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Lleva 20 años tras SpaceX y Musk y tiene una predicción sobre la guerra espacial EEUU-China
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Entrevista con Eric Berger

Lleva 20 años tras SpaceX y Musk y tiene una predicción sobre la guerra espacial EEUU-China

El reciente divorcio entre Trump y Musk y la amenaza de este último de romper con la NASA ha hecho que la industria aeroespacial se eche a temblar en todo el mundo salvo en un lugar: China

Foto: Eric Berger (Foto: Amy Carson/Cedida)
Eric Berger (Foto: Amy Carson/Cedida)

Cuando a Eric Berger se le pregunta por Elon Musk se le desencaja la cara. El Musk que él ha conocido durante las dos últimas décadas y el que vomita insultos y exabruptos en X parecen dos personas opuestas, pero son la misma. "Estuve con él en persona hace un par de semanas. Seré sincero: parecía el de siempre, las mismas respuestas afiladas, la misma personalidad...", reconoce Berger a El Confidencial encogiéndose de hombros tratando de explicarse a sí mismo por qué el megamillonario que ha inventado los cohetes reutilizables o ha montado la mayor empresa de coches eléctricos del mundo no es capaz de mantener la boca cerrada.

Berger lleva siguiendo los pasos de SpaceX desde que Elon Musk la montó en 2002. Es quizás el periodista (y astrónomo) que más veces ha hablado con el magnate y el que mejor conoce los entresijos de su relación con la NASA y la administración Trump (escribió dos libros sobre la historia de SpaceX y el cohete Falcon9 y fue finalista del Pulitzer). Igual que todos, se quedó boquiabierto al asistir en tiempo real a la reciente pelea entre Trump y Musk y a la posterior recogida de cable del creador de Tesla. Pero tiene claras las consecuencias: China está un paso más cerca de ganarle la carrera espacial a EEUU. Que lo consiga o no va a depender por completo de cómo evolucione la relación entre la NASA y SpaceX. O lo que es lo mismo, de cómo se levante Musk al día siguiente, o cuánta ketamina haya tomado la noche anterior.

PREGUNTA. ¿Qué fue lo que pensaste cuando Trump y Musk empezaron a tirarse los trastos a la cabeza en directo en X?

RESPUESTA. Creo que cualquiera que tenga una perspectiva realista de Musk y la política doméstica en EEUU sabía que en algún momento su relación con Trump iba a saltar por los aires. Trump es un presidente transaccional, firma acuerdos, le gusta la gente que le adula y ataca a los que no. A mí me sorprendió mucho ver a Elon hincar la rodilla o besar el anillo, como quieras llamarlo, durante la campaña de las presidenciales en otoño. Me sorprendió porque, durante 20 o 25 años, Musk ha estado siempre al frente de sus compañías y su destino. Dirige todo con puño de hierro. Él toma siempre las decisiones. Verle en una posición de vasallo del presidente era algo inusual que creía que no podía durar mucho tiempo. Y así ha sido. Su pelea en X fue surrealista, entretenida, pero también perturbadora. La relación entre Musk, SpaceX y el gobierno de EEUU ha sido muy fructífera durante los últimos 20 años. SpaceX consiguió sus primeros contratos con el ejército y con la NASA hace dos décadas, y la compañía ha cumplido con creces, ofreciendo servicios mucho más rápidos, baratos y de mayor calidad que sus competidores tradicionales. Por eso también sentí tristeza por el futuro del programa espacial del país.

P. ¿Por qué escogió la cancelación del programa Dragon para amenazar a Trump?

R. No estoy en la mente de Elon Musk, pero puedo darte un par de ideas sobre por qué creo que eligió la Dragon. Primero, buscaba meter presión a la NASA. La Dragon es la única forma de llevar y traer astronautas, incluidos los europeos, a la Estación Espacial Internacional. Hay un vehículo de carga, bueno, hay dos que llevan comida y suministros, pero uno de ellos está averiado. Así que la Dragon, por ahora, es la única manera de llevar suministros y tripulación, si desaparece es un problema enorme, enorme. La otra razón es que Elon quiere de verdad retirar la Dragon. Le gustaría trasladar todos los vuelos espaciales de SpaceX a la Starship, tanto para el transporte de suministros como de tripulación. Por tanto, cuanto antes pueda deshacerse de un sistema más antiguo como la Dragon, mejor para él.

