Apple trata de esquivar la tormenta perfecta, pero todavía tiene que resolver una gran duda
La WWDC deja mejoras interesantes y un rediseño total. Pero con la IA deja una sensación de deberes entregados muy tarde y que no dejan ver ni las capacidades reales de la compañía ni cuándo se pondrá al día
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"Le pregunté a Siri si hay algún evento de Apple hoy… y no tiene ni idea". Ese tuit de Marques Brownlee, probablemente el youtuber de tecnología más conocido del mundo, es el resumen perfecto de la situación que se vive en Cupertino. Este lunes, la compañía celebraba el segundo evento más importante de su calendario después de la presentación del iPhone. Se trata de la WWDC, la conferencia anual de desarrolladores, un evento en el que se desgranan las novedades de software de todas sus plataformas. Desde iOS hasta macOS, pasando por iPadOS, watchOS o tvOS, por citar algunas. Por supuesto, también es una cita que ahora sirve para hablar, y mucho, de inteligencia artificial, la tecnología que marca el ritmo en el corazón de la industria.
Hace un año, la manzana presentó un nuevo Siri, renovado y reforzado por las capacidades de la IA. Lo que contaron y lo que mostraron daba pie a pensar que esta herramienta, que había pasado con más pena que gloria, iba a convertirse en el asistente total. Semanas después, se supo que las demostraciones del nuevo Siri eran de cartón piedra: vídeos de prototipos tempranos que en absoluto se correspondían con una versión estable.
En los últimos días había sonado con fuerza la posibilidad de que este asistente no estuviera listo tampoco para la cita de este año. Y finalmente se confirmó. Hasta el año que viene no habrá noticias al respecto.
Según Bloomberg, la decisión se precipitó cuando Craig Federighi, pope del software de Apple y uno de los directivos con más peso en el organigrama de Cupertino, probó una beta en su teléfono y descubrió que su funcionamiento era un desastre. Esto provocó una crisis interna y una gran preocupación en la dirección. Incluso, según la agencia, Eddy Cue, vicepresidente de marketing, llegó a advertir que el liderazgo de la compañía podría estar en riesgo por su posición en todo lo relacionado con la inteligencia artificial.
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La de ayer es la segunda WWDC en la que Apple habla de inteligencia artificial y de los planes que tiene para ella. La primera vez que se atrevieron a pronunciar este término fue en 2024. En 2023, cuando ChatGPT llevaba ya siete meses asombrando a millones de usuarios a pesar de sus limitaciones y alucinaciones, no lo mencionaron ni una sola vez y solo hablaron de aprendizaje automático. Sus pares en Silicon Valley, como Google o Microsoft, ya habían anunciado a esas alturas una hoja de ruta para inyectar IA hasta el tuétano de sus productos y negocios.
Ya se sabía que Apple andaba rezagada en inteligencia artificial, y lo que se vio este lunes solo puede calificarse de puesta al día o de deberes que sus competidores ya resolvieron hace meses.
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Hubo varias cosas interesantes. Los sistemas operativos, que ahora cambian su numeración para coincidir con el año en curso, recibirán el mayor rediseño en más de una década. El iPad, por fin, tendrá la posibilidad de trabajar en un entorno de ventanas. Vision Pro será compatible con controles como los de las PSVR2 de Sony. Hay herramientas y funciones que mejoran la conexión dentro del ecosistema de la compañía y que, sin duda, ayudarán a mejorar la productividad y a hacer las cosas más rápido y más fácil en el dispositivo que se tenga entre manos. Hay nuevas aplicaciones de cámara, mapas o de su plataforma de streaming musical, Apple Music.
Una IA que aparece de forma colateral
En todo el evento, la inteligencia artificial pasó un poco desapercibida. No hubo grandes anuncios. No hubo ninguna función que desatara un efecto ‘wow’. Lo que se vio parecía más una puesta al día que una revolución.
¿Visión Intelligence? Ya se había visto con Rodea para buscar, la función de Google disponible en los Pixel y los Galaxy S25. ¿Traducción simultánea de llamadas y mensajes? Samsung lo lanzó en sus dispositivos en febrero del pasado año. ¿El filtrado de llamadas o el buscador interno potenciado por IA? Más de lo mismo. La lista es larga.
