Este hombre quiere añadir 10 años a tu vida. Tiene una pastilla (y 1.000 millones) para lograrlo
¿Te gustaría vivir 10 años más y sin enfermedades? Joe Betts-LaCroix ha convencido a algunas de las mayores fortunas de Silicon Valley y de Oriente Medio para conseguirlo. Hablamos con él
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Joe Betts-LaCroix llega tarde a la entrevista y se disculpa inquieto maldiciendo su WhatsApp. Tiene 63 años, pero su aspecto desaliñado, la camiseta arrugada y sus deportivas barefoot le quitan al menos una década de encima. Casualidad o no, es la mejor carta de presentación para un hombre cuya misión es, precisamente, 'regalarte' 10 años más de vida saludable. "No, no estoy tomando ninguno de nuestros tratamientos...", se ríe. "Ahora mismo, no hay nada que funcione mejor para ralentizar el envejecimiento que... hacer ejercicio", reconoce. Pero un segundo después añade: "Eso va a cambiar pronto".
Betts-LaCroix, nacido en Seattle (EEUU), pertenece a la última hornada de visionarios tecnológicos que viven obsesionados con el rejuvenecimiento y la extensión de la vida. Si hay algo con lo que Silicon Valley lleva décadas soñando es con vencer a la muerte. Como buenos tecnoutópicos, creen que la tecnología, y ahora la IA, será la herramienta más poderosa para lograrlo. Quizás el ejemplo más extremo (y casi cómico) de los últimos años es el del magnate Bryan Johnson: se despierta siempre a las 4:53 de la madrugada, toma más de 130 pastillas cada día, cena a las 11:00 de la mañana y duerme siempre solo. Eso sin mencionar los múltiples tratamientos a los que se somete de forma constante, entre ellos transfusiones de plasma sanguíneo de adolescentes, microagujas o exposición corporal a luces LED. Cómo no, Netflix ya le ha hecho un documental.
Joe arruga la nariz al preguntarle por Johnson. "Lo que me gusta de Bryan es que es valiente, ha decidido lanzarse y poner su cuerpo en juego para probar cosas. El problema es que en su caso es muy difícil saber qué funciona y qué no. Está ensayando muchas cosas diferentes a la vez. Si tienes una dieta extremadamente inusual, un ejercicio muy riguroso, cambias tus patrones de sueño, tomas rapamicina al mismo tiempo, y luego intentas medirlo todo. ¿Cómo sabes qué está causando los resultados? Es imposible", explica a este diario en un encuentro en París, a donde acudió recientemente invitado por el foro tecnológico VivaTech.
La apuesta de Betts-LaCroix es radicalmente diferente a la de Johnson, pero no exenta de polémica ni de riesgos. En el 2021, tras varios años trabajando en empresas de biotecnología, decidió lanzarse a montar la startup Retro Biosciences junto a los científicos Matt Buckley y Sheng Ding. Su mantra, "añadir 10 años de vida sana", era puro Silicon Valley. Tenía, además, dos ases en la manga. El más importante era el apoyo de Sam Altman, el fundador de OpenAI, al que conoció en 2017 cuando ambos trabajaban en la aceleradora Y Combinator. Altman venía dándole vueltas desde hace tiempo a cómo colarse en el negocio del antienvejecimiento. Joe llevaba asistiendo al menos desde el 2011 a todo tipo de eventos y conferencias sobre el asunto. Incluso las daba él mismo, como esta 'TED Talk' en San Francisco hace 14 años. Era su hobby, su pasión secreta. Cuando se conocieron, estudiaron formas de montar algo juntos, y así nació Retro. A Altman le emocionó tanto la idea que aportó 180 millones de dólares de su bolsillo para arrancar.
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El segundo as en la manga era el enfoque. A diferencia de la mayoría de startups de biotecnología, que apuestan por una única línea de investigación durante 5 o 10 años, Betts-LaCroix y Altman decidieron jugársela a varios caballos ganadores: montaron equipos y laboratorios para investigar la autofagia (el proceso natural por el que las células se reciclan y renuevan), el rejuvenecimiento del plasma sanguíneo, y una técnica conocida como reprogramación celular parcial, un nuevo tipo de edición del genoma cuyo objetivo es rejuvenecer las células. Le preguntamos por todo ello:
PREGUNTA. ¿Cómo es posible que una persona pueda vivir 10 años más sin enfermedades ni achaques?
