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Una señal de radio rusa lleva 50 años emitiendo sonidos indescifrables. Y nadie sabe por qué
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LA REALIDAD DETRÁS DE 'THE BUZZER'

Una señal de radio rusa lleva 50 años emitiendo sonidos indescifrables. Y nadie sabe por qué

La emisora de onda corta UVB-76 ha desconcertado a ingenieros, científicos, especialistas radiofónicos y 'hackers' de todo el mundo desde la década de los 70. Nadie ha confirmado su propósito ni reivindicado su autoría

Foto: El radiotelescopio Galenki RT-70 en Ussuriysk, Rusia. (Wikimedia Commons)
El radiotelescopio Galenki RT-70 en Ussuriysk, Rusia. (Wikimedia Commons)

Imagina que estás solo, en casa, pasada la medianoche. Decides sintonizar una vieja radio. Recorres el dial al azar, entre chasquidos eléctricos, interferencias y voces deformadas. Y entonces, lo escuchas: un zumbido constante, monótono, hipnótico. De repente, una voz metálica irrumpe en ruso, pronunciando números y palabras aparentemente aleatorias: "180 08 BROMAL 74 27 99 14". Luego, el zumbido regresa. Ese sonido—ese algo—se ha retransmitido ininterrumpidamente desde algún punto de Rusia durante más de cuatro décadas. Lo llaman UVB-76 o The Buzzer ("el zumbador", en español). Y sigue activo, aunque nadie sabe realmente por qué o quién está detrás.

Esta emisora de Onda Corta que opera en la frecuencia 4625 kHz lleva desconcertando desde la década de los 70 a ingenieros, científicos, especialistas radiofónicos y hackers de todo el mundo, porque nadie ha confirmado oficialmente su propósito ni ha reivindicado su autoría desde entonces. Todo tiene cierto olor a Guerra Fría y espionaje soviético, como si alguien del pasado hubiese dejado un mensaje cifrado en el aire… con la esperanza de que alguien supiera cómo leerlo. Y eso, claro, ha alimentado decenas de teorías de la conspiración, como que se trata de un sistema de emergencia nuclear, una señal extraterrestre, o un canal de espionaje. Nada de eso es cierto.

Esta señal ha vivido varias modificaciones con el paso de los años. En los 80, la señal consistía solo en un pitido. En 1992, el sonido cambió a un zumbido más pesado, que le dio su apodo. De tanto en tanto, una voz (a veces masculina y otras femenina) irrumpe con una lista de palabras o números: "Boris, Roman, Olga, Mikhail, Anna, Larisa… 7 4 2 7 9 9 1 4". Este formato críptico recuerda a las estaciones de números utilizadas desde la Primera Guerra Mundial para enviar mensajes cifrados o en Morse a espías y personal militar. La diferencia es que UVB-76 no sigue las mismas reglas. Su estructura es más errática. No hay una regularidad clara en los mensajes. Algunos se repiten con meses o incluso años de diferencia. Otros aparecen de la nada y no vuelven a escucharse jamás. Su actividad se intensifica o decae de forma impredecible. No hay patrones.

placeholder Un espectrograma de UVB-76. (Wikimedia Commons)
Un espectrograma de UVB-76. (Wikimedia Commons)

Los expertos que llevan estudiando el registro de emisiones de UVB-76 durante mucho tiempo coinciden en que la emisora tiene origen militar. De hecho, se cree que el canal pertenece al Distrito Militar Occidental de Rusia. "La evidencia por todos los registros guardados desde los años 70 indican que lo más probable es que se trata de una estación militar. No son mensajes cifrados, sino lo que llamamos un channel marker: una señal de canal ocupado, común en redes militares, usada para mantener la frecuencia activa y disponible. Probablemente, también para comprobar la correcta recepción", explica a El Confidencial David Marugán, especialista en seguridad y radiocomunicaciones.

Marugán, que ha analizado en detalle esta señal y publicado sobre ello, afirma que es "muy probablemente que pertenezca al Ejército" y se mantenga activa como parte de una estrategia de comunicaciones en tiempos de guerra. Que también podría servir como canal de emergencia en caso de que caigan otras formas de comunicación. Según el especialista, "Rusia mantiene otras estaciones similares" con el mismo objetivo. "Es importante tener una red operativa en caso de destrucción de las infraestructuras informáticas actuales. La gente se cree que la radio se ha abandonado, que ya va todo por satélites o internet, etc. Pero en un caso de desastre, lo único que no va a quedar atrapado es la radio. Las comunicaciones en Onda Corta siguen siendo fundamentales para ciertas comunicaciones militares", señala.

Foto: El cable de fibra óptica de alta capacidad se desenrolla a medida que el dron vuela. (HIGHCAT)

Durante años, se han vertido todo tipo de bulos sobre su origen misterioso, como que está vinculada al sistema de represalia automática ruso conocido como la "Mano Muerta", diseñado para lanzar un ataque nuclear si Moscú es aniquilada. Esta teoría sugiere que lo que realmente debe preocuparnos es cuándo se detiene la señal. Que el zumbido monótono actúa como una especie de alarma de "todo está bien" y si cesa, se activaría una respuesta nuclear automática. Es totalmente falso, claro. En 2010, por ejemplo, The Buzzer dejó de emitir por completo durante 24 horas. Al día siguiente volvió, como si nada. Días después, se oyeron ruidos de fondo, como pasos y voces. Luego, fragmentos de El lago de los cisnes, de Tchaikovsky.