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Quizá lo más original haya sido Buddy, ese compañero de entrenamiento que nos animará y nos dará consejos para cumplir nuestros objetivos durante nuestras carreras, teniendo en cuenta información de otras sesiones o datos como la cadencia o la frecuencia cardiaca. Algunos mencionarán Genmoji o Imagen Playground. Sí, su funcionamiento es interesante. Pero solo hace falta ver el punto en el que están Midjourney o Google en la generación de imágenes y vídeos para darse cuenta de que aún hay mucho trabajo por delante.
En líneas generales, no hubo nada que no se hubiera visto ya en la competencia, y tampoco hay certeza de que las cosas que presentaron vayan a funcionar mejor que en los dispositivos de otras marcas. En septiembre lo sabremos. El mejor ejemplo de esto es el borrador de objetos. Internet está lleno de ejemplos. Aunque los iPhone son capaces de resolver tareas sencillas con esta herramienta, lo cierto es que se complica mucho cuando la petición es más compleja.
Esto es lo que llama la atención. Apple podía llegar tarde a una tendencia, pero cuando lo hacía, lo hacía a un nivel muy alto. Siempre ha sido mejor retocadora que inventora, pero cada vez que metía la mano en algo, marcaba el estándar y el ritmo del mercado. Eso no está pasando ahora.
Sea por la razón que sea, Apple no está consiguiendo traducir sus investigaciones en productos de IA concretos y tangibles
La compañía está trabajando entre bambalinas y fiel a sus costumbres, es poco amiga de los anuncios de cosas que vendrán en el futuro. El año pasado lo hicieron con el nuevo Siri y la falta de avances se les echa en cara una y otra vez.
Lo que se sabe es que ha conseguido desarrollar un modelo con 3.000 millones de tokens que solo ocupa 750 megas, lo que lo haría ideal para ese objetivo de que su IA puede ejecutarse constantemente en su iPhone sin conectarse a ningún servidor. Algunos señalan que este enfoque de privacidad casi total de la compañía es la que está impidiendo lograr avances tangibles. Los actuales modelos no optan por que todo ocurra en el dispositivo y con un alto grado de confidencialidad, sino que la mayoría de datos y procesos se ejecutan en la nube, en un servidor a cientos o miles de kilómetros del usuario.
Otros especulan con que, en realidad, a Apple le ha pillado con los deberes a medio hacer. Que estaban más centrados en todo lo que tiene que ver con las Vision Pro, donde han conseguido avances notables en cosas como la renderización de movimiento y los avatares en tiempo real. Pero el hype por la realidad mixta está, una vez más, en horas bajas. Lo que ahora se llevan son los chatbots, los asistentes multimodales y obicuos y los modelos de lenguaje que incluso razonan. Y, sea por una razón u otra, Apple no está consiguiendo avances en el plano público. No está traduciendo sus investigaciones en funciones concretas o diferenciales.
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Uno de los anuncios más interesantes fue el Foundation Models Framework. Detrás de este nombre se esconde una forma sencilla para que los desarrolladores externos integren Apple Intelligence en sus aplicaciones. La promesa es clara: que cualquier app pueda ofrecer interacciones personalizadas y contextuales gracias al acceso directo al modelo de lenguaje de Apple, sin necesidad de crear una infraestructura compleja desde cero. Y a coste cero.
El sistema está pensado para que todo esto sea fácil y rápido. Según la compañía, bastan tres líneas de código para empezar a trabajar con su modelo, y el soporte nativo para Swift asegura que la integración sea fluida dentro del ecosistema. Además, incluye herramientas como generación guiada o llamadas a funciones específicas del sistema, lo que abre la puerta a experiencias más útiles y sofisticadas en apps de terceros, sin sacrificar control ni privacidad.
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Aunque en los últimos tiempos se haya resentido, Apple siempre ha tenido una relación estable y próspera con este colectivo. A pesar de las tarifas que debían abonar por distribuir a través de su App Store, muchos desarrolladores se han volcado históricamente con las plataformas de Apple, creando aplicaciones más completas o incluso exclusivas para sus dispositivos, a sabiendas de que la parroquia de Apple era más propensa al contenido y las descargas de pago que la de Android. Este matrimonio es imprescindible para entender el éxito de la App Store, piedra angular de Servicios, el segundo negocio más rentable de la compañía californiana, solo por detrás del iPhone.
