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Tecnología en maletas: cómo China ha dejado en ridículo las sanciones de EEUU otra vez
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UN PLAN CON FISURAS

Tecnología en maletas: cómo China ha dejado en ridículo las sanciones de EEUU otra vez

Las restricciones para dejar sin chips de vanguardia al gigante asiático parecían perfectas. Sin embargo, el régimen de Pekín y sus tecnológicas han encontrado agujeros en esta red de seguridad

Foto: Ilustración: Reuters/Florence Lo.
Ilustración: Reuters/Florence Lo.

De las muchas batallas que mantienen Estados Unidos y China, hay una que lleva dando que hablar prácticamente todas las semanas desde hace años: la de los semiconductores. Tanto Donald Trump, en su primera y su segunda etapa en el Despacho Oval, como Joe Biden han firmado una cascada de órdenes ejecutivas que perseguían, básicamente, que el gigante asiático no lograse desarrollar la capacidad de fabricar chips de vanguardia.

El objetivo era claro: que el régimen de Pekín siguiese necesitando de empresas extranjeras dependientes de tecnologías parcialmente o completamente estadounidenses. Con esto, Washington contaba con un enorme palo que poner en las ruedas de su oponente, al poder supervisar y limitar las compras de componentes clave para avanzar en áreas clave como las telecomunicaciones o la inteligencia artificial.

Un buen ejemplo para entender este poder es el de ASML. Este fabricante holandés, una escisión de Philips, es el único capaz de construir la maquinaria de litografía extrema necesaria para construir los chips más modernos. Como la fuente de luz que utiliza es una tecnología desarrollada y patentada en su territorio, Estados Unidos ha tenido la oportunidad de cortarle el suministro de estos equipos. La lista de ejemplos como estos es larga.

El plan parecía, sobre el papel, infalible. Pero rápidamente demostró hacer aguas. A finales de 2023, Huawei, una de las grandes víctimas de la guerra Washington-Pekín, lanzó el Mate 60 Pro al mercado. Podía haber pasado como un móvil más, pero en su interior montaba el procesador Kirin 9000S, el primer chip que sacó los colores a Estados Unidos.

Foto: Empleados de ASML, finalizando el montaje de una de las máquinas de litografía extrema ultravioleta. (Reuters)

Diseñado por la multinacional de Shenzhen y fabricado por SMIC, la principal fundición del país, sorprendió por utilizar el nodo de 7 nanómetros, un nivel de miniaturización que supuestamente estaba fuera del alcance del ecosistema chino sin acceso a las avanzadas máquinas de litografía. Aunque hay persistentes dudas sobre el método exacto empleado y sospechas de robo de propiedad intelectual y espionaje industrial, existe cierto consenso en que SMIC logró estirar las posibilidades de sistemas y equipos más maduros y más antiguos. Eso sí, su tecnología de 7 nm dista aún del rendimiento y eficiencia que ofrecen los nodos equivalentes de TSMC o Samsung.

Aquello fue un pequeño canario en la mina que avisaba de que no era tan sencillo frenar las ambiciones tecnológicas de la segunda economía mundial. La confirmación llegó a principios de 2025 con el fenómeno DeepSeek, esa IA que pilló a medio mundo por sorpresa y sirvió como muestra de lo que gigantes locales como Baidu o Alibaba estaban logrando. El sistema, especializado en razonamiento multimodal y capacidades avanzadas de agente, demostró una madurez técnica que desafiaba la idea de que China estaba rezagada en modelos fundacionales.

placeholder Foto: Reuters/B. Tessier.
Foto: Reuters/B. Tessier.

Muchos atribuyeron gran parte del mérito a los avances de Huawei y otras empresas en chips de IA. Pero, aunque el país tenía razones para sacar músculo y presumir de autonomía estratégica, lo cierto es que muchos de estos avances eran mérito de haberse saltado, una vez más, el plan de Estados Unidos para que no accediese a chips de vanguardia. ¿Cómo es posible? Bienvenidos a la gran treta china.

