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"Un búnker digital": así es la tecnología que blindará al cónclave para elegir al nuevo papa
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Un proceso más secreto que nunca

"Un búnker digital": así es la tecnología que blindará al cónclave para elegir al nuevo papa

Desde 2005, el uso de teléfonos por parte de los cardenales está prohibido. Sin embargo, dos décadas después, las medidas de seguridad y privacidad se intensificarán

Foto: Los preparativos para la elección de un nuevo papa siguen avanzando (EFE/Michael Kappeler)
Los preparativos para la elección de un nuevo papa siguen avanzando (EFE/Michael Kappeler)

Inhibidores de señal, vigilancia con inteligencia artificial y control satelital blindan como nunca el cónclave en el que se elegirá al nuevo papa tras la muerte de Francisco I. La Iglesia activa su protocolo de mayor hermetismo con la ayuda de las herramientas tecnológicas más avanzadas del siglo XXI.

El Vaticano ha desplegado un sistema sin precedentes para preservar el carácter secreto del proceso, en el que más de un centenar de cardenales decidirán el nombre del próximo líder espiritual de la Iglesia católica. La elección tendrá lugar aproximadamente 20 días después del fallecimiento del pontífice y está regulada por una normativa que impone penas de excomunión y prisión en caso de filtración.

Las zonas donde residen y deliberan los cardenales están completamente aisladas del mundo exterior mediante inhibidores de señal. Esta tecnología interfiere en las comunicaciones por radiofrecuencia e impide que cualquier dispositivo pueda conectarse o emitir información. El entorno se transforma así en un "búnker digital", como lo definen en Wired.

Además del aislamiento electrónico, las autoridades vaticanas inspeccionan durante varios días las instalaciones en busca de micrófonos, cámaras ocultas o dispositivos espía. Cada asistente autorizado es sometido a registros dobles y se controla el acceso incluso del personal administrativo. La posibilidad de que se introduzca tecnología no autorizada se considera remota, pero no se deja nada al azar.

Protección visual frente a satélites

La vigilancia exterior también se ha reforzado. Todas las ventanas han sido cubiertas con películas opacas para evitar que los satélites o drones capturen imágenes del interior. Las cámaras modernas pueden obtener rostros desde el espacio y, en combinación con inteligencia artificial, llegar a interpretar el movimiento de los labios. Por eso, ni siquiera se permite a los cardenales asomarse al exterior durante su estancia en el cónclave.

Foto: Llegada del féretro del Papa Francisco I a la Basílica de San Pedro (Stefano Spaziani / Europa Press)

En el interior de la ciudad-Estado, de tan solo 0,44 kilómetros cuadrados, más de 650 cámaras están conectadas a un centro de control subterráneo desde el que se supervisa cada movimiento. El Cuerpo de Gendarmería y la Guardia Suiza Pontificia se encargan de la vigilancia. Aunque esta última mantiene sus trajes tradicionales, sus miembros cuentan con formación militar avanzada y están equipados con armas de gran calibre.

Las medidas de seguridad se extienden también al plano digital e informativo. En plena era de la desinformación y la sobreexposición en redes sociales, el Vaticano no solo pretende evitar filtraciones de contenido visual o sonoro, sino también proteger la integridad del mensaje que transmitirá el nuevo pontífice tras su elección.

Inhibidores de señal, vigilancia con inteligencia artificial y control satelital blindan como nunca el cónclave en el que se elegirá al nuevo papa tras la muerte de Francisco I. La Iglesia activa su protocolo de mayor hermetismo con la ayuda de las herramientas tecnológicas más avanzadas del siglo XXI.

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