Es noticia
Me he puesto unas gafas de Google diez años después...y esta vez no me he sentido idiota
  1. Tecnología
LA DOBLE G: GOOGLE Y GEMINI

Me he puesto unas gafas de Google diez años después...y esta vez no me he sentido idiota

Google quiere a Gemini en todas partes. Desde el móvil a la tele, pasando por gafas y cascos al estilo Vision Pro. ¿Por qué dar un voto de confianza a algo que ya falló en el pasado? Dos palabras: inteligencia artificial

Foto: Vista del prototipo de las gafas con Android Xr. (M. McLoughlin)
Vista del prototipo de las gafas con Android Xr. (M. McLoughlin)
EC EXCLUSIVO

Quizá recuerden las fallidas Google Glass. Igual, como es mi caso, tienen algún contacto en LinkedIn que todavía las lleva puestas en su foto de perfil. Eso, que hoy huele a naftalina, fue una moda tremenda a mediados de la pasada década. Posar con ellas era lo más, y hasta gente como Mariano Rajoy o Esperanza Aguirre no dudaron en hacerlo en público. Pero su éxito se marchitó pronto: llegaron al mercado en 2014 y fueron retiradas en 2015.

Diez años después, he vuelto a probar unas gafas creadas por Google. Pero no, no son unas Glass. Esta vez eran unas gafas que funcionan con Android XR, el nuevo sistema operativo que la compañía ha mostrado por primera vez durante el I/O, su conferencia anual para desarrolladores. ¿Por qué ha decidido Google volver a apostar por un formato que parecía tierra quemada? Dos palabras: inteligencia artificial.

Foto: Sundar Pichai, durante la presentación. (Google)
TE PUEDE INTERESAR
El internet que conoces está muriendo y hasta su máximo exponente se ha preparado para ello
Michael McLoughlin. Montain View (California)

Google quiere convertir a Gemini en un asistente total, capaz de ayudarnos en cualquier formato y momento gracias a sus capacidades multimodales: entiende texto, fotos, vídeo, audio… y lo hace en tiempo real. Ya lo integraron en la web, el móvil y los auriculares. Ahora llega a los relojes, las teles, los coches. Y el siguiente paso son las gafas inteligentes, al estilo de las que ha creado Meta junto a Ray-Ban, y los cascos tipo Vision Pro de Apple. Ese es el terreno de juego de Android XR.

Esta vez, a diferencia del pasado, Google no irá sola. El propio Sergey Brin, cofundador de la empresa, admitió que ese fue uno de los errores con las Glass. “Cometí muchos errores”, reconoció en una comparecencia con Demis Hassabis, fundador de DeepMind y actual jefe de IA de la compañía. “No conocía nada de cadenas de suministro ni de tecnología de consumo”, añadió.

Ahora, Google se ha buscado socios. Para los visores de realidad mixta se ha aliado con Samsung en el Project Moohan, un casco con un parecido innegable a las Vision Pro. Para las gafas inteligentes, ha firmado un acuerdo, entre otros, con Warby Parker, fabricante estadounidense de gafas. Google ha invertido ya 75 millones en esta alianza, que podrían llegar a ser 150 si se cumplen los objetivos pactados. Dentro de esta industria, también han anunciado que trabajarán con Gentle Monster, firma fundada en 2011 en Asia y conocida por sus monturas de gran tamaño.

En lo que se refiere al gremio tecnológico, la startup especializada XREAL ha anunciado el proyecto Aura, que serán unas gafas inteligentes con la nueva plataforma de Android. El listado se completa con firmas de la talla de Sony o Magic Leap..

De un clon de las Vision Pro...

Tuve la oportunidad de probar ambos formatos: tanto el visor del Project Moohan como un prototipo de las gafas inteligentes de realidad aumentada. Con el primero, la experiencia es muy similar a la que tuve con las Vision Pro. El diseño, aunque clónico, es algo más ligero. Para ponérselo hay que ajustar una diadema con un dial trasero y pasar un breve proceso de reconocimiento de manos y dedos para poder moverse por la interfaz. En la parte superior hay un botón para activar Gemini, el asistente estrella de esta nueva Google rendida a la inteligencia artificial.

placeholder El Project Mohaan recuerda y mucho a las Vision Pro.
El Project Mohaan recuerda y mucho a las Vision Pro.