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P. Días después de la pelea, Musk dijo que se arrepentía de lo que dijo. ¿Por qué crees que ha dado marcha atrás?

R. Puede que hablara con gente de su empresa o de la NASA, o quizás se dio cuenta de que si retiraba la Dragon las consecuencias para Space X y el país serían terribles. La NASA pagó una cantidad significativa de los costes de desarrollo de ese vehículo. Tuvieron un contrato de 2.600 millones de dólares a través del programa Commercial Crew para desarrollar la Dragon.

P. Si ha habido un enganchón una vez, es posible que vuelva a pasar. ¿Está la NASA atrapada en las manos de Musk?

R. Yo no usaría la palabra atrapada, implica que SpaceX está dando un mal servicio a la NASA. En realidad es al revés. SpaceX está proporcionando servicios de transporte de tripulación que Boeing aún no puede ofrecer de forma segura, y los precios de Boeing son casi un 60% más elevados. La Dragon ha sido una forma fiable de llevar carga a la estación espacial. La oferta de SpaceX para el módulo de aterrizaje lunar del programa Artemis fue, con diferencia, la más barata. La pregunta que de verdad preocupa ahora a mucha gente es cuál es el futuro de la relación entre la NASA y SpaceX.

P. ¿Cuál es?

R. Para mí la cuestión clave es la de la fiabilidad de SpaceX. Es algo que la Fuerza Espacial de EEUU se está preguntando. Lo que quieren es un socio fiable, un cohete fiable, servicios de lanzamiento fiables... El comportamiento de Musk, su disposición a retirar servicios de repente, a ser caprichoso... es un gran problema. La NASA se ha gastado 100.000 millones de dólares o más en construir la Estación Espacial Internacional. Tienen socios en Europa, Canadá, Japón... en todo el mundo, que cuentan con que su colaboración con SpaceX sea fiable. Así que la cuestión es: ¿hasta qué punto el comportamiento y las acciones de Musk merman la fiabilidad de SpaceX de cara al futuro? No creo que sepamos todavía la respuesta a esa pregunta.

P. ¿De qué dependerá que esa relación no se vaya al traste?

R. Hay muchos factores, pero la NASA y la Fuerza Espacial tienen mucha confianza en Gwynne Shotwell, la presidenta y directora de operaciones de SpaceX. Ha liderado muchos de estos contratos, y la han visto como una socia fiable. Sin embargo, Musk tiene siempre la última palabra. Mi sensación es que las cosas se calmarán en las próximas semanas y meses, para SpaceX es importante tener estos contratos gubernamentales, pero también lo es importante para el gobierno. A largo plazo, sí creo que hay posibles implicaciones reales, y esto llevará a la Fuerza Espacial, a la NASA y a otros estamentos del gobierno de EEUU a pensárselo dos veces antes de firmar futuros contratos con SpaceX.

"Sin SpaceX, la NASA perdería la carrera lunar contra China y, probablemente, también la Estación Espacial Internacional".

P. En el 2021 publicaste Liftoff, uno de los libros que narra en detalle el ascenso de SpaceX de pequeña empresa de ingeniería a gigante aeroespacial. ¿Cómo ha cambiado SpaceX desde entonces?