RESPUESTA. Lo estamos intentando de dos formas: con terapias que rejuvenecen las células existentes, y otras que reemplazan las viejas por nuevas. La forma en la que operan las autoridades sanitarias en la mayoría de países es aprobando ensayos clínicos para intentar curar enfermedades específicas. Es una perspectiva diferente a la nuestra, nos gustaría prevenir que la enfermedad ocurra, pero nos ajustamos a la regulación. Por ejemplo, hemos desarrollado una pastilla que ayuda a limpiar el organismo de proteínas tóxicas en las células a través de un proceso de autofagia. La probaremos en un ensayo clínico con personas a finales de este año en Australia. Uno de nuestros objetivos más importantes es aplicarla al alzhéimer.
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P. ¿Quieres decir que, si funciona, esta pastilla podría retrasar la aparición del alzhéimer?
R. El alzhéimer es una de esas enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad que implica la acumulación de proteínas tóxicas. Necesitamos empezar más pequeño, así que primero nos centraremos en la enfermedad de alzhéimer familiar, que se transmite de padres a hijos por genes específicos. Luego continuaremos hacia una variación más amplia, la enfermedad de alzhéimer esporádica, que es la forma más común que desarrollan personas mayores de 65 años. Y en última instancia podremos atacar la enfermedad del alzhéimer general.
P. ¿Y por qué añadir 10 años y no 5 o 15?
R. Es un período razonablemente amplio y factible dado el tipo de terapias que estamos barajando. Yo suelo ser más bien impaciente. Siempre he preferido las cosas que hacen retroceder el reloj del envejecimiento, en lugar de simplemente ralentizarlo. Hay otra razón de costes. Los ensayos clínicos son muy caros, su coste es directamente proporcional a su duración. Eso no funciona en el contexto de una startup. Por eso, prometer 10 años extra de vida saludable es un reto alcanzable. También nos diferencia de lo que hacen otros, que promenten civilizaciones inmortales y cosas por el estilo.
Rejuvenecer el cerebro y la sangre
La pastilla contra el alzhéimer de la que habla Joe es su tratamiento más conservador. Trabajan en otros que "rayan la ciencia-ficción", asegura, como reemplazar células cerebrales dañadas por otras sanas. Se trata de un experimento que están llevando a cabo con microglías, uno de los cuatro tipos de células cerebrales fundamentales (junto a las neuronas, los astrocitos y los oligodendrocitos). Las microglías constituyen cerca del 10% de las células cerebrales y forman el sistema inmune del cerebro. Si está envejecido, sobre todo si sufre síndromes neurodegenerativos como el alzhéimer, hay un proceso de inflamación que está directamente ligado a las microglías.
"Ya hay evidencia en ratones con alzhéimer de que, si se inyectan nuevas microglías, comenzarán a mejorar los síntomas"
"Ya hay evidencia de que se pueden eliminar las microglías del cerebro. De hecho, hay compuestos aprobados por la FDA estadounidense que las eliminan. Hay pruebas de que, si se inyectan nuevas células en ratones, se extenderán y repoblarán el cerebro. Y luego también hay evidencia en ratones con alzhéimer de que, si se inyectan nuevas microglías, comenzarán a mejorar los síntomas de la enfermedad. Todos estos componentes existen y hay indicios de que esto funcionaría, pero alguien tiene que hacer el trabajo de probarlo", se ríe.
Retro Biosciences está realizando además varios experimentos para reemplazar de forma temporal células normales por células madre, algo que, aseguran, puede revertir su proceso de envejecimiento. Esta idea, en realidad, lleva décadas en marcha.