Un retraso que limita dar el siguiente paso
Los retrasos en inteligencia artificial están condicionando también las posibilidades que tiene Apple de marcar el camino hacia el próximo gran ‘hit’ en lo que se refiere a la electrónica de consumo. Lo hicieron con el iPhone, con el Apple Watch, con los AirPods y hasta con los iPads. Su smartphone es el que más dinero genera y Apple pelea de tú a tú con Samsung por ser el que más móviles vende cada año. Su reloj es el más vendido de la industria de wearables y con sus tabletas pasa lo mismo. Pero, ¿qué será lo próximo?
De la mano de Tim Cook, Apple apostó por las Vision Pro, un visor de realidad mixta, una tecnología que la compañía prefirió rebautizar como computación espacial. Fueron muchos años de trabajo para lograr un dispositivo que era avanzadísimo en lo técnico, pero que a la hora de la verdad recibió la misma respuesta que las Quest de la empresa antes conocida como Facebook o las Hololens de Microsoft: este tipo de cascos, por ahora, son un producto de nicho. Algo que en el caso de la manzana se ha acrecentado por dos motivos: un precio estratosférico y una disponibilidad limitada.
Se ha rumoreado que en los fogones de Cupertino ya se cocinan pantallas para el hogar, se experimenta con robótica o con unas gafas inteligentes. Pero como han demostrado Meta, Amazon o Google, hace falta contar con inteligencias artificiales y agentes multimodales, con memoria y capacidad de entender el contexto y el mundo que los rodea, y capaces de realizar acciones por nosotros para que estos dispositivos aporten algo diferente y no acaben siendo obras de ingeniería que finalmente acaben en el fondo de un cajón.
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Algunos de sus principales competidores ya lo han logrado. Google ya ha mostrado públicamente prototipos de gafas inteligentes con Android XR y Gemini, y la empresa antes conocida como Facebook lleva millones de Ray-Ban Meta vendidas. Incluso OpenAI ha fichado a Jony Ive, el jefe de diseño de Apple durante décadas y uno de los responsables de crear los grandes éxitos de la compañía, para crear un dispositivo que verá la luz en 2027.
Pero todos ellos ya han superado la primera tarea: demostrar que tienen la capacidad de crear modelos de IA avanzadas. La ausencia de noticias de Siri este lunes es un pequeño canario en la mina. A Apple, por primera vez en mucho tiempo, se le está atragantando subirse al carro de una nueva tecnología. Y eso plantea una pregunta incómoda para Cupertino: ¿puede seguir marcando el camino si ya no lidera la conversación? Porque en un sector que avanza al ritmo de la inteligencia artificial, llegar tarde ya no es una opción. Es un riesgo existencial.
Apple tiene inercia. Que nadie espere que un negocio multimillonario se meta en problemas de un año para otro. La cuestión es que no solo necesita acelerar: tiene que hacerlo antes de que la falta de innovación, el escepticismo del mercado, las amenazas a su modelo (crisis con China, escrutinio antimonopolio de los reguladores, descontento de los grandes desarrolladores...) y la presión y los avances de sus rivales con la IA se conviertan en la tormenta perfecta.
"Le pregunté a Siri si hay algún evento de Apple hoy… y no tiene ni idea". Ese tuit de Marques Brownlee, probablemente el youtuber de tecnología más conocido del mundo, es el resumen perfecto de la situación que se vive en Cupertino. Este lunes, la compañía celebraba el segundo evento más importante de su calendario después de la presentación del iPhone. Se trata de la WWDC, la conferencia anual de desarrolladores, un evento en el que se desgranan las novedades de software de todas sus plataformas. Desde iOS hasta macOS, pasando por iPadOS, watchOS o tvOS, por citar algunas. Por supuesto, también es una cita que ahora sirve para hablar, y mucho, de inteligencia artificial, la tecnología que marca el ritmo en el corazón de la industria.