R. Hubo un momento clave, en el 2012, cuando SpaceX cerró un contrato enorme de 1.600 millones de dólares para 12 viajes de ida y vuelta a la ISS. A partir de ahí, la industria espacial comercial, de la que todo el mundo hablaba como algo del futuro, se empezó a hacer realidad. SpaceX ha pasado de ser una empresa que siempre andaba justa de dinero, viviendo de contrato en contrato, a tener muchísimos ingresos. Los tienen, primero, gracias a Starlink y, segundo, porque pueden acudir a los mercados de capital casi cuando quieren y conseguir financiación. Cada vez que lo hacen, su valoración aumenta. Por primera vez en los últimos cinco les sobre el capital. Se puede ver en lo que han estado haciendo en el sur de Texas, donde han construido allí un enorme complejo. Creo que ese es el mayor cambio: han pasado de ser una empresa modesta y austera, a gastar el dinero donde necesitan para lograr un mayor crecimiento futuro. Y no lo están haciendo con dinero del gobierno. Recibieron fondos de la NASA para el Starship y el programa Artemis, pero la gran mayoría de los ingresos que obtienen provienen de Starlink.

placeholder Portada del libro 'Reentry', de Eric Berger.
Portada del libro 'Reentry', de Eric Berger.

P. Si mañana Trump cancelase todos los contratos gubernamentales de SpaceX, ¿podría la empresa sobrevivir?

R. Sí, desde luego. Donde el gobierno podría hacerles daño es en la regulación. Podrían soltar a la Administración Federal de Aviación (FAA), lo que ralentizaría el desarrollo de Starship, y a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), y frenar de verdad el crecimiento de esa constelación de satélites. De todas formas, a SpaceX le haría daño perder los contratos gubernamentales, pero el gobierno saldría más perjudicado.

P. ¿Y qué pasaría al revés, si un día a Musk le da por cumplir sus amenazas? ¿Tiene EEUU un plan B?

R. Me imagino que irían a pedir ayuda a Rusia que, por cierto, acaba de reducir sus lanzamientos tripulados en la Soyuz de dos al año a tres cada dos años para ahorrar costes. La NASA le pondría el sombrero a Rusia para intentar conseguir más asientos para sus astronautas en la estación espacial. También presionarían mucho a Boeing para que intentara poner en marcha el Starliner, su nave espacial. Pero para eso faltan 18 meses como mínimo. Tal vez redoblarían su apuesta por el cohete SLS y la nave Orion. Pero, sin ningún lugar a duda, la NASA perdería la carrera lunar contra China, y perdería también la Estación Espacial Internacional.

"No deberíamos depender de uno o dos multimillonarios (el otro es Bezos), para los lanzamientos, porque entonces estás a merced de sus caprichos".

P. ¿Crees que es probable que ocurra?

R. No creo que SpaceX vaya a hacer eso. Si lo hicieran, romperían para siempre la confianza entre SpaceX y la NASA. Ese programa se vendría abajo, estarían entregando los vuelos espaciales tripulados a Rusia y China.

P. Cuando la NASA firmó en 2008 sus primeros contratos con SpaceX, nadie sabía cómo iban a acabar las cosas con Musk y la política. Visto lo visto ahora, ¿se equivocó la NASA firmándolos?

R. El contrato de envío de tripulación con SpaceX se firmó en 2014. El presidente era Obama. Elon Musk visitaba la Casa Blanca con regularidad. Tenían una gran relación. El SLS ya estaba por las nubes en sobrecostes, no era viable. Uno de mis amigos y una de mis mejores fuentes, una de las personas con las que hablo a menudo sobre esto, lleva años expresando su preocupación sobre cómo no deberíamos depender de uno o dos multimillonarios, el otro es Jeff Bezos, para el negocio de los lanzamientos, porque entonces estás a merced de sus caprichos. Había ya por aquel entonces gente preocupada por eso, pero la realidad es que SpaceX siempre ha ofrecido al gobierno el precio más bajo y los mejores productos. Como gobierno, tienes que aceptar eso.

P. Explicabas cómo ha cambiado SpaceX desde tu primero libro en el 2021. ¿Y Elon Musk? ¿Cómo ha cambiado él desde entonces?