En el 2006, el cirujano e investigador japonés, Shinya Yamanaka, logró reemplazar células de la piel de un ratón viejo por células madre. Es decir, transformó un grupo de células que el cuerpo había configurado para realizar funciones específicas (en la piel, en este caso) y las reconfiguró de vuelta a su estado original. En esa investigación, Yamanaka descubrió cuatro genes específicos que permiten reprogramar células adultas diferenciadas y convertirlas en lo que se conoce como células madre pluripotentes. Hasta ese momento, se creía que una vez las células se diferenciaban para cumplir una función específica en el cuerpo, no podía volver a su estado "en blanco" o transformarse en otros tipos de células. El descubrimiento de los factores de Yamanaka, como serían bautizados, rompió para siempre este dogma y le valió al japonés el Nobel de Medicina en 2012.
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Trece años después del hallazgo, Betts-LaCroix continua esa línea de investigación en dos vías: reconfigurar y rejuvenecer células existentes o, directamente, reemplazar células madre sanguíneas viejas por otras nuevas. "Ahora estamos trabajando con pacientes que, desgraciadamente, han perdido sus células madre sanguíneas por haber recibido quimioterapia, o por alguna mala reacción a un medicamento. Esa eliminación de células ya se ha producido, así que podemos ponernos en marcha rápidamente para probar un tipo particular de células madre sanguíneas producidas en nuestros laboratorios. Las reemplazamos con una inyección intravenosa y ellas saben cómo encontrar su camino a los puntos específicos de la médula ósea donde empezar a producir sangre por sí solas".
De momento, estos tratamientos de 'rejuvenecimiento' más avanzados están en fase de prueba y Joe calcula que no se podrán comenzar los ensayos clínicos en personas hasta comienzos de 2027. Pero hay algo que cree que va a acelerar dramáticamente los tiempos: la inteligencia artificial. Su alianza con Sam Altman y OpenAI no solo le sirve para aplicar los modelos de IA de la tecnológica a su investigación médica, también le facilita conseguir dinero. Mucho dinero. Retro Biosciences está a punto de recibir una enorme ronda de financiación de 1.000 millones de dólares, en la que además de Sam Altman, entrarán fondos soberanos gubernamentales de Oriente Medio y una de las grandes tecnológicas de la que, de momento, Joe prefiere no dar pistas "hasta que esté todo cerrado...".
Silicon Valley desafía a la muerte
El cruce de la salud, la IA y la ciencia del rejuvenecimiento, de funcionar, promete ser el próximo filón de oro. Retro Biosciences es solo una de varias startups de Silicon Valley con los bolsillos llenos que espera dar con un tratamiento cuasi-milagroso para retrasar el envejecimiento. Sus 1.180 millones de dólares de inversión palidecen junto a los 3.000 millones logrados por la firma Altos Labs, financiada por Jeff Bezos y el millonario Yuri Millner y que también se centra en la reprogramación celular.
"Si sales y le dices a la gente: 'Oigan, tomen una dieta sana, hagan ejercicio, no fumen, no beban, duerman bien...'. No lo harán"
Brian Armstrong, el fundador de Coinbase, la mayor página de compra-venta de criptomonedas, está detrás de NewLimit, en la que también han entrado el ex CEO de Google, Eric Schmidt, o el actual jefe de YCombinator, Garry Tan. Superan los 200 millones de financiación para lograr la reprogramación del epigenoma, el sistema que controla la actividad génica en las células. Unity Biotechnology, con inversores detrás como Jeff Bezos o Peter Thiel, desarrolla terapias senolíticas, que buscan eliminar las células viejas responsables de la inflamación crónica y el deterioro del organismo con la edad. La lista de startups es casi infinita. ¿Es solo negocio? ¿Hay algo más? Le preguntamos a Joe:
P. ¿Por qué Bezos, Altman, Millner, Thiel, Armstrong y el resto de millonarios de Silicon Valley se han obsesionado con el antienvejecimiento?