La prueba fue breve. Vi varios vídeos de YouTube en una pantalla gigante flotando frente a mí, sobre el fondo del entorno real captado por las cámaras del visor. Me pasé un buen rato estirando y encogiendo esa pantalla: de algo parecido a la tele de mi casa a lo que podría ser una sala de cine vista desde la primera fila. La calidad de imagen no era tan nítida como en las Vision Pro. Quizá no por el visor, sino por el contenido: allí vi vídeos hechos a medida por Apple TV+; aquí, piezas de YouTube. Un apunte interesante: Android XR podrá ‘espacializar’ vídeos que no fueron grabados para 3D, convirtiéndolos en contenido con profundidad.

Otra de las experiencias fue con Google Maps y Street View. Fue impresionante estar 'dentro' del mapa de Barcelona. En plena Plaza Cataluña, le pregunté a Gemini dónde podía cenar cerca. Me recomendó varios sitios, como El Nacional. Le dije que no quería andar tanto y me propuso el restaurante Cachitos. La conversación fue fluida y contextual.

El Project Mohaan afronta los mismos retos que las Vision Pro para su adopción masiva

Pese a las mejoras de diseño y comodidad, creo que el Project Moohan enfrentará los mismos problemas que Oculus o las Vision Pro para una adopción masiva. Aunque hay casos de uso útiles, siguen siendo productos de nicho. Además, la inmersión nunca me resulta completa. Por muy buena que sea la imagen, no es lo mismo que ver con mis propios ojos. Creo que estamos programados para usar los cinco sentidos, y en estos entornos muchas veces la vista se disocia del resto. Puedo estar viendo un paseo por la Antártida en 3D, pero mi nariz huele la sala de prensa y mi oído escucha a los compañeros de al lado.

...a una segunda vida para las Google Glass

Con las gafas inteligentes es distinto. Sigo viendo el mundo real, lo escucho, lo huelo... y sobre él recibo información útil, discreta, contextual. No me aísla. No parezco Robocop. Y ahí puede estar la clave: frente a los visores que quieren llevarnos a otros mundos, las gafas inteligentes quieren mejorar el que ya tenemos delante. Puede que esta vez, con el empuje de la IA, las gafas no se queden en un experimento fallido como las Glass. Puede que ahora Google tenga algo que realmente queramos llevar en la cara. Nada que ver con aquel diseño marciano: un hierro curvado, dos patillas de plástico y un prisma que acababa siendo una distracción constante para el ojo.

Meta ya ha demostrado que hay mercado: en febrero de 2025 anunció que había vendido dos millones de sus Ray-Ban inteligentes. Google quiere seguir ese camino. Como en el caso de Meta, las gafas llevarán cámaras en la montura, luz indicadora al grabar y transmitirán el sonido a través de las patillas. Pero con una diferencia: tendrán pantallas incrustadas en los cristales. Servirán para mostrar notificaciones, encuadrar fotos o seguir indicaciones de Google Maps. El prototipo que probé solo tenía una pantalla activa, pero las versiones comerciales llevarán dos. XREAL, por ejemplo, ya ha adelantado que su modelo tendrá dos paneles microOLED, una para cada lente. Con una sola se puede leer perfectamente el texto, pero lo cierto es que en algunos momentos puede resultar un tanto molesto.

Pero lo realmente diferencial no es el hardware. Es el software. Concretamente, las capacidades multimodales de Gemini.

placeholder Es un prototipo, pero es un muy buen punto de partida. (M. MC.)
Es un prototipo, pero es un muy buen punto de partida. (M. MC.)

Con las gafas puestas, activé Gemini y le pregunté por el tiempo. Me respondió con precisión y me dijo que podía estar tranquilo y no llevar paraguas conmigo. En la sala había dos cuadros: le pedí información y me los describió con detalle, estilo y título incluidos. Cambié del inglés al español sin previo aviso y le pedí que me los comparase y lo hizo, también en castellano. Confieso que soy un ignorante en arte, así que podría haberme colado una trola, pero sonó convincente.

Luego miré una estantería donde había una planta. Le pregunté cuál era. Me respondió correctamente. Interrumpí su respuesta para saber cómo debía cuidarla, y cambió de tema sin problema. Tras recibir los consejos, le pregunté si consideraba que recibía la luz suficiente. Me dijo que las luces se veían con buen color y que percibía una buena iluminación ambiental, así que podía estar tranquilo.

placeholder Eso no es un brillo, es la pantalla activa. Foto: M. Mc.
Eso no es un brillo, es la pantalla activa. Foto: M. Mc.