R. El principal cambio es que el escenario se ha vuelto cada vez más grande. Musk ha pasado de ser uno de tantos multimillonarios a ser una de las personas más famosas y poderosas del mundo. Y eso tiene un impacto en tu comportamiento. Pero, en cierto modo, sigue siendo el mismo Elon de siempre: dice lo que piensa, va sin filtro, sigue interesado en ideas descabelladas, y no le gusta echarse atrás. Su forma básica de actuar cuando se encuentra en una situación difícil es redoblar la apuesta y seguir adelante.

placeholder Eric Berger (Foto: Amy Carson/Cedida)
Eric Berger (Foto: Amy Carson/Cedida)

P. Muchos creen que se ha vuelto terriblemente imprevisible. Incontrolable. Demasiado.

R. Cuando dices "terriblemente imprevisible", yo discreparía un poco. Dice muchas cosas, pero si la humanidad necesitara desviar un asteroide en los próximos cinco años, te garantizo que acudiría a SpaceX y contaría con ellos para hacer el trabajo. Hasta ahora, ha sido el proveedor más fiable de servicios de vuelos espaciales en los últimos 10 o 15 años, y no hay evidencia de que eso vaya a cambiar pronto. El resultado más probable es que las cosas continúen más o menos como antes. SpaceX es una máquina bien engrasada y esa máquina sigue funcionando. Lo impactante de la ruptura con Trump es que ahora existe una probabilidad, aunque sea pequeña, de que no sea así.

P. Algunas voces, como su archienemigo Steve Bannon, piden nacionalizar SpaceX. ¿Tiene sendio?

R. Creo que es una idea absurda por un par de razones. En primer lugar, el éxito de SpaceX se debe en gran parte a Elon Musk. Es su empresa, él la construyó, es su visión, él la empuja cada día. Si lo sacas de la ecuación, pierden parte de esa 'salsa secreta' que los hizo especiales y transformadores. Así que creo que perjudica tanto a SpaceX como al país, la razón por la que Estados Unidos sigue por delante de China en el espacio ahora mismo es por las actividades, inventos y el desarrollo tecnológico de SpaceX. Sin SpaceX, China lanzaría más cohetes al año, tendría más satélites que Estados Unidos y tendría mucha más capacidad para poner satélites más grandes en el espacio.

En segundo lugar, no soy experto en el frente legal, pero Elon Musk usaría toda su riqueza y recursos a luchar contra una decisión de este tipo, sería algo existencial para él. Además, te garantizo que si el gobierno tuviera éxito en nacionalizar SpaceX, toda la gente con talento que trabaja allí se iría a otro sitio.

P. Trump va a recortar un 24% el presupuesto de la NASA para 2026 y está ejecutando múltiples recortes en programas científicos. ¿Quién está aportando más incertidumbre a la carrera espacial de EEUU, Trump o Musk?

R. Yo diría que está al 50-50. Musk propuso a Jared Isaacman como administrador de la NASA, quien, en mi opinión, habría sido una elección tremenda. La NASA necesita modernizarse, está anquilosada y anticuada, y Jared habría sido un líder transformador. Trump lo rechazó, porque algunos de sus asesores políticos dijeron: "No podemos tener a Isaacman. No es MAGA. Ha donado dinero a los demócratas". Trump dinamitó esa elección. El resultado es que la NASA perderá mucho, independientemente de quién se convierta en el próximo administrador. Musk reaccionó muy mal a esa decisión, fue en realidad el detonante que acabó en la pelea a la que hemos asistido en X. Si hablamos solo de la NASA, Trump puede ser mucho más desestabilizador.

placeholder Fotografía cedida por la NASA de una imagen tomada el 11 de noviembre de 2023 donde se observa a los propulsores de la cápsula de carga Dragon de SpaceX. (NASA)
Fotografía cedida por la NASA de una imagen tomada el 11 de noviembre de 2023 donde se observa a los propulsores de la cápsula de carga Dragon de SpaceX. (NASA)

P. A finales del año pasado publicaste tu segundo libro sobre SpaceX, Reentry, centrándote en algo que se suele pasar por alto: lo complejo que es lograr cohetes reutilizables. El Falcon 9 no es como fabricar un Tesla o desarrollar IA, es un prodigio de la ingeniería. ¿Cómo ha conseguido SpaceX ser el primero en lograr algo así?

