En 1998, la NASA fotografió 'una nave extraterrestre' orbitando la Tierra: esto era en realidad

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Un objeto oscuro captado por la NASA en 1998 desde el transbordador espacial Endeavour fue durante años interpretado por muchos como una supuesta nave extraterrestre. La figura, de apariencia irregular, orbitaba sobre la Tierra y despertó el interés de entusiastas del misterio y defensores de teorías alienígenas, quienes lo bautizaron como el satélite Black Knight o Caballero Negro.

Sin embargo, los responsables de la misión STS-88 ofrecieron desde el primer momento una explicación diferente. Durante una caminata espacial, el astronauta Jerry Ross perdió accidentalmente una manta térmica mientras instalaba aislamiento en el primer módulo de la Estación Espacial Internacional. El comandante Robert Cabana confirmó por radio: "Jerry, una de las mantas se te ha escapado".

La NASA catalogó el objeto como chatarra espacial con el número 025570. Días más tarde, al reentrar en la atmósfera, se desintegró por completo. A pesar de ello, las imágenes tomadas por el cosmonauta Sergei Krikalev fueron reutilizadas por foros de internet y publicaciones sensacionalistas para reforzar la creencia en una presencia alienígena cercana.

Una leyenda tejida durante un siglo

El origen del mito del Black Knight va mucho más allá del incidente de 1998. A finales del siglo XIX, Nikola Tesla afirmó haber captado extrañas señales de radio en sus experimentos. Décadas después, el operador noruego Jørgen Hals detectó ecos de radio retardados que tampoco encontraron explicación clara en la comunidad científica.

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Estos hechos, unidos a rumores de los años cincuenta sobre satélites no identificados orbitando la Tierra antes del lanzamiento del Sputnik, fueron conformando una narrativa que mezclaba ciencia, especulación y cultura popular. La difusión de las imágenes del STS-88 encajó perfectamente en esa historia colectiva, avivando un relato que ha persistido durante décadas.

El papel de los expertos ante la confusión

El ingeniero retirado James Oberg, especialista en operaciones espaciales y miembro del equipo técnico de la misión STS-88, ha explicado en diversas ocasiones cómo se perdió la manta térmica y cuál fue su trayectoria. “Cada paso encaja con lo que aprendí en toda una vida dedicada a las operaciones espaciales”, aseguró.

Además, Oberg aclaró que la apariencia extraña del objeto en las fotografías de 70 milímetros fue determinante para alimentar el mito. “Probablemente, sean las imágenes más extrañas tomadas desde un transbordador”, afirmó, destacando que la ruptura de enlaces originales en la web de la NASA fue malinterpretada como una ocultación intencionada.

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A pesar de las evidencias científicas, el supuesto satélite alienígena continúa siendo objeto de teorías y documentales. El creciente interés por los UAP y fenómenos inexplicables, junto con el poder viral de las redes sociales, mantiene el mito del Black Knight vigente en la cultura digital.

Lejos de ser una nave milenaria observando a la humanidad, el objeto era simplemente una pieza de aislamiento extraviada durante una operación técnica. Las explicaciones oficiales son claras, documentadas y verificables. No obstante, la leyenda del Black Knight ha logrado convertirse en uno de los mitos espaciales más persistentes.