IAs que viajan en maletas

Si las GPU avanzadas no van a Xi Jinping, Xi Jinping se acerca a las GPU más avanzadas. Así se puede resumir la surrealista trama que ha sacado a la luz el Wall Street Journal. El prestigioso diario económico ha documentado la historia de cuatro ingenieros que lo que hicieron fue viajar al extranjero con discos duros en su equipaje.

El destino de la expedición era Malasia, donde habían alquilado cientos de servidores dotados con las gráficas más potentes de Nvidia, precisamente los que no pueden adquirirse por las empresas chinas, que se tienen que conformar con una versión más desnatada creada para cumplir con las restricciones. Estos trabajadores volvieron semanas después a su lugar de trabajo con un preciado souvenir. Las memorias que llevaban consigo en el viaje de ida regresaban conteniendo los millones de parámetros con los que hacer funcionar las inteligencias artificiales.

Foto: Los robots de Unitree establecieron un nuevo récord de velocidad al caminar de 3,3 metros por segundo. (Unitree Robotics)
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No es la primera vez que quedan al descubierto las creativas y opacas técnicas que las empresas chinas han utilizado para esquivar el bloqueo de Estados Unidos. Huawei es una de las que más ha dado que hablar. La firma habría recurrido a una red de empresas pantalla con el fin de ocultar que quien estaba comprando realmente los componentes eran ellos.

Una de estas firmas fue Sophgo, una firma de diseño de semiconductores fundada en 2019. Oficialmente, Sophgo se dedica a fabricar chips RISC-V para aplicaciones de inteligencia artificial, criptominería y cámaras inteligentes. Pero en este caso sirvió como intermediario para encargar a TSMC chips destinados a hardware de minería… aunque en realidad iban a parar a los procesadores Ascend 910B para inteligencia artificial. Se calcula que, en total, Huawei consiguió por esta vía unos dos millones de productos de TSMC.

El engaño saltó por los aires a finales de 2024. La firma especializada TechInsights detectó que estos chips de Huawei contenían componentes que coincidían en diseño y especificaciones con chips de TSMC. La taiwanesa cortó inmediatamente la relación comercial, notificó a los Gobiernos de Taiwán y Estados Unidos, y aseguró que desconocía que los semiconductores acabarían en manos de la compañía vetada.

placeholder Foto: Reuters/Ann Wang.
Foto: Reuters/Ann Wang.

Aun así, el daño ya estaba hecho. El Departamento de Comercio estadounidense abrió una investigación para determinar hasta qué punto TSMC incumplió, aunque de forma no intencionada, las restricciones impuestas por Washington. La taiwanesa se enfrenta a una posible multa de 1.000 millones de dólares.

El gobierno local ha cortado por lo sano. Y es que el gobierno de Taipéi ha incluido tanto a Huawei como a SMIC en una lista negra similar a la que maneja EEUU. De esta manera, no solo TSMC, sino que cualquier fabricante de semiconductores del país tendrá que obtener un permiso concreto y especial para cualquier cosa que quiera vender a estas compañías. De esta forma se pretende evitar que accedan a los productos de esta compañía, pero también a los de otros proveedores de semiconductores que trabajan en diversos campos, desde materiales hasta empaquetado avanzado.

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Sin embargo, esto no parece la panacea, porque la red de empresas espejo parece sobrepasar las fronteras chinas. La propia TSMC ya detectó el pasado otoño que Huawei estaba utilizando una empresa con base en Singapur, PowerAIR, para adquirir suministro. En el caso de los discos duros en maletas, la compañía que urdió este plan creó, según la información del WSJ, una estructura societaria en Kuala Lumpur para dificultar seguir la pista cuando se intensificó el escrutinio de Nvidia y otros proveedores para ver qué uso se estaba dando a sus equipos. Aunque las sanciones de Taipéi pueden suponer una dificultad añadida, queda claro que frenar la gran treta china no va a ser sencillo. Ni rápido.

De las muchas batallas que mantienen Estados Unidos y China, hay una que lleva dando que hablar prácticamente todas las semanas desde hace años: la de los semiconductores. Tanto Donald Trump, en su primera y su segunda etapa en el Despacho Oval, como Joe Biden han firmado una cascada de órdenes ejecutivas que perseguían, básicamente, que el gigante asiático no lograse desarrollar la capacidad de fabricar chips de vanguardia.

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