R. Musk contrató muy bien. Y una de las razones por las que pudo hacerlo es porque tenía una visión muy atractiva para SpaceX. Si piensas en la industria espacial antes de que llegara SpaceX, no te fichaban en Lockheed Martin para llevar humanos a la Luna, sino para completar algún contrato gubernamental. Lo mismo ocurría con Boeing. Ninguna de las dos tenía una visión de exploración humana, sino de aumentar el valor del accionista y de ganar contratos gubernamentales. La visión de SpaceX desde el primer día fue llevar humanos a Marte. Digas lo que digas de esa visión, la consideres realista o no, para quienes van a dedicar su vida al espacio, es una visión muy poderosa. Así es como consigues gente muy comprometida. Atraes a un tipo de ingeniero que quiere cambiar el mundo, que trabaja muchas horas y muy duro, y que se cree la misión de la empresa. Hay muchas otras cosas de las que podríamos hablar, como el enfoque en el diseño iterativo, la integración vertical, el esfuerzo por controlar los costes... Todas esas cosas, por cierto, han sido emuladas o copiadas por el resto de la industria espacial comercial.

"En España PLD Space tiene grandes ambiciones, pero les queda un largo camino. Todas las startups espaciales europeas están donde estaba SpaceX hace 10 o 15 años".

P. No hay un Falcon 9 europeo. No hay un SpaceX o un Blue Origin europeo. ¿Por qué?

R. Creo que el programa Ariane de lanzadores europeos tenía un control tan férreo que era difícil entrar en ese mercado. El capital riesgo es más difícil de conseguir en Europa que en EEUU, donde sigue habiendo una cultura de startups y de moverse rápido al estilo Silicon Valley. En España está PLD Space, que tiene grandes ambiciones, pero les queda un largo camino. Algunas de las empresas de lanzamiento alemanas me parecen muy interesantes. Pero todas las startups espaciales europeas están donde estaba SpaceX hace 10 o 15 años.

P. Se habla mucho de esa ventaja de SpaceX, pero también de cómo China está avanzando a gran velocidad. Hay ahora mismo al menos 10 startups chinas que están desarrollando y probando cohetes reutilizables. Las cosas están cambiando muy rápido, y no sé si este 'divorcio' entre Trump y Musk va a recortar aún más la distancia entre EEUU y China.

R. Totalmente de acuerdo. China es, de lejos, la mayor amenaza para el dominio de SpaceX. Tanto desde un punto de vista institucional —están invirtiendo mucho dinero— como porque hay un claro reconocimiento de que la empresa a copiar es SpaceX. El gobierno está construyendo un vehículo similar a la Starship y, como dices, hay muchas, muchas empresas privadas o semiprivadas que intentan hacer lo que hizo SpaceX con el aterrizaje vertical de un Falcon 9. Están entre 10 y 15 años por detrás de donde estaba el Falcon 9, pero van a ponerse al día muy rápido porque el manual ya está escrito. Pueden ver lo que hizo SpaceX, conseguir la financiación e intentar copiarlo lo más rápido posible.

Lo otro que diría es que, si hay una ruptura definitiva entre la NASA y SpaceX como consecuencia de todo esto, no hay duda de que China llegará primero a la Luna y, durante la década de 2030 y más allá, será el actor dominante en el espacio.

placeholder Lanzamiento del cohete Falcon 9 de SpaceX, el pasado Marzo. (Reuters)
Lanzamiento del cohete Falcon 9 de SpaceX, el pasado Marzo. (Reuters)

P. ¿Tiene China la tecnología para alunizar en 2030, como dicen?

R. La respuesta corta es sí; la respuesta larga es que sin duda habrá problemas técnicos y posibles contratiempos por el camino. 2030 es posible, pero no diría que está escrito en piedra. China ha invertido muchos recursos y han hecho cosas emocionantes y excelentes en el espacio, como alunizar en la cara oculta de la Luna o aterrizar en Marte por primera vez. Todos esos son logros muy impresionantes.

