSO de Oppenheimer, firmada por Ludwig Göransson, con esas atmósferas tensas y crescendos milimétricos, seguida del tema principal de The Last of Us, donde cada rasgueo pide precisión. Para ponerlo al límite en español, probé con Como yo te amo de Raphael, con su voz cavernosa, y salté a Delirio de Grandeza de Rosalía, donde flamenco y electrónica conviven en capas. Cerré con La visión de Arca, puro caos, para comprobar si el XBoom sabe mantener la compostura incluso en el desorden.
La conclusión es que el altavoz se mueve bien tanto si le pides que reproduzca el pop más propio de TikTok como épica cinematográfica o pistas con mucha carga instrumental. Respeta bastante los espacios y los tonos medios cuando se le pide una reproducción más balanceada hacia los graves. Eso sí, si hay una pega que hacerle es la de los agudos. Al no tener un componente dedicado a esto, hay veces que se echa en falta algo más de riqueza en las notas más altas. Se puede optar por un modo de ecualización que maquille esta carencia, pero algunos pedirán más chicha en este apartado. Este punto es importante, pero no impide que sea un altavoz muy potente y muy versátil. Cuando lo he utilizado como complemento a un proyector, lo cierto es que ha dado un buen resultado, pero no es igualable a una barra de sonido de cierta calidad.
El sistema AI Sound promete analizar en tiempo real el tipo de contenido que se está reproduciendo y automáticamente la ecualización para resaltar lo importante: voces más nítidas, graves más contundentes o una mayor claridad instrumental. A esto se suma la función AI Calibration, que adapta el sonido al entorno físico en el que está el altavoz, ya sea un salón, una habitación con mala acústica o una terraza al aire libre, modificando parámetros como la reverberación o la profundidad de los graves.
Aunque funciona bien y el altavoz es versátil, en espacios con acústica complicada la calibración automática no siempre es la mejor. En mi caso, he notado un mejor rendimiento de esa función en mi habitación, donde hay menos obstáculos, que en el salón, y también en exteriores, donde el sonido respira mejor que en interiores más cerrados. Aun así, la experiencia que ofrece es sorprendentemente envolvente y cuidada para un altavoz de este tamaño.
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Como mencionaba al principio, se puede utilizar enchufado o con batería. Si se opta por esto, en un escenario típico, se puede alcanzar hasta las 12 horas de autonomía. Eso sí, la marca final depende del volumen o uso de las luces. Se pueden adquirir baterías complementarias o, directamente, buscar un enchufe. El tiempo de carga completo se demora unas 3 horas. El XBoom Stage 301 de LG tiene una carta de conectividad completa, con BT 5.3, entrada auxiliar de 3,5 mm, así como puerto USB tipo C. Es compatible con Auracast, lo que permite conectarlo a otros altavoces y crear una red de reproducción.
Hasta aquí mi reseña del LG XBoom Stage 301 de LG. Actualmente tiene un precio de 298 euros, lo que lo hace bastante completo y con una buena relación calidad por ese coste. Sin embargo, aquí van dos buenas alternativas si no te convence lo que ofrece la marca asiática y buscas un equipo para casa.
Sonos Era 300
Si buscas un altavoz principal para casa pero no estás pensando en moverlo de un lado a otro, este equipo tiene muchas papeletas para ser tu centro de operaciones musicales. No es portátil ni pretende serlo: lo suyo es quedarse fijo en una estantería, una consola o junto al sofá, donde su diseño moderno y discreto encaja bien con casi cualquier decoración. Y una vez instalado, lo que ofrece es una experiencia de audio envolvente —incluido sonido Dolby Atmos— que se nota desde los primeros acordes. Eso sí, todo esto tiene un precio: 499 euros.
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Bose SoundLink Max
Si buscas un altavoz potente para usar principalmente en casa, sin preocuparte por moverlo constantemente, el SoundLink Max es una apuesta sólida. Aunque no es portátil ligero, su diseño robusto y elegante queda bien en cualquier rincón y ofrece un sonido amplio y claro, con unos graves contundentes que llenan bien la estancia. Perfecto para quien quiere un equipo que funcione enchufado o con batería, con la garantía de Bose detrás. Su precio ronda los 350 euros, un punto medio para lo que ofrece en calidad y versatilidad.
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El de los altavoces es un mundo tremendamente diverso en el que muchos se sentirán perdidos ante la variedad de marcas y opciones, algunas de ellas clónicas con posibilidades indistinguibles. Es probable que más de uno acabe desbordado y comprando lo primero que se le cruce y que encaje en cosas como precio o diseño. Esto último, lo del aspecto, probablemente no te pase con el LG XBoom Stage 301.