A continuación, cogí uno de los libros. Abrí una página al azar y le pedí que me contase lo que había. Lo hizo con una agilidad pasmosa. Por último, le pregunté cuál era el móvil con el que me estaban sacando las fotos. Identificó perfectamente que se trataba de un Pixel 9 Pro. En todo momento, me sorprendió la naturalidad con la que fluía la conversación. No hacía falta comandos específicos ni empezar desde cero: podías saltar entre temas y Gemini respondía con soltura. Eso sí, el prototipo no era capaz de distinguir cuando hablaba con Gemini y cuando hablaba con la gente que me rodeaba. Algo que tiene que ser trabajado de cara a la primera versión comercial.

Gafas con memoria

Era una demo básica y controlada. Era la primera vez que se mostraban en público. En la conferencia principal, enseñaron más: traducción simultánea tanto de texto como de voz, notificaciones, reproducción de música… y memoria visual. En un momento, la usuaria pregunta si recuerda de dónde era el café que estaba tomando. Gemini le dice el nombre de la cafetería, le pregunta si quiere ubicarla en Google Maps y le da indicaciones para volver.

placeholder Detalle del prototipo de gafas con Android Xr.
Detalle del prototipo de gafas con Android Xr.

Lo de la memoria visual ya lo había mostrado Demis Hassabis en el I/O de 2024 cuando presentó el Project Astra, su plan para crear un asistente multimodal y universal. En aquel vídeo lo que se veía era lo que veía una joven en una oficina. Al principio, utilizando la cámara de su móvil, iba preguntando sobre el código fuente que un compañero escribía en una pantalla, a lo que el asistente contestaba con explicaciones detalladas.

Posteriormente se asomaba a una ventana y preguntaba en qué zona de Londres se encontraban, a lo que respondía con precisión. En un instante, le pide que recuerde dónde dejó las gafas y se acordaba perfectamente de que se habían quedado encima de una mesa.

Los avances en diseño y las capacidades multimodales de Gemini me hacen creer que ahora hay espacio para unas Google Glass

Todavía queda para que las gafas definitivas lleguen al mercado y muchas preguntas que contestar, como por ejemplo la batería, la graduación de las lentes con pantalla o hasta dónde se podrán refinar la montura. Pero la compañía parte de un punto muy prometedor, porque ahora parece que está en condiciones de superar dos de las cosas que tumbaron sus gafas hace diez años: el diseño y su utilidad real. Aunque Apple, según las filtraciones, también pretende desarrollar unas gafas de este tipo, el verdadero rival a seguir es Meta, que ya tiene un producto en el mercado, con algunas de las funciones, no todas, listadas anteriormente.

Hay otros en este pulso. Por ejemplo, OpenAI empezó a trabajar con la startup de Jony Ive, antiguo gurú de diseño de Cupertino, para crear dispositivos que funcionasen con ChatGPT. Se habló de altavoces inteligentes, pero ahora unas gafas parecen una opción más que probable. La empresa de Sam Altman, por cierto, comprará la compañía de Ive por 6.400 millones.

Es cierto que Google juega con una ventaja añadida sobre el resto de jugadores: todo su ecosistema de aplicaciones y servicios y toda la información que pueden cruzar para ofrecer el máximo de contexto e información al usuario. Si en tu agenda tienes una cita en dos horas y estás lejos de allí, las gafas podrían automáticamente mostrarte un aviso y la mejor ruta sin que tú hagas nada. Esto también puede facilitar empezar la experiencia en un dispositivo como un móvil o un ordenador y continuarla en las gafas.

Hay quien incluso empieza a pensar que, en caso de que la tecnología cuaje, puedan reemplazar con el paso de los años al teléfono móvil. Eddy Cue, uno de los jefazos de Apple, hace unos días dijo, refiriéndose a estos nuevos formatos, que probablemente en diez años nadie necesite un iPhone. Sea como sea, las gafas inteligentes tienen varias cosas que afrontar antes de su adopción masiva. Una de ellas, las dudas que generan sobre la privacidad. ¿Estamos dispuestos a llevar todos cámaras en la cara de la misma forma que hemos aceptado llevar un móvil en el bolsillo?

Quizá recuerden las fallidas Google Glass. Igual, como es mi caso, tienen algún contacto en LinkedIn que todavía las lleva puestas en su foto de perfil. Eso, que hoy huele a naftalina, fue una moda tremenda a mediados de la pasada década. Posar con ellas era lo más, y hasta gente como Mariano Rajoy o Esperanza Aguirre no dudaron en hacerlo en público. Pero su éxito se marchitó pronto: llegaron al mercado en 2014 y fueron retiradas en 2015.

¿Me lo compro?
El redactor recomienda