El principio del fin: estos son los dispositivos Apple que dejarán de recibir actualizaciones en 2026

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macOS Tahoe marcará el final de una etapa para numerosos ordenadores que integran procesadores Intel. El nuevo sistema operativo será la última gran actualización que podrán instalar estos dispositivos, que pasarán a recibir únicamente parches de seguridad durante un periodo limitado de tres años.

Como explican desde Wired, la decisión afectará a varios modelos populares como el MacBook Pro de 16 pulgadas de 2019, el MacBook Pro de 13 pulgadas de 2020, el iMac de 27 pulgadas de 2020 y el Mac Pro de 2019. Estos ordenadores todavía tendrán acceso a las novedades de la próxima versión del sistema, como la renovación del diseño, la evolución de Spotlight y mejoras en las funciones de continuidad entre dispositivos.

Sin embargo, el soporte completo para estos equipos tiene ya una fecha límite clara, y quienes los utilizan deberán considerar las implicaciones a corto y medio plazo. Si los plazos siguen su curso habitual, en septiembre de 2026 se lanzará la versión posterior a macOS Tahoe, la cual ya no será desplegada en los equipos citados anteriormente.

Transición definitiva a Apple Silicon

Desde 2020, la marca ha impulsado con firmeza su transición hacia procesadores propios. Este cambio de arquitectura ha permitido mejoras notables en eficiencia y rendimiento, consolidando los chips Apple Silicon como el estándar en sus nuevos equipos.

Las herramientas de compatibilidad, como Rosetta, seguirán disponibles en las próximas dos versiones de macOS, lo que facilita a los desarrolladores finalizar la adaptación de sus aplicaciones. Sin embargo, a partir de ese momento, solo se mantendrá un subconjunto de funcionalidades destinado a mantener el funcionamiento de títulos antiguos, especialmente aquellos vinculados al ámbito de los videojuegos.

Para quienes aún dependen de un Mac con procesador Intel, este puede ser el momento oportuno para plantearse un cambio. Aunque seguirán recibiendo actualizaciones de seguridad durante tres años más, el acceso a nuevas funciones y tecnologías quedará fuera de su alcance.

Por su parte, los desarrolladores tienen ante sí un calendario concreto para completar la migración de sus herramientas. Mantener la compatibilidad con versiones antiguas podría suponer un lastre de rendimiento y recursos. Adaptarse al nuevo entorno permitirá aprovechar todas las ventajas de una plataforma unificada y en constante evolución.