R. Creo que es porque las industrias ya establecidas no identifican bien el futuro, tienden a centrarse en el pasado y el presente. Las cosas que van a ser totalmente diferentes suelen surgir de la imaginación de personas que llegaron a donde están precisamente porque ya imaginaron algo radicalmente distinto. La atención sanitaria es un sector inmenso. EEUU gasta casi un 19% de su PIB en este sector. Y la mayor parte de ese gasto, entre el 80% y el 85%, se debe a enfermedades relacionadas con la edad. Entonces, ¿por qué no se ataja la salud desde el punto de vista del envejecimiento?
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P. El biólogo molecular Michael N. Hall suena todos los años como candidato al Nobel de Medicina. Asegura que lo mejor para envejecer bien es comer poco y nutritivo, hacer ejercicio habitualmente y reducir el estrés. Haciendo eso, hay evidencia científica de que aumenta tu esperanza de vida y la posibilidad de llegar a la vejez sin enfermedades.
R. Absolutamente, todo indica que comer poco y hacer ejercicio ralentiza el envejecimiento. El problema es que nuestra misión es llevar esto a miles de millones de personas. Si sales y le dices a la gente: "Oigan, tomen una dieta sana, hagan ejercicio una hora al día, no fumen, no beban, duerman bien, reduzcan el estrés...". Ya sabes lo que pasará, ¿no? Que no lo harán. Todo depende de cómo definas el coste de hacer todo esto. Puedes dedicar una hora de tu día a hacer ejercicio, a trabajar o a estar con tus hijos. Es algo muy personal. Hay gente que, llevando un estilo de vida saludable, podrá alargar 5 años su vida y disfrutar de sus nietos. Pero otros querrán más, tal vez quieran conocer a sus bisnietos. ¿Por qué no?
P. Esto enlaza con la obsesión de Silicon Valley por 'hackear' el cuerpo, por engañar a la muerte. Es comprensible si tienes una disposición genética a una enfermedad, pero, si no es así, ¿por qué vivir 100 años gastándose una fortuna en tratamientos cuando puedes vivir 80 o 90 con salud de forma natural?
R. Los humanos no somos naturales. De hecho, somos, literalmente, parte de la tecnología. Descubrimos cómo usar el fuego como tecnología hace millones de años y eso nos permitió cocinar alimentos. Eso hizo que nuestros dientes y mandíbulas se hicieran más pequeños y nuestro metabolismo cambió. Tú y yo sentados aquí, somos el resultado de la tecnología del pasado. Llevamos modificando nuestros cuerpos y nuestro estilo de vida con la tecnología desde hace miles de años. Es lo que hacemos.
Han pasado casi 50 minutos y Betts-LaCroix, ahora sí, mira su WhatsApp para no olvidarse de su próxima entrevista. "Oh, Dios. Me toca hablar con alguien de Le Monde... ¿La última?". Vamos allá:
P. Leí en alguna parte que estudiar en Harvard te cambió la vida, hizo que quisieras dedicarte a la tecnología y la investigación. ¿Cómo ves que Trump haya recortado el presupuesto científico de EEUU a su mínimo histórico y esté atacando a instituciones académicas como Harvard, Columbia o Princeton?
R. Todo esto me resulta muy molesto porque hay algo evidente: da igual de qué partido político seas, sigues siendo susceptible a caer enfermo. Ahora hay muchas enfermedades para las que no hay cura, pero podríamos encontrarla. Estamos en un momento de enorme avance, y eso se debe a la investigación científica, a la gente que trabaja en el presente a un nivel teórico profundo para crear el futuro. Eso sucede en gran parte en las instituciones académicas. Si desmantelamos la academia ahora, vamos a perder nuestro futuro.
Joe Betts-LaCroix llega tarde a la entrevista y se disculpa inquieto maldiciendo su WhatsApp. Tiene 63 años, pero su aspecto desaliñado, la camiseta arrugada y sus deportivas barefoot le quitan al menos una década de encima. Casualidad o no, es la mejor carta de presentación para un hombre cuya misión es, precisamente, 'regalarte' 10 años más de vida saludable. "No, no estoy tomando ninguno de nuestros tratamientos...", se ríe. "Ahora mismo, no hay nada que funcione mejor para ralentizar el envejecimiento que... hacer ejercicio", reconoce. Pero un segundo después añade: "Eso va a cambiar pronto".