También se desconoce por qué la señal ha cambiado de ubicación en varias ocasiones. Originalmente, se emitía desde una base cerca de Moscú, en Povarovo, pero luego la señal empezó a provenir de otros puntos, como San Petersburgo. Varios exploradores se colaron en las instalaciones de Povarovo y las encontraron completamente abandonadas, como si todo el personal hubiese salido corriendo. Lo único que supuestamente quedaba era un perro encadenado y un libro de transmisiones cubierto de polvo.

placeholder la Armada rusa familiarizándose con algunos de los sistemas de comunicaciones que utilizan rutinariamente los barcos, submarinos y bases para comando y control.
la Armada rusa familiarizándose con algunos de los sistemas de comunicaciones que utilizan rutinariamente los barcos, submarinos y bases para comando y control.

Pero lo cierto es que la emisora sigue viva. No ha dejado de retransmitir. De hecho, en febrero de este 2025 fue especialmente activa: 46 emisiones en un solo mes, con un récord de 25 mensajes en un solo día. Las palabras mencionadas, igual de incongruentes: "engrosamiento", "niño", "descendencia", "comisario". Ese mismo día, curiosamente, Putin y Trump tuvieron una llamada telefónica. ¿Casualidad? Seguramente.

"Los nombres rusos que se escuchan en los mensajes de voz, no son nombres de agentes secretos, ni códigos, ni tampoco alertas nucleares. Si fuera así, hubiéramos tenido decena de ataques apocalípticos en los últimos años. Sus "misterios" suelen deberse a errores técnicos, interferencias, troleos, desconocimiento o incluso pura desinformación. Se trata solo de una convención fonética militar. De hecho, alguna de las palabras clave usadas en estos mensajes recientes, ya se han repetido hace tiempo. Se usa el alfabeto fonético ruso, como cuando la OTAN usa "Charlie, Delta, Bravo". Por ejemplo, para NZhTI sería: Nikolai Zhenya Tatiana Ivan. El formato típico de un mensaje incluye: un indicativo (ej. NZhTI, actual desde 2021), un número de control (5 dígitos), una palabra clave y dos grupos numéricos. Ejemplo: "NZhTI 22370 INOHOD 0671 2958'", explica Marugán.

Una comunidad detrás del 'eterno' zumbido

Toda una comunidad de geeks de la radiofonía han seguido esta señal desde 1980. Antes de la caída del comunismo, muchos creían estar en peligro por creer haber descubierto algo ultrasecreto mientras sintonizaban otras frecuencias, casi con el temor imaginario de que fueran a ser rastreados por agentes de la KGB o ingenieros de radio de la CIA, el MI6 o el Mossad. Les fascinaba no saber qué era aquel pitido incesante. Compartían sus hallazgos con otros miembros de asociaciones de radio de Onda Corta o suscriptores de publicaciones especializadas, como los boletines de Monitoring Times o revistas como Popular Communications.

La obsesión por UVB-76 ha crecido con internet. Ahora esas comunidades se reúnen en foros especializados, canales de Telegram y servidores de Discord. Su comunidad sigue repleta de nerds y techies. E incluso hoy, escuchar la UVB-76 es como escuchar un mundo que no ha existido durante décadas. Puedes oír una muestra aquí. Parte de ello se lo debemos a un ingeniero informático de 37 años de Tallin, Estonia. Andrus Aaslaid, quien trabajó como ingeniero en Skype o con el gobierno estonio, llevó a UVB-76 al mundo digital. Cargado con 70 metros de cable revestido de cobre para montar una antena, en plena noche la tendió entre el tejado de su oficina y el de su edificio de apartamentos de al lado. Luego conectó su escáner de onda corta a su ordenador y empezó a transmitir audio con la ayuda del software MixStream. Durante los seis meses siguientes, 200.000 oyentes se conectaron para escuchar el zumbido de UVB-76.

placeholder El equipo de radio militar soviético Shoroh R-326. (Dennis Kalinichenko)
El equipo de radio militar soviético Shoroh R-326. (Dennis Kalinichenko)

Para la mayoría de los que lo escuchan no se trata solo del asunto bélico. Es algo más abstracto y casi espiritual. Una conexión con otra época, con un mundo analógico que ha conseguido perdurar. "Imaginen a alguien con un código Morse o una grabadora de cintas en el desierto de Namibia, conectando un transmisor de onda corta con un generador diésel y enviando música o mensajes a la ionosfera. En plena noche, no hay nada más espiritual que eso", decía Aaslaid.

Incluso artistas y músicos afirman haber sido inspirados por este fenómeno. X-Ray Press, una banda de rock de Seattle, lanzó un álbum llamado UVB-76, que incluye el zumbido. Sherri Miller y Mario Fanone, dos músicos de Buffalo, Nueva York, bautizaron su banda UVB-76 y comienzan cada concierto con una muestra de la señal. Como sea, el sonido ha sobrevivido a todo tipo de acontecimientos históricos: la caída del muro de Berlín, la desaparición de la URSS, la llegada de internet, la invasión de Ucrania e incontables trolleos de piratas informáticos (como el día en el que alguien interceptó la señal para emitir Never Gonna Give You Up, de Rick Astley). Y todavía sigue ahí… como si el tiempo no le afectara.

Imagina que estás solo, en casa, pasada la medianoche. Decides sintonizar una vieja radio. Recorres el dial al azar, entre chasquidos eléctricos, interferencias y voces deformadas. Y entonces, lo escuchas: un zumbido constante, monótono, hipnótico. De repente, una voz metálica irrumpe en ruso, pronunciando números y palabras aparentemente aleatorias: "180 08 BROMAL 74 27 99 14". Luego, el zumbido regresa. Ese sonido—ese algo—se ha retransmitido ininterrumpidamente desde algún punto de Rusia durante más de cuatro décadas. Lo llaman UVB-76 o The Buzzer ("el zumbador", en español). Y sigue activo, aunque nadie sabe realmente por qué o quién está detrás.

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