P. Se están haciendo muchos paralelismos entre lo que ha ocurrido en la industria de coches electricos, con firmas como BYD y otras, o en IA, con DeepSeek, con la carrera espacial. Estas empresas han logrado cerrar distancias muy rápido, o incluso de forma inesperada, como DeepSeek. ¿Podría ocurrir algo parecido en la industria aeroespacial?

R. La industria espacial se mueve más lento que otras, y el hardware es más difícil de desarrollar rápido que el software. Pero sí creo que en un par de años podríamos tener empresas chinas volando un cohete similar al Falcon 9. De hecho, ya han empezado a lanzar sus megaconstelaciones. Sin embargo, SpaceX sigue acelerando. No se han detenido y, a menos que los reguladores la paralicen, tiene financiación y ambiciones para seguir adelante, más allá de lo que el gobierno y la NASA quieran.

P. ¿Qué hay de Marte? Musk dice que quiere enviar una misión no tripulada el año que viene, y tripulada entre 2029-2031. Pero los recortes de Trump a la NASA están afectando ya a las misiones robóticas a Marte, como el programa Mars Sample Return. Estas misiones robóticas son cruciales para aprender y luego poder enviar una misión tripulada. ¿Peligra el sueño de llegar a Marte y, sobre todo, hacerlo antes que China?

R. Creo que la visión de la NASA para Marte se está desvaneciendo. Bajo la administración Trump no parece que vaya a ocurrir. Pero eso no impide que SpaceX siga trabajando para enviar humanos a Marte. Los pilares para que eso ocurra son poner en vuelo la Starship, conseguir que sea reutilizable y dominar el reabastecimiento en órbita. Una vez llegas al punto en poder reabastecer de combustible en órbita a la Starship, podrás ir a la Luna, y a Marte y muchas más cosas. Esa hoja de ruta va a continuar sean cuales sean las prioridades de la administración Trump.

"El mayor competidor de Starlink no es Europa, es Amazon. Bezos tiene dinero de sobra y está empezando a construir satélites bastante rápido".

P. Mencionabas antes a Starlink como una de las máquinas de SpaceX de hacer dinero. En Europa, Eutelsat (Francia), Hispasat (España), Viasat (Reino Unido) y otras empresas están trabajando juntas para crear una alternativa a Starlink. De funcionar, ¿puede poner eso en peligro los planes de SpaceX?

R. No quiero insultar a Europa, tengo mucho respeto por la Agencia Espacial Europea y sus programas, pero no veo en absoluto a los contratistas actuales en Europa uniéndose para crear una constelación capaz de competir con Starlink. Si miras lo que está pasando con el programa IRIS de la ESA, las fechas se retrasan, los presupuestos aumentan... Veo a China, con un par de megaconstelaciones, muy interesada en replicar la capacidad de Starlink. Pero creo que el mayor competidor es Amazon. Bezos tiene dinero de sobra y está empezando a construir satélites bastante rápido. El Proyecto Kuiper de Bezos está unos cinco años por detrás de Starlink, pero se está poniendo en marcha muy rápido y habrá mucho interés, tanto en EEUU como en el extranjero.

P. Pero pasaríamos de depender de un megamillonario a otro...

R. Cierto, puede chasquear los dedos y hacer lo que quiera. La diferencia es que Bezos tiene menos control sobre Amazon que Musk sobre SpaceX. Es el único consuelo.

Cuando a Eric Berger se le pregunta por Elon Musk se le desencaja la cara. El Musk que él ha conocido durante las dos últimas décadas y el que vomita insultos y exabruptos en X parecen dos personas opuestas, pero son la misma. "Estuve con él en persona hace un par de semanas. Seré sincero: parecía el de siempre, las mismas respuestas afiladas, la misma personalidad...", reconoce Berger a El Confidencial encogiéndose de hombros tratando de explicarse a sí mismo por qué el megamillonario que ha inventado los cohetes reutilizables o ha montado la mayor empresa de coches eléctricos del mundo no es capaz de mantener la boca cerrada.

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